jueves, 25 de mayo de 2017

para vivir no quiero

Para vivir no quiero
islas, palacios, torres.
¡Qué alegría más alta:
vivir en los pronombres!

Quítate ya los trajes,
las señas, los retratos;
yo no te quiero así,
disfrazada de otra,
hija siempre de algo.
Te quiero pura, libre,
irreductible: tú.
Sé que cuando te llame
entre todas las gentes
del mundo,
sólo tú serás tú.

Y cuando me preguntes
quién es el que te llama,
el que te quiere suya,
enterraré los nombres,
los rótulos, la historia.
Iré rompiendo todo
lo que encima me echaron
desde antes de nacer.

Y vuelvo ya al anónimo
eterno del desnudo,
de la piedra, del mundo,
te diré:
"Yo te quiero, soy yo."

 PEDRO SALINAS
 "La voz a ti debida"


A partir de esta obra Salinas define su concepto del amor entendido como un proceso de autoconocimiento del yo a partir del tú. Las raíces literarias de dicha concepción del amor se encuentran en el petrarquismo, en Garcilaso de la Vega y en el idealismo platónico. Cabe señalar también la influencia de Gustavo Adolfo Bécquer y la dimensión existencialista que posee este poemario.


El título procede de un endecasílabo extraído de de la segunda estrofa de la Égloga III de Garcilaso de la Vega:

Y aun no se me figura que me tocaaqueste oficio solamente en vida,
mas con la lengua muerta y fría en la boca
pienso mover la voz a ti debida;
libre mi alma de su estrecha roca,
por el Estigio lago conducida,
celebrando t’irá, y aquel sonido
hará parar las aguas del olvido.”

soledad


Soledad

En ti estás todo, mar, y sin embargo,
¡qué sin ti estás, qué solo,
qué lejos, siempre, de ti mismo!
Abierto en mil heridas, cada instante,
cual mi frente,
tus olas van, como mis pensamientos,
y vienen, van y vienen,
besándose, apartándose,
en un eterno conocerse,
mar, y desconocerse.
Eres tú, y no lo sabes,
tu corazón te late y no lo siente...
¡Qué plenitud de soledad, mar sólo!

Juan Ramón Jiménez


lunes, 15 de mayo de 2017

La reina Dido de Cartago

Thy hand, Belinda, darkness shades me,
On thy bosom let me rest,
More I would, but Death invades me;
Death is now a welcome guest.

Tu mano, Belinda; la oscuridad me envuelve.
En tu seno déjame descansar.
Más quisiera, pero la muerte me invade;
La muerte es ahora una bienvenida visita.

When I am laid, am laid in earth, May my wrongs create
No trouble, no trouble in thy breast;
Remember me, remember me, but ah! forget my fate.
Remember me, but ah! forget my fate,

Cuando yazga, yazga en la tierra, que mis errores
no causen cuitas a tu pecho; 
Recuérdame, recuérdame, pero ¡ah! olvida mi destino. 
Recuérdame, pero ¡ah! olvida mi destino;


"Dido's Lament" es el nombre de la famosa aria de la ópera Dido y Eneas escrita por Henry Purcell, con el libreto de Nahum Tate. También se le llama "When I am laid in earth" (Cuando yazca en la tierra).
El héroe troyano Eneas deja la ciudad de Cartago a pesar del amor compartido con la reina Dido. Ella, sabiendo que no puede vivir sin Eneas, decide suicidarse inmolándose en una hoguera. Irónicamente, el camino que toma el barco de Eneas es iluminado por el fuego. Dido dice sus últimas palabras a su leal doncella, Belinda, antes de morir.
Dido, fundadora y primera reina de Cartago, en el actual Túnez, su fama se debe principalmente al relato incluido en la Eneida del poeta romano Virgilio. Era hija del rey de Tiro, Matán I, también llamado Belo. Dido tenía dos hermanos: Pigmalión, que heredó el trono de Tiro, y la pequeña Ana.
Huidos de una patria arrasada, los troyanos llegan a Cartago desviados de su rumbo hacia Italia a causa de la tempestad provocada por la diosa Juno. Allí los recibe la reina  Dido, a quien Eneas solicita hospitalidad.Venus ,madre del héroe, para que ésta acceda y no lo traicione, envía a Cupido con la misión de que la enamore de Eneas. Dido había jurado mantenerse fiel a su difunto marido Siqueo, pero nada puede hacer alentada por su hermana Ana y rendida por la intervención de Cupido (que se sienta en su regazo adoptando la forma de Ascanio ,hijo de Eneas, para poder clavarle sus flechas).

