martes, 31 de enero de 2017

El mito de Amor y Psique

El propósito de esta alegoría mítica que el romano Apuleyo recoge en su obra "El Asno de Oro" es ilustrar las tres etapas de existencia del alma: su preexistencia en un estado bendito, su existencia en la Tierra (con las pruebas y angustias que debe atravesar) y su futuro estado de feliz inmortalidad.
En la mitología, Eros representaba el poder sobrecogedor del amor, que por su fuerza puede también ser destructor. También representa y simboliza la fuerza misteriosa que coordina los elementos y asegura la perpetuidad de la vida. En el mundo romano recibió el nombre de Cupido


Amor y Psique. Canova

El verbo griego psycho significa «soplar». A partir de este verbo se forma el sustantivo, que alude en un primer momento al soplo, hálito o aliento que exhala al morir el ser humano. Dado que ese aliento permanece en el individuo hasta su muerte pasa a significar la vida. Cuando la psique escapa del cadáver, lleva una existencia autónoma: los griegos la imaginaban como una figura antropomorfa y alada, un doble o eidolon del difunto, que generalmente iba a parar al Hades, donde pervivía de modo sombrío y fantasmal. Según cuenta muchas veces Homero, la psyché sale volando de la boca del que muere como si fuera una mariposa (que en griego se escribe también psyché).
Cuenta la historia que hace mucho tiempo existieron un rey y una reina de Anatolia que tenían tres hijas. La menor, Psique, de tan deslumbrante belleza, que era adorada por los humanos como una reencarnación de la diosa Afrodita. Incluso dieron en adorarla como a una diosa y no advirtieron que, al descuidar los ritos debidos a esta diosa estaban atrayendo sobre la bella y bondadosa joven un destino funesto. Venus, herida en su orgullo,le dijo a su hijo Eros: “Haz que Psique se inflame de amor por el más horrendo de los monstruos”

La belleza no había traído a Psique felicidad alguna. Los hombres la idolatraban, pero ninguno osaba acercársele ni pedir su mano. Sus padres consultaron al Oráculo de Apolo para determinar qué le depararía el destino a su hija. Lejos de encontrar consuelo, el Oráculo predijo que Psique se casaría en la cumbre de la montaña con un monstruo de otro mundo. Psique aceptó amargamente su destino, y obedeciendo al Oráculo, sus padres la llevaron hasta la cima de la montaña seguidos por una larga procesión, donde la abandonaron. Así la encontró el Céfiro (viento del Oeste), quien la elevó por sobre las montañas hasta depositarla en un valle colmado de flores. Al despertar, Psique se internó en el bosque cercano siguiendo el sonido del agua. Lo que encontró fue un hermoso palacio, de indescriptible lujo y belleza, y voces sin cuerpo susurrando que el palacio le pertenecía y que todos estaban allí para servirla. Esa noche, mientras yacía en la oscuridad de su nueva alcoba, un desconocido la visitó para hacerla su esposa. Su voz era suave y amable, pero él no se dejaba ver a la luz del día, lo cual despertaba la curiosidad de Psique que deseaba conocer su rostro.
Amor y Psique. Gerard

Con el paso del tiempo Psique quedó embarazada y comenzó a sentir desasosiego a sentirse sola. Extrañaba a sus hermanas, a quienes no veía desde hace tiempo y esto le causaba tristeza. Imploró entonces a su esposo que le permitiera recibir la visita de sus hermanas, pero éste le advirtió que ellas tratarían de incitar su curiosidad y la alentarían a intentar desvelar la identidad de su marido. Él le advertía una y otra vez que no se dejara persuadir por sus hipócritas hermanas, ya que el día en que ella viera su cara no lo volvería a ver y sería el día en que acabaría su felicidad.
Finalmente, Eros cedió ante las intensas y apasionadas súplicas de Psique y pidió al viento Céfiro que acercara a las hermanas al palacio. Éstas, ante la visión de tanto lujo y belleza, ardieron de celos y envidia ante la buena fortuna que había tocado a su hermana. Secretamente, cada una de ellas comenzó a desmerecer lo que a ellas mismas les había tocado en suerte, sus ancianos maridos, sus mezquinas riquezas. Se fueron del palacio planeando cómo castigar a su hermana y en su retorno, la convencieron de que su marido era una enorme y monstruosa serpiente que esperaba al acecho para devorarla. Le sugirieron un detallado plan de acción, que se basaba en esperar que el sueño venciera a su marido para luego acercarse a él con una lámpara y un puñal y cortar su cabeza de serpiente.
El rapto de Psique. Bouguereau.

