Medea es el arquetipo de bruja o hechicera, y comparte su condición de mujer autónoma e inusual, contraria al prototipo ideal de la época, con Calipso y Circe, entre otras. Era, asimismo, nieta del dios Helios. Su personaje tendría una gran repercusión en generaciones posteriores, sobre todo de manos de autores trágicos de la talla de Eurípides ( en su obra Medea) y Séneca, sobre todo por el supuesto asesinato de los hijos que tuvo con Jasón. Esta parte del mito es controvertida y muy posiblemente sea una leyenda negra para denostar la figura de la mujer poderosa y sabia que fue.
Medea era hija del rey de la Cólquide, Eetes, y su esposa Idia. Aprendió las artes mágicas de la maga Circe, que además era familiar lejana. Un día, Jasón y su tripulación llegaron a la corte de su padre para conseguir el vellocino de oro. Debido a las artes de Eros quedó perdidamente enamorada del aventurero y no dudó en ofrecerle su ayuda para poder conseguir cumplir los encargos de su padre a cambio de que se casase con ella y la llevase con él a Grecia. Jasón aceptó y tras conseguir cumplir sus planes, huyó con Medea y se casó con ella hasta que llegaron a la tierra natal de él, Yolco. Medea, para agradecerle todo a su esposo, decidió rejuvenecer a su padre, Esón, mediante sus artes mágicas. El rey de Yolco había sido desplazado del trono por su propio hermano, Pelias. Las hijas de este último le pidieron a Medea que por favor rejuveneciera también a su padre. Medea entonces cogió un carnero y delante de ellas lo descuartizó y lo echó a un caldero en el que había preparado una pócima. Poco después salió de él un joven ternerillo. Las hijas de Pelias, excepto Alcestes, decidieron ir entusiasmadas y descuartizar a su padre, pero éste no resucitó. Debido a esta desgracia, tanto Medea como Jasón fueron expulsados a Corinto. Una vez instalados allí, vivieron felices hasta que Jasón decidió rechazar a Medea para poder casarse con la hija del rey de Corinto, Glauca. Antes de ser desterrada, decidió vengarse de toda la familia real. Para ello, regaló un vestido a la princesa Glauca. Cuando ésta se lo puso, el vestido se incendió, prendiendo fuego también a su padre y al palacio. Los hijos que Medea tuvo con Jasón, según unas versiones, fueron lapidados por los corintos y según otras fueron sacrificados por la propia Medea en honor a Hera.
Profundizando en el tema de la muerte de sus propios hijos, que convertiría a Medea en prototipo de mujer maligna, encontramos diferentes versiones, como la que narra que los corintios fueron quienes los mataron, como castigo por el hechizo que ésta había realizado a Glauca. Pero a su vez, como castigo, una epidemia fue acabando con todos los niños de la ciudad. Los corintios no se libraron de esta maldición hasta que, por consejo del oráculo de Delfos, realizaron sacrificios solemnes a los hijos de Medea y obligaron a los suyos a guardar luto. Esto justificaría por qué los dirigentes de Corinto, en el siglo V a. C., pagaron al dramaturgo Eurípides para que narrara la tragedia de Medea atribuyendo a la protagonista toda la lista de asesinatos y lavando así la imagen de la ciudad. Esta manipulación acabaría con otras versiones que consideraban a Medea como una mujer virtuosa y fiel esposa.
Su historia tras ser abandonada por Jason y supuestamente matar a sus hijos sigue. Helios le proporcionó un carro para que pudiera llegar volando hasta Atenas, donde se casó con el rey Egeo. Sin embargo, cuando el hijo de Egeo, Teseo, llegó a la isla, Medea trató de matarle para que no le usurpara el poder, pero finalmente tuvo que huir. Se marchó a la Cólquide y consiguió reconciliarse con su familia, que la perdonaron por haberse marchado con Jasón. Tras huir precipitadamente de Atenas, Medea se refugió en Italia, donde enseñó a los nativos cómo encantar serpientes, y ellos la venerarían como diosa, con el nombre de Angitia. Cuando Medea murió, moró en los Campos Elíseos, donde vivió feliz para toda la eternidad. Según algunas fuentes, es posible que se casara con Aquiles.
