lunes, 7 de enero de 2019

Rencor

 “… Es un callejón sin salida en el cual uno se puede mover, pero repasando siempre el mismo dolor sin encontrar una salida” (Kancyper 1992, 2001).
 “El rencoroso no puede perdonar ni perdonarse” (Kancyper ,1992, 2001).


El resentimiento o rencor es una desazón, desabrimiento o queja que queda de un dicho o acción ofensiva que puede perdurar largo tiempo y reaparecer cuando se recuerda dicha ofensa.
Tiene relación con el deseo de venganza, que sí quiere herir, lograr el gusto de la satisfacción, desagravio o quizá despertar pruebas de mayor afecto. Es tanto enojo como tristeza y aún amor disimulado.
El resentimiento enquistado y agravado acaba produciendo rencor.

La palabra rencor proviene del latín rancor que quiere decir "queja", "querella" o "demanda" y de la misma raíz latina deriva rancidus (rencoroso), y de ella las palabras “rancio” y “rengo”. Rencor es sinónimo de resentimiento que se define como "el amargo y enraizado recuerdo de una injuria particular", cuyo desagravio se desea, re- sentir, sentir de nuevo pero no como el recuerdo de un agravio, sino como la repetición de una vivencia de dolor.


“El rencor es la sensación de querer tener a la fuerza, aquello que no se dio por causas reales, es el resultante de humillaciones que fraguan un “ajuste de cuentas”. A partir del rencor surgen las ideas de venganza, mediante una acción reiterada, torturante y compulsivamente repetitiva en la fantasía o pasaje al acto, cuya finalidad es un intento de anular los agravios y a la vez, capitalizar la situación para alimentar una posición característica del rencoroso: “la condición de víctima privilegiada” (Kancyper 1992).

El rencoroso adquiere derechos de desquite a través de conductas sádicas, motivado por la revancha contra quienes han perturbado la ilusión de perfección infantil, desplaza en aquel objeto que le hirió, todos aquellos reclamos que guarda a sus objetos primarios quienes le infringieron aquella primera herida narcisista (Kancyper, 2001).

La venganza surge en un segundo tiempo, como intento o añoranza de recuperar aquel paraíso perdido. “El rencor surge como consecuencia de la imposibilidad del sujeto de asumir el desmoronamiento de la imaginaria unidad espacial y temporal sin fracturas” (Kancyper, 1992). “El rencoroso no puede perdonar ni perdonarse” (Kancyper ,1992, 2001). En el fondo el rencoroso se vive con culpas irreparables; en la venganza taleónica o fantasía de ésta intenta anular los agravios, y recuperar la perfección del estado narcisista perdido. El resentimiento se asemeja a un duelo no resuelto, ya que para poder elaborarlo es necesario dos condiciones: la desvalorización del objeto y el desahogo de la furia (Freud, 1917). En el rencor el objeto que lastimó es sobrevalorado, a través de la desmentida y de la idealización el sujeto le atribuye aquellas cualidades de perfección que en su mundo interno siente que perdió; Además la furia no se vacía del todo ya que en el fondo está amarrada a un tiempo previo.


Encontramos en el rencor una lógica perversa; en la esperanza constante (compulsión a la repetición) de dañar al otro, es el sujeto quien se auto lastima constantemente. (Shabad, 2000). El rencoroso sostiene que el objeto aunque malo en muchos aspectos, retiene para sí lo bueno: aquello que injustificadamente le fue privado y que a través del castigo, siente que recuperará.

Por lo general frente a un agravio el sujeto responde con la “memoria del dolor” que se refiere a esa memoria continua que va de la mano a la resignación, es decir que admite el pasado como experiencia, opera el “no olvidar” como estructurante y se organiza mediante la pulsión de vida, la cual protege y previene de repetir lo malo, dando pie a nuevas construcciones. En el rencoroso este tipo de memoria no opera, éste utiliza lo que Kancyper (1992, 2001) llama “memoria del rencor” la cual reinstala, mediante la pulsión de muerte, la compulsión repetitiva y hasta insaciable del poder vengativo, el rumiar del rencoroso se fermenta en el retorno de lo reprimido, el dolor del allá y del entonces ha encontrado ahora, otro objeto sustituto, que mantiene congelado en el tiempo su reclamo.
El rencoroso no puede olvidar. “Está abrumado por la memoria de un pasado que no puede separar ni mantener a distancia del consciente”. “El olvido está de parte de la vida” (Friszman, 1995), es en lo imperdonable con el objeto de un resentimiento incesante mudo, donde trabaja en silencio Tánatos.