Esa misma noche, Psique esperó a que su marido se durmiera junto a ella y encendió su lámpara para observarlo. A quien vio fue al más hermoso de los dioses, el mismísimo Eros. El cuchillo cayó de sus manos y mientras observaba extasiada esa imagen gloriosa, una gota de aceite proveniente de la lámpara cayó en el hombro de Eros. Éste despertó y librándose del abrazo y los lamentos de Psique, expresó su decepción por la traición de Psique a su amor. Le contó que él mismo desobedeció las órdenes de su propia madre al enamorarse de ella, pero que ya todo estaba arruinado. Y así desplegó sus alas y se fue.

Psique comienza entonces una búsqueda desesperada por encontrar a Eros que culmina en su llegada al templo de Afrodita. Ésta, llena de ira y deseos de venganza, rasga las vestiduras de Psique y le encomienda cuatro tareas imposibles como clasificar miríadas de semillas distintas. Psique recibe ayuda de distintos dioses y fuerzas de la naturaleza que hacen posible que complete estos desafíos. Afrodita entonces inventa un nuevo castigo para Psique: internarse en el Hades en busca de Perséfone, reina de los infiernos, para rogarle que le diera un poco de su belleza dentro de un cofre. En el camino de regreso, sin embargo, quiso ella misma ponerse un poco y, al abrir la caja, un sueño insoportable se abatió sobre ella. Y habría muerto, de no ser porque Eros, su enamorado, acudió a despertarla: “Lleva rápidamente la caja a mi madre, que yo intentaré arreglarlo todo” dijo, y se fue volando. En la morada de los dioses, a petición de Eros, Zeus determinó que los amantes podían vivir juntos. Así que Hermes raptó a Psique y la llevó al cielo, donde se hizo inmortal. Y fueron juntos felices Eros y Psique y a su debido tiempo tuvieron una niña a la que en la tierra llamamos “Hedoné”, que significa Placer.


Como ya se ha explicado más arriba, Psique significa alma, pensamiento o espíritu y Eros es el amor. Se puede decir que este mito nos enseña principalmente la importancia de los sentimientos en el alma humana y cómo ellos nos movilizan psíquicamente en el conocimiento del mundo, del alma y de nuestra propia conciencia.
Eros sería la parte complementaria y necesaria para la formación de Psique, lo cual se explica en el desarrollo del mito. Hay autores que también hacen hincapié en la importancia de la complementariedad de lo masculino y lo femenino (Eros-Psique) para que se dé un equilibrio psíquico o vital.


miércoles, 25 de enero de 2017

Aleksandra Kollontai y la mujer nueva

Aleksandra Kolontái ( San Petersburgo,1872 - Moscú,1952) es un referente en la historia del feminismo socialista y de la revolución rusa protagonizada por las mujeres.  Fue una destacada política y feminista y la primera mujer de la historia en ocupar un puesto en el gobierno de una nación.
Después de convertirse en la primera mujer elegida por el Comité Central del Partido Bolchevique en 1917, Aleksandra Kollontai se sumergió en la dirección de la Organización de Mujeres Soviéticas conocida como Zhenodtel en 1920 gracias a su nombramiento por parte de Lenin. En 1922, la voz de Aleksandra Kollontai perdió fuerza y Lenin la relegó de su cargo y le asignó tareas diplomáticas. Sin saberlo, Aleksandra se convertiría en la primera mujer embajadora del mundo.
Durante más de 20 años, la gran defensora del socialismo feminista transmitió sus ideas por Europa y Estados Unidos. Mientras Aleksandra defendía con orgullo y profundo convencimiento sus ideas por medio mundo, en la nueva Unión Soviética, Stalin revocaba parte de las leyes que ella había promulgado en defensa de los derechos de la mujer.



Un gran número de artículos y discursos, así como varios libros y su propia autobiografía dejaron por escrito sus ideas, sentando las bases del movimiento feminista socialista. Entre los escritos más importantes de A. Kollontai están: "Los fundamentos sociales de la cuestión femenina", "La sociedad y la maternidad" o "Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada".
Aleksandra soñó con un mundo utópico en el que las mujeres se liberaran de lo que ella consideraba sus principales ataduras sociales: la familia, la sexualidad y la maternidad. A pesar de que sus logros no se prolongaron en el tiempo, su vida fue sin duda excepcional y dejó una importante huella en el feminismo europeo de principios del siglo XX. 




