viernes, 27 de octubre de 2017

La venus de Rodas

"Detrás y a través de ella, toda la idea de Grecia resplandece con un brillo triste, como un roto capitel, como los fragmentos de un precioso jarro, como el torso de una estatua a la esperanza". Lawrence Durrell en Reflexiones sobre una Venus marina



La belleza ha quedado inmortalizada en las esculturas de Afrodita (Venus) peinándose, quizás la más destacada pieza de este museo arqueológico, y en la Afrodita Púdica (siglo II a. C.), en la que se puede observar la huella del efecto del mar que sirvió de inspiración al escritor y filoheleno Lawrence Durrell en su obra "Reflexiones sobre una Venus marina".

En Rodas los días van cayendo con tanta suavidad como la fruta del árbol", escribe Lawrence Durrell en Reflexiones sobre una Venus marina. Y tiene razón este enamorado de las islas griegas que residió en Rodas entre 1945 y 1947, que prefirió fijarse en la inquietante estatua de Venus moldeada por un escultor anónimo, casi sin rostro y por muchos años hundida en el fondo del mar. Durrell vio cómo una grúa la sacaba de las aguas del puerto, cubierta de algas tras la segunda guerra mundial. Se halla en el bello edificio medieval del Museo Arqueológico, donde vive protegida por una vitrina y con la cara medio borrada por el mar.
La Rodas que se nos describe es la de la inmediata posguerra, sin gatos, con prisioneros alemanes, alambradas, el aeródromo con sus aviones chamuscados y aún con playas minadas.  Durrell llega desde Egipto (“hervidero de sabandijas”) como oficial de información de las fuerzas de ocupación británicas tras cuatro años de exilio de su querida Grecia. Inmediatamente entra en un éxtasis Egeo con el reencuentro y se pone bajo la advocación de la Venus de Rodas, la bellísima estatua de la diosa pescada en el mar y genius loci de la isla.  El periódico que lanza Durrell tiene sumo éxito por la falta de papel para envolver los pescados. “Eso sitúa al periodismo en su perspectiva correcta”, anota.
 Durrell hizo una sabia reflexión sobre el Coloso, el más famoso símbolo de la isla: "En el siglo VII fueron vendidos los restos de la estatua a un judío de Siria y transportados en camellos a Oriente Próximo para ser fundidos. Es de suponer que la estatua fue transformada una vez más en implementos para una nueva guerra. Ése es el tipo de poesía a la inversa con que vivimos".

La celda de Próspero (Corfú), Reflexiones sobre una Venus marina (Rodas) y Limones amargos (Chipre) constituyen la Trilogía mediterránea de Durrell, la cual reivindica una cierta “islomanía”, como la define uno de los personajes de Reflexiones sobre una Venus marina, una “dolencia del espíritu” que afecta a las personas para las que las islas resultan irresistibles. “El simple conocimiento de que se encuentran en una isla, un pequeño mundo rodeado por el mar, las llena de una indescriptible embriaguez”. Los islómanos natos serían descendientes directos de los atlantes, “y durante toda su vida isleña su subconsciente tiende hacia la perdida Atlántida”.

En conjunto, estos libros 3 de islas, llenos de caiques, pescadores de esponjas, baños en aguas frescas y transparentes de un mar “que enreda y desenreda sus mallas de plata”, veladas con gentes inolvidables. Hay historia, atravesada de mito, leyenda y folclore ("destruye nidos de golondrinas y te saldrán pecas", advierten en Rodas); hay formidables descripciones de paisajes, llenas de un lirismo arrebatador que entra a menudo en el campo de la poesía, hay una riquísima galería de personajes y sucesos; hay política (la ocupación aliada en Rodas al final de la II Guerra Mundial, el conflicto de la enosis, la aspirada unión con Grecia de la comunidad grecochipriota, en Chipre, que nos muestran a Durrell en su avatar de funcionario del Foreign Office), y hay aventura.