La relación objetal que sustenta al rencor presenta una configuración en la que:
1- Se inmoviliza al objeto, perpetuando así su presencia, 2- Se asegura de maltratar al objeto descargando en él la pulsión agresiva y reclamando los agravios y daños inmerecidos y finalmente 3- Esta configuración asegura preservar al objeto que, paradójicamente lo maltrató y es maltratado (o se fantasea con ello) pero del cual se depende.


El rencor es una emoción que todos somos susceptibles de sentir. Al recibir un agravio, una ofensa, un insulto, o ser objetos de un desprecio o una calumnia la reacción más natural es la de la ira y la rabia, y asociado a éstas un deseo de reparación o venganza. Como hemos visto, unas personas, por su personalidad o sus experiencias tempranas son más propensas a fijarse a estas emociones y se llega al resentimiento, y otras son capaces con el tiempo de olvidar y no fijarse a la ofensa y a la necesidad de que se realice un "ajuste de cuentas", ya sea simbólico o material. Hemos visto que "el olvido está de parte de la vida", de la capacidad de seguir adelante y no fijarse de forma obsesiva y autodestructiva en la "querella" (rancor) que está por solucionar.
A veces es relamente tan grave la ofensa o el daño que es lógico tener dificultades para olvidar y retirar esa "querella" o "demanda" pendiente, y no hay manera de llegar al perdón de la misma ni al olvido, porque sentimos que no sería justo. Pueden ocurrir dos cosas: que haya una reparación: que quien nos ha dañado pida perdón o repare el daño sufrido, y por tanto la vía al perdón sea más fácil de practicar, o que esto nunca ocurra, tal vez porque la otra persona no sea consciente del daño causado o porque no quiera reconocerlo.
Si alguien es incapaz de apearse del resentimiento una vez obtenida la reparación, nos encontramos ante un caso de alguien que está "abrumado por la memoria de un pasado que no puede separar ni mantener a distancia del consciente”, generando un daño a sí mismo y al discurrir de su vida psíquica y relacional. Si no conseguirmos el perdón de estas personas en un primer tiempo, será ocioso esperar e insistir, pues su configuración mental está hecha para arrastrase en el lodo del rencor y el odio, de la amargura ay la victimización, y nada podremos hacer por cambiarlo.
En el caso de ser una misma la ofendida y de sentirse atascada en el resentimiento, la reparación puede no llegar nunca, tal vez porque el conflicto de origen haya generado rencor en todos los afectados y no se reconozca la culpa en el daño que el otro ha sentido. A mí me ha pasado el verme atrapada en un rencor de años, de estar a la espera de que me pidan perdón y estar dispuesta a concederlo, pero nunca la otra persona, narcisista y egocéntrica, ha identificado mi sufimiento ni su injuria. Así pues mi salida era la del resentimiento eterno y vivir con esa carga, o dejarlo pasar. Dejarlo pasar no es olvidar. Sé que hay una persona dañina y perversa en  mi entorno y aunque ya no esté a la espera de mi venganza o reparación, sé que debo guardar las distancias de su proceder maligno.

Generalmente, todos vivimos fieles a nuestros  patrones de conducta y valores, pero estos no siempre coinciden con los de los demás. No cometamos el error de intentar que los demás piensen y sientan como quisiéramos. Nunca la otra persona podrá ser como necesitamos que sea,  y  por tanto nos defraudarán numerosas veces y también nosotros somos capaces aun sin quererlo de defraudar.





Fuentes:

http://spm.mx/home/rencor-un-enfoque-psicoanalitico/
wikipedia
La mente es maravillosa
Este es precisamente uno de los matices muy importantes para comprender el significado de lo que implica ser rencoroso: tener dificultades para perdonar lo ocurrido y pasar página. De este modo, a través del rencor, la persona se queda estancada en lo que ha pasado y recordando constantemente el motivo de la ofensa. Como consecuencia de esta actitud, una persona rencorosa puede tender a decisiones drásticas en las relaciones personales.

Por ejemplo, romper por completo el contacto con un amigo con el que se ha disgustado. Las personas rencorosas tienen dificultades para dar segundas oportunidades cuando se ha producido una fisura en una amistad. O incluso aunque continúen adelante con la misma, es posible que vuelvan a recordar lo que ha pasado una y mil veces.

I Definicion ABC https://www.definicionabc.com/social/rencor.php