domingo, 25 de septiembre de 2016

El suicidio de Stefan Zweig

 Stefan Zweig, novelista, ensayista de éxito y biógrafo insigne, epígono de la ilustrada burguesía judía de Viena, se suicidó, junto con su segunda esposa, Lotte, en su exilio brasileño en Petrópolis, cerca de Río de Janeiro, en 1942, en el fragor de la Segunda Guerra Mundial. El autor dejó, para explicar su decisión, una carta con el epígrafe «Declaração» (el título en portugués y el texto en alemán), que bien podría servir como ejemplificación del concepto de «suicidio anómico» de Durkheim.
En su estudio clásico sobre el suicidio, Durkheim definía el suicidio anómico como aquel que surge cuando un fallo o dislocación de los valores sociales provoca en el individuo un sentimiento de desorientación y de falta de significado de la vida. Para el padre de la sociología, la anomia, como estado social, acostumbra a aparecer en las épocas de revolución social, y determina en el individuo un desconcierto o inseguridad que se podría corresponder con lo que hoy llamamos alienación o pérdida de identidad.


Con Freud —también vienés (de adopción) y judío— mantuvo una prolongada relación epistolar y de amistad. Conviene recordar que Zweig fue el autor del primer estudio de divulgación del psicoanálisis para el gran público, La curación por el espíritu (Mesmer, Mary Baker-Eddy, Freud), y ya en el exilio londinense, en donde ambos habían desembarcado huyendo del terror nazi, no por casualidad fue Zweig el escogido —junto con Ernst Jones, que habló en representación de los psicoanalistas de todo el mundo— para leer la elegía final ante las cenizas del ilustre creador del psicoanálisis. Zweig se sentía, sin duda, en deuda con Freud: era consciente de que sus novelas psicológicas no podrían existir sin la influencia de la lectura de la obra de Freud. En una de las cartas que le dirige reconoce: «Desde un punto de vista espiritual pertenezco a una generación que, por lo que respecta al conocimiento, a nadie debe tanto como a usted, y siento, a una con ella, que se acerca la hora en que la vasta importancia de su descubrimiento del alma se convertirá en patrimonio común, en ciencia europea». A Freud también le dedicó uno de sus ensayos más famosos, La lucha contra el demonio: Hölderlin, Kleist y Nietzsche, y es un hecho conocido que Freud, fiel lector de la obra de Zweig, admiraba especialmente dos de sus novelas: La confusión de los sentimientos y Veinticuatro horas en la vida de una mujer (un brillante estudio psicológico sobre un ludópata). A propósito de esta última obra, afirmaba Freud que, incluso sin conocer las técnicas psicoanalíticas, Zweig las utilizaba literariamente de forma perfecta.


El estallido de la II Guerra Mundial le llevó mudarse a una casa a las afueras de Bath. Allí se abandonó a la lectura y trabó amistad con su jardinero británico pero sufrió por el cielo plomizo y por la escasa vida social. "Me siento más aislado que en ningún otro lugar del mundo".
Zweig no volvió a Nueva York hasta 1935 y lo hizo en medio de una fuerte polémica por su silencio sobre Hitler, a quien se resistía a criticar en público pese a los primeros indicios de su persecución. Muchos judíos le llamaban epicúreo y le reprochaban su decisión de seguir trabajando con el músico Richard Strauss, que durante un tiempo mantuvo buenas relaciones con el régimen alemán. "Nunca hablaría contra Alemania", dijo Zweig durante la rueda de prensa que se celebró en la sede de la editorial Viking. "El artista que cree en la justicia nunca puede fascinar a las masas ni darles eslóganes. El intelectual debe permanecer cerca de sus libros. Ningún intelectual ha estado preparado para lo que requiere el liderazgo popular". Ninguno comprendió el drama del escritor mejor que el periodista neoyorquino Joseph Brainin, que escribió entonces: "Tenía la cara de un hombre desilusionado que intentaba agarrarse a la desesperada al espejismo de una Europa que ya no existía y que se negaba a llorar como si hubiera muerto". Sus palabras reflejan muy bien los dilemas que sufría entonces Zweig, incapaz de aceptar el naufragio de su sueño europeísta, expulsado de la ciudad que había moldeado su carácter y humillado al ver cómo el nazismo se apropiaba del idioma alemán.
El escritor echaba de menos los cafés europeos y frecuentaba a menudo la biblioteca de la Quinta Avenida. "Zweig lo pasó muy mal en Nueva York", explica el profesor Prochnik. "Se sentía acosado por los otros refugiados centroeuropeos, que no dejaban de llamarle para pedirle dinero". Entre ellos se encontraba su amigo Klauss Mann, al que Zweig le pareció "un sonámbulo que escucha su nombre". "No somos sino fantasmas o recuerdos", le dijo entonces el escritor, que confesó que no sabía si merecía la pena seguir viviendo como una sombra en Nueva York. En los días buenos se definía con sorna como "ex escritor y experto en visados". En los días malos sufría lo que sus amigos llamaban el síndrome de la mujer de Lot: una angustia que lo paralizaba al contemplar la destrucción del continente al que había dedicado su obra y en cuya unión nunca dejó de creer.

