viernes, 22 de diciembre de 2017

Juventud, ¿divino tesoro?

Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer.
Rubén Darío (1867-1916) Poeta y periodista nicaragüense.

El ardimiento juvenil en sus comienzos es fogoso, pero languidece fácilmente y no dura; es el humo de una fogata liviana.
Séneca (2 AC-65) Filósofo latino.

Los jóvenes hoy en día son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida, y le faltan al respeto a sus maestros.
Sócrates (470 AC-399 AC) Filósofo griego.

La juventud es una religión a la que uno siempre acaba convirtiéndose.
André Malraux (1901-1976) Novelista y político francés.

La juventud tiene el genio vivo y el juicio débil.
Homero (VIII AC-VIII AC) Poeta y rapsoda griego.

Los jóvenes de hoy no parecen tener respeto alguno por el pasado ni esperanza ninguna para lo porvenir.
Hipócrates (s. V AC-s. IV AC) Médico griego.
Boughereau

La juventud (del latín iuventus) es la edad que precede inmediatamente a la edad adulta​ y se sitúa después de la infancia. La Organización Mundial de la Salud postula que la juventud comprende, en general, el rango de edad entre los 10 y los 24 años, aun cuando reconoce —por ejemplo— que puede haber «discrepancias entre la edad cronológica, la biológica y las etapas psicosociales del desarrollo», o también «grandes variaciones debidas a factores personales y ambientales».​ Abarca la pubertad o adolescencia inicial (de 10 a 14 años), la adolescencia media o tardía (de 15 a 19 años) y la juventud plena (de 20 a 24 años).
El término juventud también puede referirse a los primeros tiempos en la existencia de algo, y puede ser sinónimo de energíavigor y frescura ( y por añadidura, de belleza).

Klimt. Las 3 edades de la mujer.

La vejez y la pérdida de la juventud se asocia a aspectos negativos como las enfermedades, la pérdida de movilidad, el cambio de apariencia  y, en general,  al empeoramiento de la calidad de vida y a la pérdida de la vitalidad y de la belleza, cualidades muy apreciadas y tal vez sobrevaloradas en nuestra sociedad
La imagen que transmiten los medios de comunicación y los productos culturales de masas transmiten un valor desmesurado a la belleza que está directamente asociada a la juventud. Vivimos en una sociedad que impone unos estereotipos ligados a la imagen de juventud y donde los cánones de belleza están sobrevalorados. La belleza y la juventud son valores per se, una persona vale más socialmente si es más bella y más joven, se le atribuyen virtudes que hemos visto en la definición del término juventud: vigor, frescura, energía, todos positivos y necesarios para triunfar en una sociedad competitiva y exigente. Los medios de comunicación nos avasallan con cosméticos, tintes para el pelo, cirugías estéticas, todo lo necesario para disimular la edad y retardar la temida vejez, porque es que incluso existen términos para designar el miedo a envejecer (gerontofobia) y el asco a las personas ancianas (gerascofobia). Es la exaltación de la juventud. La vejez se esconde. Cada año aumentan el número de operaciones estéticas, sobre todo, de mujeres con edades comprendidas entre 40 y 54 años, pues la mayor presión se ejerce sobre las mujeres, que seguimos estando sujetas a unas exigencias estéticas muy elevadas y costosas tanto material como económicas y de tiempo. 
Es habitual que, entre afectados de gerascofobia, se encuentre a personas que no han cumplido las metas que se habían marcado en su vida. En muchas ocasiones, porque estos objetivos eran demasiado difíciles y la autoexigencia demasiado elevada. La presión social a veces es muy intensa en ciertos círculos, donde se juzga a las personas en mucha mayor medida por su aspecto físico que por su capacidad.
Giorgione. Las 3 edades del hombre

Sin embargo, es necesario recordar que cada etapa de la vida tiene su misión en nuestro desarrollo vital, y que hay que vivirlas todas lo mejor posible sin aferrarnos a una en concreto, porque correríamos el riesgo de estancarnos y bno vivir cada etapa de la vida con sus luces y sombras. 
E. Erikson elaboró una Teoría del desarrollo de la personalidad a la que denominó "Teoría psicosocial". En ella describe ocho etapas del ciclo vital o estadios psicosociales (crisis o conflictos en el desarrollo de la vida, a las que han de enfrentarse las personas):​


