miércoles, 15 de marzo de 2017

La "amiga profesional" o psicoplanner

De las muchas amistades peculiares y más o menos decepcionantes que me he ido encontrando a lo largo de la vida hay una que merece un lugar especial en el olimpo de las inolvidables, y hasta una denominación especial, la "psicoplanner".
Es la "ayudadora profesional", porque ella/él sabe tanto de la vida, de las personas y de "psicología" (este es un término tan amplio y confuso que abarca las modalidades de autoayuda, la psicología clínica reglada o incluso la chakrología avanzada, no importa) que aunque no le pidas consejo ni ayuda procederá a planificar y arreglar tu vida y tu mente de forma invasiva, impositiva y bastante irrespetuosa, haciéndote un favor aunque tú no seas merecedora de semejante honor.
Por lo general una amiga o un amigo es una persona de quien se espera escucha y apoyo de forma desinteresada, un estar ahí, un cariño genuino y un ayuda cuando se le pide (esto último es muy importante). Claro que no de forma pasiva, claro que está bien recibir consejos y críticas constructivas, pero cuando empiezas a percibir que la otra persona lo único que hace es comportarse como una especie de guía espiritual autoproclamado, algo está fallando y de una amistad estamos pasando a una relación asimétrica no consensuada en la que la base es la falta de respeto.

la psicoplanner en su pedestal

No puedes llamarlas para contarles nada, porque enseguida te saltan con términos mal utilizados de su jerga de psicogurú para tacharte de "victimista" o "autocompasiva", tal vez incluso "paranoica". Una sólo tiene la sencilla pretensión de hablar con una amiga para contarle un mal día o una mala experiencia sin la aspiración de ser un modelo de madurez ni de entereza.
Descubrirte frente a una persona a la que aprecias para desvelarle tus preocupaciones es mostrarte en un estado de fragilidad, y apoyarte en unos supuestos conocimientos no para ayudar, sino para agredir o deslegitimar el dolor o la zozobra de quien está confiando en tí es de las cosas más rastreras que se pueden hacer. Es una forma muy baja de negar las propias debilidades e inseguridades pretendiendo sentirse superior al otro, partiendo de una alarmante falta de autoconocimiento.
No es de extrañar, por tanto, que si a estas personas las ves mal y les preguntas, con toda tu buena intención de tenderles una mano cómo están negarán cualquier malestar, pues ellas son invulnerables. Para ellas los términos que usan a diestro y siniestro y de forma irrespetuosa con los demás no son autoaplicables ¿"represión", "somatización", "ansiedad", "resistencia"? No, imposible. Están por encima del bien y del mal. Al parecer no son humanas, no sienten ni padecen. Levitan en un nirvana inalcanzable para el resto de sucios y autocompasivos mortales.

No sé vosotras, pero yo no quiero amigas así, de hecho no las considero amigas. No necesito un psicoanálisis silvestre y agresiones veladas por el hecho de que tengan que proyectar en los demás sus frustraciones.
Yo quiero amigas  humanas (o de otras especies sintientes), que hablen de lo que les pasa y que escuchen a los demás sin juzgar ni poner etiquetas.

¡relájate, escoria!



3 comentarios:

  1. No queremos psicoplanners en nuestra vida
    NO rotundo

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  2. Parfavar, Claire, como me gusta lo que escribes! El dardo en la palabra...

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    Respuestas
    1. Mil gracias, viniendo de tí me anima mucho, estoy sin ganas de escribir y lo necesito!

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