Nunca fue un hogar para el matrimonio, que evaluó la posibilidad de mudarse a Cuba y al final se decantó por poner rumbo a Brasil. Los Zweig embarcaron el 15 de agosto de 1941 y emplearon el viaje para aprender algunas nociones de portugués. Antes de partir, el escritor le entregó su máquina de escribir a su amigo Joachim Maas y le dijo: "Puedes quedártela como un regalo. Ya no la necesitaré más"Enseguida empezó a buscar alojamiento fuera de la ciudad. Se decantó por una casa en la histórica villa de Petrópolis: una ciudad donde levantó su palacio de verano el emperador Pedro II y donde se instalaron cientos de alemanes atraídos por un clima fresco y por su cercanía a la gran ciudad.

En 1942, su país, en veinte años, había dejado de ser un imperio multicultural y multilingüístico (el Imperio austrohúngaro) para transformarse en una república de población mayoritariamente germanohablante, y finalmente desaparecer como Estado (suerte de suicidio histórico conocido como finis Austriae) a través del Anchsluss, o anexión de Austria al Tercer Reich alemán. Nuestro autor, que había decidido huir de Austria tras ver la intimidad de su vivienda violada por agentes de la policía, ya no tenía nacionalidad. Su lengua, el alemán, era paradójicamente la lengua de aquellos que intentaban eliminar a los miembros de su raza a través de la máquina de producción de muerte más sofisticada jamás pensada por el hombre. En 1933, en una plaza próxima a la avenida berlinesa Unter den Linden, columnas de estudiantes nazis, con antorchas encendidas, habían invadido la Universidad de Berlín y quemado veinte mil libros extraídos de la biblioteca, entre los cuales algunos de Zweig. Poco tiempo después, su nombre fue prohibido en el mercado editorial alemán. A partir de ese momento tuvo que conformarse con publicar sus libros traducidos a otras lenguas. A su amigo Romain Rolland le confesó en una carta: «Resulta imposible encontrar a lo largo de los pasados siglos una situación vital tan crítica como esta, la de un judío austríaco autor en lengua alemana». En relación con la raza y la religión, como tantos otros miembros de la burguesía urbana vienesa, su familia había abandonado la religión judía y había sufrido un proceso gradual de asimilación, que le hizo perder casi totalmente el vínculo con su pueblo, hasta el momento en que los nazis les obligaron a colocarse de nuevo en la situación original de pueblo perseguido.
Al atardecer, Zweig daba largos paseos por la selva con su esposa y leía los ensayos de Montaigne, en cuyos márgenes hacía anotaciones sobre la mejor forma de conservar su libertad. Eligió su barbero y el café en el que leía la prensa todas las mañanas y montó en el porche un escritorio en el que empezó a revisar su libro sobre Balzac. Zweig siguió releyendo clásicos como Tolstoi o Goethe y bajó con su esposa al carnaval de Río siete días antes de morir. Al día siguiente del jolgorio, varios amigos vieron su reacción al leer en un café de Río las noticias sobre los avances nazis en Asia y Oriente Próximo. "Europa se ha suicidado", repetía una y otra vez.
Al volver a Petrópolis, Zweig donó sus libros a la biblioteca y envió sus manuscritos a varios a archivos fuera de Brasil. Su 'fox terrier' se lo regaló a su casera en una enigmática carta en la que explicaba: "Lo siento mucho pero hemos tomado otra decisión que seguir alquilando su bonita casa durante más tiempo". Zweig quemó los papeles que le quedaban en una hoguera en el jardín e invitó a cenar el sábado 21 de febrero a su amigo Ernst Feder, que escribió en su diario que el escritor y su esposa habían sido muy amables y que les habían dicho que no estaban durmiendo bien.

Dos días después, un criado encontró los cadáveres del matrimonio tendidos sobre su cama. El gran biógrafo intelectual, el hombre que cifró la historia de la humanidad en un puñado de momentos estelares no pudo haber dejado este mundo sin una buena declaración de intenciones. Según se ha podido saber con motivo del setenta aniversario de su suicidio, el novelista austríaco Stefan Zweig tomó la decisión "en el momento apropiado", tras haber visto a Europa, su "patria espiritual", entonces inmersa en la Segunda Guerra Mundial, "destruirse a si misma", según una nota de que ve la luz ahora.

En la nota, encabezada con el portugués "declaraçao" (declaración) y luego desarrollada en alemán, Zweig explica que dice adiós a este mundo "de propia voluntad y con la mente clara" y agradece a Brasil su hospitalidad.
«Antes de dejar la vida por voluntad propia, con la mente lúcida, me impongo un último deber: dar cariñoso agradecimiento a este maravilloso país, Brasil, que me ofreció, a mí y a mi obra, tan gentil y hospitalario refugio. Cada día aprendí a amar más este país, y en ninguna otra parte hubiera preferido reconstruir mi vida ahora que el mundo de mi propia lengua está perdido y Europa, mi hogar espiritual, se destruye a sí misma. 
    Pero, pasados los sesenta años, son necesarias fuerzas excepcionales para empezar de nuevo. Y las mías están agotadas después de tantos años de peregrinar como un apátrida. 
   Así, en buena hora y obrando con rigor, consideré lo mejor concluir una vida en la que el trabajo intelectual fue la más pura alegría, y la libertad personal el más preciado bien sobre la tierra. 

