lunes, 27 de enero de 2020

El fenómeno Rupaul

Ya he comentado antes que sigo el reality de Rupaul´s Drag Race, un concurso de drag queens que resulta fascinante tanto por la temática, inédita hasta ahora en los programas de TV, como por los valores que transmite.
Dejando aparte la dinámica del concurso, divertida y desenfadada, y la personalidad de los concursantes, que es parte fundamental de la esencia del show, me gustaría hablar del propio Rupaul, figura de culto y que plantea bastantes interrogantes por sí misma.


Rupaul es un showman que hace de todo: saca discos, libros, todo tipo de merchandising, produce y presenta el programa, es actor, etc... He buscado información sobre él como persona, sobre lo que piensa y sus ideas, pero es muy difícil encontrar algo. Apenas da entrevistas y es muy reservado respecto a lo que no concierne a sus negocios. Parece que se envuelve en un halo de misterio y de distancia hacia el público al que tanto debe.

Cuando empecé a ver el programa me quedé fascinada ante el carisma, la belleza y la amabilidad del personaje con los concursantes, a quienes llama "hijas" y "familia". Es innegable que el programa refuerza valores como la tolerancia hacia las personas LGTB, la solidaridad, la tolerancia y aceptación hacia las personas de todas las razas y géneros, discapacidades e incluso de todas las tallas.
La frase con la que Ru termina todos los programas es "¿cómo coño vas a amar a nadie si no te amas a tí mismo?", por lo que también hay un fuerte componente en el mensaje de Rupaul de autoaceptación y de reforzamiento de la estima propia. Muchas concursantes hablan de lo que han sufrido por ser diferentes, de maltratos infantiles, bullying, discriminación por raza, etc... y esto es un elemento central en el programa, que a priori puede parecer tremendamente frívolo pero que nos ofrece estos testimonios e historias que hacen del mismo un lugar seguro para las personas que han sufrido diferentes (y a veces múltiples) formas de discriminación y maltrato.



Y una vez dicho todo esto, ¿qué es lo que no me cuadra del universo de Rupaul?
Pues para empezar, se contradice un poco el hecho de que apoye a minorías desfavorecidas a las que él mismo pertenece (por orientación sexual y raza) pero que por otro lado uno de sus mantras más repetidos es "work it!", es decir, cúrratelo, como si el trabajo y la dedicación fueran suficientes para alcanzar cualquier meta aun partiendo de situaciones de discriminación y de vulnerabilidad. Lo que parece olvidar o ignorar a propósito es que no todas las personas parten de un misma posición, y que aunque él ha tenido mucho éxito a pesar de provenir de situaciones desfavorables, lo normal es que por mucho que se lo curren y sueñen con ello, hay muchas personas que no van a triunfar o ni siquiera ser aceptadas por ser lo que son.
Nos intenta inculcar el mensaje neoliberal del hombre hecho a sí mismo, del sueño americano, del querer es poder, que al final es una forma de desmoralizar y culpabilizar al vulnerable porque claro, si no consigue alcanzar sus sueños es porque no se lo ha currado lo suficiente y no porque parte de una situación de base de desventaja.
Parece que Rupaul desde su éxito se ha creado una narrativa de que le ha ido bien porque ha trabajado mucho y se lo merece, no porque tal vez ha tenido suerte y ha dado con  las personas adecuadas en el momento adecuado para triunfar. Incluso resulta curioso y significativo que cuando se traviste dice que es una mujer blanca.


También se comenta que a pesar del mensaje de hermandad y de "aquí todos somos familia" que tanto promulga en el programa, realmente su relación con las concursantes es bastante distante y fría y centrada en lo mercantil, por lo que esa figura encantadora y maternal finalmente es un fraude ( varias reinas como Pearl, The Vixen, etc... han hablado de la frialdad de la estrella).
También hay fans que critican que a pesar de que Ru es negro hay racismo en el programa. Es cierto que las reinas negras, hispanas o asiáticas no parecen ser tan valoradas como las blancas, no sólo en el programa en sí como por los fans. También las reinas de talla grande suelen tenerlo más difícil para avanzar en el concurso, porque seamos realistas, el mundo del drag prefiere los cuerpos normativos y delgados.

Lo cierto es que parece que Rupaul, que es un personaje transgresor per se, intenta suavizar su imagen para gustar a un público más amplio, por lo que tal vez ha ido cediendo cada vez a una audiencia mayoritariamente blanca y anglosajona de ideas neoliberales. Tal vez él mismo se ha ido sintiendo menos un outsider al alcanzar el estrellato y ha cambiado sus ideales.
Al menos esa es la impresión que me da a mí.



miércoles, 8 de enero de 2020

La enfermedad de Simba

En 3 meses un tumor cerebral se lo ha llevado.