http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/escenarios/venus-durrell_517526.html
https://elpais.com/cultura/2012/08/23/actualidad/1345723266_009314.html

viernes, 20 de octubre de 2017

El gnosticismo

El gnosticismo (el término que proviene del griego gnostikismós, de gnosis: ‘conocimiento’) es un conjunto de corrientes sincréticas filosófico-religiosas que llegaron a mimetizarse con el cristianismo en los tres primeros siglos de nuestra era, convirtiéndose finalmente en un pensamiento declarado herético después de una etapa de cierto prestigio entre los intelectuales cristianos. Puede hablarse de un gnosticismo pagano y de un gnosticismo cristiano, aunque el más significativo pensamiento gnóstico se alcanzó como rama heterodoxa del cristianismo primitivo. Incluye una variedad de movimientos religiosos, en su mayoría cristianos, derivados de la antigua sociedad helenística en torno al Mediterráneo. Aunque los orígenes están en disputa, la mayoría de estos movimientos florecieron aproximadamente desde el momento de la fundación del cristianismo (a fines del siglo I) hasta el siglo IV, cuando los escritos y las actividades de grupos considerados herejes o paganos fueron reprimidos de manera activa. 


Pitágoras
El Gnosticismo está directamente emparentado con el neopitagorismo y con el neoplatonismo, el cual pretendía resucitar la antigua filosofía pagana, mientras que el gnosticismo se presentaba como cristiano.
Después de la victoria de Alejandro Magno y de la sumisión de los pueblos orientales a los romanos, se infiltraron en el mundo grecorromano multitud de ideas orientales como el dualismo y cierto sentimentalismo, propios de los ritos de Oriente, añadiéndose a esto el rejuvenecimiento de las ideas filosóficas de Platón y en general de la filosofía griega. El fenómeno más saliente fueron los diversos conglomerados que llamamos sistemas o religiones sincretistas, en los cuales predomina siempre cierta ansia de lo divino y de un conocimiento más elevado. 
Entrado el siglo II, se produjeron dos hechos que contribuyeron poderosamente a la fusión de aquellos principios orientales e ideas filosóficas griegas con algunas doctrinas cristianas, que es propiamente lo que constituye el gnosticismo: el auge siempre creciente de los conglomerados sincretísticos de las religiones y cultos orientales con los principios y especulaciones neopitagóricos y neoplatónicos y el desarrollo del cristianismo, el cual trajo consigo la creación de escuelas teológicas, que tendían a armonizar, en cuanto era posible, las especulaciones filosóficas con los dogmas cristianos.


Platón

También hay elementos cosmogónicos tomados de los persas, hindúes y otros pueblos del Extremo Oriente: de ahí las emanaciones del principio supremo, los grupos de eones, la interpretación alegórica y fantástica de los mitos y de la teología primitiva.

Según esta doctrina los iniciados se salvan mediante la gnosis, o conocimiento introspectivo de lo divino, que es un conocimiento superior a la fe. Ni la sola fe ni la muerte de Cristo bastan para salvarse. El ser humano es autónomo para salvarse a sí mismo. El gnosticismo es una mística secreta de la salvación. Es una creencia dualista: el bien frente al mal, el espíritu frente a la materia, el ser supremo frente al Demiurgo, el espíritu frente al cuerpo y el alma. 


Jesucristo

La enorme diversidad de doctrinas y "escuelas gnósticas" hace difícil hablar de un solo gnosticismo. Algunos aspectos comunes de su pensamiento podrían ser:
  • Su carácter iniciático, por el cual ciertas doctrinas secretas del Cristo o el "ungido" estaban destinadas a ser reveladas a una élite de iniciados. De esta forma, los gnósticos cristianos reclaman constituir testigos especiales de Cristo, con acceso directo al conocimiento de lo divino a través de la gnosis o experimentación introspectiva a través de la cual se podía llegar al conocimiento de las verdades trascendentales. La gnosis era, pues, la forma suprema de conocimiento, solamente al alcance de iniciados.
  • El mismo conocimiento de las verdades trascendentes producía la salvación. Según las diversas corrientes, la importancia de practicar una vida cristiana podía variar, siendo en cualquier caso algo secundario.
  • Su carácter dualista, por el cual se hacía una escisión tajante entre la materia y el espíritu. El mal y la perdición estaban ligados a la materia, mientras que lo divino y la salvación pertenecían a lo espiritual. Por esa razón no podía existir salvación alguna en la materia ni en el cuerpo. El ser humano solo podía acceder a la salvación a través de la pequeña chispa de divinidad que era el espíritu. Solo a través de la conciencia del propio espíritu, de su carácter divino y de su acceso introspectivo a las verdades trascendentes sobre su propia naturaleza podía este liberarse y salvarse. Esta experimentación casi empírica de lo divino era la gnosis, una experiencia interna del espíritu. Aquí se puede ver en el platonismo un antecedente claro del gnosticismo, tanto en su dualismo materia-espíritu, como en su forma instrospectiva de acceder al conocimiento superior, siendo la gnosis una versión religiosa de la mayéutica de Sócrates. Este dualismo también prefigura el futuro maniqueísmo.
Sócrates