   Saludo a todos mis amigos. Que se les permita ver la aurora de esta larga noche. Yo, demasiado impaciente, me voy antes.»

después de la soledad

Soledades

Ellos tienen razón
esa felicidad
al menos con mayúscula
                                  no existe
ah pero si existiera con minúscula
sería semejante a nuestra breve
                                             presoledad

después de la alegría viene la soledad
después de la plenitud viene la soledad
después del amor viene la soledad

ya sé que es una pobre deformación
pero lo cierto es que en ese durable minuto
uno se siente
                  solo en el mundo

sin asideros
sin pretextos
sin abrazos
sin rencores
sin las cosas que unen o separan

y en esa sola manera de estar solo
ni siquiera uno se apiada de uno mismo

los datos objetivos son como sigue
hay diez centímetros de silencio
         entre tus manos y mis manos
una frontera de palabras no dichas
         entre tus labios y mis labios
y algo que brilla así de triste
         entre tus ojos y mis ojos

claro que la soledad no viene sola

si se mira por sobre el hombro mustio
de nuestras soledades
se verá un largo y compacto imposible
un sencillo respeto por terceros o cuartos
ese percance de ser buena gente

después de la alegría
después de la plenitud
después del amor
                        viene la soledad

conforme
               pero
qué vendrá después
de la soledad

a veces no me siento
                             tan solo

si imagino
mejor dicho si sé
que más allá de mi soledad
                                      y de la tuya

otra vez estás vos
aunque sea preguntándote a solas
qué vendrá después
                            de la soledad.

Mario Benedetti


lunes, 19 de septiembre de 2016

Valerie Solanas y el Manifiesto SCUM

 "La historia de Valerie nos recuerda que la sociedad tiene mucho que hacer en el campo de las enfermedades mentales. Valerie era capaz de ver cosas que otros no podían ver. Tal vez si viviéramos en un mundo que valorara a las mujeres, su trabajo, sus pensamientos y sus textos, Valerie hubiera tenido una vida mucho mejor. No podemos saberlo"


El manifiesto SCUM es un texto de referencia en la historia del feminismo por su tono revolucionario y su irónica descripción y crítica del patriarcado. Sin embargo, muchos detractores del feminismo lo utilizan como ejemplo de "feminismo hembrista" para denostar el movimiento de liberación de la mujer. Lo que los ignorantes no tienen en cuenta es que utilizar un texto satírico en tono de fábula para ridiculizar la lucha de las feministas es absurdo.
Lo primero que se debe tener en cuenta a la hora de leer el Manifesto es que Solanas fue una mujer que tuvo una vida horrible, marcada por los abusos sexuales desde la infancia, la marginalidad, la indigencia, y  la esquizofenia paranoide. En este contexto de sufrimiento y delirio surge el manifesto SCUM, que mantiene una base de realidad que a todos se nos hace evidente. Expone las bases del patriarcado y de la opresión de la mujer en la sociedad actual, y describe la rabia incontenible y sin barreras de quien ha sufrido la violencia machista en todas sus facetas: abuso sexual de niña, violación, prostitución, maternidad adolescente, humillación, desprecio y desprestigio hasta la indigencia y la muerte.
El manifesto SCUM es la verdad de Valerie Solanas y la descripción brutal de una discriminación brutal desde su dolor y su rabia.




Solanas se rebeló contra una sociedad que la había maltratado desde su infancia, cuando sufrió abusos de su padre. A la edad de 15 dejó su hogar y comenzó a vivir en la calle. A la misma edad tuvo a su hijo David, quien fue entregado en adopción.​ A pesar de vivir en la indigencia, terminó la escuela secundaria y algunos cursos en la Universidad de Berkeley​ y en la Universidad de Maryland. Allí se licenció.​Otros detalles de su vida hasta 1966 son confusos, aunque se cree que viajó deambulando por los Estados Unidos mendigando y prostituyéndose. Estuvo cerca de completar un posgrado, pero se retiró para viajar por el país. Mientras, tuvo que prostituirse para subsistir.
En 1966 se estableció en Greenwich Village, donde escribió un guion de película titulado Up your ass y en 1967, Valerie le lleva su obra al artista Andy Warhol y le pide que actúe como productor. Warhol acepta y le pide el borrador para revisarlo. El borrador de la obra nunca regresó a Solanas. Se cree que Andy Warhol nunca tuvo la intención de producir la obra ni como obra teatral ni como película y el manuscrito se le perdió.El artista rechazó el guión, pues le pareció escatológico y obsceno y pensó que Solanas "estaba trabajando con la policía en algún tipo de trampa". Cuando ella  volvió a abordar a Warhol para pedirle que le devolviera su manuscrito, Warhol admitió que lo había perdido y ella comenzó a exigir dinero como compensación. Warhol no hizo caso, pero le ofreció un papel en una escena de su película I, a Man (1967), por el que le pagó 25 dólares.​ 