Siguiendo las ideas marxistas que situaban a la familia burguesa en el centro de las estructuras sociales opresivas propias del capitalismo, Aleksandra definió su política social y feminista alejada de la estructura familiar. Para ella, como para muchos socialistas, era necesario eliminar el concepto de la familia patriarcal opresora y trasladar la responsabilidad de los hijos y el hogar a la sociedad. Para ello, Lenin y Kollontai imaginaron una red de instituciones como casas-cuna y guarderías, restaurantes y lavanderías públicos, que liberaran a las mujeres de las tareas del cuidado de los niños y de la casa.
Durante los primeros años de la revolución rusa, la directora de la Zhenodtel promulgó varias leyes que liberarían a las mujeres a través de sus ideas socialistas. Le dio al matrimonio un carácter civil e igualitario entre cónyuges, facilitó el acceso al divorcio por ambas partes y consiguió la protección estatal a madres e hijos a la vez que hizo gratuita la asistencia maternal en los hospitales.

Toda su obra política estaba demasiado ligada a la figura de Lenin quien, en el momento en que dejó de darle su apoyo destituyéndola de la dirección de la Zhenodtel, hizo decaer su influencia política. La destitución vino provocada en buena medida por uno de los puntos del programa ideológico de Kollontai: además de defender la liberación de la mujer alejándola del hogar y de la maternidad, la liberación sexual debía ser el siguiente paso. Sus ideas demasiado modernas para su tiempo fueron rechazadas no sólo por Lenin, sino también por muchas mujeres socialistas con unas ideas tradicionalistas demasiado arraigadas.
Por otro lado, su intención de sustituir a la familia por un estado socialista que se hiciera cargo de los roles domésticos, tampoco dio sus frutos. La guerra civil que devastó Rusia tras la revolución bolchevique, trayendo hambre, muerte y desolación, hizo que los que sobrevivieron se aferraran a las instituciones tradicionales, entre ellas la familia.



Kollontai dedicó muchos esfuerzos a la lucha por la liberación de las mujeres trabajadoras rusas. Ella creía que la nueva sociedad y la igualdad entre los sexos se conseguiría no sólo con la transformación de las bases económicas que producen las desigualdades, sino también con un cambio en las relaciones sexuales. Alejándose políticamente de sus compañeros de partido, llamó a una revolución cultural que transformase las relaciones interpersonales.
Con el fin de acabar con los males de la antigua sociedad (soledad, incomunicación, desigualdad, instinto de propiedad y doble moralidad sexual) Kollontai propuso una nueva forma de vida basada en el amor y el compañerismo. En ese sentido formuló la teoría llamada del "vaso de agua", invitando a las mujeres a consumir la sexualidad como un vaso de agua, rompiendo así con las viejas relaciones sexuales que perpetuaban la opresión de la mujer. Admitió todo tipo de unión por amor, a excepción de existir peligro para la salud y a excepción de la prostitución en todas sus variantes. Sobre la prostitución considera que se trata de una experiencia insatisfactoria tanto para el hombre, que comprando las caricias de una mujer nunca experimentará el verdadero éxtasis erótico, como para la prostituta, que nunca alcanzará plenitud y armonía vendiendo su cuerpo. En las relaciones sexuales la mujer nueva no renunciaría a su naturaleza femenina, ni al placer de la carne y elegiría libremente al hombre que quisiese como padre de su descendencia. 




Denunció la identificación entre amor y género femenino y la dependencia moral, material y sentimental femenina. Esta dependencia choca con la independencia y la actitud del varón, para quien el amor no es más que una parte de su vida. Kollontai afirma que esa necesidad femenina de amar es la causa de incontables tragedias en el alma de las mujeres de todas las clases sociales: los celos, la desconfianza, la soledad, el renunciamiento a sí mismas por adaptarse al ser amado, etc.
El amor para la mujer nueva que ella preconiza no es sino una etapa en el camino de su vida; su fin principal es un ideal social, una vocación, el estudio de la Ciencia o el trabajo creador.
También denuncia el desconocimiento masculino de la sexualidad femenina, y la injusticia que suponía la existencia de una doble moral, aquella justificación del adulterio masculino y la condena del adulterio femenino que es tradición en las culturas patriarcales. Para Kollontai la doble moral es uno de los problemas más importantes que acosan la inteligencia y el corazón de la Humanidad. Para acabar con ella será necesaria una larga lucha con objeto de reeducar la psicología de la Humanidad; señala muy especialmente la imposibilidad de la “mujer nueva” de realizarse sentimentalmente en un mundo en el que el varón todavía no ha cambiado.