  • Su peculiar cristología: Siendo la materia el anclaje y origen del mal, no es concebible que Jesucristo pudiera ser un ser divino y asociarse a un cuerpo material a la vez, puesto que la materia es contaminadora. Por esa razón surge la doctrina del Cuerpo aparente de Cristo, según la cual la Divinidad no pudo venir en carne, sino que vino en espíritu mostrando a los hombres un cuerpo aparentemente material (docetismo). Otras corrientes sostienen que Jesucristo fue un hombre vulgar que en la época de su ministerio fue levantado, adoptado por una fuerza divina (adopcionismo). Otras doctrinas afirman que la verdadera misión de Cristo era transmitir a los espíritus humanos el principio del autoconocimiento que permitía que las almas se salvaran por sí mismas al liberarse de la materia. Otras enseñanzas proponían incluso que Jesús no era un ser divino.
  • Peculiares enseñanzas sobre la divinidad. Entre estas se encontraba la de que todo espíritu era divino, incluyendo la parte espiritual del hombre (el alma), que no necesitaba a nadie para salvarse a sí mismo, siendo Cristo enviado a revelar esa verdad. Por otra parte, el creador/ordenador de la materia (llamado Demiurgo), al multiplicar con su creación la materia, sería un ser malvado y opuesto al verdadero Ser Supremo del cual surgió.
  • Conclusiones éticas muy divergentes: Siguiendo la idea de la condenación de la materia, algunas corrientes afirmaban que era necesario el castigo y martirización del cuerpo para, a través del padecimiento de la carne, contribuir a la liberación del espíritu, propugnando un modo de vida ascético. Sin embargo, otras corrientes afirmaban que, siendo la salvación dependiente únicamente de la gnosis del alma, el comportamiento del cuerpo era irrelevante, disculpándolo de toda atadura moral y librándolo a toda clase de goces. Otras enseñanzas reprobaban la multiplicación de la materia, siendo así la procreación un acto condenable. También existían corrientes que, al igual que el platonismo y las filosofías orientales, creían en el retorno cíclico de las almas a la prisión de la materia a través de la reencarnación. El iniciado, igualmente, buscaba romper este ciclo a través de la gnosis (a través de la iluminación, en las religiones orientales).

  • Interpretación alegórica del cristianismo y de las escrituras. Así, se reinterpretan a la luz gnóstica las historias de la creación, etc. dándoles significados filosóficos.
  • Establecimiento de jerarquías espirituales: En la cima de los seres existe un Dios, un ser perfecto e inmanente cuya propia perfección hace que no tenga relación alguna con el resto de seres imperfectos. Es inmutable e inaccesible. Descendiendo en una escala de seres emanados de aquél llegamos al Demiurgo, antítesis y culmen de la degeneración progresiva de los seres espirituales, y origen del mal. En su maldad, el Demiurgo crea el mundo, la materia, encadenando la esencia espiritual de los hombres a la prisión de la carne. En este escenario se libra una batalla entre los principios del bien y el mal, la materia (apariencia) y el espíritu (sustancia). Podemos ver paralelismos claros con el zoroastrismo.
  • Establecimiento de jerarquías humanas: En la cima de la jerarquía humana estaban los iniciados, en los que es predominante el espíritu. Ellos pueden experimentar la gnosis y acceder así a la salvación. Por debajo está el resto de los cristianos, en los que predomina el alma sensible y que se pueden salvar siguiendo la guía de los primeros. En la parte más baja están aquéllos en que predomina el cuerpo y que, por tanto, no alcanzarán la salvación.

