domingo, 26 de marzo de 2017

Las crisis vitales

Hablan de las crisis de los 40, de los 50, hasta de los 20 y de los 30.
En realidad suelen ser crisis existenciales, aparecen a cualquier edad, no necesariamente a ninguna en concreto, cuando los esquemas sobre los que habíamos basados nuestras vidas se derrumban y tenemos que revisarlos y revisarnos nosotros mismos.
No nos gusta admitir que hemos estado equivocados y que hemos basado durante muchos años nuestras decisiones más importantes sobre presupuestos erróneos. Pero a veces ocurren cosas en la vida que nos sacuden y que nos cambian por dentro, que nos hacen ver todo de forma diferente y hay que hacer un replanteamiento vital. Lo que era válido hace unos años, o ayer, hoy no lo es.
Es un proceso doloroso que implica renuncias y pérdidas, y lo que es peor, asumir que se ha estado viviendo durante años de forma errada, o que se ha estado perdiendo el tiempo. Puede que no necesariamente sea así, podemos enfocarlo de manera que asumamos que vamos haciendo lo que podemos cada momento de la vida con lo que somos, con lo que tenemos y con lo que nos rodea y así ir tirando de forma más o menos precaria.


Lo más difícil es tener la sensación de que todos los esquemas que han servido para guiar tu vida hasta ahora están obsoletos, pero no saber qué otros son los válidos. Ahí, es cuando realmente te ves perdida. O cuando vislumbras qué es lo que te gustaría cambiar pero es algo totalmente imposible.Y no, me vengan con el cuento neoliberalista del pensamiento positivo y del querer es poder y otras milongas moralizantes.
Una de las más importantes lecciones que se pueden aprender en la vida es que no todo es posible, que no todo es accesible por mucho que lo deseemos, y que no todo vale. No hablo de la resignación cristiana tampoco, hablo del principio de realidad, en el sentido más extenso del término; así como el principio de placer tiende a la satisfacción inmediata, el de realidad se apoya en la realidad externa y en la experiencia personal, buscando el equilibrio o la distensión por caminos distintos a la satisfacción inmediata, que puede generar problemas mayores a medio o largo plazo.
Muchas veces como resolución o salida a la crisis se buscan cambios de estilo de vida, de trabajo, de pareja, de vivienda, etc... es decir, cambios externos. Muchas veces esto puede producir una mejoría temporal de la angustia, pero puede ser un engaño. Si el malestar interno, el conflicto no se ha resuelto, la crisis volverá a resurgir.
Por eso es importante tomarse un tiempo para realizar un análisis profundo de la situación, de las causas reales del malestar y no de las aparentes, y reflexionar sobre ellas. Muchas veces un cambio impulsivo no hará más que arrastrar el malestar a otro empleo, a otra ciudad, a otra pareja, porque un cambio externo es un cambio superficial que no tiene porqué implicar un cambio profundo.
Sin una profunda introspección, sin una mirada valiente al interior de uno mismo, nunca llegaremos a saber quiénes somos y lo que realmente necesitamos, y para ellos tenemos que estar dispuestos a enfrentarnos con cosas que tal vez no esperábamos encontrar.





5 comentarios:

  1. Hoy te voy a comentar por dos veces porque estas sembrada
    Desde luego es así
    Sabes con lo que me quedo de todo esto ?
    No podemos ser el todo o la nada
    No se puede llegar a conseguir todo lo que uno desea o se propone
    Es que no se puede
    Y cuanto antes seas consciente de ello mas trankilo vivirás
    Así de sencillo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Luego dices que eres naive... jajaja... eres más madura que el 90% de la gente que hay por ahí suelta!

      Eliminar
  2. Joder, Clara. Quién te chivami vidapor las noches? 😘😘😘

    ResponderEliminar