miércoles, 21 de diciembre de 2016

Maltrato animal y andaluzofobia

Como en todas las causas nobles y desinteresadas, como en  todo grupo humano, hay sectores en el movimiento animalista que destruyen más que construyen, y en este sentido, se pueden poner bastantes ejemplos.
Sin embargo, me voy a centrar en una facción especialmente destructiva y tenaz que suele aparecer por las redes sociales de forma cada vez más recurrente. 
Me refiero a quienes insultan a los andaluces, a quienes nos tachan a todos de cabrones maltratadores, de hipócritas que lloran en semana santa cuando llueve pero abandonamos animales bajo la lluvia, de vividores que nos vamos de romería y matamos caballos, de mover mucho el culo bailando sevillanas y no mover el culo para rescatar animales abandonados, ¿qué pasa en el Sur que la gente es tan salvaje y tan mala?. Todo esto lo he leído repetidamente en comentarios en facebook de difusiones de animales que necesitan ayuda en Andalucía. Por cierto, animales difundidos y ayudados por personas andaluzas y asociaciones andaluzas. No es necesario decir que quienes hacen estos comentarios no son andaluces ni viven aquí. Como mucho argumentan que tienen un familiar andaluz o que han estado de vacaciones aquí y esto les autoriza a sentenciar sobre la idiosincrasia y el carácter maltratador del andaluz.
Si se les señala que están haciendo comentarios ofensivos hacia el pueblo andaluz, que están alimentando estereotipos falsos y por tanto injustos y generalizando nunca admiten su error. La andaluzofobia es así, nadie cree ser andaluzófobo, porque es algo que en toda España se tiene tan interiorizado y normalizado que a nadie le parece que esté incurriendo en ella.

Tengamos una mínima capacidad de análisis. No sólo por no insultar a todo un pueblo formado por casi 9 millones de personas, sino  por comprender que si cuantitativamente hay muchos casos de maltrato animal en Andalucía es porque es la CA más poblada de España, y por tanto, en la que más animales domésticos hay. A esto se suma que es la segunda más pobre y que en la provincia de Cádiz están las zonas con más paro de Europa. Pobreza es igual a deshaucios, abandono y dificultad para dar cuidados, no sólo a un animal nohumano, sino a los humanos. ¿Cuesta mucho entender esto? Para algunas mentes preclaras parece que sí, que sus privilegios de barrigas llenas y falta de perspectiva geopolítica les ciegan.

En Andalucía no hay subvenciones públicas para asociaciones protectoras ( raro,¿ verdad? en la tierra de las subvenciones y del PER ) como sí  me consta que hay en otras CCAA, por lo que las personas que ayudan a los animales lo hacen todo con su tiempo libre y con donaciones altruistas de dinero, y esas personas tenemos que escuchar que somos cabrones, vagos, maltratadores, psicópatas y vividores...

Solidaridad, hermanos animalistas ilustrados y desarrollados del norte, vosotros que sois tan civilizados y tan amantes de los animales, solidaridad con estos pobres salvajes del sur... antes de escribir topicazos insultantes sobre la semana santa y la feria y lo vagos y catetos que somos los andaluces informaros un poco sobre nuestra realidad, y si no queréis hacerlo, mejor no escribáis nada.
Ni os sintáis superiores, porque no lo sois, al menos no moralmente, con esos aires de superioridad y esa ignorancia.


martes, 20 de diciembre de 2016

Flora Tristán

"El nivel de civilización a que han llegado diversas sociedades humanas está en proporción a la independencia de que gozan las mujeres".
"Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer".
 Flora Tristán