Un buen día de primeros de octubre se le cerró el ojo derecho y en un principio no me preocupó demasiado, pues podía ser simplemente un rasguño tras una pelea con alguno de los otros gatos.
Esperé unos 2 días y ya vi que había algo que no me encajaba: tenía el tercer párpado tapando el ojo, así que decidí pedir cita con la veterinaria.

Empezamos el periplo de pruebas diagnósticas, puesto que lo que tenía era un síndrome de Horner, que no es más que un conjunto de síntomas en el ojo que pueden tener múltiples causas de diferente naturaleza (infecciosa, tumoral, neurológica, etc...). Lo importante era buscar la causa del Horner, aunque éramos optimistas porque un alto porcentaje de casos en gatos es de causa idiopática, es decir, que aparece y desaparece sin más a las 8-10 semanas. En principio no había motivos para preocuparse en exceso. Simba tenía el ojo con miosis (pupila contraída con poca reacción a la luz), ptosis (párpado superior bajado), enoftalmos (ojo hundido) y el tercer párpado prominente. Lo vio un oftalmólogo veterinario, confirmó el diagnóstico y recomendó analíticas y radiografías de cabeza para descartar patologías de tipo otorrinolaringológico que también son causa frecuente del Horner (otitis media, pólipos nasofaríngeos, etc...).

Gato con síndrome de Horner


Las pruebas salieron bien, por lo que aún éramos optimistas. Se le puso tratamiento para una posible otitis media que es muy difícil de diagnosticar en gatos y se decidió observar y esperar a ver si mejoraba pasadas las 8 semanas del posible Horner idiopático.

En general durante los 2 primeros meses se mantuvo estable, con su ojito cerrado y sin cambios. No tenía otitis y no se le iban los síntomas, así que ya a principios de noviembre se planteó hacer un TAC para ver cuál era la causa y tratarla.
Con mucha dificultad le hice el TAC, ya que es muy caro y no se puede pagar a plazos. Tuve que pedir ayuda porque por desgracia para Simba yo no estoy sobrada de dinero y ya la consulta con el oftalmólogo, la analítica y las radiografías habían supuesto una suma de dinero muy grande para mí. Me sentí muy mal por tener estas limitaciones económicas, quería lo mejor para Simba y quedarme tranquila de que estaba haciendo todo por él, pero por desgracia en la medicina veterinaria las limitaciones económicas determinan mucho todo el proceso diagnóstico y el tratamiento.

Por fin se le pudo hacer el TAC (gracias a todas y a Mary), que era bajo sedación, y la espera de los resultados fue difícil, porque yo ya empezaba a ver que la causa no era benigna. Él sin embargo seguía haciendo vida normal, algo más apagado tal vez que lo habitual, pero comía, se acicalaba, se relacionaba con los otros gatos y pasaba todos los días su ratito bebiendo/remoloneando en la fuente, cosa que le encantaba.

TAC en gato


Al fin tras varios días de espera llegaron los resultados del TAC, que fueron desconcertantes. Se veía una lesión en el lóbulo frontal derecho del cerebro, pero no quedaba claro que fuera de causa tumoral o vascular, por lo que en el informe radiológico se recomendaba realizar una resonancia magnética. Me sentí pesimista e impotente, porque no era posible de ninguna manera realizar una prueba tan cara (unos 800-900 euros), pero debo decir que mis veterinarias fueron muy sinceras y honestas a lo largo de todo el proceso y me dijeron que no veían necesario insistir en hacer la prueba ya que muy probablemente al ser un tumor cerebral casi no había opciones de tratamiento curativas (la cirugía no era viable por la localización y ni la radioterapia ni la quimioterapia funcionan) aunque sí paliativas.

Simba con 3-4 años


Ahora me encontraba con que Simba, que "sólo" tenía un ojito cerrado, tenía un probable tumor cerebral de mal pronóstico, pero no había certeza, así que estuve dando vueltas a qué más podía hacer por él. La incertidumbre es terrible. Se me ocurrió consultar a través de internet con una especialista en Neurología Veterinaria en Barcelona que sorprendentemente se ofreció muy amablemente a consultar el caso con mis veterinarias. Y así fue, las puse en contacto y la neuróloga confirmó que la imagen del TAC y los síntomas concordaban con un tumor cerebral y que iba a cambiar el curso de la enfermedad.