A instancias de Juno, Venus acuerda con ella propiciar que Dido y Eneas se casen y reinen juntos en Cartago. Juno así lo desea por el rencor que arrastra contra los troyanos desde el famoso Juicio de Paris y la Guerra de Troya (de este modo se vengaría consiguiendo que Eneas nunca llegue a fundar la que en el futuro será la gloriosa estirpe romana). Venus, sabiendo cuál es el verdadero destino de su hijo, finge aceptar el trato para que los favores de Dido allanen el reavituallamiento de la flota troyana. Así pues, Juno manipula los acontecimientos para que en Cartago se organice una cacería, durante la cual desata una tormenta que obliga a Dido y a Eneas a cobijarse en una cueva. Esa noche hacen el amor, momento a partir del cual se hacen amantes. Ante el retraso que ello ocasiona, Júpiter envía a Mercurio para que le recuerde a Eneas que no son esos los designios del hado, sino que debe partir hacia Italia. El héroe, pese al dolor que le ocasiona, obedece la voluntad divina y deja Cartago. Tremendamente desconsolada y ofendida, Dido intenta olvidarlo con ayuda de su hermana, pero no puede. Es por eso que decide suicidarse maldiciendo el abandono de Eneas. Desde ese momento comienza el histórico odio de Cartago hacia Roma.

En el posterior capítulo VI de la Eneida, cuando Eneas desciende al inframundo griego con ayuda de la Sibila de Cumas, la encuentra vagando por los Prados Asfódelos, entre los muertos por amor. Comprendiendo entonces que la reina había cometido suicidio a su partida, trata de explicarle con gran pesar que él no quería abandonarla, que los dioses habían labrado así su destino. Pero el fantasma de Dido parece no poder escucharle y continúa su absorto camino tras la sombra de Siqueo.



Sin embargo, además de lo que aparece en la Eneida, hay otra versión acerca de la muerte de Dido. En la versión clásica, Eneas quiere desposarla, pero Dido es todavía fiel al recuerdo del difunto Siqueo. Creyendo que si rechazaba a Eneas éste tomaría represalias contra ella y su gente, acepta, pero el día de la boda, antes de celebrarla, Dido se hunde un puñal en el pecho. Éste sería el modelo de los sacrificios que los cartagineses ofrecerían en el tofet. Por esto la muerte de Dido se relaciona con la figura mitológica del Fénix, que muere en el fuego para renacer de sus cenizas. Así nace el odio por Roma. Tras su muerte fue venerada como una divinidad.
En cualquier caso, la reina y fundadora de una potencia como Cartago queda en el recuerdo como la amante de Eneas, no respetamos su deseo al morir "remember me but forget my fate".
Su recuerdo es el de la amante doliente y despechada que sin el hombre no puede vivir, no el de la poderosa  reina de la poderosa nación. Se perpetúa el rol de la heroína subordinada al personaje principal masculino, que aunque ostente un papel destacado en la sociedad sólo desempeña un rol de amante dependiente del hombre.
Dido, debiste mandar detener a Eneas y a los suyos y evitar que una nueva nación falocéntrica como Roma se crease. Debiste vivir y reinar gloriosa por encima de los demás.

martes, 2 de mayo de 2017

Empoderamiento y asertividad

El empoderamiento o apoderamiento (del empowerment en inglés) se refiere al proceso por el cual se aumenta la fortaleza espiritual de los individuos y las comunidades, en temáticas tales como política, vida cotidiana y economía, para así impulsar cambios beneficiosos para el grupo en las situaciones en que viven. Generalmente implica, en el beneficiario, el desarrollo de una confianza en sus propias capacidades y acciones.
El origen de la filosofía del empoderamiento se encuentra en el enfoque de la educación popular desarrollada en los años 1960 a partir del trabajo de Paulo Freire. El enfoque participativo surge en el campo del desarrollo de los años 1970; y consiste en "un proceso de reducción de la vulnerabilidad y en el incremento de las propias capacidades de los sectores pobres y marginados, que conduce a promover entre ellos un desarrollo humano y sostenible. "