  1. Confianza básica vs. desconfianza. (hasta aproximadamente los 18 meses). Es la sensación física de confianza. Se desarrolla el vínculo que será la base de sus futuras relaciones con otras personas importantes; es receptivo a los estímulos ambientales es por ello sensible y vulnerable, a las experiencias de frustración son las experiencias más tempranas que proveen aceptación, seguridad, y satisfacción emocional y están en la base de nuestro desarrollo de individualidad.
  2. Autonomía vs. vergüenza y duda (desde los 18 meses hasta los 3 años aproximadamente). Esta etapa está ligada al desarrollo muscular y de control de las eliminaciones del cuerpo. Este desarrollo es lento y progresivo y no siempre es consistente y estable por ello el bebé pasa por momentos de vergüenza y duda. El niño empieza a experimentar su propia voluntad autónoma experimentando fuerzas impulsivas que se establecen en diversas formas en la conducta del niño, y se dan oscilando entre la cooperación y la terquedad. Establece su primera emancipación de forma tal que en posteriores etapas repetirá esta emancipación de muchas maneras.
  3. Iniciativa vs. culpa (desde los 3 hasta los 5 años aproximadamente). Se da en la edad del juego, el niño desarrolla actividad, imaginación y es más enérgico y locuaz, aprende a moverse más libre y violentamente, su conocimiento del lenguaje se perfecciona, comprende mejor y hace preguntas constantemente; lo que le permite expandir su imaginación. Todo esto le permite adquirir un sentimiento de iniciativa que constituye la base realista de un sentido de ambición y de propósito. Se da una crisis que se resuelve con un incremento de su sensación de ser él mismo. 
  4. Laboriosidad vs. inferioridad (desde los 5 hasta los 13 años aproximadamente). Es la etapa en la que el niño comienza su instrucción preescolar y escolar, está ansioso por hacer cosas junto con otros, de compartir tareas, de hacer cosas o de planearlas, y ya no obliga a los demás ni provoca su restricción. Posee una manera infantil de dominar la experiencia social experimentando, planificando, compartiendo. Llega a sentirse insatisfecho y descontento con la sensación de no ser capaz de hacer cosas y de hacerlas bien y aún perfectas; el sentimiento de inferioridad. Le hacen sentirse inferior psicológicamente, ya sea por su situación económico-social, por su condición "racial" o debido a una deficiente estimulación escolar, pues es precisamente la institución escolar la que debe velar por el establecimiento del sentimiento de laboriosidad.
  5. Búsqueda de identidad vs. difusión de identidad (desde los 13 hasta los 21 años aproximadamente). Se experimenta búsqueda de identidad y una crisis de identidad, que reavivará los conflictos de cada una de las etapas anteriores; los padres de los adolescentes se verán enfrentando situaciones nuevas que serán un nuevo reto para su misión orientadora. Son características de identidad del adolescente:
    • La perspectiva temporal, orientación en el tiempo y en el espacio
    • La seguridad en sí mismo
    • La experimentación con el rol, énfasis en la acción
    • El aprendizaje, interés por el contacto con el medio ambiente y una estrategia del aprendizaje vital.
    • Polarización sexual: Adecuado grado de desarrollo del propio interés sexual.
    • Liderazgo y adhesión: Adecuada integración al grupo de "pares".
    • El compromiso ideológico, orientación valorativa y participación en el ambiente.
  6. Intimidad frente a aislamiento (desde los 21 hasta los 40 años aproximadamente). La intimidad supone la posibilidad de estar cerca de otros ya que posees un sentimiento de saber quién eres, no tienes miedo a “perderte” a ti mismo, como presentan muchos adolescentes el joven adulto ya no tiene que probarse a sí mismo. A esta dificultad se añade que nuestra sociedad tampoco ha hecho mucho por los adultos jóvenes la tendencia maladaptativa que Erikson llama promiscuidad, se refiere particularmente a volverse demasiado abierto, muy fácilmente, sin apenas esfuerzo y sin ninguna profundidad o respeto por tu intimidad. Esta tendencia se puede dar tanto con tu amante, como con tus amigos, compañeros y vecinos.
  7. Generatividad frente a estancamiento (desde los 40 hasta los 60 años aproximadamente). Periodo dedicado a la crianza de los niños. La tarea fundamental aquí es lograr un equilibrio apropiado entre la productividad y el estancamiento. La productividad es una extensión del amor hacia el futuro; tiene que ver con una preocupación sobre la siguiente generación y todas las demás futuras: teniendo y criando los hijos, la enseñanza, la escritura, la inventiva, las ciencias y las artes, el activismo social complementan la tarea de productividad. En definitiva, cualquier cosa que llene esa “vieja necesidad de ser necesitado”. El estancamiento, por otro lado, es la “auto-absorción”; cuidar de nadie, las personas tratan de ser tan productivas que llega un momento en que no se pueden permitir nada de tiempo para sí mismos, para relajarse y descansar. Al final, estas personas tampoco logran contribuir algo a la sociedad. Esta es la etapa de la “crisis de la mediana edad” se pregunta “¿Qué estoy haciendo aquí?”.
  8. Integridad frente a desesperación (desde aproximadamente los 60 años hasta la muerte). Esta es la última etapa. En la delicada adultez tardía, o madurez, la tarea primordial es lograr una integridad con un mínimo de desesperanza. Primero ocurre un distanciamiento social, desde un sentimiento de inutilidad existe un sentido de inutilidad biológica, debido a que el cuerpo ya no responde como antes; junto a las enfermedades, aparecen las preocupaciones relativas a la muerte. Los amigos mueren; los familiares también y ello contribuye a la aparición de un sentimiento de desesperanza. Como respuesta a esta desesperanza, algunos mayores se empiezan a preocupar con el pasado. La integridad yoica significa llegar a los términos de tu vida, y por tanto, llegar a los términos del final de tu vida. La tendencia mal adaptativa es llamada presunción. Cuando la persona “presume” de una integridad yoica sin afrontar de hecho las dificultades de la senectud.

http://www.cuidatusaludemocional.com/gerascofobia.html
Wikipedia
Proverbia

martes, 12 de diciembre de 2017

Familia y amor romántico en tiempos de soledad


En su acepción más común, el término familia nuclear se refiere a un grupo doméstico conformado por un padre y una madre, padre y padre o madre y madre y sus hijos. George Murdock describía la familia en estos términos: "La familia es un grupo social caracterizado por una residencia común, la cooperación económica y la reproducción. Contiene adultos de ambos sexos, los cuales mantienen una relación sexual socialmente aprobada. También incluye uno o más hijos, propios o adoptados, de los adultos que cohabitan sexualmente".
El término "familia" procede del latín famīlia, "grupo de siervos y esclavos patrimonio del jefe de la gens", a su vez derivado de famŭlus, "siervo, esclavo", que a su vez deriva del osco famel. El término abrió su campo semántico para incluir también a la esposa e hijos del pater familias, a quien legalmente pertenecían, hasta que acabó reemplazando a gens. Tradicionalmente se ha vinculado la palabra famŭlus, y sus términos asociados, a la raíz fames («hambre»), de forma que la voz se refiere, al conjunto de personas que se alimentan juntas en la misma casa y a los que un pater familias tiene la obligación de alimentar. La familia supone por un lado una alianza, el matrimonio, y por el otro una filiación, los hijos.