Alejandro Magno

Algunos cristianos identifican como gnóstico a Simón Mago, personaje que aparece en una narración en Hechos de los apóstoles en el Nuevo Testamento. Su personalidad más relevante fue Valentín de Alejandría, que llevó a Roma una doctrina gnóstica intelectualizante. En Roma tuvo un papel activo en la vida pública de la Iglesia. Su prestigio era tal que se le tuvo en consideración como posible obispo de Roma. Otros gnósticos de renombre son Pablo de Samosata, autor de una célebre herejía sobre la naturaleza de Cristo. Carpócrates concibió la idea de la libertad moral de los perfectos, en la práctica una ausencia total de reglas morales.
Finalmente, el amplio rango de variación moral del gnosticismo fue visto con recelo y el obispo Ireneo de Lyon lo declaró herejía en el 180 d. C., parecer que comparte la Iglesia Católica.

L. Durrell

En 1945 fue descubierta una biblioteca de manuscritos gnósticos en Nag Hammadi (Egipto), que ha permitido un conocimiento mejor de sus doctrinas, anteriormente solo conocidas a través de citas, refutaciones, apologías y heresiologías realizadas por Padres de la Iglesia.
En la novela "Monsieur o el príncipe de las tinieblas", primer tomo del Quinteto de Avignon de Lawrence Durrell, se nos describe la iniciación a una secta gnosticista de un grupo de personajes muy peculiares. Las características y las normas de la secta y las consecuencias de pertenecer a la misma nos serán reveladas a lo largo de la lectura, que será cada vez más apasionante y compleja.

miércoles, 11 de octubre de 2017

Nacionalismos: citas en contra


  • «Amo demasiado a mi país para ser nacionalista.» Albert Camus
  • «No es fácil ver cómo las formas más extremas de nacionalismo pueden sobrevivir a la larga, cuando ya los hombres han visto la Tierra en su verdadera perspectiva, como un pequeño globo contra la inmensidad de las estrellas.» Arthur C. Clarke, The Exploration of Space (1951), p. 187.
  • «El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad Albert Einstein
  • «El nacionalismo es nuestra forma de incesto, es nuestra idolatría, es nuestra locura. "El patriotismo" es su culto Erich Fromm
  • Sólo el egoísmo tiene patria. ¡La fraternidad no la tiene!» Alphonse de Lamartine, escritor, poeta y político francés.
  • « Lo mejor de los grandes poetas de todos los países no es lo que poseen de nacional. sino lo que poseen de universal. Sus raíces están en la tierra natal, pero sus ramas se mecen en esta atmósfera común que tiene el mismo lenguaje para todos los hombres.» Henry Wadsworth Longfellow
  • "El nacionalismo es un invento de la burguesía para dividir al proletariadoKarl Marx. 
  • «Cada nación se burla de las otras y todas tienen razón.» Arthur Schopenhauer
  • «Todo imbécil execrable, que no tiene en el mundo nada de que pueda enorgullecerse, se refugia en este último recurso, de vanagloriarse de la nación a que pertenece por casualidad.» Arthur Schopenhauer
  • «Por mi vida han galopado todos los corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura europea Stefan Zweig, escritor austriaco.
  • "La nación es un sistema de egoísmo organizado... La idea de nación es uno de los medios soporíferos más eficaces que ha inventado el hombre. Bajo la influencia de sus efluvios, puede un pueblo ejecutar un programa sistemático del egoísmo más craso, sin percatarse en lo más mínimo de su depravación moral; aún peor, se irrita peligrosamente cuando se le llama la atención sobre ello." Rabindranath Tagore
  • "El nacionalismo es la chifladura de exaltados echados a perder por indigestiones de mala historia." Unamuno
  • En este sentido, [el nacionalismo] es el canalla principal de todos los males. Divide a la gente, destruye el lado bueno de la naturaleza humana, conduce a desigualdad en la distribución de las riquezas.
    Jorge Luis Borges
Rabindranath Tagore

