miércoles, 25 de septiembre de 2019

Ciudades escenario

Forastero:
¿Esto hay en el Arenal?.
¡Oh, gran máquina Sevilla!
Alvarado:
¿Esto sólo os maravilla?
Forastero:
¡Es a Babilonia igual!
Alvarado:

Pues aguardad una flota
y veréis toda esta arena
de carros de plata llena,
que imaginarlo alborota.

Lope de Vega

Se rehabilitan edificios para ser usados como pisos turísticos


El término gentrificación (proveniente del inglés gentry, «baja nobleza») se refiere al proceso de transformación de un espacio urbano deteriorado o en declive a partir de la preconstrucción o rehabilitación edificatoria con mayores alturas que las existentes que provoca un aumento de los alquileres o del coste habitacional en estos espacios. Esto induce a que los residentes tradicionales abandonen el barrio y se afinquen en espacios más periféricos, lo que produce que este «nuevo» espacio termine por ser ocupado por clases sociales con mayor capacidad económica que les permita afrontar estos nuevos costes. Este proceso tiene especial relevancia en los últimos años en ciudades con importante potencial turístico y relevancia económica, como Sevilla.
También se utiliza este término para los usos comerciales o de servicios. Por ejemplo, la construcción de centros comerciales o tiendas pertenecientes a grandes cadenas, relegando a los pequeños negocios. La gentrificación no se centra únicamente en los aspectos físicos, sino que involucra una serie de cambios en la conformación de la población y se caracteriza por el desplazamiento de un estrato social por un estrato superior.


El negocio tradicional sustituido por tiendas de souvenirs

Es por tanto una dinámica del capitalismo que entra perfectamente en la lógica del libre mercado. La gentrificación es un fenómeno complejo y que puede revestir diferentes formas, pero es delimitable y único en la medida en que es producido por dinámicas estructurales del capitalismo post-fordista y juega un papel fundamental en la reestructuración del espacio urbano consecuencia de la reestructuración productiva y social del capitalismo actual.

Estos barrios son el resultado de un proceso de gentrificación que los recuperó de una imagen degradada de "jeringuillas" de los ochenta y que ahora va camino de un proceso de invasión del turismo de masas que les empuja a gentrificar otros barrios cercanos. El modelo que se da en estos barrios no es la economía colaborativa del alquiler de una vivienda mientras el propietario está de vacaciones o compartir una habitación por un módico precio. El modelo que amenaza el barrio lo ven tan voraz que lo definen como "especulativo": edificios completos y viviendas que acaban convertidas en hoteles. Los asistentes exponen experiencias cercanas sobre los envíos de burofax notificando subidas del alquiler que se disparan que obligan a salidas forzosa del inquilino. 


Espacios verdes como la Alameda se convierten en explanadas de cemento.


El barrio en el que crecí, precisamente, ha sufrido un cambio abismal. Pasó de ser una zona degradada y casi marginal en los años 80 a sufrir un proceso de "limpieza de cara" con motivo de la expo del 92 y a partir de ahí ha perdido paulatinamente toda su identidad. Hay pequeñas calles en las que apenas viven sevillanos, porque todo está copado por las viviendas turísticas, y los negocios tradicionales han desaparecido casi totalemente para dar paso a tiendas de souvenirs, negocios de bicicletas y segways, bares para guiris y cadenas de supermercados que abren de lunes a domingo para surtir los pisos de turistas.


Negocios emblemáticos desaparecen, calle Sierpes.

Ese barrio, como tantos otros, ha dejado de ser un sitio para los vecinos, que han sido desplazados por las viviendas turísticas y el elevado precio de los alquileres y no es más que un escenario para turistas. La ciudad ya casi no tiene ciudadanos, tiene hordas de turistas que llegan en caravanas de autocares y cruceros y que inundan los tablaos flamencos postizos y las tiendas de recuerdos. No hay comercios tradicionales para surtir las necesidades de una población que vive, sino un negocio en torno al turismo masificado que lo devora todo de manera insaciable. Ya no quedan pequeños bares, mercerías, ultramarinos, ferreterías o droguerías regentados por familias, sino negocios franquiciados y sin alma.