Flora Tristán nació en París el 7 de abril en 1803, en plena época napoleónica. Fue hija del coronel Marino Tristán y Moscoso, coronel peruano de la armada española  y de la francesa Anne Laisney, aunque su padre nunca llegó a reconocerla legalmente como hija, hecho que determinó en gran parte el devenir su vida.
Durante los primeros años de su vida, Flora no se vio privada de nada y creció en un hogar siempre concurrido por visitas del nivel de Simón Bolívar y grandes figuras de la época.
La muerte de su padre cuando Flora sólo tenía 4 años sume a la familia en la pobreza, pues el estado francés revolucionario no reconoce a la viuda ni a los hijos, negándoles cualquier bien o derecho. Por este motivo, Flora comienza a trabajar como obrera en un taller de litografía. Con apenas 17 años, se casa con el propietario de éste, André Chazal, y tiene tres hijos (uno de ellos, Aline, será la futura madre del pintor Paul Gaugin). Su marido la sometió a malos tratos físicos y era terriblemente celoso, por lo que comienza a trabajar como criada de una familia inglesa y debe marcharse a Inglaterra. Se inicia entonces una lucha legal por la custodia de los hijos que duraría 12 años y una persecución incesante, que llegaría hasta el punto de recibir un disparo por parte de su marido, que sería condenado a trabajos forzados.
 Viaja por varios países donde realiza trabajos de toda clase, tomando conciencia de su condición de "paria" por su doble opresión como hija natural y mujer separada.
 En 1833 decide viajar a Perú para reclamar la herencia que le corresponde de su padre, pero solamente consigue una pensión mensual. La etapa que pasa en Perú donde asiste a la guerra civil y ve la gran diferencia entre las distintas clases sociales será significante para su futuro.
En 1844 fallece víctima del tifus con solo 41 años, dejándonos plasmadas sus ideas y sus vivencias en su prolífica obra, de la cual destacan "Peregrinaciones de una paria", "Paseos en París", "Selección de Cartas", una recopilación de cartas del Libertador Simón Bolívar, "Unión Obrera", "Mi vida".



Publica en 1840 La Unión Obrera, en donde clama por la necesidad de los trabajadores de organizarse y aboga por su "unidad universal" .Defiende que la emancipación de los trabajadores debía ir unida a la emancipación de la mujer, siendo la creadora de la consigna "Proletarios del mundo, uníos". Se convierte así en la primera mujer en hablar del socialismo y de la lucha de los proletariosEn Unión Obrera, manifiesto político que terminó en 1843, un año antes de su muerte, aparecen dispersas sus reflexiones sobre la situación social de la mujer. Figura la crítica que hace a un postulado fundamental de la Revolución Francesa, el supuesto de que todos los ciudadanos son iguales ante la ley y de que sus derechos son inherentes a la naturaleza humana. Flora sabe por experiencia propia que los Derechos del Ciudadano no coinciden con los Derechos de la  Ciudadana. El capítulo III de Unión Obrera se ocupa especialmente de este contrasentido. Flora lo presenta como "Por qué menciono a las mujeres".
En su introducción a" Feminismo y Utopía", en el texto La Sagrada Familia (escrito conjuntamente por Marx y Engels) en el capítulo IV, escrito solamente por Engels, se hace una defensa de la feminista comunista Flore Celestine, que se supone que es Flora Trsitán. Este es el único reconocimiento al aporte de la pensadora al sistema marxista.


El feminismo de Flora Tristán enlaza con la Ilustración y presupone por tanto unas reivindicaciones y un proyecto político que sólo pueden articularse a partir de la idea de que todos los seres humanos nacen libres, iguales y con los mismos derechos, pero toma cuerpo en el periodo inmediatamente posterior a la Revolución Francesa. Manteniendo la continuidad con el pensamiento de autoras anteriores (Mary Wollstonecraft, entre otras), Flora Tristán le da a su pensamiento un giro de clase social, que en el futuro daría lugar al feminismo marxista. Al tiempo, se emparentaba con las corrientes críticas a las que se ha denominado "socialismo utópico", pero teorizando ya la necesidad de una Unión Obrera, de un partido obrero.

En Unión Obrera describe cómo "el mejoramiento de la situación de miseria e ignorancia de los trabajadores" es fundamental, porque "todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer". Para Flora la situación de las mujeres se deriva de la aceptación del falso principio que afirma la inferioridad de la naturaleza de la mujer respecto a la del varón. Este discurso ideológico hecho desde la ley, la ciencia y la iglesia margina a la mujer de la educación racional y la destina a ser la esclava de su amo. Hasta aquí el discurso de Flora es similar al del sufragismo, pero el giro de clase comienza a producirse cuando señala cómo negar la educación a las mujeres está en relación con su explotación económica: no se envía a las niñas a la escuela "porque se les saca mejor partido en las tareas de la casa, ya sea para acunar a los niños, hacer recados, cuidar la comida, etc...", y luego "A los doce años se la coloca de aprendiza: allí continúa siendo explotada por la patrona y a menudo también maltratada como cuando estaba en casa de sus padres.” Flora dirige su discurso al análisis de las mujeres más desposeídas, de las obreras. Y su juicio no puede ser más contundente: el trato injusto y vejatorio que sufren estas mujeres desde que nacen, unido a su nula educación y la obligada servidumbre al varón, genera en ellas un carácter brutal e incluso malvado. Para Flora, esta degradación moral reviste la mayor importancia, ya que las mujeres, en sus múltiples funciones de madres, amantes, esposas, hijas, etc... "lo son todo en la vida del obrero", influyen a lo largo de toda su vida. Esta situación "central" de la mujer no tiene su equivalente en la clase alta, donde el dinero puede proporcionar educadores y sirvientes profesionales y otro tipo de distracciones.