Las representaciones acerca de lo que constituye una familia cambian de acuerdo con la cultura, la movilidad, la salud, la tradición. En todas las sociedades, la necesidad de ser apoyado socialmente es un hecho común, especialmente en aquellos sitios donde los costos económicos para la formación de un patrimonio son muy elevados. En esos contextos, la familia nuclear se vuelve un obstáculo más que una oportunidad, y por ello surgen formas familiares distintas, como aquella que en Occidente se llama familia extendida.
Según expone Claude Lévi-Strauss, la familia tiene su origen en el establecimiento de una alianza entre dos o más grupos de descendencia a través del enlace matrimonial entre dos de sus miembros. La familia está constituida por los parientes, es decir, aquellas personas que por cuestiones de consanguinidad, afinidad, adopción u otras razones diversas, hayan sido acogidas como miembros de esa colectividad.
Claude Lévi-Strauss
Algunos autores contemporáneos sostienen que el esquema de familia predominante en las sociedades industrializadas tiene también una base utilitaria al permitir la transmisión de capitales económicos, simbólicos y sociales. Según estos autores, la familia que se tiende a considerar como "natural" es un constructo de invención reciente y que puede desaparecer en forma más o menos rápida. El fenómeno subyacente en este razonamiento es que las palabras no solo hablan de la "realidad" sino que le otorgan significado y, por tanto, el definir algo como "normal" es un proceso no neutral que fomenta lo que se define como tal:
Lo que distingue a nuestras sociedades industrializadas de las sociedades exóticas [es] el hecho de que nuestros grupos sociales se reclutan menos sobre la base del parentesco que sobre las clases de edad, la clase social, la afinidad amical, el lugar de trabajo, el ejercicio del ocio, etcétera", apunta por ejemplo la etnóloga francesa, Martine Segalen. (...) Este, afirma que el grupo doméstico antiguo, del cual no existe un único tipo sino varios, "es tan inestable como la célula conyugal contemporánea". Y que, en este sentido, "nuestra sociedad no ha inventado ni la movilidad geográfica ni la inestabilidad de los matrimonios sometidos". (...) Para esta autora, la estructura familiar predominante en las sociedades industriales es una figura "efímera" y "transitoria" entre los modelos clásicos y los que están apareciendo actualmente.
Revista Teína: Detrás de la palabra "familia".
M. Segalen

Una hipótesis similar había sido realizada por Engels, quien sostuvo que lo que la sociedad llama "civilización" es un proceso centrado en la organización de las familias, la que evolucionó desde los primitivos gens hasta la forma moderna como manera de acumular riquezas, pero no por parte de la sociedad sino en forma individual. En su concepto, el fenómeno obedece a la lucha de clases, genera injusticias y es insostenible:​
La disolución de la sociedad se yergue amenazadora ante nosotros, como el término de una carrera histórica cuya única meta es la riqueza, porque semejante carrera encierra los elementos de su propia ruina. La democracia en la administración, la fraternidad en la sociedad, la igualdad de derechos y la instrucción general, inaugurarán la próxima etapa superior de la sociedad, para la cual laboran constantemente la experiencia, la razón y la ciencia. "Será un renacimiento de la libertad, la igualdad y la fraternidad de las antiguas gens, pero bajo una forma superior".
F. Engels: El origen de la familia, la propiedad privada y el estado.
Engels

La familia nuclear – Padre, Madre e Hijos – (donde el padre es el proveedor, la madre y sus hijos son sujetos pasivos bajo su autoridad y protección) se encuentra históricamente vinculada a los cambios sociales introducidos por la Revolución Industrial europea en el mundo del trabajo (eliminación del salario familiar y pago individual de la mano obra), a las migraciones del campo (donde la forma de subsistencia era familiar) a barrios obreros en las ciudades (donde la forma de subsistencia era individual nacida del intercambio mano de obra individual por dinero), que conllevaron nuevas formas de ocupación de los espacios urbanos de convivencia, nuevos roles y formas de vinculación entre sujetos y por ende a la reducción del número de los integrantes de la familia. Estos cambios fueron en un primer momento anticipados por las transformaciones del modo de significación de la realidad, en concreto la “individualización” (atribución de nuevos roles y deberes) de los sujetos según la  nueva concepción del ser humano, como individuo libre de “todas las ataduras” grupales (comunidad, Rey, Iglesia).



El nuevo sistema económico del capitalismo industrial requirió una reducción numérica de los integrantes de la familia y el cumplimiento de funciones como: la reproducción, formación (hasta cierta edad) de nuevos individuos productores y consumidores de los productos producidos – valga la redundancia – por ellos o por otros (Lasch, 1984).  Este es el verdadero origen de la familia nuclear.  El sistema industrial demanda individuos independientes y con pocos vínculos reales entre sí salvo los del trabajo racional en las fabricas, empresas y de los intercambios comerciales. 
Pero, ante la necesidad humana de vinculación fuerte entre sujetos, el nuevo sistema socioeconómico propone como sustitutos de la vieja familia y comunidad: la Nación, a la ideología, el culto al líder político, grandes tótems que vincularan a los individuos  por un tiempo. Sin embargo, la familia nuclear será el único refugio genuino de socialidad que le quedara al individuo occidental ante la competencia descarnada del todos contra todos dentro del sistema socioeconómico capitalista industrial (Lasch, 1984). 



