miércoles, 17 de febrero de 2016

La fuerza del sino


 ¡Qué carga tan insufrible
es el ambiente vital
para el mezquino mortal
que nace en signo terrible!
¡Qué eternidad tan horrible

la breve vida! Este mundo,
¡qué calabozo profundo
para el hombre desdichado
a quien mira el cielo airado
con su ceño furibundo!


En la obra del Duque de Rivas, Don Álvaro es el héroe romántico por antonomasia, el personaje de oscuro origen y borroso pasado, perseguido por la desgracia y por supuesto presa de un amor imposible.
No nos extrañan pues sus palabras, en las que reniega de la vida y de su destino. Ciertamente, y como era de esperar, Don Álvaro acaba suicidándose tras haber arrastrado en la estela de su fatalidad a todos sus seres queridos y a quienes podrían haberle redimido.
No es raro llegar a sentir la "carga insufrible del ambiente vital" en el devenir de nuestras mezquinas y mortales existencias, aun lejos de las situaciones melodramáticas que nos plantea el drama. Por ello a veces las palabras de este monólogo resuenan en mi mente, porque es parte de la humana esencia lamentarse del sino y la fatalidad, en nuestra ambigüedad y flaqueza.
¿Acaso debemos ser arrogantes y presuponernos invulnerables, sonreír como autómatas y tener un optimismo a prueba de bombas? Envidio a quien nunca haya sentido el peso de la vida.

Infierno, abre tu boca y trágame! ¡Húndase el cielo, perezca la raza humana; exterminio, destrucción...!  (Sube a lo más alto del monte y se precipita.) 




miércoles, 10 de febrero de 2016

Gatopardismo


"El Gatopardo " es una novela escrita en los años 50 del siglo XX, más conocida por su adaptación al cine por Visconti. La escribió Giuseppe Tomasi di Lampedusa, un noble siciliano que nunca llegó a ver publicada su obra. En ella plasma las inquietudes y vicisitudes de la vida de un aristócrata, Don Fabrizio Salina, que ante la revolución garibaldina ve desmorononarse el mundo que conoce y en el que cree.
El sobrino del protagonista; Tancredi, pronuncia la conocida frase:

"Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie". "¿Y ahora qué sucederá? ¡Bah! Tratativas pespunteadas de tiroteos inocuos, y, después, todo será igual pese a que todo habrá cambiado" "…una de esas batallas que se libran para que todo siga como está".
  
Esta idea simboliza en el contexto de la novela la capacidad de los sicilianos para adaptarse a lo largo de la Historia a los distintos gobernantes de la isla, pero también la intención de la aristocracia de aceptar la revolución garibaldina y la unificación de Italia para poder conservar su influencia y poder.
 El "gatopardismo" o lo "lampedusiano" es en ciencias políticas el "cambiar todo para que nada cambie".
 Se suele llamar "gatopardista" o "lampedusiano" al político que inicia una transformación política revolucionaria pero que en la práctica sólo altera la parte superficial de las estructuras de poder, conservando intencionadamente el elemento esencial de estas estructuras.

Alain Delon y Claudia Cardinale
                                           
Ya han sido numerosos los periodistas y analistas políticos que han sacado a colación el término "gatopardismo" para describir la situación política actual en España. No es difícil de entender...cambios aparentemente revolucionarios para que sigan los de siempre en el poder, como vemos es algo tan antiguo como la  misma política y como el propio poder.
El príncipe Salina, que era un hombre sensato e inteligente, además de profundamente respetuoso, incluso con los que no eran de su clase, estaría muy tranquilo hoy en día. Sería un mero espectador de las cosas y no tendría necesidad de ponerse en ridículo difundiendo mentiras, calumnias ni memeces como hacen tantos desesperados malintencionados en estos días desgobernados. Porque sabría que al final  los que más aspavientos hacen son los que en el fondo más tienen que perder.
 De hecho, me pregunto, dado que la famosa frase la pronunció su sobrino Tancredi, el arribista, el oportunista, y no él, si el príncipe Salina hoy en día no sería cualquier cosa menos un fantoche de esos que va diciendo que usaría un arma típica siciliana (¡qué cosas, al príncipe esos asesinatos le repugnaban!) para pegar tiros en la nuca a los que no piensan como él.