El 3 de junio de 1968, Solanas acudió a The Factory y se encontró con Warhol en el ascensor. Salieron del ascensor, sonó el teléfono y Warhol contestó. En la oficina también se encontraban Mario Amaya, crítico de arte, y Fred Hughes, encargado de The Factory. Después de varios minutos de conversación, Warhol dejó el teléfono; entonces Valerie sacó un revólver y disparó dos veces. Warhol cayó al suelo e intentó protegerse bajo un escritorio, pero un tercer disparó le atravesó el cuerpo. Valerie después disparó a Mario Amaya dándole en la cadera e intentó disparar a Fred Hughes. Amaya sufrió sólo heridas menores, y fue dado de alta ese mismo día. Esa misma tarde, Valerie se entregó a la policía. Argumentó que Warhol estaba planeando robar su trabajo y que controlaba demasiado su vida.
El suceso tendría un impacto profundo en Warhol y su arte. Valerie fue puesta en libertad en septiembre de 1971 y arrestada de nuevo en noviembre del mismo año por enviar cartas amenazadoras a varias personas, entre las que se encontraba de nuevo, Andy Warhol. En 1973 entró y salió de hospitales psiquiátricos varias veces y en 1975 estuvo nuevamente ocho meses en el hospital South Florida. Ninguna biografía menciona nada sobre que Valerie haya recibido ningún pago por la venta de su obra.



Cuando Solanas se entregó a la Policía y cuando los periodistas le preguntaron por qué lo había hecho, respondió "Tengo muchas razones. Lean mi Manifiesto y les dirá quién soy". Se refiere al Manifiesto SCUM, un texto que publicó en 1967 y que propone el exterminio total de los hombres. Es un escrito satírico que refleja la gran rabia de las mujeres de la época contra el patriarcado. Es una proclama que llama a la destrucción de los hombres. La sigla se entendió como "Society for Cutting Up Men", literalmente "Sociedad para cortar en pedazos a los hombres", pero esta explicación no se encuentra en la obra misma y Solanas protestó. "Scum" es una palabra inglesa que significa "capa de suciedad". 
La propia autora vendía su manifiesto en las calles de Manhattan a un dólar para las mujeres y 2,5 para los varones.

"La historia de Valerie nos recuerda que la sociedad tiene mucho que hacer en el campo de las enfermedades mentales. Valerie era capaz de ver cosas que otros no podían ver. Tal vez si viviéramos en un mundo que valorara a las mujeres, su trabajo, sus pensamientos y sus textos, Valerie hubiera tenido una vida mucho mejor. No podemos saberlo", (‘Valerie Solanas: la desafiante vida de la mujer que escribió ‘Scum’ y le disparó a Andy Warhol’).
Años después del incidente, además, se le diagnosticó esquizofrenia paranoide y el resto de su vida la pasó entrando y saliendo de instituciones mentales hasta que murió en 1988. Los últimos años de la existencia de Solanas fueron una pesadilla. Deambulaba enferma y sin dinero de forma anónima por diversas ciudades del país, proscrita por la maldición de haber disparado contra Warhol. Murió el 26 de abril de 1988, a los 52 años, de enfisema pulmonar y neumonía en una institución benéfica de San Francisco. Su cuerpo fue enterrado en el cementerio de la Saint Mary’s Catholic Church, Virginia, EEUU.



Texto de VIVIAN GORNIK: "En el caso de Valérie Solanas casi nadie puede salvar la barrera que supone la frase los hombres son un aborto biológico y proseguir para ver y comprender la deslumbrante exactitud de la descripción de las estructuras del poder masculino en la vida supersocializada de la mitad del siglo XX, en América, ni tampoco puede reconocer la lucidez de sus especulaciones acerca de las causas que la originaron, y el rigor emotivo de su profecía acerca de dónde y con quiénes tendrá lugar la última batalla.

"Los elementos básicos y más importantes del Manifesto son la descripción, con un lenguaje ácido, del macho de clase media americana y del universo social-político-económico y cultural que él preside. El propósito de las palabras de Solanas es demoler al macho, reducir su obra a nada, sus emociones a infantilismo, sus ideales y motivaciones para el trabajo a miopía intelectual, la concepción que tiene de sí mismo a fantasmas propios de un maníaco depresivo. Por supuesto, el Manifiesto logra sus objetivos.



"Solanas ha descrito la falsedad de los papeles emotivos impuestos a todos nosotros - hombres y mujeres – por una cultura que está, y ha estado siempre, aterrada por los elementos complejos y ambiguos de la humanidad, sin aceptar la realidad tal cual es, y ha convertido la vida del hombre y de la mujer en una dicotomía antinatural. En esencia, todos somos arrogantes y dulces, fuertes y tímidos, luchadores e inertes. Por supuesto, podemos serlo todo en proporciones diferentes, pero insistir, al referirse al hecho de ser hombres o mujeres, en que sólo podemos ser hombre o sólo mujer, es haber deslizado una horrorosa y venenosa mentira en la mente humana, es haber logrado que los hombres y las mujeres vivan con miedo, con la idea de padecer una secreta enfermedad en caso de que él experimente el deseo de ser pasivo, y ella la necesidad de afirmarse. Intentar mantener un concepto de vida civilizada, que hace aguas por todas partes, resulta totalmente inútil.