En consecuencia, educar bien a la mujer (obrera) supone el principio de la mejora intelectual, moral y material de la clase obrera. Flora, como buena "socialista utópica", confía enormemente en el poder de la educación, y como feminista reclama la educación de las mujeres; además, sostiene que de la educación racional de las mujeres depende la emancipación de los varones. Hecho que hasta la fecha se sigue recogiendo en las declaraciones de principios de los movimientos feministas.
Su discurso apela al sentido de justicia universal de la humanidad en general y de los varones en particular (ya que son los depositarios del poder y la razón) para que accedan a cambiar una situación que, a su juicio, acaba volviéndose también contra ellos. "La ley que esclaviza a la mujer y la priva de instrucción, os oprime también a vosotros, varones proletarios. (...) En nombre de vuestro propio interés, varones; en nombre de vuestra mejora, la vuestra, varones; en fin, en nombre del bienestar universal de todos y de todas os comprometo a reclamar los derechos para la mujer.”

Una precursora del socialismo como Flora Tristán, relegada a ser "la abuela de Paul Gauguin", la posible hija natural de Simón Bolívar, sin embargo una brillante crítica del pensamiento Ilustrado, silenciada por el mismo Marx, una mujer sepultada por la palabrería masculina una vez más.
¡Mujeres del mundo, uníos!

    lunes, 19 de diciembre de 2016

    Vivan las cadenas

    Vivan las cadenas!" es un lema acuñado por los absolutistas españoles en 1814 cuando, en la vuelta del destierro de Fernando VII, se escenificó un recibimiento popular en el que se desengancharon los caballos de su carroza, que fueron sustituidos por personas del pueblo que tiraron de ella. Se pretendía justificar con ello la decisión del rey de ignorar la Constitución de 1812 y el resto de la obra legislativa de las Cortes de Cádiz, gobernando como rey absoluto, como le proponían los firmantes del Manifiesto de los Persas (12 de abril). El pueblo recibe con fervor la vuelta del absolutismo encarnada en la figura del llamado "Deseado".
    Aunque todavía no está claro si fue una escenificación perpetrada por los absolutistas o fue algo espontáneo, el caso es que a su llegada en la carroza real, se desengancharon los caballos y fueron sustituidos por personas del pueblo que gritaban ”¡Muera la Pepa, vivan las cadenas!” y otras proclamas que venían a reflejar la triste realidad.



    En otras ocasiones se combinaba el grito con otros de contenido parecido: Muera la libertad y vivan las cadenasViva el rey absoluto y vivan las cadenas,  etc... En 1823, cuando la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis acabó con el Trienio Liberal, se produjeron adiciones de nuevos contenidos al lema: Vivan las cadenas y mueran los negros y Vivan las cadenas y muera la nación. Negros era el nombre con el que los absolutistas se referían a los liberales españoles; y nación era una palabra de contenido político liberal (soberanía nacional, milicia nacional, bienes nacionales, etc...
    Desde entonces el grito vino siendo usado no tanto por los absolutistas como por sus enemigos políticos con fines peyorativos, del mismo modo que usaban para referirse a ellos el epíteto de «serviles». Muy a menudo, la forma de referirse al lema para marcar esa intención era exagerar una pronunciación vulgar: "¡Vivan las caenas!"
    Cortes de Cádiz


