jueves, 25 de febrero de 2021

Polvo serán, mas polvo enamorado.

"Amor constante más allá de la muerte"

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo 



Se trata de un soneto de Francisco de Quevedo (1580-1645), uno de los más grandes poetas del Barroco español (siglo XVII). Cultivó todos los géneros literarios: narración, prosa política, teatro, poesía… pero destaca especialmente en esta última, con una enorme variedad de tratamientos: amorosa, crítica, satírica, burlesca, religiosa, moral, política, etc. Sin duda es el máximo exponente del conceptismo, una de las dos corrientes de poesía culta que encontramos enfrentadas en el Barroco.
Este poema recrea la pervivencia del amor más allá de la muerte, como indica su título, tema de inspiración petrarquista y que ya trató Garcilaso en nuestra lengua. El amante se imagina en la otra vida después de la muerte, pero manifiesta que su amor será eterno. Hay que tener en cuenta que en esta época el “yo poético”, que protagoniza la obra, es una máscara enamorada, no el sentimiento real de quien escribe.

El primer cuarteto describe el momento de la muerte. El segundo cuarteto detalla el viaje del alma hasta alcanzar la inmortalidad (en la otra ribera de la laguna Estigia y el río Leteo) y la persistencia de la memoria del amorLos tres versos del primer terceto explican la relación entre el cuerpo y el alma y el lugar que ocupó la pasión; y los tres del segundo terceto, en paralelismo con cada uno de los primeros, exponen su idea esencial del amor y su victoria final sobre la muerte.


Quevedo trabaja siempre sobre lo ya fabricado  (paráfrasis, traducciones, glosas…, escenas, gestos, tipos…, lenguaje petrarquesco, imágenes poéticas de rancio abolengo…) y sobre ese material se esfuerza, para dilatarlo, para intensificarlo, para pulirlo o para deformarlo.  Por tanto,el soneto es un precipitado de todo el lenguaje poético del siglo xvi, acumulado e intensificado por el poeta.

En la retórica general del Barroco y de Quevedo, que se asienta sobre una paradoja (vive lo que ha muerto); como un corolario de la segregación cuerpo/alma, después, otorgando a «alma» el significado que la ideología del Siglo de Oro prestaba a este término. El soneto se escribe desde una situación histórico-literaria muy concreta: la resistencia ideológica del poeta a aceptar nuevas posibilidades históricas, sobre todo a que todo perezca, particularmente a que se destruya, con la muerte, lo que hay de más «interior» y valioso en la tradición poética: el efecto del amor, la pasión, aquello que corre por nuestras venas y es hábito del alma. Para conseguir este logro, para vencer esta ley inapelable, el poeta echa mano de la literatura, de otro invento de la ideología animista, que ha de permanecer, como vemos, resonando para siempre.

La supervivencia de ese sentimiento de interioridad en el Barroco se logra por encima de la muerte como tránsito obligado y gozoso hacia otra vida. La íntima contradicción es ésa: la renuncia implícita a cualquier reencuentro con algo hermoso más allá de la vida, a algo que pueda compensar la pasión amorosa. Quevedo, que trabaja sobre un campo poético trillado —la herencia petrarquista—, exagera una vez más, tensa la postura heredada, la hiperboliza: la fuerza cósmica del amor ha roto las barreras de la vida humana, del tiempo, de la muerte…


https://www.espoesia.com/amor-constante-mas-alla-de-la-muerte-f-quevedo/

https://www.poesi.as/fq48078.htm

https://cvc.cervantes.es/literatura/quevedo_critica/p_amorosa/jauralde.htm

http://muchomasquelenguayliteratura.blogspot.com/2018/04/barroco-comentario-amor-constante-mas.html

martes, 23 de febrero de 2021

Jeanne Hebuterne o "la mujer de Modigliani"

 Jeanne Hébuterne (Meaux, 6 de abril de 1898-París, 26 de enero de 1920) fue una pintora y modelo francesa, musa y amante de Amedeo Modigliani y que por amor a él y por falta de apoyo de su familia corrió una terrible suerte. "Compañera devota hasta el sacrificio extremo".​ Una historia de amor adolescente (para ella, a sus 17años) con un egocéntrico que casi le doblaba la edad, enfermo, alcohólico y celoso que la llevó a la autodestrucción y a la renuncia total a su talento y a su propia vida y sus hijos. Otro ejemplo de lo que el amor romántico idealizado puede hacer por destruir a las personas (sobre todo a las mujeres) y su talento.

Modigliani, de ascendencia judío sefardí, nacido en Livorno en 1884, y arrastrando una tuberculosis desde poco después de iniciar sus estudios como pintor con catorce años, se traslada a París en 1906Maravillado por Cézanne y Picasso, y tras un breve período en Livorno aquejado por su delicada salud, se instala definitivamente en Montparnasse en 1909. Modí, como lo conocían sus amigos, ejercía un poderoso magnetismo sobre las mujeres, las seducía y desnudaba sus cuerpos para retratarlos como modelos. Tuvo innumerables innumerables conquistas con las que mantuvo una tempestuosas relaciones.

