viernes, 19 de enero de 2018

0 pringarse o ser cómplice.

"Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay". José Saramago

"La humanidad lleva su marcha, que es la resultante de todas las fuerzas que actúan y que han actuado sobre ella. Modificar su trayectoria es una locura. No hay hombre, por grande que sea, que pueda hacerlo. Ahora sí, hay un medio de influir en la humanidad, y es influir en uno mismo, modificarse a sí mismo, crearse de nuevo. Para eso no se necesitan bombas, ni dinamita, ni pólvoras, ni decretos, ni nada. ¿Quieres destruirlo todo? Destrúyelo dentro de ti mismo. La sociedad no existe, el orden no existe, la autoridad no existe. Obedeces la ley al pie de la letra y te burlas de ella. ¿Quieres más nihilismo? El derecho de uno llega hasta donde llega la fuerza de su brazo. Después de esta poda, vives entre los hombres sin meterte con nadie". Pio baroja

"El cariño paternal, el contacto físico, la ternura amorosa hacia todos los seres vivos, la responsabilidad social y la atención especial a los menos privilegiados, todos estos conceptos son tan simples de entender. Entonces, ¿por qué su práctica parece costarnos tanto?" Dalai Lama

"Sólo se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al esfuerzo. Si todos prefieren gozar el fruto, la civilización se hunde". José Ortega y Gasset,



"Ser libre no es meramente soltarse las cadenas, sino vivir de una manera en la que se respete y se amplíe la libertad de los otros". Nelson Mandela
"Nuestra generación no se habrá lamentado tanto de los crímenes de los perversos, como del estremecedor silencio de los bondadosos". Martin Luther King


Todos somos más o  menos conscientes de que este mundo está lleno de injusticias que nos afectan directa o indirectamente. Lo que debemos preguntarnos, como decía Martin Luther King en el seno de la lucha por los derechos civiles de los afroamericanos que le costó la vida, es "¿qué estás haciendo haciendo tú por los demás?".
Porque la posición que tomas frente a todas estas injusticias y opresiones es la que te sitúa como cómplice, como opresor o como alguien que intenta hacer algo por cambiar las cosas. Lo dijo Desmond Tutu, premio Nobel de la Paz y activista por los Derechos Humanos: "si eres neutral en una situación de injusticia, has elegido el lado del opresor". Lo eres porque mantenerte pasivo antes situaciones de flagrante violencia estructural, aunque no te afecten directamente, es consertir y aceptar tácitamente. Hay que luchar contra las situaciones de opresión hacia los débiles, o al menos alzar la voz en contra de esas situaciones.
Lo cómodo es encogerse de hombros y decir "es que yo  no puedo hacer nada", "es que yo no puedo cambiar el mundo". También dijo el premio Nobel de la paz que "hay que hacer pequeños actos de bondad donde estés. Son todos esos pequeños actos los que, sumados, arrollan al mundo". Teniendo en cuenta que lo que parece pequeño para tí puede ser muy grande para otro, y que uniendo las fuerzas de muchos se pueden conseguir cambios imparables ( movimientos revolucionarios, plataformas de afectados, asociaciones de ayuda, ONGs , sindicatos, hasta partidos políticos).

Muchas veces esperamos que vengan otros a solucionar los problemas, y esperamos pasivos la actuación de las fuerzas del  orden, de las autoridades, de la administración o de las personas voluntarias que acuden siempre en determinadas situaciones y nos arreglan la papeleta.
Escuchamos que el vecino de al lado le pega palizas a su pareja y no levantamos ni el teléfono para llamar al 016, o vemos a un anciano desatendido y nos da igual, sabemos que hay refugiados en las fronteras de países en nuestra UE pasando frío y hambre y no somos capaces de donar dinero o de salir a la calle a manifestarnos, violan y matan a mujeres en nuestro país de forma sistemática y nos reímos de los chistes machistas de nuestros amigotes.
Podemos hacer muchas cosas, debemos hacerlas, debemos informarnos y comprometernos, porque formamos parte de este mundo injusto y nada de estas cosas son ajenas a nosotros como seres humanos y morales.
Hay varios problemas en concreto que nos obligan a hacer unos cambios de hábitos de vida que son molestos y a los que nos resistimos denodadamente. Cambiar el mundo es jodido, hay que sacrificarse y renunciar a cosas, cualquiera puede leer los informes oficiales sobre el cambio climático y las recomendaciones para frenarlo. Las autoridades hacen oídos sordos y estamos inmersos en una huída hacia adelante terriblemente autodestructiva. Tenemos que dejar de consumir, en general. Tenemos que dejar de consumir productos animales, tenemos que dejar de usar tanto el coche, etc... 