 "Una posición que permite controlar abiertamente el mundo – cualquiera que sean los ataques del demonio de la inseguridad – no podrá nunca – nunca – compararse con la absoluta impotencia que ha caracterizado la vida de la mujer aunque también haya caracterizado gran parte de la sociedad dominada por los hombres. El retrato de la sociedad moderna que sigue después de los primeros enunciados de Solanas acerca del modo de ser masculino, nos muestra esta sociedad dominada por fuerzas negativas, agentes de reacciones y reacciones vengativas. La mayor parte del Manifesto se refiere a distorsiones debidas al sistema de roles sexuales. 


"La mayoría de los hombres ya saben que no están designados, por naturaleza y superioridad intelectual, para ocupar, solos, los mandos del poder y gozar el privilegio de independencia. Pero están atrapados, como nosotras, en este sistema destructivo basado en la mentira institucionalizada, y para su eterna vergüenza, temen perderlo. Les aterra la posibilidad de una nueva mujer, les aterra lo desconocido, la visión de un futuro, desprovistos sin poder; les aterra la posibilidad de caer en manos del enemigo y sufrir el destino del colaborador; les aterra un futuro inimaginable en el que ya no serán ellos mismos, aterrados por todo lo dicho, saben también que el sistema bajo el cual vivimos ahora solamente puede ser descrito con exactitud hablando de un sistema en el cual las mujeres son las oprimidas y, como tales, las perdedoras. De modo que, para oprimir a las mujeres, los hombres deben actuar como los opresores. Actuar como opresor es limitarse sólo a ciertas formas de comportamiento; limitarse a ciertas formas de comportamiento es necesariamente destruir y suprimir los impulsos que no puedan ser expresados dentro de los límites establecidos. Albergar posibilidades que no pueden liberarse, o alcanzar su plena madurez, es estar mutilado. Y el animal herido, como es bien sabido, se vuelve ruín. Ser fuerte, grande y ruín, es ser más ruín y más peligroso que otros también heridos, pero más pequeños y más débiles. Y así llegamos al universo masculino de la fábula de Valérie Solanas.


"Hay dos medios para arrebatar el poder a quienes lo detentan: declarando la guerra a las instituciones o bien ignorándolas y creando las anti-instituciones. 
"En otras palabras, la batalla por la liberación de la mujer no se sitúa esencialmente en el ámbito de reformas económicas o jurídicas; es una batalla dirigida a crear mentes nuevas, nuevos sentimientos y nuevas psicologías. Se trata de una batalla en medio de una guerra indiscutiblemente política tras cuyo fin el territorio conquistado será un cambio psicológico y cultural.
"Naturalmente, la concepción de este mundo futuro implica la destrucción de la familia tal como la conocemos; de la sociedad competitiva y la de la sexualidad que hoy practicamos. EI mundo nuevo probablemente estará compuesto, sobre todo, por familias amplias en una sociedad cooperativizada cuya característica sexual será básicamente la bisexualidad.

"La mujer SCUM es, claro está, la misma Valérie Solanas. La experiencia femenina a que se refiere en este libro es la suya propia. Cuando escribe: La mujer SCUM ha visto de todo; el coito y la chupada, la de la polla y la del coño... El lector puede verla entre múltiples cuerpos y la extensión de su dolorosa penetración en el destrozado corazón de esta vida nos resulta, por momentos, difícil de soportar. La grandeza del Manifesto, y de Valérie Solanas, se basa en el hecho de que su experiencia trasciende y se convierte en arquetípica. El abandono, la desenvoltura, el coraje y la audacia de los sentimientos que revela la experiencia de SCUM, la experiencia de la mujer, nos permite confiar en su intuición interpretativa y en su inteligencia. Sus conclusiones son las de una mujer que ha conocido verdaderamente todas las facetas de la experiencia femenina en un mundo que desprecia esencialmente la feminidad. Sumergiéndose hondo, muy muy hondo, hasta los bajos fondos, la mujer SCUM ha llegado al centro del problema y ha puesto el dedo en la dolorosa llaga."