Poco a poco la situación se fue precipitando. Por esa época, a finales de noviembre, en sus revisiones semanales se le empezó a detectar pérdida de sensibilidad y de reflejos en la mitad derecha de la cara y se le puso tratamiento paliativo para intentar controlar las consecuencias del crecimiento del tumor. Pasé a tener que medicarlo cada 12h con un jarabe y una pastilla (cualquiera que haya tenido un gato sabe lo difícil que es darles una pastilla). Me resultaba estresante tener que forzarlo a tragar y pillarlo a traición para medicarlo en contra de su voluntad, pero es lo que había que hacer y lo hice.

Fueron pasando los días y aunque lo que tenía Simba era malo yo creía que aún nos daría unos meses de tregua y de estar juntos. A veces con cierto sentimiento de culpa pensaba "¿y si va más rápido y lo pierdo?", pero intentaba alejar esos pensamientos de mi mente. Lo veía bien, me había acostumbrado a su ojo cerrado, a darle sus pastillas y a vigilar que comía lo suficiente para no perder peso. Tenía aún la esperanza de que de alguna manera se pudiera poner bien y todo hubiera sido un "error".

Pero no, los síntomas iban avanzando, más rápido de lo que yo he podido ir asimilando. Empezó a perder fuerza en la boca y a tener dificultades para tragar, de forma progresiva iba perdiendo peso aunque yo le intentara ofrecer comida húmeda, hasta que me di cuenta el último fin de semana del año de que apenas podía comer. Ese lunes 30 de diciembre fui a la clínica veterinaria y tuve que tomar la difícil decisión de ponerle una sonda de esofagostomía para alimentarlo. Las opciones eran que muriese de inanición o intentar alimentación forzada con jeringa arriesgándome a que pudiera atragantarse o hacer una neumonía por aspiración. En ese momento pensé que aún no estaba para dejarlo ir, que tenía hambre, que aún se acicalaba y que buscaba sitios calentitos para descansar junto a mí, así que se le puso la sonda.
Sonda de esofagostomía

Los primeros días fueron bien. La sonda no es nada traumática ni para él ni para mí: no le duele, no le molesta, los cuidados son sencillos y él estaba con el estómago lleno.
Pero sin embargo iba decayendo, cada vez estaba más apagado, dejó de acicalarse, su maullido se volvió ronco, y tuvo una especie de crisis en la que empezó a lamerse de forma compulsiva y desesperada las patas. Verlo así me producía mucha tristeza, ya no era él, hacía cosas raras, y por lo que me dijeron las veterinarias lo que quedaba ya era todo sufrimiento (crisis convulsivas, parada respiratoria..). Encima venía un fin de semana y un festivo. No había margen para esperar mucho porque seguramente las cosas se iban a precipitar en los próximos días y no iba a tener el apoyo de las veterinarias. Por desgracia los días de fiesta determinaron la decisión de la eutanasia.

Me tomé un día de reflexión junto a él para decidir qué debía hacer. No quería recurrir a la eutanasia de forma prematura ni dejar de proporcionarle el tiempo de vida que le pudiera quedar en las mejores condiciones. Él estaba hecho un saquito de huesos, muy apagado, pasamos ese último día en familia con sus hermanos gatunos, tapadito con una manta a mis pies, y pensé que ya no podía dar más de sí, que estaba cansado y tenía que dejarlo ir. Las veterinarias me apoyaron y todo fue rápido.

Pude estar con él todo el tiempo, con intimidad e infinito respeto en la consulta, él tumbado sobre su toallita ya exhausto y con su ojito verde despierto pero ya medio apagado. Se durmió entre mis brazos, vi cómo la vida se le escapaba sin dolor y noté su cuerpo enfriarse y relajarse. Sus ojos verdes volvieron a abrirse con la mirada ausente y midriática de la muerte.

Mi Simba se fue un 3 de enero de 2020 después de 3 meses de enfermedad.

Allá donde estés, espero que descanses y que me perdones si no tomé las decisiones adecuadas. Te prometo, mi niño guapo y tierno, mi rubio tierno y gentil, que lo hice todo pensando en lo mejor para tí.
Simba con unos 4-5 meses
https://www.diagnosticoveterinario.com/sindrome-de-horner/2374

https://www.portalveterinaria.com/articoli/articulos/18717/diagnostico-y-tratamiento-de-los-tumores-intracraneales.html