Respecto al tema del abandono y maltrato de animales en nuestro país, un tema especialmente duro y que no está penado relamente por las leyes ni cubierto por las administraciones publicas, que más bien lo que hacen es perseguir a los animales callejeros y hacinarlos en perreras/campos de concentración donde si no se sacrifican mueren de enfermedades o de hambre, también hay que involucrarse.
Primero, no maltratando ni abandonado, claro. Segundo, no llamando jamás a la perrera ante un gato/perro/ave/lo que sea abandonado. Mejor dejarlo tirado en la calle si no se está dispuesto a recogerlo y a ayudarlo que llamar a los exterminadores pagados con dinero público. Y tercero, ayudándolos de verdad. que también implica esfuerzo, dinero, tiempo y estar jodido. Porque en casa ya tenemos bichos, y meter uno más es un rollazo, claro, pero sacar de la indigencia a uno vale la pena, si podemos hacerlo. O ayudar a otra persona o asociación que lo haga.


O nos implicamos y perdemos parte de  nuestra comodidad y nuestro bienestar o todo seguirá igual.

viernes, 12 de enero de 2018

El gato en la ciudad

A un gato
No son más silenciosos los espejos 
ni más furtiva el alba aventurera; 
eres, bajo la luna, esa pantera 
que nos es dado divisar de lejos. 
Por obra indescifrable de un decreto 
divino, te buscamos vanamente; 
más remoto que el Ganges y el poniente, 
tuya es la soledad, tuyo el secreto. 
Tu lomo condesciende a la morosa 
caricia de mi mano. Has admitido, 
desde esa eternidad que ya es olvido, 
el amor de la mano recelosa. 
En otro tiempo estás. Eres el dueño 
de un ámbito cerrado como un sueño.
Borges


Los gatos son un buen ejemplo de la variedad de sentimientos que puede despertar una especie animal. Para los antiguos egipcios fueron dioses y para otros fueron y siguen siendo plagas a exterminar.
No importa si nos gustan mucho o poco, o si sólo nos gusta el gato que tenemos en casa y los de la calle nos dan mucho asco. La cuestión es que todos ellos tienen derecho a vivir. Todos ellos son habitantes de este planeta con el mismo derecho a poblarlo que nosotros los humanos o los linces, los pandas y los delfines. Da igual que sean bonitos, feos, bebés, viejos, sanos o enfermos. Su derecho a una vida digna es incuestionable desde un punto de vista ético y biológico. Son seres sintientes que pueblan nuestras ciudades y nuestras urbanizaciones. Nos han acompañados desde hace al menos 4000 años cuando dejaron de ser gatos salvajes africanos y se vinieron con  nosotros para cazar ratones a nuestros graneros y ciudades. Los domesticamos y desde ese momento en que dejaron de ser Felis lybica a ser Felis catus son dependientes de nosotros y por tanto nuestra responsabilidad. No vale buscar excusas y mirar para otro lado.
Tenemos como deber velar por su vida y es más, por su vida digna. No viven bien en nuestras calles, donde no tienen qué cazar y están expuestos a los atropellos y a los envenenamientos de los psicópatas de turno. Hemos de controlar sus poblaciones mediante el CES y buscarles hogares.
No pongamos más excusas. No importa que nos gusten o no. Es una cuestión de justicia y de ética.



martes, 9 de enero de 2018

Elogio de la mediocridad

  • Porque esto es lo que yo más odiaba, detestaba y maldecía principalmente en mi fuero interno: esta autosatisfacción, esta salud y comodidad, este cuidado optimismo del burgués, esta bien alimentada y próspera disciplina de todo lo mediocre, normal y corriente.
    • Herman Hesse, El lobo estepario (1927).
  • Los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de su alcance.
    François de La Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.
  • El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad.
  • José Ingenieros, El hombre mediocre (1913)
Sólo conviene la mediocridad. Esto lo ha establecido la pluralidad, y muerde a cualquiera que se escapa de ella por alguna parte.
Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.



Algo mediocre es aquello que no alcanza su máxima expresión o perfección, es lo que se encuentra en un estado medio entre lo mínimo y lo máximo. Esto sería algo positivo, pues como decía Aristóteles, lo virtuoso es lo que se encuentra en el justo medio, entre dos vicios, siendo tanto malo lo que es excesivo, como lo que es escaso. Sin embargo, el término vulgarmente alude a algo o alguien de baja calidad o calificación, aludiendo a que sin ser totalmente malos, no son ni originales, ni creativos, ni interesantes. 