    La primera Carta Magna de España se promulgó el 19 de marzo de 1812 en Cádiz. El texto consagraba la separación de poderes, limitaba la autoridad del Rey, tanto legislativa como económica, e instauraba el sufragio masculino indirecto. Además, en su artículo 371 reconocía la libertad de todos los españoles de “escribir, imprimir y publicar sus ideas políticas sin necesidad de licencia, revisión o aprobación alguna anterior a la publicación”. Es decir, eliminaba la censura. Pese a la ruptura con gran parte del sistema anterior, algunos sectores mantenían su poder. Fue el caso de la Iglesia. La Constitución reconocía la confesionalidad del Estado, donde la única religión era la católica. Las mujeres tampoco salían bien paradas. Solo se las nombra una vez en sus 384 artículos. Pese a todo, el texto suponía un gran avance para la época y una victoria para los liberales.
    Sin embargo, la Constitución no pudo aplicarse en un país invadido y centrado en la lucha contra el ejército francés. Tras dos años más de guerra el conflicto terminó con el triunfo español y el regreso de Fernando VII. Era el momento decisivo para consolidar o no el proceso constitucional. Contra la opinión de las Cortes, el monarca no se dirigió directamente a Madrid. Fernando VII no quería jurar la Constitución y sabía que si iba a la capital tendría más difícil evitarlo. Antes quiso tantear el terreno y acudió a Valencia. Allí le esperaba una delegación de absolutistas que le entregaron el "Manifiesto de los Persas", un documento firmado por 69 diputados de las Cortes en las que pedían al Rey que recuperara los poderes del Antiguo Régimen y aboliera la Constitución. Fernando VII comprobó que el apoyo a los principios de la Carta Magna no era tan grande y no dudó en eliminarla.


    Fusilamiento de Torrijos
    En la España de1812, en plena guerra de la Independencia contra el Imperio francés de Napoleón, el rey de España Fernando VII , exiliado en Bayona, dio las instrucciones para que mientras estuviera fuera del país, las instituciones locales obedecieran a los generales franceses y a los más cercanos al Rey, o dicho de otra forma, que colaboraran con el nuevo amo y fueran obedientes. Pero estas instrucciones fueron pronto desobedecidas por un pueblo hambriento, que veía como las tropas francesas se aprovechaban de su autoridad para llevarse los escasos alimentos y bienes básicos de la población civil. El levantamiento del 2 de mayo de 1808 fue a más, acabó extendiéndose por todo el territorio y ante un Rey ausente, el país en estado de preguerra y los ánimos populares muy caldeados, el entramado institucional del Antiguo Régimen se desmoronó y los sublevados ocuparon el espacio que dejó la vieja administración.
    La gente descubrió que podía vivir sin la Monarquía que llevaba siglos dominándoles, que había vida más allá del único modelo que habían conocido, eran capaces de organizarse localmente y funcionar pese a la caída de todo el régimen institucional monárquico que ya existía. En las ciudades y pueblos alzados se fueron conformando juntas locales, integradas por los notables de cada ciudad o municipio: propietarios, comerciantes, clérigos, abogados y nobles.




    Pese a todo lo avanzado en materia social, de igualdad ante la ley, pese a lo mucho que se debatió y el gran avance que suponía recoger ideas ilustradas en un país que llevaba un atraso cultural atroz, la gente, el pueblo, la masa manipulada y sometida durante siglos, vitoreó y restauró el mismo absolutismo que les privaba de todas esas libertades. El 4 de mayo de 1814 el recién restaurado rey decretó la disolución de las Cortes, la derogación de la Constitución y la detención de los diputados liberales, los cuales acabaron  fusilados, encarcelados o exiliados.
    De esta forma comenzaron seis años de persecución y represión contra todo lo que oliera a liberal. Durante ese periodo se produjeron varios pronunciamientos militares sin éxito. Sin embargo, en 1820, el general Rafael de Riego tuvo más suerte en Las Cabezas de San Juan. Comenzó el trienio liberal. Un acorralado Fernando VII no tuvo más remedio que aceptar los hechos: “Marchemos juntos, y yo el primero, por la senda constitucional”.

    Pero el Rey no iba a claudicar tan fácilmente y pidió ayuda al exterior. Europa, que también había restaurado el Antiguo Régimen tras las convulsiones provocadas por la revolución francesa, socorrió al monarca español. Los Cien Mil Hijos de San Luis enviados desde Francia repusieron los poderes absolutos a Fernando VII sin apenas oposición. Fernando VII no volvió a dar otra oportunidad en sus últimos diez años de reinado.
    Sin embargo, el espíritu de la Constitución de Cádiz sobrevivió al monarca y en 1836 un nuevo pronunciamiento, esta vez de la Guardia Real en la Granja de San Ildefonso reinstauró la 'Pepa', que sirvió de inspiración para la Carta Magna de 1837. La senda constitucional ya era imparable.
    Fernando VII



    jueves, 15 de diciembre de 2016

    Garza es mi pena

    Fuera menos penado si no fuera
    nardo tu tez para mi vista, nardo,
    cardo tu piel para mi tacto, cardo,
    tuera tu voz para mi oído, tuera.