Para Kollontai, el matrimonio legal tiene en su base dos principios que lo envenenan y que afectan de igual modo a varones y mujeres: su indisolubilidad y la idea de propiedad con respecto al cónyuge, capaz de estrangular la relación más apasionada, por eso propone la unión libre como alternativa al matrimonio legal; se niegan los supuestos derechos de propiedad que el amor burgués concedía sobre el cuerpo y el alma de la persona amada. Se basa en el mutuo respeto a la individualidad y la libertad del otro, lo que entraña el rechazo de la subordinación de la mujer dentro de la pareja y de la hipocresía de la doble moral.

 Los seres humanos viven aislados, cuando no enfrentados con la comunidad; y es precisamente esta soledad moral en que viven mujeres y varones la que hace que las mujeres se aferren con enfermiza avidez a un ser del sexo opuesto.









Fuentes: mujeres en la historia, mujeres riot, coral herrera gómez, wikipedia












martes, 24 de enero de 2017

La hipocresía



Exageráis la hipocresía de los hombres. La mayoría piensa demasiado poco para permitirse el lujo de poder pensar doble.
Marguerite Yourcenar 
No se puede ser y no ser algo al mismo tiempo y bajo el mismo aspecto.
Aristóteles 
La hipocresía exterior, siendo pecado en lo moral, es grande virtud política.
Francisco de Quevedo 

Para el lingüista y analista social Noam Chomsky, la hipocresía, definida como la negativa a "... aplicar en nosotros mismos los mismos valores que aplicamos en otros", es uno de los males centrales de nuestra sociedad.  Promueve injusticias como la guerra y las desigualdades sociales en un marco de autoengaño, que incluye la noción de que la hipocresía por sí misma es una parte necesaria o benéfica del comportamiento humano y la sociedad.
La palabra "hipócrita" proviene del griego hypo, que significa "máscara" y crytes que significa "respuesta", por lo que la palabra significaría "responder con máscaras". Derivan del verbo griego, "juzgar" (kritiki), presuntamente porque la realización de un texto dramático involucraba un cierto grado de interpretación del texto .En la Antigua Grecia, un hipócrita era la persona que dedicaba su vida a la actuación.
 La hipocresía es un tipo de mentira o una "pantalla de reputación", un hipócrita es alguien que pretende ser algo que no es, a menudo mejor de lo que es. Es decir, una persona hipócrita es aquella que pretende que se vea la grandeza y bondad que construye con apariencias sobre sí misma, pretendiendo o pidiendo que se actúe de la misma forma, además de que se ensalcen sus actos.
La hipocresía consta de dos operaciones. En primer lugar, se debe producir una simulación donde se muestra lo que se desea, para luego dar origen al disimulo o lo que se quiere ocultar.
Según el psicoanálisis a este comportamiento se le conoce como "proyección". Se puede considerar más un autoengaño que un engaño deliberado hacia el resto de las personas. La hipocresía por tanto es a menudo interpretada como un mecanismo de defensa, y no un acto de engaño consciente. Se proyecta en el otro el vicio o defecto que uno mismo no es capaz de ver o admitir en su propio comportamiento y que a la vez se condena abiertamente.
Por lo que hemos visto en este breve análisis de la hipocresía, se trata de un autoengaño en que el se incurre a nivel de individuo o de grupo humano para dar una mejor imagen de sí mismo, ampliamente extendido y aceptado, incluso considerado como necesario por muchos, como un elemento pacificador y que aporta bienestar y orden social.
Llevar máscaras y actuar nos protege de la barbarie, pues como individuos humanos y como masa dejamos bastante que desear al desnudo.




Lugares pasados

Vi ravviso, o luoghi ameni,
in cui lieti, in cui sereni
sì tranquillo i dì passai
della prima gioventù!
Cari luoghi, io vi trovai,
ma quei dì non trovo più!