En 1913, José Ingenieros, médico y sociólogo argentino, diferenció al hombre mediocre del inferior y del idealista. El inferior es casi un animal humano, a quien le es difícil adaptarse al cuerpo social; el idealista sigue sus convicciones, progresa, cuestiona, y levanta las banderas por las que lucha, en busca de un ideal. El mediocre se encuentra en el medio, es un ser adaptado a la sociedad, a la que no cuestiona, sino que sigue las tradiciones culturales impuestas, sin pensar que existe algo más allá de ellas, o que lo que se le ha inculcado puede tener vicios o defectos; es aquel que no se diferencia de la masa popular, que dócilmente acata lo que políticos, religiosos o cualquier otra autoridad le impone como cierto. Es el sujeto ideal para la dominación, que no transforma el orden social, sino que tiende a su conservación
José Ingenieros dice que "no hay hombres iguales", y los divide a su vez en tres tipos: El hombre inferiorel hombre mediocre y el hombre superior; no arremete contra los dos primeros, sino que describe a los tres y exalta al idealista.

El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente. El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes, ni santos.

Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición (aquí se ve en parte la idea positivista de la época, el hombre como receptor y continuador de la herencia biológica), sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. A su vez, el hombre mediocre entra en una lucha contra el idealista por envidia, intenta opacar desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su existencia depende de que el idealista nunca sea reconocido y de que no se ponga por encima de sí.
El hombre inferior es un animal bellaco. Su ineptitud para la imitación le impide adaptarse al medio social en que vive; su personalidad no se desarrolla hasta el nivel corriente, viviendo por debajo de la moral o de la cultura dominante, y en muchos casos fuera de la legalidad. Esa insuficiente adaptación determina su incapacidad para pensar como los demás y compartir las rutinas tan comunes que los demás, mediante la educación imitativa, copian de las personas que los rodean para formarse una personalidad social adaptada.

El idealista es un hombre capaz de usar su imaginación para concebir ideales legitimados sólo por la experiencia y se propone seguir quimeras, ideales de perfección muy altos, en los cuales pone su fe, para cambiar el pasado en favor del porvenir; por eso está en continuo proceso de transformación, que se ajusta a las variaciones de la realidad. El idealista contribuye con sus ideales a la evolución social, por ser original y único; se perfila como un ser individualista que no se somete a dogmas morales ni sociales; consiguientemente, los mediocres se le oponen. El idealista es soñador, entusiasta, culto, de personalidad diferente, generoso, indisciplinado contra los dogmáticos. Como un ser afín a lo cualitativo, puede distinguir entre lo mejor y lo peor; no entre el más y el menos, como lo haría el mediocre.
Algunas de sus categorías fueron tomadas y reformuladas dos décadas después, por el español José Ortega y Gasset, para construir su conocida antinomia entre el hombre-masa y el hombre-noble, realizada en su libro "La rebelión de las masas".

No ha de extrañar que Aristóteles, hace más de 2.300 años, desarrollara como premisa inicial en su obra La Política, la sentencia de que “la sociedad es un hecho natural” ; esto lo enunciaba siempre y cuando dicha asociación tendiera al bien, es decir, a su accionar ético y moral. Desde allí todas las formas de gobiernos u organizaciones políticas son estudiadas bajo estas dos categorías, y por tanto, desde un plano ideal. 
En pocas palabras esto es lo que busca plantear Ingenieros, una sociedad que busca el bien y el progreso por medio de las dimensiones éticas y morales.
A José Ingenieros, reconocido intelectual argentino, le tocó vivir una gran experiencia dentro de la vida diplomática y política de su Nación, esto le permitió conocer de cerca los acontecimientos y relaciones existentes dentro de un sistema de gobierno. Experimentó la realidad gubernamental de Argentina a principios del Siglo XX, conoció sus vicios y virtudes y los tipifico principalmente en una de sus obras llamada el Hombre Mediocre, la cual es una crítica a la moralidad, ya que, Ingenieros, transitó su accionar político por medio de crisis institucional en el sentido de lo ético y moral.
El término mediocracia no es un concepto para José Ingeniero, es más bien un clima generado por varios factores; es el efecto que causa el accionar de un gobierno mediocres, es decir, que va en una escala, de lo medio a lo malo, pero nunca a lo superior. La mediocracia no es natural, los sistemas de administración nacional no tienden espontáneamente a ella, ésta es producida por dirigentes políticos y tácticas regimentadas, que bloqueando todo intento de superioridad, abisman a las sociedades a la más significante pobreza ética, moral, material, cultural e intelectual.