 
Scum Manifesto
(fragmento)

Vivir en esta sociedad significa, con suerte, morir de aburrimiento; nada concierne a las mujeres; pero, a las dotadas de una mente cívica, de sentido de la responsabilidad y de la búsqueda de emociones, les queda una – sólo una única – posibilidad: destruir el gobierno, eliminar el sistema monetario, instaurar la automatización total y destruir al sexo masculino.
Hoy, gracias a la técnica, es posible reproducir la raza humana sin ayuda de los hombres (y, también, sin la ayuda de las mujeres). Es necesario empezar ahora, ya. El macho es un accidente biológico: el gene Y (masculino) no es otra cosa que un gene X (femenino) incompleto, es decir, posee una serie incompleta de cromosomas. Para decirlo con otras palabras, el macho es una mujer inacabada, un aborto ambulante, un aborto en fase gene. Ser macho es ser deficiente; un deficiente con la sensibilidad limitada. La virilidad es una deficiencia orgánica, una enfermedad; los machos son lisiados emocionales.
El hombre es un egocéntrico total, un prisionero de sí mismo incapaz de compartir o de identificarse con los demás, incapaz de sentir amor, amistad, afecto o ternura. Es un elemento absolutamente aislado, inepto para relacionarse con los otros, sus reacciones no son cerebrales sino viscerales; su inteligencia sólo le sirve como instrumento para satisfacer sus inclinaciones y sus necesidades. No puede experimentar las pasiones de la mente o las vibraciones intelectuales, solamente le interesan sus propias sensaciones físicas. Es un muerto viviente, una masa insensible imposibilitada para dar, o recibir, placer o felicidad. En consecuencia, y en el mejor de los casos, es el colmo del aburrimiento; sólo es una burbuja inofensiva, pues unicamente aquellos capaces de absorberse en otros poseen encanto. Atrapado a medio camino en esta zona crepuscular extendida entre los seres humanos y los simios, su posición es mucho más desventajosa que la de los simios: al contrario de éstos, presenta un conjunto de sentimientos negativos – odio, celos, desprecio, asco, culpa, vergüenza, duda – y, lo que es peor: plena consciencia de lo que es y no es.
A pesar de ser total o sólo físico, el hombre no sirve ni para semental. Aunque posea una profesionalidad técnica – y muy pocos hombres la dominan – es, lo primero ante todo, incapaz de sensualidad, de lujuria, de humor: si logra experimentarlo, la culpa lo devora, le devora la vergüenza, el miedo y la inseguridad (sentimientos tan profundamente arraigados en la naturaleza masculina que ni el más diáfano de los aprendizajes podría desplazar). En segundo lugar, el placer que alcanza se acerca a nada. Y finalmente, obsesionado en la ejecución del acto por quedar bien, por realizar una exhibición estelar, un excelente trabajo de artesanía, nunca llega a armonizar con su pareja. Llamar animal a un hombre es halagarlo demasiado; es una máquina, un consolador ambulante. A menudo se dice que los hombres utilizan a las mujeres. ¿Utilizarlas, para qué? En todo caso, y a buen seguro, no para sentir placer.
Devorado por la culpa, por la vergüenza, por los temores y por la inseguridad, y a pesar de tener, con suerte, una sensación física escasamente perceptible, una idea fija lo domina: joder. Accederá a nadar por un río de mocos, ancho y profundo como una nariz, a través de kilómetros de vómito, si cree, que al otro lado hallará una gatita caliente esperándole. Joderá con no importa qué mujer desagradable, qué bruja desdentada, y, más aún, pagará por obtener la oportunidad. ¿Por qué? La respuesta no es procurar un alivio para la tensión física ya que la masturbación bastaría. Tampoco es la satisfacción personal – no explicaría la violación de cadáveres y de bebés.

Egocéntrico absoluto, incapaz de comunicarse, de proyectarse o de identificarse, y avasallado por una sexualidad difusa, vasta y penetrante, es psíquicamente pasivo. Al odiar su pasividad, la proyecta en las mujeres. Define al hombre como activo, y se propone demostrar que lo es (demostrar que se es un hombre). Su único modo de demostrarlo es joder (el Gran Hombre con un Gran Pene desgarrando un Gran Coño). Consciente de su error, debe repetirlo una y otra vez. Joder, es pues un intento desesperado y convulsivo de demostrar que no es pasivo, que no es una mujer; pero es pasivo y desea ser una mujer.
Mujer incompleta, el macho se pasa la vida intentando completarse, convertirse en mujer. Por tal razón acecha constantemente, fraterniza, trata de vivir y de fusionarse con la mujer. Se arroga todas las características femeninas: fuerza emocional e independencia, fortaleza, dinamismo, decisión, frialdad, profundidad de carácter, aformaciafirmación del yo, etc. Proyecta en la mujer los rasgos masculinos: vanidad, frivolidad, trivialidad, debilidad, etc. Preciso es señalar, sin embargo, que el hombre posee un rasgo brillante que lo coloca en un nivel de superioridad respecto a la mujer: las relaciones públicas. (Su tarea sido la de convencer a millones de mujeres de que los hombres son mujeres y que mujeres son hombres) Para el hombre, las mujeres alcanzan su plenitud con la maternidad; en cuanto a la sexualidad que nos impone, refleja lo que le satisfacería si fuera mujer.
En otras palabras, las mujeres no envidian el pene, pero los hombres envidian la vagina. En cuanto el macho decide aceptar su pasividad, se define a sí mismo como mujer (tanto los hombres como las mujeres piensan que los hombres son mujeres y las mujeres son hombres) y se convierte en un travestí, pierde su deseo de joder (o de lo que sea; por otra parte queda satisfecho con su papel de loca buscona) y se hace castrar. La ilusión de ser una mujer le proporciona una sexualidad difusa y prolongada. Para el hombre, joder es una defensa contra el deseo de ser mujer. El sexo en sí mismo es una sublimación.
(...)
Los hombres irracionales, los enfermos, los que intentan defenderse contra su repugnancia, al ver a las SCUM CARGAR SOBRE ELLOS, aullarán aterrados y se aferrarán a la Gran Mamá de las Grandes Tetas, pero las Tetas no les protegerán contra la arremetida de las SCUM; La Gran Mamá se aferrará al Gran Padre, quien, en un rincón, se cagará en sus dinámicos calzoncillos. Sin embargo, los hombres racionales, no patearán ni pelearán ni armarán una lamentable pataleta; se quedarán mansamente sentados, relajados, gozando del espectáculo, dejándose llevar por las olas hasta su fatal extinción.