La asertividad es un modelo de relación interpersonal que consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás; tiene como premisa fundamental que toda persona posee derechos básicos o derechos asertivos. Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la pasividad, que consiste en permitir que terceros decidan por nosotros, o pasen por alto nuestras ideas; y por otro lado tenemos la agresividad, que se presenta cuando no somos capaces de ser objetivos y respetar las ideas de los demás.
El concepto de asertividad suele definirse como un comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. Es también una forma de expresión consciente, congruente, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia. Contar con un criterio propio dentro de la sociedad es indispensable para comunicarnos de una mejor manera.

Aunque el empoderamiento es aplicable a todos los grupos sociales vulnerables o que sean víctima de la marginación, tanto su origen como su aplicación práctica más extendida se encuentra entre el colectivo de las mujeres. El concepto fue propuesto por primera vez a mediados de los años 1980 por DAWN (1985), una red de grupos de mujeres e investigadoras del Norte y del Sur, para referirse al “proceso por el cual las mujeres acceden al control de los recursos (materiales y simbólicos) y refuerzan sus capacidades y protagonismo en todos los ámbitos”. Desde este enfoque más feminista, el empoderamiento de las mujeres abarca desde el cambio individual a la acción colectiva, e implica la alteración radical de las estructuras y procesos que reproducen la posición subordinada de las mujeres como género.
El Diccionario Panhispánico de Dudas define «empoderar» como «conceder poder a un colectivo desfavorecido socio-económicamente, para que mediante su auto gestión, mejore sus condiciones de vida» y añade: «El verbo empoderar ya existía en español como variante desusada de apoderar. Su resucitación con este nuevo sentido, tiene la ventaja sobre apoderar, de usarse hoy únicamente con este significado específico».

De acuerdo con la Guía para el empoderamiento de la mujer, publicada por el Femeval, la búsqueda por eliminar las condiciones opresivas a las cuales se ha visto sometida la mujer durante muchos años, ha traído consigo la concepción de una ideología feminista, que ha impactado a millones de mujeres en todo el mundo. La cultura que se ha ido formando durante los últimos siglos, enfatizando el siglo XX, es una basada en movimientos sociales y políticos feministas, en los cuales la mujer ha logrado ser la iniciadora de una fuerte ola de democratización sin la cual la historia contemporánea no sería la que conocemos hoy en día. Gracias al comienzo de esta ideología, las mujeres del mundo han logrado una conexión que las ha llevado a una vida más participativa en la cual se busca forjar relaciones de equidad en la participación entre hombres y mujeres.

Como hemos visto, el empoderamiento es un proceso por el cual una comunidad o colectivo en principio desfavorecido toma conciencia de sus capacidades y las pone en marcha para reducir su vulnerabilidad y luchar por mejorar sus condiciones de desigualdad frente a otros colectivos. La asertividad es un estilo de comunicación que consiste en conocer los propios derechos, defenderlos y respetar los de los demás, partiendo de la base indispensable de que para comunicarnos de una mejor manera, contar con un criterio propio dentro de la sociedad es indispensable.
Así pues, empoderamiento y asertividad son conceptos estrechamente unidos, que en ocasiones se desunen y malusan, porque quienes están en situación de vulnerabilidad, quienes no tienen un lugar reconocido dentro de la sociedad, a veces no pueden expresarse con asertividad, sino de forma agresiva, pasiva, o carecen de empoderamiento o directamente no pueden expresarse.
Esto es legítimo y comprensible cuando hablamos de personas y de comunidades oprimidas y desfavorecidas, pero cuando personas formadas y con recursos intelectuales, dudosamente oprimidas, recurren al estilo agresivo o pasivo-agresivo de forma sistemática con personas que no piensan al 95% como ellas apelando a que están usando un discurso empoderado me resulta muy triste.
Caer en semejante falacia es un insulto para el interlocutor y para las víctimas reales.