Felice Romani, Libreto de La Sonnambula, de Bellini

(Os reconozco, oh bellos lugares/ en los que feliz, en los que sereno/ tranquilo, pasé los días/ de mi primera juventud/ Oh, queridos lugares, os he encontrado/ pero esos días no los he vuelto a encontrar)


Cuántas veces caemos en la ilusión de buscar en los sitios en que fuimos felices la dicha perdida. Los días que pasaron se disolvieron en las tinieblas sutiles de la memoria y la felicidad no es más que una sombra que no tiene nombre y que nos acecha como algo que permanece en un lugar pero que ya no pertenece a ninguna parte.
Oh sueños del pasado, absurdos, persistentes, pegajosos, viscosos, malditos...
El presente está impregnado de belleza para quien no está intoxicado por el potente narcótico de la nostalgia.

La añoranza. René Magritte.


lunes, 23 de enero de 2017

Nostalgia

La palabra nostalgia se nutre, en su raíz griega, de nostos, que viene de nesthai (regreso, volver a casa), y de algos (sufrimiento, dolor, padeccimiento). Podría definirse entonces la nostalgia como el sufrimiento causado por el deseo incumplido de regresar a casa, a una persona, a un pasado mejor e idealizado. 
El pasado se tiende a idealizar, sobre todo la infancia, ese paraíso perdido que tiende a reaparecer con tesón renovado en los sueños, insistiendo en reivindicar unos días lejanos y soleados ya pasados pero vívidos en la memoria del alma. Esos días vuelven a brillar cada noche y se repiten incesantemente, con una nostalgia que duele y martillea el corazón agostado.
Nunca habrá un reencuentro con ese pasado excepto en la lejana dimensión de los sueños perdidos, en la lejanía más remota de la conciencia adormecida.


El sueño. H. Rousseau


Nostalgia
Al fin nos hallaremos. Las temblorosas manos
apretarán, suaves, la dicha conseguida,
por un sendero solo, muy lejos de los vanos
cuidados que ahora inquietan la fe de nuestra vida.
Las ramas de los sauces mojados y amarillos
nos rozarán las frentes. En la arena perlada,
verbenas llenas de agua, de cálices sencillos,
ornarán la indolente paz de nuestra pisada.

Mi brazo rodeará tu mimosa cintura,
tú dejarás caer en mi hombro tu cabeza,
¡y el ideal vendrá entre la tarde pura,
a envolver nuestro amor en su eterna belleza!
Juan Ramón Jiménez


Ulises 




"Nada hay tan dulce como la patria y los padres propios, aunque uno tenga en tierra extraña y lejana la mansión más opulenta" (Homero)

viernes, 13 de enero de 2017

Historia de la melancolía

"Bajo los grandes cielos afelpados de sombras o dorados de soles, arropada en el manto pálido y torrencial de mi melancolía, con una astral indiferencia miro pasar las intemperies..."
Delmira Agustini

"Y en este titubeo de aliento y agonía, cargo lleno de penas lo que apenas soporto. ¿No oyes caer las gotas de mi melancolía?" 
Rubén Darío

"Escribir sobre la melancolía solo tendría sentido para aquellos a quienes la melancolía satura o si el escrito viniera de la melancolía. Trato de hablarles de un agobio de tristeza, de un dolor intransmisible que nos absorbe a veces, y a menudo, perdurablemente, al punto de hacernos perder el gusto por toda palabra, por todo acto, el gusto mismo por la vida".
  Julia Kristeva
Película "Melancolía", de Lars Von Trier

El término melancolía viene del griego clásico, "bilis negra" o μελαγχολια ("melancolía", μελαγ: melán, negro; χολη: jole, hiel, bilis) pasó a convertirse en sinónimo de tristeza. Tiene su origen en Hipócrates, y continuó usándose hasta el Renacimiento. En el año 1725 el británico sir Richard Blackmore lo rebautizó con el término vigente de depresión.
La cultura griega clásica explicaba todas las enfermedades y los cambios de temperamento o "humor" a partir de la influencia de cuatro líquidos corporales denominados "humores": la sangre, la flema, la bilis negra y la bilis amarilla. Según esta teoría de los cuatro humores propuesta por Hipócrates un exceso de sangre provocaba comportamientos hiperactivos, mientras que el exceso de bilis negra provocaba un comportamiento abatido, apático y un manifiesto sentimiento de tristeza. 