Para Ingeniero la perfectibilidad es la cima de la moralidad. Para llegar a ella hay que transitar por los escalones de la virtud y la justicia. La perfectibilidad es lo más contrario a la mediocridad, ella es un sentimiento que ayuda a crecer y dignifica. Quien tiende a la perfección, procura armonizar su vida con los excelsos ideales. Ingeniero, continua diciendo: “Toda perfección en el mundo moral, se concibe en función de la sociedad” . 
Para Ingenieros, la realidad está conformada por partes, él sostiene que “la armonía del todo, consiste en la perfección de las partes” , y esto lo va a mantener a lo largo de su teoría. Piensa que hay un segmento del mundo en primer plano, este, es visible y que a todos nos afecta y por la cual las individualidades se relacionan, en este ámbito están las sociedades y gobiernos; por otro lado de esta esfera, están las individualidades, la cuales también son parte del conjunto que conforman un Estado. En resumido caso, un Estado está conformado por individuos y los individuos viven dentro de un Estados, el mismo Estado representa la plataforma donde se desarrolla toda interrelación entre los hombres, por tanto, los afecta como realidad tangible. 


Las dos secciones (Estado-Hombre) de este primer ámbito de la realidad deben buscar la perfectibilidad, en consecuencia, si una de las partes se vuelve contraria a este ideal toda la realidad tiende a la mediocridad. Si un individuo camina en contra de la perfectibilidad se vuelve mediocre, pero si lo hace un Estado su gobierno se torna Mediocracia. 
Ingeniero realiza una advertencia, dice: “Los Estados se convierten en mediocracia; la falta de inspiración que mantenga alto el nivel de moral y de cultura” . El punto está, en que un gobierno puede condenar a un pueblo entero a la mediocridad, lo enajena al vicio, ejerciendo una fuerza tal que nivele a todos los individuos, impidiendo toda superioridad y particularidades en sus sociedades. Desarrollando sombras, hombres sin características propias, es decir: mediocres, todo esto con el fin de arruinar a la Nación tanto ética como material, ya que, esto beneficia a los dirigentes políticos sin méritos. 


Por otro lado, existe en filosofía de la ciencia un principio de mediocridad, que afirma que no existen observadores privilegiados para un fenómeno dado. Una manera simple de explicarlo es refiriéndonos a la tesis de Copérnico, que afirma que la Tierra no es el centro del Universo. Ni el planeta Tierra, ni la Humanidad, son algo especial a escala cosmológica. Humildemente, somos simple vulgaridad astronómica. Quizá sea por ello, que también a escala humana parecemos dominados por la mediocridad. La excelencia es algo desconocido para lo que podría llamarse mediocracia, ese imperio de la persistencia en la zona de confort, escondido bajo la apariencia de normalidad, bajo la consideración de comportamiento correcto. La simetría nos pierde. Aristóteles, como ya hemos visto, hablaba de lo correcto como el justo medio entre los opuestos, la media de todas las medias. Pero en realidad, el valor está siempre en la diferencia, en lo que sobresale, en lo que sobrepasa a la media, en la ganancia neta.



https://deconceptos.com/general/mediocre
https://es.linkedin.com/pulse/20140626095852-4722256-la-regla-de-oro-de-la-mediocridad
http://encuentrofilosofico959.blogspot.com.es/2010/06/el-hombre-mediocre-la-mediocracia.html

miércoles, 3 de enero de 2018

Los asesinos y violadores no son enfermos


En los medios de comunicación, cada vez que ocurre un crimen especialmente truculento, como un asesinato, una violación la reacción de los tertulianos e incluso de los propios informadores es la de intentar buscar una enfermedad mental que "justifique" estos actos de inhumanidad extrema. Los llaman locos, enfermos, se empieza a rumorear que si tenían esquizofrenia o trastorno bipolar, o vaya a saber usted qué. Demandan las masas que sean encerrados en "psiquiátricos", sean lo que sean esos sitios, para castigarlos duramente.
Para empezar, debe de quedar bien patente el hecho demostrado de que la población de personas diagnosticadas de trastornos mentales, como la esquizofrenia, tiene exactamente el mismo índice de criminalidad que la población "normal".
Una vez aclarado este hecho científicamente demostrado hay que aclarar otro concepto básico. Los asesinos, violadores, descuartizadores, maltratadores y demás delincuentes violentos NO son enfermos. Son psicópatas o como mucho sociópatas. No padecen un trastorno psíquico que les cause sufrimento y que les lleve a cometer delitos violentos.