    Tuera es tu voz para mi oído, tuera
    y ardo en tu voz y en tu alrededor ardo,
    y tardo a arder lo que a ofrecerte tardo
    miera, mi voz para la tuya, miera.

    Zarza es tu mano si la tiento, zarza,
    ola tu cuerpo si lo alcanzo, ola,
    cerca una vez, pero un millar no cerca.

    Garza es mi pena, esbelta y triste zarza,
    sola como un suspiro y un ay, sola,
    terca en su error y en su desgracia, terca.

    Miguel Hernández, El rayo que no cesa, 1936



    Este soneto prodigioso, uno de los de más compleja construcción arquitectónica del siglo XX, pertenece a esa colección de sonetos que constituyen en su esencia El rayo que no cesa, el libro que consagró a Miguel Hernández como poeta, recibiendo elogiosas palabras incluso de Juan Ramón Jiménez.

    El eje del poema es el amor esquivo. El poeta ama a la amada y la desea, anhela su cuerpo, cómo no.Se cree que el poema puede estar referido a su relación con la que fue su mujer, Josefina Manresa, una muchacha sencilla de Orihuela condicionada por la moral provinciana que impedía las relaciones sexuales antes del matrimonio. Miguel está en Madrid y expresa dramáticamente esa tensión erótica y poética que plantea el petrarquismo
    También hay que decir que Miguel está experimentando una crisis de crecimiento poético que le llevará a acercarse a la poesía de Pablo Neruda (Residencia en la tierra)  y Vicente Aleixandre (La destrucción o el amor) y se alejará del influjo clasicista y neocatólico de Ramón Sijé, al que le dedicará una elegía extraordinaria, tras su muerte, pocas semanas  antes de la publicación del libro El rayo que no cesa (24-01-1936).
    A partir de este libro, Miguel se alejará del soneto y se dará al verso libre más radical que estallará junto con la guerra civil en ese libro tenso y rabioso que es Viento del pueblo.


    miércoles, 14 de diciembre de 2016

    La sombra de Caín

     “En España, de cada diez cabezas, nueve embisten y una piensa.” 

    Por tierras de españa

          El hombre de estos campos que incendia los pinares
    y su despojo aguarda como botín de guerra,
    antaño hubo raído los negros encinares,
    talado los robustos robledos de la sierra.
          Hoy ve a sus pobres hijos huyendo de sus lares;
    la tempestad llevarse los limos de la tierra
    por los sagrados ríos hacia los anchos mares;
    y en páramos malditos trabaja, sufre y yerra.
          Es hijo de una estirpe de rudos caminantes,
    pastores que conducen sus hordas de merinos
    a Extremadura fértil, rebaños trashumantes
    que mancha el polvo y dora el sol de los caminos.
          Pequeño, ágil, sufrido, los ojos de hombre astuto,
    hundidos, recelosos, movibles; y trazadas
    cual arco de ballesta, en el semblante enjuto
    de pómulos salientes, las cejas muy pobladas.
          Abunda el hombre malo del campo y de la aldea,
    capaz de insanos vicios y crímenes bestiales,
    que bajo el pardo sayo esconde un alma fea,
    esclava de los siete pecados capitales.
          Los ojos siempre turbios de envidia o de tristeza,
    guarda su presa y llora la que el vecino alcanza;
    ni para su infortunio ni goza su riqueza;
    le hieren y acongojan fortuna y malandanza.
          El numen de estos campos es sanguinario y fiero:
    al declinar la tarde, sobre el remoto alcor,
    veréis agigantarse la forma de un arquero,
    la forma de un inmenso centauro flechador.
          Veréis llanuras bélicas y páramos de asceta
    —no fue por estos campos el bíblico jardín—:
    son tierras para el águila, un trozo de planeta
    por donde cruza errante la sombra de Caín.