El nacionalismo es una ideología y movimiento sociopolítico que surgió junto con el concepto de nación, propio de la Edad Contemporánea en las circunstancias históricas de la llamada era de las Revoluciones (Revolución industrial, Revolución burguesa, Revolución liberal) desde finales del siglo XVIII.​ Como ideología, el nacionalismo pone a una determinada nación como el único referente identitario, dentro de una comunidad política; y parte de dos principios básicos con respecto a la relación entre la nación y el Estado:
  • El principio de la soberanía nacional: que mantendría que la nación es la única base legítima para el Estado.
  • El principio de nacionalidad: que mantendría que cada nación debe formar su propio Estado, y que las fronteras del Estado deberían coincidir con las de la nación.
El término nacionalismo se aplica tanto a las doctrinas políticas como a los movimientos nacionalistas: las acciones colectivas de movimientos sociales y políticos tendientes a lograr las reclamaciones nacionalistas. En ocasiones también se llama nacionalismo al sentimiento de pertenencia a la nación propia, algo en principio identificable con el patriotismo, pero distinto si va más allá del sentimiento e incorpora contenido doctrinal o acción política en un sentido concreto.

La historiografía también usa el término nacionalismo para referirse la época del nacionalismo: el periodo histórico de formación de las naciones y el surgimiento de la ideología y movimientos nacionalistas, lo que ocurrió en torno al siglo XIX, coincidiendo con las revoluciones liberales o revoluciones burguesas.​ En el siglo XX se produce una renovación del nacionalismo, en el periodo de entreguerras vinculado al fascismo, y tras la Segunda Guerra Mundial vinculado al proceso de descolonización y al tercermundismo, cuando surgen numerosos grupos denominados Movimiento de Liberación Nacional.
El nacionalismo podría entenderse como un concepto de identidad experimentado colectivamente por miembros de un gobierno, una nación, una sociedad o un territorio en particular. Los nacionalistas se esfuerzan en crear o sustentar una nación basada en varias nociones de legitimación política. Muchas ideologías nacionalistas derivan su desarrollo de la teoría romántica de la "identidad cultural", mientras que otros se basan en el argumento liberal de que la legitimidad política deriva del consenso de la población de una región.
Los primeros precedentes del nacionalismo comienzan a aparecer en el siglo XVIII, pues hasta ese momento, la idea de nación, tal y como se concibe en la actualidad, no se había formulado. Hasta ese momento, las identidades colectivas basadas en la religión o en ser súbditos de un mismo rey, prevalecían sobre las étnicas. En la Revolución francesa se utilizará el término nación como sinónimo de ciudadano, es decir, la nación ya no está personificada en la figura del monarca, pues la nobleza es un cuerpo ajeno a la nación: la nación es el tercer Estado.

Ciertos teóricos, como Benedict Anderson, han afirmado que las condiciones necesarias para el nacionalismo incluyen el desarrollo de la prensa y el capitalismo. Anderson también afirma que los conceptos de nación y nacionalismo son fenómenos construidos dentro de la sociedad, llamándolos comunidades imaginadas. Ernest Gellner añade al concepto: "el nacionalismo no es el despertar de las naciones hacia su conciencia propia: inventa naciones donde no las hay".​
La I Guerra Mundial marcó la destrucción definitiva de varios Estados multinacionales (el Imperio otomano, el Imperio austrohúngaro y, en cierta medida, el ruso). El tratado de Versalles fue establecido como un intento por reconocer el principio de nacionalismo, ya que gran parte de Europa fue dividida en naciones-Estado en un intento por mantener la paz. Sin embargo, muchos Estados multinacionales e imperios sobrevivieron. El siglo XX fue también marcado por la lenta adopción del nacionalismo por todo el mundo con la destrucción de los imperios coloniales europeos, la Unión Soviética y varios otros Estados multinacionales menores.​
Simultáneamente, particularmente en la segunda mitad del siglo, fuertes tendencias antinacionalistas han tenido lugar, siendo en general destacables las manejadas por élites. La actual Unión Europea está actualmente transfiriendo poder del nivel nacional a entidades locales y continentales. Acuerdos de comercio, tales como NAFTA y GATT, y la creciente internacionalización productiva debilitan también la soberanía del Estado-nación.
Algunos teóricos políticos sostienen que cualquier discriminación de formas de nacionalismo es falsa. Todas las formas de nacionalismo cuentan con una población formando una nación, lo cual significa que todos los miembros de una población creen en algún tipo de cultura común. El nacionalismo ha mantenido su atractivo a través de los siglos, destacando el hecho de que pertenecer a una nación cultural, económica o políticamente fuerte da a la persona una agradable sensación de pertenencia, sin importar su propia contribución a su fuerza.