En la elaborada y compleja elaboración de la teoría humorista, la melancolía se asoció con la tierra a través de los Cuatro Elementos, con la temporada de otoño, con el bazo como órgano de origen, y también los melancólicos tienen como cualidades relacionadas que son "fríos y secos". En la astrología se hace notar la influencia de Saturno, de ahí surge el adjetivo relacionado: "saturnino".
La melancolía se describió pues como una enfermedad con determinados síntomas mentales y físicos en los siglos IV y V ac. Hipócrates, en sus Aforismos, reflejó que todos los "miedos y desalientos, si duraban mucho tiempo" como síntomas de la melancolía. Cuando un paciente no podía ser curado de la enfermedad, se pensaba que la melancolía era resultado de una "posesión demoniaca".
El temperamento (temperamentum, medida) es la peculiaridad e intensidad individual de los afectos psíquicos y de la estructura dominante de humor y motivación; es la manera individual de reaccionar a los estímulos ambientales. El colérico es rápido, muy activo, práctico en sus decisiones, autosuficiente y sobre todo independiente. Se considera que es muy determinado, firme y decidido en sus opiniones, y se enoja con facilidad. El melancólico es sensible, aunque poco reactivo; tiende al pesimismo y la pasividad.
Los romanos antiguos tenían en latín su propia manera de llamar a la bilis negra, "atra bilis" (bilis oscura), de la cual se deriva la palabra española "atrabiliario", que significa "de triste semblante".

Saturno

A partir de la expansión del Islam en el siglo VII se produce una relación sincrética y muy productiva en el campo de la medicina árabe, en contacto con las obras clásicas de los autores griegos y romanos a través de los traductores nestorianos. Ishaq Ibn Imran, en el siglo X, en Bagdad describe en su Maqâla fî âl-Malîhûliyâ (Tratado de la melancolía, única obra árabe dedicada exclusivamente a este trastorno) que en estos pacientes hay sentimientos de angustia y soledad debidos a una idea irreal. Incluye algunos síntomas somáticos como la pérdida de peso y sueño. La melancolía puede surgir por motivos como el miedo, el tedio o la ira. Distingue, entonces, entre tristeza, ansiedad, angustia, trastornos psicosomáticos y somatopsíquicos y propone tratamientos ambientales (una incipiente propuesta de psicoterapia) y farmacéuticos. Aunque mantiene una concepción general basada en la teoría humoral, aporta ideas acerca de su etiopatogenia que se alejan del concepto clásico: las actividades del alma racional (el pensamiento arduo, el recuerdo, las fantasías o los juicios) pueden arrastrar al alma susceptible a la melancolía, como caen en ella los enamorados o los sibaritas, o los que se exceden en la lectura de libros de medicina o filosofía.
En la Edad Media, desde una perspectiva religiosa, a la melancolía se la categorizó como algo negativo y pecaminoso, entendido como tentación o pecado, pasando a denominarse "acedia" o "apátheia" (desidia, apatía). Los ocho pecados capitales eran la gastrimargia, la fornicatio, la philargyria, la tristitia (esta fue eliminada por Tomás de Aquino, quedando para el acervo popular los siete pecados capitales), la cenodoxia, la ira, la superbia y la acedia o taedium cordis (desidia, sutilmente diferente de la tristeza o de la pereza). Isidoro de Sevilla (556–636) indicaba cuatro defectos derivados de la tristeza: el rencor, la pusilanimidad, la amargura y la desesperación. Durante la Edad Media se gestan muchos de los simbolismos actuales sobre la depresión, como la relación entre Saturno y la melancolía. 


Hildegarda de Bingen (1098- 1179), abadesa y mística alemana, médica, compositora y escritora, que fue conocida como la Sibila del Rin. Fue una de las personalidades más multifacéticas del Occidente europeo, y de las más influyentes de la Baja Edad Media, que escribió sobre la melancolía en los conventos y no olvidó señalar como posible lenitivo las relaciones sexuales.
Thomas Willis (1621-1675) será el primer médico en rechazar activamente la teoría de los cuatro humores y, al hilo de la corriente imperante en su época, atribuirá a procesos químicos del cerebro y del corazón las causas de esta enfermedad.
El principal discípulo de Pinel, Jean-Etienne-Dominique Esquirol acometió la reforma psiquiátrica de espíritu positivista que sentó las bases de la identificación entre loco y enfermo mental. Adoptó el término de monomanía para algunos tipos de melancolía, y apuntó por primera vez, de una manera muy adelantada, a la "enfermedad" (monomanía instintiva) como causa de determinados comportamientos delictivos. Aquí comenzará el proceso que culmina en pleno siglo XX de identificación (y confusión, en algunos casos) entre trastorno anímico (tristeza patológica) y enfermedad mental (depresión).