    Antonio Machado, "Campos de Castilla"






    Somos víctimas —pensaba yo— de un doble espejismo. Si miramos afuera y procuramos penetrar en las cosas, nuestro mundo externo pierde en solidez, y acaba por disipársenos cuando llegamos a creer que no existe por sí, sino por nosotros. pero, si convencidos de la íntima realidad, miramos adentro, entonces todo nos parece venir de fuera, y es nuestro mundo interior, nosotros mismos, lo que se desvanece. ¿Qué hacer entonces?"
    Antonio Machado (1917)



    viernes, 9 de diciembre de 2016

    La comida de navidad

    Las comidas de navidad.



    Esos actos sociales por excelencia, esa reunión anual obligatoria, esa náusea.
    Empieza a acercarse el 25 de diciembre y los lugares comunes se repiten cada vez con más insitencia e intensidad, hasta convertirse en un bombardeo de espumillón y pavo, juguetes de plástico, amigos invisibles, alientos alcoholizados, cristales rotos en el portal y meadas en la pared de enfrente.
    Esa maravillosa época del año en que todo es luz e ilusión.
    Todo es recordar a los desfavorecidos y entregarse a una orgía desenfrenada de consumismo obligatorio por contrato. Calles inundadas de gente angustiada que tiene que ver las bombillitas parpadeantes y los nacimientos en las iglesias. Todo supura amor.
    Amor a la fiesta pagana del capitalismo, miedo a no poder hacerle frente.
    Todo belleza, todo luz.
    Miedo a la soledad, a no tener una familia con jerséys de reno en torno a una chimenea y una mesa llena de animales muertos.
    Oh, blanca navidad, aunque aquí no nieve, aunque el planeta esté a punto de reventar.
    Esas masas de compañeros de trabajo que no se quieren ni se respetan y que para pasar unas horas juntos tienen que ingerir grandes cantidades de alcohol, proferir alaridos en mitad de la calle para sentir el grito salvaje de la amistad en su vacíos pechos, manosear los traseros de sus conocidas furtivamente para sentirse más machos.

    ¡Oh, celebraciones humanas, vacías, colmadas de nihilismo, bellas en vuestra terrible fealdad!



    martes, 6 de diciembre de 2016

    Cioran. Aforismos.

    “Si se me pidiese que resumiera lo más brevemente posible mi visión de las cosas, que la redujese a su mínima expresión, en lugar de palabras escribiría un signo de exclamación, un ! definitivo”.
    Ese Maldito Yo (E.M. Cioran)

    Filósofo y moralista de origen rumano (Rasinari, 1911-París, 1995) que escribió en lengua francesa, cuya obra nihilista e irónica es la de un pensador radicalmente pesimista que ha desarrollado una profunda reflexión en torno de la absurdidad y del vacío del hombre.
    Criado desde su nacimiento en Rasinari (1911), pueblo olvidado de las profundidades de Transilvania, Cioran vive con horror el traslado a Bucarest para asistir al Liceo. Separado tan tempranamente de lo que él consideraba un “paraíso”, perdería para siempre la alegría de vivir, pues según cuenta esos fueron sus únicos años felices.  Tras cursar estudios de filosofía en Bucarest y escribir una tesis sobre el filósofo francés Henri Bergson, se trasladó a Francia. Tras elegir la condición de apátrida, residió en este país hasta su muerte

    Cioran no se consideraba un filósofo en el sentido ortodoxo del término; ni siquiera escritor. Provocador a ultranza, este pensador rumano animó durante su vida innumerables controversias contra lo establecido, contra las ideas constituidas en norma o el dogmatismo. Fascinado por instaurar un pensamiento a contracorriente, en el cual el cinismo tiene un lugar preponderante, escribió su obra aforística sin concesión alguna. Entre Diógenes de Sinope «el Cínico» y Epicuro de Samos, funda una filosofía, en el siglo XX, afín a la de esos filósofos helénicos, en la que la amargura era sublimada por la ironía.
    Preocupado por los problemas de la muerte y el sufrimiento, se sintió atraído por la idea del suicidio, creyendo que era una idea que podría ayudarlo una sola vez en la vida, una idea que él explora totalmente En las alturas de la desesperación y en Nuevos dioses, que contiene una sección de aforismos dedicados al suicidio.
    Su incapacidad para dedicar su tiempo a una actividad seria y productiva proviene de esta sensación de tedio que inundó toda su vida. A pesar de haber vivido intensamente, no pudo integrarse en la existencia.  El saber que su existencia fue solo un accidente, y que su nacimiento debería haber sido evitado hicieron que perdiera el interés por cualquier cosa. Cualquier acción es una “idiotez” en todo su sentido, si al final del camino no queda más que una fría sepultura. Caminar por cierto cementerio fue lo que lo condujo a pensar que tanto los hombres lúcidos como los ignorantes llegan a la misma meta y reciben el mismo premio, de manera que vio ratificadas sus inquietudes respecto a emplear la vida para cualquier fin.