 En tiempos de disolución de la tribu y de distanciamiento de la familia como grupo de apoyo, de sostén y cuidado, surge el ideal del amor romántico como sustituto total de todo lazo afectivo y emocional. Como explica Coral Herrera Gómez, "el amor romántico se adapta al individualismo porque no incluye a terceros, ni a grupos, se contempla siempre en uniones de dos personas que se bastan y se sobran para hacerse felices el uno al otro. Esto es bueno para que la democracia y el capitalismo se perpetúen, porque de algún modo se evitan movimientos sociales amorosos de carácter masivo que podrían desestabilizar el statu quo". El amor romántico, que es el inicio de la formación de la familia nuclear, es la nueva alternativa a la familia en la sociedad occidental postcapitalista. Y eso en lo smedio sde comunicación y en los porudctos culturales se no sinunda del ideal del amor "basado en la dependencia, la búsqueda de seguridad, necesidad del otro, la renuncia a la interdependencia personal, la ausencia de libertad, celos, rutina, adscripción irreflexiva a las convenciones sociales, el enclaustramiento mutuo", fomentando lo que DH Lawrence llamó egoísmo a dúo.
"Este enclaustramiento de parejas propicia el conformismo, el viraje ideológico a posiciones más conservadoras, la despolitización y el vaciamiento del espacio social, con notables consecuencias para las democracias occidentales y para la vida de las personas. Las redes de cooperación y ayuda entre los grupos  ylas peprsonas se han debilitado o han desaparecido como consecuencia del individualismo y ha aumentado el número de hogares monoparentales. La gente dispone de poco tiempo de ocio para crear redes sociales en la calle, y el anonimato es el modus vivendi de la ciudad: un caldo de cultivo, pues, ideal para las uniones de dos en dos (a ser posible monogámicas y heterosexuales)".


DH Lawrence
Erich Fromm afirma, en su obra El corazón del hombre, que el ser humano actual se caracteriza por su pasividad y se identifica con los valores del mercado porque el hombre se ha transformado a sí mismo en un bien de consumo y siente su vida como un capital que debe invertirse provechosamente. El hombre se ha convertido en un consumidor eterno, y el mundo para él no es más que un objeto para calmar su apetito.
Según el autor, en la sociedad actual el éxito y el fracaso se basan en saber "invertir" la vida. El valor humano se ha limitado a lo material, en el precio que pueda obtener por sus servicios y no en lo espiritual (cualidades de amor,  razón, capacidad artística). La autoestima en el ser humano depende de factores externos y de sentirse triunfador con respecto al juicio de los demás. Por eso se vive pendiente de los otros, y que la seguridad reside en la conformidad; en no apartarse del rebaño. El individuo debe estar de acuerdo con la sociedad, ir por el mismo camino y no apartarse de la opinión o de lo establecido por ésta.



Se habla de que el amor constituye una realidad utópica porque choca con la realidad del día a día, normalmente monótona y rutinaria para la mayor parte de la Humanidad, es decir la alienación de las horas de trabajo y los deberes que nos vacían de sentido como personas y que nos dejan con ese  sentimiento de soledad que parece que sólo se puede aliviar con una pasión idealizada como el amor romántico de las películas y las canciones. Es el el hombre en busca de sentido de Frankl que se vuelca en un narcisismo a dúo en una relación amorosa utópica e idealizada que lo aísla de los otros. Es el mismo Homo consumens de Fromm "cuyo objetivo principal no es poseer cosas sino consumir cada vez más para compensar así su vacío interior", que así busca un amor desaforado, con todos su productos culturales, sosteniendo el mercado inmobiliario, de la ropita de bebé, las bodas, las joyas, los muebles, las vacaciones...

Es la soledad del no amor y de la no comunicación, la no familia, la no pertenencia y la no amistad. La falta de relaciones genuinas. El narcisismo y la atomización de las redes antisociales.



https://laviagaussiana.wordpress.com/2010/02/21/la-familia-nuclear-nacimiento-desarrollo-y-muerte-de-una-institucion-social/
wikipedia

martes, 5 de diciembre de 2017

Elegía del silencio


Elegía del silencio

Federico García Lorca


Silencio, ¿dónde llevas
tu cristal empañado
de risas, de palabras
y sollozos del árbol?
¿Cómo limpias, silencio,
el rocío del canto
y las manchas sonoras
que los mares lejanos
dejan sobre la albura
serena de tu manto?
¿Quién cierra tus heridas
cuando sobre los campos
alguna vieja noria
clava su lento dardo
en tu cristal inmenso?
¿Dónde vas si al ocaso
te hieren las campanas
y quiebran tu remanso
las bandadas de coplas
y el gran rumor dorado
que cae sobre los montes
azules sollozando?
El aire del invierno
hace tu azul pedazos,
y troncha tus florestas
el lamentar callado
de alguna fuente fría.
Donde posas tus manos,
la espina de la risa
o el caluroso hachazo
de la pasión encuentras.
Si te vas a los astros,
el zumbido solemne
de los azules pájaros
quiebra el gran equilibrio
de tu escondido cráneo.
Huyendo del sonido
eres sonido mismo,
espectro de armonía,
humo de grito y canto.
Vienes para decirnos
en las noches oscuras
la palabra infinita
sin aliento y sin labios.
Taladrado de estrellas
y maduro de música,
¿dónde llevas, silencio,
tu dolor extrahumano,
dolor de estar cautivo
en la araña melódica,
ciego ya para siempre
tu manantial sagrado?
Hoy arrastran tus ondas
turbias de pensamiento
la ceniza sonora
y el dolor del antaño.
Los ecos de los gritos
que por siempre se fueron.
El estruendo remoto
del mar, momificado.
Si Jehová se ha dormido
sube al trono brillante,
quiébrale en su cabeza
un lucero apagado,
y acaba seriamente
con la música eterna,
la armonía sonora
de luz, y mientras tanto,
vuelve a tu manantial,
donde en la noche eterna,
antes que Dios y el tiempo,
manabas sosegado.