Sufrimiento psíquico
Al decir que un criminal que ha violado y asesinado a una chica es un loco y un enfermo estamos llamando violadoras y asesinas a todas las personas que sufren depresión, ansiedad, esquizofrenia, trastorno bipolar, etc... que son personas que sufren, que forman parte de la sociedad y de nuestras vidas, que pueden ser nuestros vecinos, amigos, profesores, fruteros, médicos, familiares, etc... y que por padecer un trastorno mental no son más propensos a cometer crímenes violentos como los medios de comunicación se empeñan en hacernos creer, en su labor insidiosa de desinformar y estigmatizar día a día.
Las personas que cometen este tipo de crímenes violentos y que tanta repulsa nos causan a todos son psicópatas o sociópatas. Y no tienen tratamiento ni se rehabilitan. Y tampoco sufren ni sienten empatía por sus víctimas.
Nos reconforta pensar que este tipo de persona capaz de hacer atrocidades presenta alguna anomalía patológica que le diferencia del resto de humanos, nos alivia pensar que las personas malvadas no existen, pero lo cierto es que SÍ existen humanos malvados, que dañan por dañar, por sentirse poderosos. Es algo que tenemos que asumir y la historia de la humanidad ya nos ha dado evidencias de sobra para irlo aceptando.
Hay varios comportamientos y características que son relativamente comunes entre los psicópatas. Las personas con trastorno psicopático, o psicópatas, suelen estar caracterizadas por tener un marcado comportamiento antisocial, una empatía y remordimientos reducidos, y un carácter desinhibido.​ Este carácter psicopático puede hallarse en diferentes dimensiones de la personalidad, en diferentes combinaciones en el conjunto de la población. La definición exacta de la psicopatía ha ido variando sustancialmente a lo largo de los años y sigue siendo una materia bajo investigación. Algunas definiciones que continúan siendo usadas en la actualidad son parcialmente complementarias y a veces son contradictorias.
C. Manson, psicópata.

Los psicópatas tienden a crear códigos propios de comportamiento, por lo cual sólo sienten culpa al infringir sus propios reglamentos y no los códigos sociales comunes. Sin embargo, estas personas sí tienen conocimiento de los usos sociales, por lo que su comportamiento es adaptativo y pasa inadvertido para la mayoría de las personas.​ Afín a todo lo antedicho es la personalidad sádico narcisista o de narcisismo maligno.
Según los principales exponentes de la teoría psicoanalítica la persona psicópata lo es porque carece de superyó o, en todo caso, si poseyera un superyó, el superyó que habría internalizado en su más temprana infancia es también psicopático o directamente sociópata.
Los sociópatas se tratan de individuos con un temperamento normal, pero que no tienen adquiridos los atributos socializadores como consecuencia de una crianza negligente e incompetente por parte de los principales agentes de socialización: los padres. Las dinámicas propias del estilo educativo negligente por parte de los progenitores da como resultado, en el futuro, a hijos salvajes incapaces de socializar correctamente y que cometen delitos. Si además, los padres de estos jóvenes también fueron criados bajo una supervisión irresponsable e indiferente, al ser inmaduros en este aspecto es muy difícil que sepan cómo enderezar a sus vástagos, si acaso les preocupa lo más mínimo. David Lykken sugiere que los cambios culturales recientes que se han producido en Estados Unidos, han contribuido al crecimiento de la incidencia de esta educación inepta de los hijos.
American Psycho

Tal y como dice el propio autor: “las personalidades antisociales responsables de la mayoría de los delitos en EEUU, no son psicópatas. Son sociópatas”. Así pues, las personalidades sociópatas son más numerosas y representan un mayor problema social debido al aumento de los índices de delincuencia y violencia. Se encuentran muy presentes en la sociedad occidental, y más en las ciudades que en las poblaciones rurales.La sociopatía es el subgénero más amplio del Trastorno de Personalidad Antisocial. En él encontramos a individuos (normalmente hombres jóvenes aunque la presencia de mujeres está aumentando) que no se socializaron bien en la infancia y adolescencia. Estas carencias en su desarrollo moral y afectivo son la base necesaria para que pueda surgir un caso de sociopatía.
Cabe decir, no obstante, que haber recibido una educación deficiente no es el único factor que explica la sociopatía. No es raro encontrarse con personas que, pese a las muchas dificultades que pasaron durante su niñez, han podido buscar su lugar en el mundo y ser individuos con los que podemos relacionarnos con total normalidad. Esto no debe llevarnos a error, puesto que el temperamento de un sociópata es muchas veces normal a pesar de la torpeza paterna; mientras que otros pueden ser nerviosos o buscadores constantes de estímulos. La mayoría de población reclusa satisface los criterios diagnósticos del Trastorno de Personalidad Antisocial que identifican a más de la mitad de hombres que consideramos “delincuentes comunes”.

Las personas que padecen este trastorno sufren un mal de índole psiquiátrica, un grave cuadro de personalidad antisocial que les hace rehuir las normas preestablecidas; no saben y no pueden moldearse a ellas. A pesar de que saben que están haciendo un mal, actúan por impulso, cometiendo incluso delitos graves. Es común que se confunda este trastorno con otros conceptos parecidos, como podrían ser la conducta criminal, el comportamiento antisocial o la psicopatía. Pero son trastornos, aunque relacionados, de diferentes características, con otros tratamientos y consecuencias.
Esquizofrenia. Angustia extrema.