Otra posibilidad defiende que las personas son seres sociales; el formar parte de un grupo sociopolítico como la nación, es ventajoso y contribuye a su desarrollo. Se considera que es la expresión de un rasgo general del comportamiento social favorecido evolutivamente, relacionado con el tribalismo. En ocasiones puede surgir un sentimiento nacionalista cuando los miembros de una comunidad se sienten amenazados o atacados por otra comunidad, Estado o religión. Puede surgir como respuesta a otro nacionalismo.
El nacionalismo ha sido objeto de numerosas críticas por parte de estudiosos procedentes de distintas áreas de conocimiento. Roberto Augusto afirma que la idea de nación que manejan los nacionalistas es una burda simplificación de una realidad más rica. Sostiene que la división nacional es una de las principales causas de sufrimiento en el mundo y que hay que superar ese egoísmo colectivo llamado nacionalismo.​ Francisco J. Contreras piensa que esta ideología es filosóficamente débil y rudimentaria; critica que las entidades políticas soberanas deban corresponderse con los grupos nacionales y cree que el nacionalismo es incapaz de ofrecer una definición rigurosa de la identidad nacional; según este autor las identidades nacionales no vienen dadas por la realidad histórico-social, sino que son construidas por la ideología nacionalista y los Estados.

Alfredo Cruz Prados afirma que «la misma nación es una entidad creada ideológicamente por él, y no algo natural, objetivo y anterior al mismo nacionalismo, como esta ideología afirma».​ Pedro Gómez García en su artículo «La identidad étnica, la manía nacionalista y el multiculturalismo como rebrotes racistas y amenazas contra la humanidad» sostiene que el nacionalismo es una tendencia patológica que nos conduce hacia la balcanización del planeta y obstaculiza la emergencia de una sociedad mundial pluralista e integrada.

Wikipedia
http://www.diarioinformacion.com/opinion/2016/07/14/criticas-acerca-nacionalismos/1785102.html

martes, 10 de octubre de 2017

Culpa y verguenza

“La liberación es no sentirse ya nunca más avergonzado de uno mismo” Nietzsche, F.

La culpa es la experiencia disfórica que se siente al romper las reglas culturales (tanto religiosas, como politicas, familiares, de un grupo de pertenencia, etc), o por el pensamiento de cometer dicha transgresión.Puede designar un estado afectivo consecutivo a un acto que el sujeto considera reprensible, pudiendo ser la razón que para ello se Invoca más o menos adecuada (remordimientos del criminal o autorreproches de apariencia absurda), o también un sentimiento difuso de indignidad personal sin relación con un acto Preciso del que el sujeto pudiera acusarse.

Por lo demás, el sentimiento de culpabilidad se postula en psicoanálisis como sistema de motivaciones inconscientes que explican comportamientos de fracaso, conductas delictivas, sufrimientos que se Inflige el sujeto, etc. En este último sentido, la palabra sentimiento sólo puede utilizarse con reservas, ya que el sujeto puede no sentirse culpable a nivel de la experiencia consciente.
Tanto en lenguaje especializado, como en el de uso ordinario, la culpa es un estado afectivo en el que la persona experimenta conflicto por haber hecho algo que cree no debió haber cometido (o de manera contraria, por no haber hecho algo que la persona cree debió hacer). Esto da origen a un sentimiento difícil de disipar impulsado por la conciencia. Sigmund Freud describió esto como el resultado de una pelea entre el ego y el superego. Freud describía otra, la fuerza del inconsciente del individuo que contribuye a la enfermedad. Freud llegó a considerar que “el obstáculo de un sentido inconsciente de culpa […] es el más poderoso de todos los que se tienen para llegar a la recuperación”.​ Para su posterior explicador, Jacques Lacan, la culpa es el acompañante inevitable del sujeto significante quien da cuenta de la normalidad en la forma del orden simbólico.