    Desprecia trabajar, tomar posiciones, tener que explicarse cuando se contradice y conceder entrevistas. No le gusta hacer planes (ya que todos son inútiles), desprecia a la mayoría de la gente (“¡el hombre debe desaparecer!”), y sobre todo a aquellos que son incapaces de apreciar un buen libro o una gran composición musical. Odia la idea de haber tenido que vivir, y declara abiertamente todo lo que le deben en gratitud sus hijos no-natos. Para Cioran, morir es simplemente cambiar de género, pero sin embargo el suicidio no supone ninguna opción para él, porque "es la existencia del suicidio la que hace la vida posible"
     Las hojas que escribió están llenas de fuerza, de pasión, para activar a sus lectores, para “hacer despertar”. Sus libros son como látigos que ironizan la existencia, escritos con una fuerza que hace que nos demos cuenta de que realmente estamos vivos.



    “A veces uno quisiera caníbal, no tanto por el placer de devorar a fulano o mengano como por el de vomitarlo.”

    “Algunos tienen desgracias; otros, obsesiones. ¿Quienes son más dignos de lástima?”

    “A medida que los años pasan, decrece el número de seres con quienes puede uno entenderse. Cuando no haya ya nadie a quien dirigirse, seremos al fin tal y como se era antes de sucumbir en un nombre.”

    “Amor es ese afecto desengañado que sobrevive tras un instante de baba.”

    “Aspirar, lo más profundo dentro de uno mismo, estar tan desposeído, ser tan lamentable como Dios.”

    “Cada uno se agarra como puede a su mala estrella.”

    “Cuando, furiosos por habernos habituado a nosotros mismos, empezamos a destetarnos, pronto nos damos cuenta que es peor, que odiarse refuerza aún más los lazos con uno mismo.”

    “Cuando me paseaba, tarde, por el camino bordeado de árboles, una castaña cayó a mis pies. El ruido que hizo al estallar, el eco que suscitó en mí, y un temblor desproporcionado con respecto a ese ínfimo incidente, me sumergieron en el milagro, en la embriaguez de lo definitivo, como si no hubiera ya más preguntas, sino respuestas. Me sentía ebrio de mil evidencias inesperadas con las que no sabía qué hacer…”

    “Cuando se ha salido del círculo de errores y de ilusiones en el interior del cual se desarrollan los actos, tomar posición es casi imposible. Se necesita un mínimo de estupidez para todo, para afirmar e incluso para negar.”

    “Desde que estoy en el mundo”, ese desde me parece cargado de un significado tan espantoso, que se torna insoportable.”

    “Deseo una destrucción completa de todo lo humano, incluidos ellos e incluido yo, ya que no soy especial ni mejor que ellos.”

    “Dios: una enfermedad de la que imaginamos estar curados porque nadie se muere de ella hoy en día.”

    “El budismo llama “mácula del espíritu”, a la cólera; el maniqueísmo, “raíz del árbol de muerte”. Lo sé. ¿Y de qué me sirve?.”

    “El día que leí la lista de casi todas las palabras de que dispone el sánscrito para designar al absoluto, comprendí que me había equivocado de camino, de país, de idioma.”

    “El hecho de que la vida no tenga ningún sentido es una razón para vivir, la única en realidad.”

    “El escepticismo es la embriaguez del atolladero.”

    “El futuro sólo se vuelve temible en cuanto uno no está seguro de poder matarse en el momento deseado.”

    “El hombre despide un olor particular: de entre todos los animales sólo él apesta a cadáver.”

    “El insomnio es una lucidez vertiginosa que convertiría el paraiso en un lugar de tortura.”

    “El paraíso no era un lugar soportable, de lo contrario el primer hombre se hubiera adaptado a él; este mundo tampoco lo es, ya que en él se añora el paraíso o se da otro por seguro. ¿Qué hacer? ¿Dónde ir? No hagamos nada, no vayamos a ningún sitio, así, sin más.”