Por otro lado, el tema de la psicopatía estuvo presente en la historia desde la Antigüedad, aunque la conceptualización es más reciente, pero ya en Babilonia aparece la preocupación por las personalidades anormales, que se separan conductualmente del resto pero que no cabían en las categorías de cuerdo o loco.
Al principio, sonríe y saluda a todo el que encuentra a su paso, niega ser tirano, promete muchas cosas en público y en privado, libra de deudas y reparte tierras al pueblo y a los que le rodean y se finge benévolo y manso para con todos [...] Suscita algunas guerras para que el pueblo tenga necesidad de conductor [...] Y para que, pagando impuestos, se hagan pobres y, por verse forzados a dedicarse a sus necesidades cotidianas, conspiren menos contra él [...] Y también para que, si sospecha de algunos que tienen temple de libertad y no han de dejarle mandar, tenga un pretexto para acabar con ellos entregándoles a los enemigos [...] ¿Y no sucede que algunos de los que han ayudado a encumbrarle y cuentan con influencia se atreven a enfrentarse ya con él, ya entre sí [...] censurando las cosas que ocurren, por lo menos aquellos que son más valerosos? [...] Y así el tirano, si es que ha de gobernar, tiene que quitar de en medio a todos estos hasta que no deje persona alguna de provecho ni entre los amigos ni entre los enemigos.
Platón, Politeia, 562a-570c.
Pinel (1745-1826) precisó en 1801 que se trataría de una forma de manía sin déficit en las facultades cognitivas, pero con un grave daño en la capacidad afectiva, lo que constituye una de las características descriptivas del psicópata.
En 1835 James Cowles Prichard definió la "locura moral", una forma de perturbación mental en que no parece haber una lesión en funcionamiento intelectual y cuya patología se manifiesta en el ámbito de los sentimientos, el temperamento o los hábitos. Este psiquiatra inglés explica que en casos de esta naturaleza los principios morales o activos de la mente están extrañamente pervertidos o dañados, no hay un poder de autogobierno y el individuo es incapaz de conducirse con decencia y propiedad en los diferentes aspectos de la vida.
El psiquiatra polaco Andrzej M. Łobaczewski ha estudiado cómo los psicópatas influyen en el avance de la injusticia social y sobre cómo se abren paso hacia el poder, cuya culminación política es lo que ha venido a denominar patocracia. Lobaczewski es el inventor de la ponerología, el estudio interdisciplinario de las causas de períodos de injusticia social, donde el psicópata es un factor clave.


Patocracia

"La patocracia es una enfermedad de grandes movimientos sociales seguidos por sociedades enteras, así como naciones e imperios. Durante el transcurso de la historia de la humanidad, ha afectado a movimientos sociales, políticos y religiosos, al igual que a las ideologías que la acompañan… Y los ha convertido en caricaturas de ellos mismos… Esto ocurrió como resultado de… la participación de agentes patológicos en un proceso patodinámico similar. Esto explica por qué todas las patocracias del mundo son, o han sido, tan similares en sus propiedades esenciales."
Andzrej M. Lobaczewski, Ponerología política: una ciencia de la naturaleza del mal ajustada a propósitos políticos

Sólo cabe decir que los psicópatas NO SON ENFERMOS, NO SON LOCOS, y que su sitio está fuera de la sociedad, porque son incapaces de respetar las leyes, de tener empatía y de rehabilitarse. Los llamados "locos" no merecen ser encerrados en "psiquiátricos", o "manicomios". Eso es un concepto no decimonónico, sino medieval. Segregar y marginar de por vida a los "trastornados", sin cuidados ni posibilidad de relacionarse ni de llevar una vida dentro de la sociedad no les ayuda a menos que se trate de casos muy concretos y con patologías muy invalidantes.

Dejemos ya de diferenciar entre "normales" y "locos", entre "gente decente y buenos ciudadanos" de gente "tarada". Un diagnóstico psiquiátrico no convierte a nadie en anormal ni en indecente.
Manicomio


Wikipedia
http://quantumfuture.net/sp/pages/psicopatia.html

martes, 2 de enero de 2018

El tabú del suicidio y el desprecio al suicida

Empecemos con datos objetivos de la OMS:
"Anualmente, cerca de 800 000 personas se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. Cada suicidio es una tragedia que afecta a familias, comunidades y países y tiene efectos duraderos para los allegados del suicida. El suicidio se puede producir a cualquier edad, y en 2015 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en todo el mundo".
"El suicidio no solo se produce en los países de altos ingresos, sino que es un fenómeno global que afecta a todas las regiones del mundo. De hecho, en 2015, más del 78% de los suicidios en todo el mundo tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medianos".
"El suicidio es un grave problema de salud pública; no obstante, es prevenible mediante intervenciones oportunas, basadas en datos fidedignos y a menudo de bajo coste. Para que las respuestas nacionales sean eficaces se requiere una estrategia de prevención del suicidio multisectorial e integral".
Suicidio de Sócrates