Valerie Solanas




Fuentes: 


VIVIAN GORNIK
https://es.wikipedia.org/wiki/Valerie_Solanas
https://www.fucsia.co/actualidad/personajes/articulo/valerie-solanas-la-mujer-que-le-disparo-a-andy-warhol/65857
https://www.revistavanityfair.es/celebrities/articulos/valerie-solanas-disparar-andy-warhol-lena-dunham-american-horror-story-ryan-murphy/25856

jueves, 15 de septiembre de 2016

La materia de los sueños

En el Epílogo  de "La Tempestad", Shakespeare escribe la inmortal frase: "Ahora, nuestro juego ha terminado. Estos actores, como les dije, eran sólo espíritus y se han fundido en el aire, en la levedad del aire; y, al igual que la ilusoria visión que representaban, las torres que coronan las nubes, los lujosos palacios, los solemnes templos, el gran globo mismo, sí, con todo lo que contiene, se disolverán y, como estos desvanecidos pasajes sin cuerpo, no dejarán rastro. Estamos hechos de la misma materia de los sueños y nuestra breve vida cierra su círculo con otro sueño".

En efecto,estamos hechos de la misma materia de los sueños, y de la misma esencia también.
Hay noches en que los sueños expanden la mente hasta tener apariencia de realidad, mañanas en que el alma se siente inundada por el poso de nostalgia que esos sueños han dejado hasta bien entrado el día, y la eterna pregunta de los racionalistas se reformula como un eco incesante. ¿es realidad el sueño?.
Esas emociones, profundas e intensas, ¿no son reales?, ¿o acaso no lo son más que los espejismos pálidos y mentirosos de la vida en la caverna con los ojos abiertos?.
Sueños reincidentes de felicidades pasadas e imposibles, paraísos perdidos e idealizados que siguen perviviendo en algún rincón de la psique durmiente. Amores verdaderos, risas genuinas, abrazos ardientes, infancias eternas, playas infinitas, personas inmortales, soles que no queman, la sensación de ser amada sin límites ni mesura, sin miedos ni cautelas.
Soñar... de esa sustancia estamos hechos, de eso viven nuestros corazones tristes y solitarios pues la vigilia es un páramo sin amor y truncado por límites a cada instante.
Rousseau

martes, 13 de septiembre de 2016

Socialización

Según las teorías clásicas de la Sociología es un proceso de influjo entre una persona y sus semejantes, un proceso que resulta de aceptar las pautas de comportamiento social y de adaptarse a ellas.
La socialización es vista por los sociólogos como el proceso mediante el cual se inculca la cultura a los miembros de la sociedad. A través de él, la cultura se va transmitiendo de generación en generación, los individuos aprenden conocimientos específicos, desarrollan sus potencialidades y habilidades necesarias para la participación adecuada en la vida social y se adaptan a las formas de comportamiento organizado característico de su sociedad.

Mediante el proceso de socialización, la generación ya madura exterioriza y transmite sus valores, normas y costumbres a la generación posterior. Así constituye la forma en que el sistema se reproduce por sí mismo o por sus propios mecanismos, de ahí la importancia de comprobar y revisar los valores y normas que se transmiten.

 Así, según está definición de lo que es la socialización, podemos asumir que una persona adecuadamente socializada acepta y se adapta a las pautas de comportamiento social de una sociedad determinada.
Esto es en principio una ventaja para el individuo y la sociedad. Tal vez más para la sociedad, que se perpetúa gracias a la cohesión de los individuos bien socializados.
La revisión de los valores sociales es un proceso necesario y que no se suele realizar. Muchas personas dan por sentado que sus creencias, valores y concepción de la vida son únicos e inamovibles, o no se plantean que tal vez no lo son por comodidad e indolencia.