Ojos color ámbar


tus ojos color ámbar
son mi refugio para siempre
tu mirada color ámbar
es mi mayor consuelo en este mundo frío
tus ojos redondos y amables
son los espejos que mi mejor imagen devuelven
tus párpados cerrados
son los que más angustia me da no volver a ver abiertos
tus iris punteados de negro y verde
son los mapas de mi soledad
tus pestañas cortas y romas
son los abanicos para mis noches de calor
tus lágrimas y tus legañas negras
son los líquidos que enjugo con más premura

tus ojos color ámbar
son mis ojos
mis ojos se miran
en los tuyos color ámbar
porque otros ojos no me han mirado
como tus ojos color ámbar
y mis ojos se cierran
al pensar en tus ojos color ámbar.

el color ámbar de los tiempos arcanos
en que tu alma y la mía se encontraron
y se hicieron hermanas
hermanas por siempre
hermanas cristalizadas en miel ámbar


miércoles, 29 de noviembre de 2017

La vida iba en serio

NO VOLVERÉ A SER JOVEN

Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.

Dejar huella quería
y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.

Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

Jaime Gil de Biedma

 Nacido en 1929 en el seno de una familia de la alta burguesía castellana, su padre se trasladó a Barcelona para trabajar en la Compañía de Tabacos de Filipinas. El que fuera su despacho puede ser visitado hoy en día en el Hotel 1898 en La Rambla de Barcelona.
Miembro destacado de la llamada Escuela de Barcelona, se relacionó con los componentes de esta: Joan Ferraté, Gabriel Ferrater, Jaime Salinas, Carlos Barral y el novelista Juan Marsé. Junto a Ángel González, Claudio Rodríguez y José Ángel Valente, todos estos autores formaron la así llamada «Generación del 50». Gil de Biedma dijo en varias ocasiones que los grupos literarios no eran más que promociones editoriales. En su obra recurrió al coloquialismo (con él mismo y con los lectores) y a la ironía para destacar asuntos sociales y existenciales y, aun cuando no es muy extensa (siempre prefirió la calidad a la cantidad), se ha considerado como una de las más interesantes e influyentes de su generación. La lectura de Eliot, Spender, Auden y en general de los poetas en lengua inglesa fue determinante para Gil de Biedma, él admiraba esta escuela poética que con el uso del monólogo dramático encontró la veta artística que sentó las bases de la poesía del siglo XX. De esa manera renunció al simbolismo francés que era donde se sustentaba la mayor parte de la poesía de la Generación del 27. Además también escribió algunos ensayos literarios donde demuestra ser dueño de una prosa muy precisa y de unos conocimientos literarios superiores a la crítica de entonces; estos ensayos están recogidos en El pie de la letra. Jaime dejó de escribir poesía porque según decía "lo normal es no escribir, lo normal es leer", de esta manera se convirtió en lo que podríamos llamar un bartleby (por el personaje de Melville) que prefirió dejar la escritura. Sin embargo, otros sostienen que su mundo poético estaba acabado y que antes que repetirse lo abandonó.
Una de las facetas menos estudiadas del poeta es la conversación, él siempre defendió que debía realizarse con una finalidad estética. En el libro prologado y editado por el profesor Javier Pérez Escohotado (El Aleph, 2002) y reeditado en Austral, 2015, bajo el título Gil de Biedma. Conversaciones se recogen algunos de estos coloquios. Aquí puede apreciarse la capacidad conversacional del poeta, la nitidez de sus ideas y la utilización precisa que hacía de la lengua española. Los lectores también podemos acudir a sus diarios para acercarnos a la figura del poeta y a su manera de pensar sobre asuntos diversos, especialmente de filosofía.

viernes, 24 de noviembre de 2017

La familia nuclear y los amigos


Tengo visto y comprobado que en esta sociedad en que vivimos llega una edad en la que, sobre todo las mujeres, pasamos de estar centradas en las amistades y de tener como grupo de pertenencia a las mismas a estar totalmente absortas en la pareja heterosexual, y por supuesto, después por la sacrosanta Maternidad.
Es el momento que estoy viviendo. De todas las amigas que tengo, de diferentes ámbitos y niveles culturales y sociales, creo que la única que sigue sin emparejar soy yo. Y de las que están con su par sólo una no ha sido madre. Porque lo de ser madre es eso, algo que se "es", no un estado. Cuando una mujer se hace madre su esencia misma cambia y ya todas sus prioridades cambian. Todo gira en torno al Hijo. No tiene tiempo para nada más. Ojo, no estoy haciendo una crítica. Estoy describiendo una realidad que no es extensible a la paternidad por lo general (con honrosas excepciones).