"Si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular los trastornos relacionados con la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de altos ingresos, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis que menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones de la vida, tales como los problemas financieros, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos. Además, las experiencias relacionadas con conflictos, desastres, violencia, abusos, pérdidas y sensación de aislamiento están estrechamente ligadas a conductas suicidas. Las tasas de suicidio también son elevadas entre los grupos vulnerables objeto de discriminación, por ejemplo, los refugiados y migrantes; las comunidades indígenas; las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transexuales, intersexuales; y los reclusos. Con diferencia, el principal factor de riesgo de suicidio es un intento previo de suicidio."
Se estima que la presencia de enfermedades mentales al momento del suicidio varía entre el 27​ y más del 90% de los casos. La mitad de las personas fallecidas por esta razón podrían haber padecido un trastorno depresivo mayor.
Los suicidios son prevenibles. Existen algunas medidas que se pueden adoptar entre la población, los grupos de población y las personas para prevenir el suicidio y los intentos de cometerlo.
"El suicidio es un problema complejo y, consiguientemente, las actividades de prevención exigen la coordinación y colaboración de múltiples sectores de la sociedad, incluidos los de salud, educación, trabajo, agricultura, comercio, justicia, derecho, defensa, política y medios de comunicación. Esas actividades deben ser amplias e integradas, dado que ningún enfoque individual por separado puede tener efecto en una cuestión tan compleja como el suicidio."

"En todo el mundo es insuficiente la disponibilidad y calidad de los datos sobre el suicidio y los intentos de suicidio. Solo 60 Estados Miembros disponen de datos de registro civil de buena calidad que se pueden utilizar directamente para estimar tasas de suicidio. La calidad insuficiente de los datos sobre mortalidad no es un problema exclusivo del suicidio, pero dada la sensibilidad de este fenómeno y la ilegalidad de las conductas suicidas en algunos países es probable que la subnotificación y la clasificación errónea de casos sea un problema más significativo en lo que respecta al suicidio que a otras causas de defunción."

Oficialmente, en España se registraron 3.602 muertes por suicidio en 2015, último año con datos del INE. Se quitaron la vida 2.680 hombres y 922 mujeres. Es, con mucha diferencia, la principal causa de muerte no natural. El número de muertes por suicidio que figura en el INE no coincide con el de los Institutos de Medicina Legal. Un estudio en 16 provincias de España realizado por el Instituto de Medicina Legal de Sevilla encontró 563 suicidios sin registrar, solamente en 2007.
El equipo de la epidemióloga Mercè Gotsens ha contrastado con fuentes forenses el número de suicidios entre 2004 y 2006 en Barcelona que consta en el Registro de Mortalidad del INE. Los archivos del Instituto de Medicina Legal de Cataluña revelan la falta de validez de los datos del INE. “Solo el 40% de las defunciones que realmente eran suicidios se codificaron como tales en el Registro de Mortalidad”, detalla Gotsens, de la Agencia de Salud Pública de Barcelona. El nuevo estudio de las investigadoras de la Universidad de Cantabria muestra una tasa media anual de 95 suicidios por cada millón de habitantes en España. Es una cifra baja, comparada con la tasa media mundial de 114 suicidios por cada millón de personas.  “En España no hay programas de prevención en el ámbito nacional. Los que hay son pilotos y muy limitados en personal y recursos”. De hecho, las muertes en carretera eran la primera causa de muerte no natural en 2007 y han pasado en 2013 al quinto lugar gracias a campañas y medidas, que según los investigadores, deben aplicarse ahora a los suicidios.

"Las estrategias eficaces de prevención del suicidio requieren un fortalecimiento de la vigilancia y el seguimiento de los suicidios y los intentos de suicidio. Las diferencias transnacionales en los patrones de suicidio y los cambios en las tasas, características y métodos de suicidio ponen de relieve la necesidad de que cada país mejore la integridad, calidad y oportunidad de sus datos concernientes al suicidio. Esto incluye el registro civil de suicidios, los registros hospitalarios de intentos de suicidio, y los estudios representativos a escala nacional que recopilen información sobre intentos de suicidio autonotificados." (OMS)
Para hacer frente a este fenómeno la OMS y las autoridades y expertos en tema abogan por que las instituciones dejen de considerar este asunto como un tabú y pongan en marcha campañas de prevención en las escuelas y centros de salud ya que es un problema que no va a desaparecer pero puede limitarse con una rápida detección.