A medida que avanza el desarrollo de la psiquiatría la terminología empleada para referirse a la melancolía o a la depresión van adquiriendo mayor especificidad y claridad. La biopsiquiatría ha llegado más lejos explicando a través de mecanismos neurocerebrales cómo la interacción de determinados neurotransmisores influye en el desarrollo de múltiples trastornos mentales entre los que se encuentra la depresión.
El origen del vocablo depresión se encuentra en la expresión latina "de" y "premere" (empujar u oprimir hacia abajo). Su uso se registra por primera vez en Inglaterra en el siglo XVII. Richard Blackmore, médico de Guillermo III de Inglaterra y poeta, habla en 1725 de estar deprimido a estar en profunda tristeza y melancolía. En 1808 Hacia el siglo XIX el término depresión va ganando terreno y se usa junto al de melancolía para designar a la enfermedad, mientras este último término siguió conservando su uso popular y literario.


El melancólico es visto en general por sus contemporáneos como una molestia y un peligro.
Como ejemplo de ello, en el "Cuento del clérigo", de Chaucer, se hace una descripción muy precisa de este "catastrófico vicio del espíritu". La acedia, nos dice," hace al hombre aletargado, pensativo y grave. Paraliza la voluntad humana, retarda y pone inerte al hombre cuando intenta actuar". "De la acedia proceden el horror a comenzar cualquier acción de utilidad, y finalmente el desaliento o la desesperación"." En su ruta hacia la desesperanza extrema, la acedia genera toda una cosecha de pecados menores, como la ociosidad, la morosidad, la "lâchesse", la frialdad, la falta de devoción y el pecado de la aflicción mundana, llamado tristitia, que mata al hombre, como dice San Pablo". "Los que han pecado por acedia encuentran su morada eterna en el quinto círculo del infierno". "Allí se los sumerge en la misma ciénaga negra con los coléricos, y sus lamentos y voces burbujean en la superficie".

Un famoso alegórico grabado de Alberto Durero fue titulado "Melancolía". Este grabado se ha interpretado como una alegoría compleja, como el estado de espera de la inspiración a la huelga, y no necesariamente como una tristeza. Entre otros símbolos alegóricos, el cuadro incluye un cuadro mágico y un romboedro truncado.
Fuente: wikipedia

miércoles, 11 de enero de 2017

ruido y furia

"La vida es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido".
Macbeth, W. Shakespeare

La vida está llena de furia 
la furia que destilamos nosotros mismos.
Ruidos que producimos sin cesar.
nada tiene sentido, porque somos diotas.
Tan idiotas que nos sentimos el centro de la creación, 
que destruimos lo creado con lo que creamos nosotros.
Ruido que mata los silencios inefables de la vida.
Furia desnaturalizada y humana que nos mueve
para hacer cosas inútiles
que nos matan cada día
como idiotas.
Idiotas ruidosos de mierda.
Sinsentido que nos mueve al abismo.
Al abismo al que tememos y al que corremos frenéticos.
Idiotas, ruidosos, furiosos.



jueves, 5 de enero de 2017

Cruz y delicia del corazón

È strano! è strano!
In core scolpiti ho quegli accenti!
Saria per me scentura un serio amore?
Che risolvi, o turbata anima mia?
Null´uomo ancora t´accendeva
Oh, gioia
chío non conobbi,
esser amata amando!
E sdegnarla poss'io
per l´aride follie del viver mio?

Ah, fors´è lui che l'anima
sloinga ne´tumulti
godea sovente pingere
de´ suoi colori occulti.
Lui, che modesto e vigilie
all'egre soglie ascese,
destandomi all´amor!

A quell´amor ch´è palpito
dell´universo intero,
misterioso, altero,
croce e delizia al cor.

Follie! Delirio vano è questo!
Povera donna, sola, abbandonata
in questo popoloso deserto
che appellano Parigi,
che spero or più? Che far degg´io?
Gioire!
Di vollutá ne´vortici perir!
Gioir!