Alice Miller afirma que “mucha gente sufre todas sus vidas por este opresivo sentimiento de culpa, el sentimiento de no haber vivido a la altura de las expectativas de sus padres [...] ningún argumento puede superar estos sentimientos de culpa, pues estos tienen sus inicios en los períodos más tempranos de la vida, y es de este hecho del que derivan su intensidad.”​ Esto puede estar ligado a lo que Les Parrott ha llamado “la enfermedad de la falsa culpa[...] en cuya raíz está la idea de que lo que sientes debe ser real. Si sientes culpa, ¡debes ser culpable!"​
El filósofo Martin Buber subrayó la diferencia entre la noción freudiana de culpa, basada en conflictos internos, y la culpa existencial, basada en daños reales ocasionados a otros.​
La culpa es asociada comúnmente con la ansiedad. En estados de manía, de acuerdo a Otto Fenichel, el paciente logra aplicar a la culpa el “mecanismo de defensa de la negación por sobrecompensación [...] recreando el ser una persona sin sentimientos de culpa”.​
Las defensas contra la culpa se pueden convertir en un aspecto primordial en la personalidad del individuo.​ Existen múltiples métodos que se pueden utilizar para evadir la culpa. Estos incluyen lrepresión  y lproyección 
El sentimiento de culpabilidad fue encontrado al principio, sobre todo, en la neurosis obsesiva, en forma de autorreproches, de ideas obsesivas contra las que el sujeto lucha porque le parecen reprensibles, y Por último en forma de vergüenza provocada por las mismas medidas de protección. Ya a este nivel se puede observar que el sentimiento de culpabilidad es, en parte, inconsciente, en la medida en que la naturaleza real de los deseos que intervienen (especialmente agresivos) es ignorada por el sujeto.

El estudio psicoanalítico de la melancolía debía conducir a una teoría más elaborada del sentimiento de culpabilidad. Esta afección se caracteriza especialmente por autoacusaciones, autodesprecio y tendencia al autocastigo, que puede conducir al suicidio. Freud muestra que existe aquí una verdadera escisión del yo entre acusador (Superyo) y acusado, escisión que es el resultado, por un proceso de interiorización, de una relación ínter subjetiva.

Este descubrimiento de la noción de Superyo había de conducir a Freud a atribuir al sentimiento de culpabilidad un papel más general en el conflicto defensivo. Ya en "Duelo y melancolía" (Trauer und Melancholie, 1917), reconoce que "[...] la instancia crítica que aquí se ha separado del yo por escisión podría demostrar su autonomía también en otras circunstancias [...]"; el capítulo V de "El yo y el ello" (Das Ich und das Es, 1923), dedicado a las «relaciones de dependencia del yo», distingue las diversas modalidades del sentimiento de culpabilidad desde su forma normal hasta sus expresiones en el conjunto de las estructuras psicopatológicas. En efecto, la diferenciación del Superyo, como instancia crítica y punitiva, con respecto al yo, introduce la culpabilidad como relación intersistémica dentro del aparato psíquico: "El sentimiento de culpabilidad es la percepción que, en el yo, corresponde a esta crítica [del Superyo ]".

La psicopatología del sentimiento de culpa aparece cuando la culpa es agobiante y los hace fracasar en lo que emprenden, e implica un Superyo severo. Esto se ve en la melancolía y en la neurosis obsesiva. En la neurosis obsesiva el sujeto trata siempre, sin éxito, de recomponer algo, por ejemplo anulando una idea con otra, con el fin de ocultarse a sí mismo que el odio es más poderoso que el amor. En la melancolía la culpa se expresa como autorreproche, se hace cargo de todos los males, pero al hacerlo evita tomar contacto con su propia destructividad personal (temor a que el odio sea mayor que el amor).

La culpa que interesa, en psicoanálisis, es la culpa inconsciente. Es decir aquella de la cual el sujeto sabe nada (concientemente) y que se expresa como necesidad de castigo y que sólo un análisis psíquico puede descubrir la significación verdadera, de tal necesidad de castigo, y con ello aludir a la lucha intergeneracional amoroso-destructiva, con sus afectos incestuosos y criminosos y a la culpa inexorablemente acompañante que calificamos como inconsciente. Esto llevó a Freud, como hemos dicho, a recordar al “Edipo Rey” de Sófocles y, entonces, a llamar con el alusivo nombre de: edípico, a este conflicto prototípico, al que atribuyó universalidad, y en el que se involucraría, pues, inconscientemente todo ser humano.