La OMS reconoce que el suicidio es una prioridad de salud pública. El primer informe mundial de la OMS sobre el suicidio, «Prevención del suicidio: un imperativo global», publicado en 2014, procura aumentar la sensibilización respecto de la importancia del suicidio y los intentos de suicidio para la salud pública, y otorgar a la prevención del suicidio alta prioridad en la agenda mundial de salud pública. También procura alentar y apoyar a los países para que desarrollen o fortalezcan estrategias integrales de prevención del suicidio en el marco de un enfoque multisectorial de la salud pública.
El suicidio es una de las condiciones prioritarias del Programa de acción para superar la brecha en salud mental establecido por la OMS en 2008, que proporciona orientación técnica basada en pruebas científicas con miras a ampliar la prestación de servicios y atención de problemas de salud mental, neurológicos y abuso de sustancias. En el Plan de acción sobre salud mental 2013-2020 los Estados Miembros de la OMS se comprometieron a trabajar para alcanzar la meta mundial de reducir las tasas nacionales de suicidios en un 10% para 2020. Además, la tasa de mortalidad por suicidio es un indicador de la meta 3.4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: «De aquí a 2030, reducir en un tercio la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles mediante su prevención y tratamiento, y promover la salud mental y el bienestar».
El suicida. Manet.

El estigma, particularmente en torno a los trastornos mentales y el suicidio, disuade de buscar ayuda a muchas personas que piensan en quitarse la vida o han tratado de hacerlo y, por lo tanto, no reciben la ayuda que necesitan. La prevención del suicidio no se ha abordado apropiadamente debido a la falta de sensibilización respecto del suicidio como problema de salud pública principal y al tabú existente en muchas sociedades para examinarlo abiertamente. En la actualidad, unos pocos países han incluido la prevención del suicidio entre sus prioridades sanitarias, y solo 28 países han notificado que cuentan con una estrategia nacional de prevención del suicidio.
“Es positivo hablar de un suicidio. No lleva a otro suicidio”: Cecília Borràs, fundadora-presidenta de la asociación Després del Suicidi-Associació de Supervivents (DSAS), la primera asociación española que se dedica a ayudar y prestar servicios a los allegados de las personas que han muerto a causa de un suicidio. Luchan por romper el silencio que envuelve este asunto, para que los sistemas de prevención mejoren y que las administraciones dediquen mayores esfuerzos y recursos a la atención de los supervivientes. “Si se habla públicamente de los suicidios, las personas que están sufriendo se dan cuenta de que pueden hablar de ello, de que pueden exteriorizar sus preocupaciones”, añade.
Gloria Cruceta, psiquiatra barcelonesa, explica, por su parte, que un “90% de los suicidios son impulsivos. Sólo entre 2% y un 5% de los suicidios son totalmente racionales y planificados. 


Pero el estigma del suicidio cae fulminante sobre todo contra los propios suicidas, que son juzgados y condenados por sociedad, familia, amigos y hasta sanitarios. Son personas como cualquier otra, no son malditos ni apestados, y nadie está libre de tener un impulso suicida en un momento de su vida tras caer en una depresión mayor, o sufrir una desgracia terrible, o ser diagnosticado de una grave enfermedad degenerativa. Todos los seres humanos somos susceptibles de suicidarnos. No es algo de lo que podamos estar libres por ser ciudadanos de bien integrados socialmente y perfectamente engranados en la sociedad de libre mercado.
El suicido nos causa repugnancia, desprecio, asco, aunque en el fondo nos da miedo. Porque sabemos que esas pulsiones de muerte están ahí agazapadas en lo profundo de nuestra psique. No queremos escucahrlas y las acallamos con lo que sea: alcohol, sexo, compras, trabajo excesivo, ejercicio extremo... pero el vacío existencial y las preguntas sin respuestas que nos pueden llevar a una angustia extrema se encuentra en el fono de nuestras almas anestesiadas.
Mirar al suicidio a la cara, afrontarlo, empatizar, respetar, nos hace más humanos y nos da mejor comprensión de nosotros mismos. Y posiblemente podremos ayudar a quienes estén solos ante su angustia y su dolor, como puede que algún día nos veamos nosotros mismos.

“Quien se suicida no quiere morir, simplemente quiere dejar de sufrir”, concluye Borràs.







http://www.fronterad.com/?q=tabu-suicidio-medios-comunicacion-tienen-como-norma-no-dar-noticia

http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs398/es/

https://es.wikipedia.org/wiki/Suicidio

https://elpais.com/elpais/2017/06/12/ciencia/1497291180_123865.html
https://www.elconfidencial.com/ultima-hora-en-vivo/2016-01-17/el-gran-error-de-no-hablar-del-suicidio-la-mayor-causa-de-muerte-no-natural_798230/