Francesco Maria Piave, libreto de La Traviata de Verdi

( ¡Es extraño, es extraño!/ En el corazón tengo esculpidas esas palabras / ¿Sería una desgracia para mí un amor serio?/ ¿Qué decides, oh turbada alma mía?/ Ningún hombre te ha inflamado hasta ahora / ¡Oh alegría / que no he conocido! / ¡Ser amada amando! / ¿Y puedo desdeñarla / por las áridas frivolidades de mi vida?/ /Ah, quizás es él aquel que mi alma  / solitaria entre el tumulto / se complacía a veces en esbozar / en sus colores ocultos / Él, que modesto y solícito  / subió a las habitaciones de la enferma / despertándome al amor // A ese amor que es el hálito / del univero entero / Misterioso, altivo / Cruz y delicia del corazón // ¡Locuras! Esto es un delirio vano / ¡Pobre mujer, sola, abandonada / en este populoso desierto / al que llaman París! / ¿Qué más puedo esperar?, ¿Qué debo hacer? / ¡Gozar!/ ¡Perecer en los remolinos de placer! / ¡Gozar!)
Traducción de Claire Leopardo


Violetta acaba de saber que Alfredo la ama, con un amor apasionado y que dice poder con todas las convenciones sociales. No importa que Alfredo sea un joven adinerado de buena familia y que Violeta sea una mujer de baja extracción y de mala fama, o eso dice él.
Violetta sabe que eso no es cierto, que ella no merece ser amada en paz y sin lujuria, que las mujeres como ella no pueden aspirar a eso. Y por eso en este monólogo al final de la primera escena de La Traviata se debate entre el deseo de vivir un amor apasionado y verdadero y la certeza de que no podrá ser.
Se siente sola en "este populoso desierto llamado París"; a ella sólo se acercan los hombres por su belleza y por el lujo de sus fiestas. No existen los verdaderos amigos. En los días de enfermedad y miseria nadie estuvo a su lado. En el fondo, aunque lleva una vida superficial y frívola, basada en su imagen, en el placer físico, en satisfacer los sentidos, siente la soledad y el vacío de un corazón hueco. Parece que ceder a la insistencia de Alfredo puede llevarla a conocer las loadas delicias de un amor romántico. Sería tan bonito...
Pero no... hay que ahogar los sentimientos tiernos, las debilidades, hay que ser dura y seguir adelante con el negocio.
Gozar, gozar de los placeres sensuales, sin mirar atrás, sin pensar, no permitirse soñar con lo que no está a tu alcance.

Ah, Violetta, ojalá no hubieras cedido... realmente, este bienintencionado pero débil enamorado no era digno de tí.




martes, 3 de enero de 2017

Camino

Extracto de Proverbios y cantares (XXIX)

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.

Antonio Machado



A veces pienso en cómo haría las cosas si volviera a tener 17 años y tuviera tantas puertas abiertas como entonces sabiendo lo que todo lo que sé ahora de la vida.
Supongo que eso nos lo hemos planteado todos llegados a cierto punto de nuestras vidas, cuando parece que ya está todo el pescado vendido y nos hemos quedado con la sensación de que las cosas podrían haber sido mucho mejores.
Claro, y esa vocecita interior optimista y positiva que dice: "pero aún puedes hacer muchas cosas y cambiar tu vida", salta, con mayor o menos fuerza, pero salta.
Sin embargo, las cadenas del miedo son cortas y pesan.
Quién, en su sano juicio, sabiendo cómo están las cosas, se arriesgaría a emprender un nuevo camino.
Sobre todo, cuando no se tiene claro cuál sería ese nuevo camino a seguir. Aún la senda está oculta entre las sombras, apenas se vislumbra, qué miedo, qué náusea.
A mis 17 años ni siquiera sabía que podía existir una senda diferente al camino que pensaba que debía seguir indefectiblemente. Sabía que éste no me ilusionaba, que no me motivaba, que lo seguía con resignación y pasividad.
Los años me han ido enseñando que hay muchas cosas en ese camino que no me gustan, he ido apartándome sin darme cuenta, me han apartado y he sufrido mucho por ello.
Si pudiera volver atrás... realmente, no sé muy bien qué haría, me siento tal vez tan confundida como al principio.