Algunos no estamos conformes con estos valores y sentimos un malestar desde muy temprano en la vida. No sabemos de dónde viene ese malestar, esa dificultad para encajar en los grupos, para caer bien a los demás... después de años de masiva autocrítica, una descubre que la sociedad es una construcción para el bien de la mayoría, y que puede no ser lo mejor para un individuo en concreto...para mí, por ejemplo.
Es bueno hacer lo que lo demás hacen, comportarse como los demás, tener los objetivos vitales y las creencias que tiene los demás... pero cuando en lo más profundo de tu ser algo grita NO cada vez que intentas "amoldarte" y abandonar tu propia forma original, es porque tal vez no sea tan "bueno".
El proceso por el cual llegas a ser consciente de ello puede ser largo y doloroso, lleno de pérdidas y carencias. Hallarse a una misma es cruel. Porque puedes hallar algo que no gusta a la mayoría, tal vez ni a tí misma.
Es más confortable dejarse arrullar en el seno conformista de una sociedad de la que te sientes parte.
Pero si no perteneces a nada, no hallas reposo.
Sin embargo, llega un momento en que todo eso deja de importar, dejas de cuestionarte por no ser como los demás, te aceptas y aceptas y la soledad de tu camino, asumes los errores que creías haber cometido, que no han sido más que tus elecciones particulares no aprobadas por los demás.

Y la vida sigue, por otro camino, desde otro punto de vista, más serena, más apacible...o no... pero menos socializada, desde luego.

lunes, 5 de septiembre de 2016

sonatina





La princesa está triste... ¿Qué tendrá la princesa?

Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro,
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.

El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.

Parlanchina, la dueña dice cosas banales,
y vestido de rojo piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.

¿Piensa, acaso, en el príncipe de Golconda o de China,

o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz?
¿O en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?

¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa

quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.

Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,

ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte,
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.

¡Pobrecita princesa  de los ojos azules!

Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal.

¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!

(La princesa está triste, la princesa está pálida)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe,
—la princesa está pálida, la princesa está triste—,
más brillante que el alba, más hermoso que abril!

—«Calla, calla, princesa —dice el hada madrina—;

en caballo, con alas, hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con un beso de amor».


Rubén Darío


Se ha cumplido el primer centenario de la muerte del poeta nicaragüense Rubén Darío 
(Metapa, hoy Ciudad Darío, 18 de enero de 1867-León, Nicaragua, 6 de febrero de 1916), gran
 renovador de la lírica en castellano y uno de los autores que mayor influencia ha ejercido en la 
poesía hispanoamericana del siglo XX.


"Sonatina", uno de sus poemas más conocidos. Apareció en el diario La Nación de Buenos Aires el
 17 de junio de 1875 y fue incluido en la primera edición de Prosas profanas y otros poemas. Narra una 
historia enmarcada en un mundo de fantasía, un cuento de hadas, cuya princesa protagonista se siente presa
 en su palacio y espera la llegada de un príncipe salvador. Darío adorna con su imágenes refinadas y
 estetizantes: flores y metales preciosos que consiguen un valor cromático, mariposas, aves, animales
 fantásticos y mitológicos y miradas hacia oriente. La historia ha sido relacionada con el cuento de la Bella 
Durmiente, liberada del sueño-muerte por el beso del príncipe. Según el autor, el tema de "Sonatina"
 es el despertar de la adolescencia, la espera del amor, la alegoría de las ansias  amorosas de la mujer:
 el poema "contiene el sueño cordial de toda adolescente, de toda mujer que aguarda el instante
 amoroso.Es el deseo íntimo, la melancolía ansiosa, y es, por fin, la esperanza" (Historia de mis 
libros, pág. 143).


Es una de las composiciones más representativas de Rubén Darío y del Modernismo, por su perfección
 formal,su musicalidad y la plasticidad y elegancia de las imágenes.Parte de la crítica ha visto en el poema 
una muestra de preciosismo vacío y superficial en el que no encontramos la emoción del sentimiento ni
 profundidad de pensamiento. Otros críticos consideran que  contiene algo más que belleza y perfección
 formal. Así, Jaime Concha explica que el poema admite dos niveles de lectura: como anécdota maravillosa
 o como alegoría de un estado de alma. De acuerdo con esta segunda lectura, la princesa se convierte en
 símbolo del alma prisionera y angustiada del poeta  que espera el amor que lo salve, y el anhelo de
 libertad de la princesa puede interpretarse como búsqueda de la belleza y del misterio  de la  
trascendencia.

    

A los modernistas se les ha acusado, y con razón, de ser misóginos, por referirse muchas veces a las mujeres
 en términos despectivos o machistas y por considerar además que tampoco ellas podían servir de modelo 
a las nuevas generaciones de mujeres. Sus críticas se enfocaron en lo que se llamó en la época “la nueva
 mujer”, que era vista por estos escritores como una “mujer viril” amenazante y asexual. 
Esta “nueva mujer” no solamente exigía el derecho al voto, sino también ocupaba un lugar en las empresas
 junto a los hombres y amenazaba con volcar de forma definitiva el mundo lleno de reglas que habían impuesto
 los hombres.
Vemos la exaltación de un tipo de mujer perfecta y un hombre femenino o machista. Esta mujer ideal es
 delicada, inocente y hermosa, y es quien espera de forma paciente y pasiva en la casa al marido/ caballero,
 que como en el poema de Darío “Sonatina”, viene desde muy lejos a rescatarla de la muerte.