Según otra versión del mito, la de Creófilo de Samos, son los familiares de Creón los que se encargarían de difundir esta leyenda negra de asesina de niños. Según Alain Moreau, Medea no llega directamente a Atenas, sino que hace una parada en Tebas, donde encuentra a Hércules, que se ha vuelto loco y no puede prestarle su ayuda. Medea socorre al héroe gracias a la magia, si bien este episodio es poco conocido ya que, como observamos, el objetivo de las demás versiones parece ser el de desacreditar a la hechicera.
Maria Callas en la película de Passolini |
Se ha descrito de forma poco unánime y escasamente reconocida el "síndrome de Medea", que "se refiere a un cuadro de síntomas que caracteriza a la madre (en ocasiones el padre) que en respuesta a los conflictos y al estrés que se derivan de la relación con su pareja, descarga todas sus frustraciones con agresividad hacia su descendencia, llegando incluso a utilizar a su hijo o hija como un instrumento de poder y de venganza hacia su pareja, hasta arrebatarle la vida, se piensa que algunas mujeres identifican la maternidad con la feminidad, reafirmándola con el reconocimiento del otro, matando al hijo destruyen el vínculo de unión con su compañero, valorando a los hijos como a cualquier adquisición material".
Como vemos, se demoniza la figura de Medea, la hechicera y mujer sabia desde la obra de Eurípides como la asesina de sus propios hijos. Si bien a la mujer se la condena como protopipo de maldad por el asesinato de los hijos, el mismo acto por parte del padre se condena con mucha menos severidad. En la antigua Roma el padre tenía el derecho de matar a sus propios hijos bajo la ley "Patria potestas" hasta el siglo cuarto. Otras culturas a través de la historia han tratado el asesinato de los hijos por parte del padre de la misma forma. Cristo, por ejemplo, es el hijo de un Dios que baja a la tierra para que le maten. Jehová manda a las plagas de Egipto que maten a los primogénitos. Saturno devoró a sus hijos para que no lo destronaran, etc...
Medea ha sido siempre considerada una figura que engendra el miedo, formando parte de una categoría de la alteridad, de lo extraño y misterioso entre los griegos (Jean Pierre Vernant, "La mort dans les yeux. Figure de l’Autre en Grèce ancienne") El prototipo de Medea se convirtió desde muy pronto, para los hombres, en una suerte de idealización negativa y temible de la mujer. Medea es “la mujer que mata a sus hijos”. En resumen, ella simboliza lo Otro que se reafirma y se levanta contra la encarnación de lo estipulado, orden representado por Jasón.
Antes de la representación de Eurípides, Medea era considerada una diosa madre, no una bárbara asesina. Una percepción que cambia en el mundo griego, pues Medea proviene de Oriente, de un mundo bárbaro a ojos del mundo occidental. El bien y el mal quedan así trastocados. El estatuto de extranjera, de extraña, se mostraba ante el público griego para poder comprender la acción asesina: un crimen tan atroz (matar a sus propios hijos) no podía provenir de un conciudadano.
Según Nita Krevans (“Medea as foundation-heroine”), el nombre de Medea está en relación con la representación de la madre tierra, pues, desde su partida de la Cólquida, sus pasos hacen de ella una heroína fundadora de ciudades. Píndaro, en el Canto IV de las Píticas, describe a Medea profetizando la fundación de Cirene. Sin embargo, Medea siempre estará ligada a Jason,. Si estudiamos el mito de Medea en su globalidad, todos los crímenes cometidos por la heroína se realizan para salvaguardar a su compañero. Además, en la tradición más extendida del mito, Afrodita es la instigadora del amor por el caudillo de los argonautas. En Apolonio de Rodas, Atenea y Hera son las causantes de esta pasión. Las diosas piden a Afrodita que hable con su hijo, Amor (Eros), para herir a Medea con una de sus flechas para ayudar a Jasón.
Esta intervención de Afrodita reforzaría la idea de que el mito del amor romántico es le que arrastra a Medea a actuar traicionando a los suyos en aras del amor a Jasón, sacrificiando su identidad y su individualidad que recupera tras ser abandonada por él y convirtiéndose en la malvada asesina de sus hijos.
Esta intervención de Afrodita reforzaría la idea de que el mito del amor romántico es le que arrastra a Medea a actuar traicionando a los suyos en aras del amor a Jasón, sacrificiando su identidad y su individualidad que recupera tras ser abandonada por él y convirtiéndose en la malvada asesina de sus hijos.
Fuentes:
Wikipedia
Wikipedia
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