Se terminó el barrio, del que han sido desterrados los vecinos, sino que impera el escenario monumental que surte a la horda sedienta de turistas.

Proliferan hoteles por todas partes


wikipedia

miércoles, 18 de septiembre de 2019

¿Somos todas drags?

"Drag queen", "drag-queen" o "transformista" es un término que describe a una persona que se disfraza y actúa a la usanza del estereotipo de una mujer de rasgos exagerados, con una intención primordialmente histriónica que se burla de las nociones tradicionales de la identidad de género y los roles de género.​

Trixie Mattel, drag conocida por su exagerado maquillaje

Es una forma de personificación femenina y transformismo en el que una persona altera su apariencia y los patrones de su personalidad para ajustarlos al comportamiento y apariencia de una mujer de caricatura, frecuentemente exagerando las cualidades estéticas asociadas popularmente a la feminidad mediante la utilización de vestuario flamboyant, peinados exuberantes y maquillaje, originado de una intención primordialmente cómica o satírica.
El origen etimológico de drag queen es debatido, una teoría surge en la época del burlesque victoriano durante la segunda mitad del siglo XIX en el reinado de la reina Victoria en Reino Unido. Durante el siglo XIX aparece la palabra drag (traducido del idioma inglés como "arrastrar"), que hacía referencia a las faldas y vestidos largos portados por algunos actores masculinos en los espectáculos de burlesque.​  Otra hipótesis popularmente aceptada es que la palabra drag se origina de un retroacrónimo Dressed As a Girl (vestido como chica), e incluso del retroacrónimo similar Dressed Resembling A Girl (vestido pareciéndose a una chica). Estos términos son solo hipótesis.​


Como mucha gente, me he enganchado al programa "Rupaul´s Drag Race". Tiene algo hipnótico y fascinante que al principio genera extrañas reticencias y después envuelve. Por si alguien no sabe lo que es, se trata de un concurso de TV que consiste en elegir a la "nueva superestrella drag de América", con personajes entrañables, divertidos y emotivos e hilarantes pruebas de actuación, canto y baile. Por supuesto el vestuario y el maquillaje exagerados son parte esencial del programa.
Se trata de vestirse de drag, no de mujer. Pero para ello se utilizan elementos propios del vestuario femenino como maquillaje, pelucas, uñas postizas, vestidos, etc... Normalmente la drag queen es un hombre homosexual que considera el drag como un arte que le sirve para expresarse y hacer actuaciones, pero per se la vestimenta es parte del mismo.

Rupaul, la leyenda drag. En qué se diferencia de una invitada a una boda pija?

Yo como mujer me pregunto, ¿hasta qué punto el drag es transgresor?
Porque es algo que practican hombres haciendo una burla y exageración de lo femenino. Apenas existen mujeres que hagan la operación inversa, lo que sería "drag king".

Cuando me arreglo para ir a una boda y voy a la peluquería para que me peinen y me maquillen de una forma en que jamás lo hago en mi vida diaria, me pongo un vestido y unos zapatos incómodos y exagerados y un tocado en la cabeza que si me lo pusiera para coger el autobús me tomarían por loca, ¿no estoy haciendo una especie de drag a la inversa? Es  decir, me estoy ajustando a las normas de vestimenta de género que se asignan a mi sexo pero por convencionalismo social, no por gusto ni arte.
Entonces, ¿qué hay de transgresor en que un hombre se vista como quiera y mientras tanto las mujeres tengamos que seguir un rol que muchas veces ya no encaja con nosotras ni la vida que llevamos? No sé,  tal vez es que hasta para eso nosotras seguimos sin estar liberadas de los estrictos roles de género que nuestra sociedad se encarga de perpetuar.