Tu amiga pasa a ser madre y ya debes asumir que no la vas a ver más que una vez o dos al año si hay suerte, y un ratito como mucho, que la conversación va a girar en torno a los niños y a la lactancia, los pañales, los virus y los puntos de la episiotomía. Y por mí encantada, no hay problema, mi interés en la conversación es genuino, me preocupo por mis amigas y por cómo ellas y sus hijos se encuentran.

Pero claro, lo que ocurre es que las que no somos madres seguimos teniendo nuestros corazoncitos y nuestras necesidades que una amiga que es madre no puede atender. Sabemos que no las podemos llamar para charlar porque siempre están agobiadas y ocupadas, porque es muy posible que las pilles en la hora de la merienda o del baño, que estén sobrepasadas porque el niño tiene fiebre y que nuestras minucias de mujeres solteras sin cargas no son nada comparadas con sus vidas frenéticas.


Dejando aparte la maternidad, está el tema del emparejamiento. Parece que existe una necesidad compulsiva por encontrar una pareja, entrar en un enamoramiento romántico y exclusivo y entrar en un olvido del resto del mundo y de uno mismo. Empieza la vida en pareja con el consiguiente apalancamiento y limitación de la vida social y de los intereses. Sólo se sale con otras parejas que viven cerquita, a los bares de siempre y a recogerse prontito. Y así un fin de semana tras otro hasta que llegan los hijos.
Los amigos de nuevo quedan relegados a un último plano, se buscan otras parejas afines y los planes e intereses individuales se disuelven en la confusión del yo-tú que es el nosotros.


A nivel social se considera un fracaso que una persona adulta no esté emparejada ni tenga hijos, que se mantenga independiente y sola, pero lo malo es que la soledad que pueda tener esa persona no viene originada por el hecho de no tener una media naranja ni unos bebés, sino porque las amistades dejan de ser importantes para la mayoría de su entorno. Vivimos en una sociedad centrada en la familia nuclear, egoísta y narcisista, donde toda persona ajena a la familia formada por uno mismo es irrelevante y extraña y no merece demasiado tiempo ni atención.
Tristemente, añado, pues los hijos crecen, las parejas no perduran, y cuando con unos 50-60 años la gente se ve que esa familia nuclear ha volado, se ven sin lo que realmente importa, los amigos.


jueves, 23 de noviembre de 2017

La modernidad líquida

Zygmunt Bauman (Poznań19 de noviembre de 1925-Leeds9 de enero de 2017)​ fue un sociólogofilósofo y ensayista polaco de origen judío. Su obra, que comenzó en la década de 1950, se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza. Desarrolló el concepto de la «modernidad líquida», y acuñó el término.​ Junto con el también sociólogo Alain Touraine, Bauman recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.

El interés de la investigación de Zygmunt Bauman se enfocó en la estratificación social y en el movimiento obrero, antes de interesarse en temas más globales tales como la naturaleza de la modernidad. El período más prolífico de su carrera comenzó después de abandonar la enseñanza en Leeds, cuando se acrecentó su importancia más allá de los círculos de sociólogos profesionales con un libro que publicó acerca de la supuesta conexión entre la ideología de la modernidad y el Holocausto.​
La obra de Bauman comprende 57 libros y más de 100 ensayos. Muy influido por Gramsci, nunca llegó a renegar de los postulados marxistas. Sus obras de la década de 1980 y principios de los 90 analizan las relaciones entre la modernidad, la burocracia, la racionalidad imperante y la exclusión social. Siguiendo a Sigmund Freud, concibe la modernidad europea como el producto de una transacción entre la cesión de libertades y la comodidad para disfrutar de un nivel de beneficios y de seguridad.​
Las primeras obras de Bauman fueron proyectos basados en la modernidad dentro del diseño de una mejor sociedad. Hacia 1970 y comienzos de la década de 1980, su atención cambió a cuestiones más generales y teóricas en relación con el papel de las ciencias sociales y cómo estas podrían ayudar a la sociedad. El mayor cambio en la obra de Bauman se produjo a finales de la década de 1980, con la edición de una trilogía de libros (Legisladores e intérpretesModernidad y Holocausto y Modernidad y ambivalencia), en los que criticaba la modernidad y proponía una visión posmoderna distópica de la sociedad. Desde entonces, Bauman editó una línea invariable de libros adicionales, donde había estado explorando su nueva perspectiva.

Aunque a Bauman se le considera un pensador 'posmoderno', no le cabe el término de posmodernista, ya que utiliza los conceptos modernidad sólida y modernidad líquida para caracterizar lo que considera dos caras de la misma moneda. Desde fines de la década de 1990, Bauman ejerció una considerable influencia sobre el movimiento altermundistaEn su libro Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias, Bauman aborda la consecuencia de la modernidad, la que deja como resultado desechos, pero en este caso son "residuos humanos" producto de las migraciones y la globalización , el flujo de poblaciones no se puede reabsorber y está comenzando a ser un problema serio para diferentes partes del mundo, principalmente en países primer mundistas, como Estados Unidos y la Unión Europea. El problema de la migración se ha ido convirtiendo en uno de los principales temas de la agenda dentro del grupo hegemonía del planeta. Bauman afirma que la producción de "residuos humanos" constituye una consecuencia inevitable de la modernidad.

Cómo convivir con los otros ha sido un problema omnipresente de la sociedad occidental, y Bauman presenta las principales estrategias utilizadas: la separación del otro excluyéndolo (estrategia émica), la asimilación del otro despojándole de su otredad (estrategia fágica) y la invisibilización del otro para que desaparezca del propio mapa mental.