De la misma manera la vergüenza, es la vergüenza inconsciente. Obviamente, y tal como la culpa, existen en su forma consciente pero no son de éstas de las que nos ocupamos especialmente los psicoanalistas.
La misma contradicción que le corresponde a la culpa, esto es, la de un sentimiento que no es sentido, le corresponde, también, a la vergüenza. Ambos sentimientos inconscientes se expresan por sus sustitutos o retoños, capaces de consciencia, y que conllevan cierta mortificación o desdicha. 




Para comenzar a señalar algunas diferencias, por lo pronto, la vergüenza es algo que le sucede preferentemente a uno con uno mismo. Desde luego que cuando decimos que le ocurre a “uno con uno mismo” tal cosa la imaginamos dentro de un universo de representaciones psíquicas que caracterizan a la psiquis humana pero en la que intervienen, en este caso, unos “otros significativos” (objetos/self) que han sido catectizados con libido narcisista. Es decir catexis narcisistas que dan significación narcisista, valga la redundancia, o sea que se espera de esos objetos/self lo mismo que se puede esperar de un brazo o una mano propias, es decir de una situación psicológica con muy poca discriminación yo-no yo e incorporados psíquicamente a la manera de instancias o representaciones ideales o especulares (polos del self bipolar) y frente a las cuales, (polos del self) justamente, nos podemos sentir en algún momento expuestos asimétricamente y por no concordancia con la comparación idealizada o por no lograr acceder a la especularidad necesitada se moviliza y subyace un sentimiento inconsciente, en este caso la vergüenza, que el sujeto no reconoce como tal pero que se expresa por sus retoños mortificantes como pueden ser el enojo, el silencio excesivo, la inhibición o retraimiento, hasta el enrojecimiento de la piel de la cara y / o en los casos severos, la furia narcisista.

Se dice: que lo activo del culposo lo lleva a confesar, en cambio lo pasivo del vergonzoso lo lleva a callar y a aislarse,




Wikipedia
http://www.angelfire.com/ak/psicologia/culpa.html
http://www.aperturas.org/articulos.php?id=0000356

lunes, 2 de octubre de 2017

Alma muerta


“Alma muerta”

Piedras enormes, rojo sol y el polvo
alzado en nubes sobre tierra seca…
El sol al irse musitó al oído:
el alma tienes para nunca muerta.
Moviéndose serpientes a mi lado
hasta mi boca alzaron la cabeza.
El cielo gris, la piedra, repetían:
el alma tienes para nunca muerta.
Picos de buitre se sintieron luego
junto a mis plantas remover la tierra;
voces del llano repitió la tarde:
el alma tienes para nunca muerta.
Oh sol fecundo, tierra enardecida,
cielo estrellado, mar enorme, selva,
entraos por mi alma, sacudidla.
Duerme esta pobre que parece muerta.
Ah, que tus ojos se despierten, alma,
y hallen el mundo como cosa nueva…
Ah, que tus ojos se despierten, alma,
alma que duermes con olor a muerta…
Alfonsina Storni

C. D. Friedrich "El mar de hielo"
El mar de hielo no es sólo el mar de la obra de Friedrich, es el mundo en que viven personas que se sienten solas y aisladas como Alfonsina Storni.
Personas que se sienten solas y desconectadas de todo, que no son capaces de estar vinculadas a nadie, que no encajan en ninguna parte, que se sienten muertas en vida porque la vida no les ofrece nada.
Personas que tienen un alma que ya pertenece a otro mundo. 
Un alma que apesta a muerte, que nadie quiere cerca, que nadie aprecia, que nadie valora.
Un alma muerta y enterrada que no merece cariño ni compasión.
Todos los que viven felices y despreocupados huyen y desprecian a estas pobres almas errantes y solitarias. Claro, es normal. Nadie que tenga todo lo necesario en la vida para ser feliz se puede arriesgar a mirarse al desnudo.