Mujeres normales de drag inverso


jueves, 12 de septiembre de 2019

Las relaciones líquidas del whatsapp

“Internet permite la creación en red, más allá de una suma de individualidades”.
-Manuel Castells-
¿Qué nos pasa con los móviles y el whatapp?
Cada vez hablamos menos, la palabra hablada escasea y se racanea, nos mandamos breves y monosilábicos mensajes para comunicar lo esencial o lo futil, pero no nos llamamos para hablar.
¿Dónde queda la comunicación? ¿Dónde la conversación? Por qué nos estamos deshumanizando tanto?
Parece que nunca tenemos tiempo para los demás, para estar con ellos, para tener una charla entre amigos y contar cómo va la vida. No quedamos a tomar café porque ya tenemos contacto diario mediante mensajes y eso nos da la falsa impresión de que estamos cuidando las relaciones.
Mandamos un ¿qué tal todo? y ya sentimos que hemos cumplido, pero la realidad es que nunca por escrito y con tan escaso tiempo de reacción además de la falta de atención que ponemos en lo que leemos y escribimos mientras estamos pendientes de otras cosas y de otras conversaciones, vamos a contestar con sinceridad. Un ¿qué tal? aislado no invita a sincerarse, a contar, a echar ese ratito de conversación tan necesario para los humanos.
A todos nos gusta que nos pregunten si estamos bien, cómo nos va la vida, en fin, tener contacto directo con otros humanos.



Esto es propio de la sociedad de la información y el consumo en que nos encontramos. Las personas dan más valor a la experiencia presenteal consumo puntual y poco responsable y a la satisfacción inmediata de las necesidades corporales e intelectuales. 
El amor líquido, pues, hace referencia a la fragilidad de los vínculos sentimentales, alude a la necesidad de no establecer raíces emocionales profundas con las personas con que nos cruzamos en la vida, a fin de permanecer desvinculados emocionalmente y así poder encajar en un entorno en constante mutación.
La aparición de las  redes sociales y las nuevas tecnologías ha tenido un papel a la hora de consolidar esta tendencia. Vivimos en un mundo en constante cambio, donde lo virtual y lo real se confunden con pasmosa facilidad.  La sociedad nos empuja a ello, a tener cada vez vínculos más débiles y flexibles, a echar pocas raíces allá donde vayamos. Así nos educan, así somos. Esto promueve la sensación de que no solo los objetos sino también las personas son consumibles.


El amor líquido puede ser divertido pero también es efímero, cosa que nos puede dejar  una sensación de vacío existencial. Las personas consumistas siempre están deseosas de comprar más cosas, pero eso no las hace felices porque lo material siempre acaba desvaneciéndose. 
El propio Bauman nos explica que muchas relaciones de hoy en día son «conexiones» más que «relaciones». Ya no estamos hablando únicamente de la primacía de las nuevas tecnologías y las redes sociales, ésas que nos unen con múltiples personas en el momento en que nosotros elijamos.
El individualismo busca sólo satisfacer necesidades puntuales con un principio y un fin, de ahí la idea de amor líquido, emociones que no se pueden retener y que se escapan fugazmente de las manos hasta desaparecer. vivimos en un mundo dinámico donde lo real en ocasiones se conjuga con lo virtual, una modernidad líquida donde muchas cosas parecen escaparse de nuestras manos. Establecemos relaciones inestables porque nuestra sociedad parece ensalzar a su vez unas relaciones humanas más flexibles
Bauman nos dice que para ser felices, debemos tener en cuenta dos valores imprescindibles: libertad y seguridad. La seguridad sin libertad es esclavitud, pero la libertad sin seguridad es un caos total. Todos necesitamos de ambas dimensiones para encontrar el equilibrio en nuestras vidas.

https://lamenteesmaravillosa.com/el-amor-liquido-o-la-fragilidad-de-los-vinculos/
https://psicologiaymente.com/pareja/amor-liquido