En el planteamiento de Bauman, la búsqueda de la identidad es la tarea y la responsabilidad vital del sujeto, y esta empresa de construirse a sí mismo constituye al mismo tiempo la última fuente de arraigo. Bauman plantea que en la modernidad líquida las identidades son semejantes a una costra volcánica que se endurece, vuelve a fundirse y cambia constantemente de forma. El autor plantea que estas parecen estables desde un punto de vista externo, pero que al ser miradas por el propio sujeto aparece la fragilidad y el desgarro constante.​ Según sus planteamientos, en la modernidad líquida el único valor heterorreferenciado es la necesidad de hacerse con una identidad flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida. La identidad se configura como una responsabilidad reflexiva que busca la autonomía del resto y la constante autorrealización y que, además, está abocada a la constante inconclusión debido a la falta de un telos en la modernidad tardía.
Entiende que la felicidad se ha transformado de aspiración ilustrada para el conjunto del género humano en deseo individual. Y en una búsqueda activa más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un estado, solo puede ser un estado de excitación espoleado por la insatisfacción. El exceso en los bienes de consumo nunca será suficiente.


Bauman, al plantear la modernidad líquida, se refiere al proceso por el cual el individuo tiene que pasar para poder integrarse a una sociedad cada vez más global, pero sin identidad fija, y sí maleable, voluble. La identidad se tiene que inventar, crear, se tiene que moldear máscaras de supervivencia. Llega a esta conclusión a partir del análisis histórico de los grandes cambios que ha experimentado la sociedad, en especial a partir de la lucha de clases, entre el proletariado y los dueños de los procesos de producción, a finales del siglo XIX, el desintegramiento de las sociedades colectivas, para dar paso a la individualidad en términos de ciudadanía, los cambios vertiginosos que ha provocado la globalización y el imperialismo comercial de los monopolios en contubernio con los gobiernos neoliberales, el resurgimiento de la alteridad (movimientos indígenas), el feminismo, la lucha arcaica en medio oriente, el crecimiento exponencial de la población mundial, hasta llegar a la era de las TIC, donde más se observa la problemática de la identidad en la modernidad líquida. Si antes, en el siglo XVIII, la sociedad se caracterizaba por el sentido de pertenencia del individuo muy marcado entre los distintos estratos sociales, ahora, con el auge de las redes sociales y las TIC, las identidades globales, volubles, permeables y propiamente frágiles, oscilan según la tendencia que marca el consumismo. Sin embargo, esta identidad escurridiza nos hace cada vez más dependientes del otro, y es ahí donde se encuentra la esperanza de crear condiciones de crecimiento en términos de humanidad, conciencia colectiva por el bien individual a partir del común, en unión con la naturaleza.​

Bauman fijaba arbitrariamente, pero creía que de forma útil, el origen de la modernidad en el terremoto de Lisboa de 1755, al que siguió un incendio que destruyó lo que quedaba y luego un tsunami que se lo llevó todo al mar. “Fue una catástrofe enorme, no sólo material sino también intelectual. La gente pensaba hasta entonces que Dios lo había creado todo, que había creado la naturaleza y había puesto leyes. Pero de repente ve que la naturaleza es ciega, indiferente, hostil a los humanos. No puedes confiar en ella. Hay que poner el mundo bajo la administración humana. Reemplazar lo que hay por lo que puedes diseñar. Así, Rousseau, Voltaire o Holbach vieron que el antiguo régimen no funcionaba y decidieron que había que fundirlo y rehacerlo de nuevo en el molde de la racionalidad. La diferencia con el mundo de hoy es que no lo hacían porque no les gustara lo sólido, sino, al revés, porque creían que el régimen que había no era suficientemente sólido. Querían construir algo resistente para siempre que sustituyera lo oxidado. Era el tiempo de la modernidad sólida. El tiempo de las grandes fábricas empleando a miles de trabajadores en enormes edificios de ladrillo, fortalezas que iban a durar tanto como las catedrales góticas”.

La modernidad se hizo líquida. “Hoy la mayor preocupación de nuestra vida social e individual es cómo prevenir que las cosas se queden fijas, que sean tan sólidas que no puedan cambiar en el futuro. No creemos que haya soluciones definitivas y no sólo eso: no nos gustan. Por ejemplo: la crisis que tienen muchos hombres al cumplir 40 años. Les paraliza el miedo de que las cosas ya no sean como antes. Y lo que más miedo les causa es tener una identidad aferrada a ellos. Un traje que no te puedes quitar. Estamos acostumbrados a un tiempo veloz, seguros de que las cosas no van a durar mucho, de que van a aparecer nuevas oportunidades que van a devaluar las existentes. Y sucede en todos los aspectos de la vida. Con los objetos materiales y con las relaciones con la gente. Y con la propia relación que tenemos con nosotros mismos, cómo nos evaluamos, qué imagen tenemos de nuestra persona, qué ambición permitimos que nos guíe. Todo cambia de un momento a otro, somos conscientes de que somos cambiables y por lo tanto tenemos miedo de fijar nada para siempre. Probablemente su Gobierno, como el del Reino Unido, llama a sus ciudadanos a ser flexibles. ¿Qué significa ser flexible? Significa que no estés comprometido con nada para siempre, sino listo para cambiar la sintonía, la mente, en cualquier momento en el que sea requerido. Esto crea una situación líquida. Como un líquido en un vaso, en el que el más ligero empujón cambia la forma del agua. Y esto está por todas partes”.