Jeanne Hebuterne

Jeanne conoció la comunidad artística de 
Montparnasse gracias a su hermano André, entonces pintor en ciernes. Trabó relación con algunos de los artistas del barrio y posó para Tsuguharu Foujita.​ Dotada de cierto talento para el dibujo, accede a la Académie Colarossi con el propósito de iniciar una carrera artística. Fue allí donde en marzo de 1917 conoció a Amedeo Modigliani a través de una amiga común, la escultora Chana Orloff (1888-1968). Surgió el inevitable romance entre la estudiante y el carismático artista. Más adelante, ella se mudó a vivir con él pese a la oposición de su familia, estrictamente católica. Ella tenía 17 años y él 33, gravemente enfermo de tuberculosis y alcoholizado. 



según el escritor Charles-Albert Cingria, Jeanne era una joven amable, tímida, tranquila y delicada, y se convirtió en el tema principal de la pintura de Modigliani. En 1918 la pareja se mudó a Niza, en la Riviera francesa, donde residía una comunidad de ricos aficionados al arte que pensaban que apreciarían su pintura. El 29 de noviembre de 1918, en Niza​ Jeanne trajo al mundo una niña a la que dio su mismo nombre. La pequeña fue entregada al nacer a una institución, para asegurarle unos cuidados que sus padres no podían darle, pero no fue dada en adopción. Permaneció en la institución hasta la muerte de Hébuterne, momento en el que Margherita Modigliani, hermana de Amedeo, que vivía en Florencia, acogió a la pequeña Jeanne y la crió. Ya mayor, Jeanne Hébuterne Modigliani escribió una importante biografía sobre su padre titulada: Modigliani: hombre y mito.




El estado de salud de Modigliani no cesaba de agravarse, muriendo finalmente de meningitis tuberculosa a los treinta y cinco años de edad, el 24 de enero de 1920. Dos días después, cuando sus padres y su hermano André discutían sobre su futuro y el de sus hijos ilegítimos, y estando Jeanne en el noveno mes de su segundo embarazo, esta saltó por la ventana del quinto piso de su antigua habitación en el apartamento de sus padres en París.​ El 27 de enero Modigliani fue enterrado «como un príncipe» en el cementerio de Père-Lachaise después de que el cortejo fúnebre formado por toda la comunidad de artistas acompañara su cuerpo por las calles de París. Jeanne, en cambio, fue enterrada en secreto por sus padres en el cementerio de Bagneux. No fue hasta diez años más tarde cuando Emannuele, el hermano mayor del pintor, convenció a la familia Hébuterne para trasladar los restos de Jeanne a una tumba junto a la de Amedeo. Desde 1930 reposan juntos bajo el epitafio: "Compañera devota hasta el sacrificio extremo".​



Jeanne era, según su biógrafa Patrice Chaplin, una joven amable, tímida y tranquila. Su pintura fresca, colorida y de firmes trazos era muy apreciada por el círculo de artistas de la época. También le gustaba la música, tocaba el violín y creaba diseños de ropa con influencias orientales. Vestía con exóticos turbantes, capa marrón u botas altas. Se convirtió en la musa de Modigliani. La obsesión por Jeanne le llevaba a idealizar su imagen, a retratarla obviando la amarga realidad que ella vivía presa de la pobreza, vicios, adicciones y mal carácter del artista. Mientras tanto ella, que seguía pintando se autorretrataba triste, oscura, decaída, enferma, depresiva. Una misma mujer y dos caras de una moneda, la de la realidad de ella y la de la fantasía de él. Las obras de Jeanne permanecieron en el olvido hasta que un experto en arte, apoyado por la hija de ellos,  decidió darles acceso público en el 2000 en Venecia en la Fundación Giorgio Cini.

Jeanne Hèbuterne, como tantas mujeres, sacrificaron y sacrifican sus vidas personales, laborales y profesionales sometidas al protagonismo y genio masculino que, además de invisibilizarlas las mata. Hébuterne nos dejó pocos ejemplos de su arte, pero se ve en ellos un increíble potencial artístico, que nada tiene que envidiar al de Modigliani, aunque sus cuadros quedaron eclipsados por los de su amante, hoy incuestionables y cotizados estratosféricamente. De estilos diversos (de Cezanne al expresionismo, o al puro realismo, incluso en algunos se ve la sombra de Modigliani…), se ve que Hébuterne entendía su oficio que acabó junto a su vida con tan solo 21 años.



https://es.wikipedia.org/wiki/Jeanne_H%C3%A9buterne

https://historia-arte.com/artistas/jeanne-hebuterne

https://www.antrophistoria.com/2017/10/jeanne-hebuterne-la-pintura-que-dio-su.html

https://tribunafeminista.elplural.com/2018/12/la-mujer-companera-devota-hasta-el-sacrificio-extremo-jeanne-hebuterne-la-esposa-de-modigliani/