Por supuesto, señalaba, esa situación de perpetua inestabilidad tiene efectos sobre la identidad. “Hace no mucho el precariado era la condición de vagabundos, homeless, mendigos. Ahora marca la naturaleza de la vida de gente que hace 50 años estaba bien instalada. Gente de clase media. Menos el 1% que está arriba del todo, nadie puede sentirse hoy seguro. Todos pueden perder los logros conseguidos durante su vida sin previo aviso”. Por un lado, decía Bauman, está la “devastación emocional y mental de muchos jóvenes que entran ahora al mercado de trabajo y sienten que no son bienvenidos, que no pueden añadir nada al bienestar de la sociedad sino que son una carga”. Por otro, concluía, “la gente que tiene un empleo experimenta la fuerte sensación de que hay altas posibilidades de que también se conviertan en desechos. Y aun conociendo la amenaza son incapaces de prevenirla. Es una combinación de ignorancia e impotencia. No saben qué va a pasar, pero ni sabiéndolo serían capaces de prevenirlo. Ser un sobrante, un desecho, es una condición aún de una minoría, pero impacta no sólo en los empobrecidos sino también en cada vez mayores sectores de las clases medias, que son la base social de nuestras sociedades democráticas modernas. Están atribuladas”.

Y concluía que ante esa circunstancia “hoy hay una enorme cantidad de gente que quiere el cambio, que tiene ideas de cómo hacer el mundo mejor no sólo para ellos sino también para los demás, más hospitalario. Pero en la sociedad contemporánea, en la que somos más libres que nunca antes, a la vez somos también más impotentes que en ningún otro momento de la historia. Todos sentimos la desagradable experiencia de ser incapaces de cambiar nada. Somos un conjunto de individuos con buenas intenciones, pero que entre sus intenciones y diseños y la realidad hay mucha distancia. Todos sufrimos ahora más que en cualquier otro momento la falta absoluta de agentes, de instituciones colectivas capaces de actuar efectivamente”.
Zygmunt Bauman ha criticado el impacto de la redes sociales sobre el individuo en diferentes artículos de prensa publicados poco antes de su fallecimiento. Según este sociólogo, aparentemente, las redes sociales constituyen una herramienta para crear una comunidad propia,  pero lo que realmente se genera es una comunidad "sustituta" donde no se necesitan habilidades sociales. Son áreas de confort, donde no hay diálogo real ya que la comunidad creada se realiza a medida del individuo, y por tanto no existe la controversia o el conflicto. Así, su colectivo es seleccionado según necesidad, de forma que es fácilmente escogido o eliminado con un simple “click” de ratón y el capital afectivo que se medirá por el "numero de contactos" que se tiene en las distintas cuentas de Facebook, twitter,instagram y otras.​

Así, el diálogo en las redes sociales sería un lugar para encerrarse de forma confortable y “escuchar el eco de la propia voz”. En la actualidad, pertenecer  a una red social puede ayudar a mejorar la sensación de soledad que tiene el individuo, debido al escenario de gran individualización en el que se vive, pero constituyen una verdadera trampa, ya que realmente no hay una mayor sociabilización de la persona.
Bauman, dentro de su concepto de modernidad líquida, distinguirá entre el concepto de grupo y enjambre. Los enjambres, se diferencian de los grupos por que no incluyen herramientas de supervivencia. Se asocian y se dispersan en diversas ocasiones por determinados temas relevantes que van cambiando, atraídos por objetos, variables y en movimiento. Este concepto de enjambre ha sido extrapolado por algunos autores, a la audiencia social que forma Twitter. Los distintos usuarios se comportan como un enjambre social y no como la definición de grupo, uniéndose para acontecimientos muy variados, sin una identidad importante y actúan en el escenario de ese concepto “líquido” que difine Bauman.​ Por otro lado, a pesar de la utilidad que han tenido algunas redes sociales en distintos movimientos políticos como en la primavera árabe o los indignados, las redes sociales permiten identificar a los disidentes fácilmente por parte del poder. Bauman las califica de “lugares donde la vigilancia es voluntaria y autoinfligida”.

Todas estas críticas, se ajustarían a su concepto de «modernidad líquida» donde la integración de la persona se realiza en una sociedad global pero sin identidad fija, obligando a una adaptación continua, por lo que se depende continuamente de la presencia del otro que ratifica nuestra identidad y nos permite «ser vistos».
Los vínculos humanos vienen debilitándose desde el comienzo de la llamada época moderna y la más clara revelación de esta pérdida de valores la estamos palpando ahora, con la llegada de la posmodernidad y hasta nuestros días. Para Bauman, esta decadencia se traducía en la modernidad líquida, que implica el fin de la era del compromiso mutuo, y donde el espacio público retrocede para dejar paso a un individualismo que conduce a la corrosión y la desafección del concepto de ciudadanía. Una sociedad fragmentada, afirma, en átomos. Y es que ya nada nos aferra unos a otros. Las sociedades posmodernas se han convertido en fábricas de desconfianza que abocan a los individuos a un mercado de competencia y división individualizada. Unos contra otros. Y frente a este individualismo o, mejor dicho, ante esta soledad, Bauman justifica el surgimiento y éxito de plataformas como Facebook. Como el animal depredador, el empresario huele el miedo y crea un espejismo, un salvavidas al que nos aferramos, creándonos una falsa ilusión de comunidad, alimentando superficial e imaginativamente nuestro anhelo de colectividad.



http://www.lavanguardia.com/cultura/20170109/413213624617/modernidad-liquida-zygmunt-bauman.html
https://elpais.com/cultura/2015/12/30/babelia/1451504427_675885.html
http://lamonomagazine.com/bauman-la-modernidad-liquida-y-el-espejismo-de-las-redes-sociales/
wikipedia