martes, 2 de mayo de 2017

Empoderamiento y asertividad

El empoderamiento o apoderamiento (del empowerment en inglés) se refiere al proceso por el cual se aumenta la fortaleza espiritual de los individuos y las comunidades, en temáticas tales como política, vida cotidiana y economía, para así impulsar cambios beneficiosos para el grupo en las situaciones en que viven. Generalmente implica, en el beneficiario, el desarrollo de una confianza en sus propias capacidades y acciones.
El origen de la filosofía del empoderamiento se encuentra en el enfoque de la educación popular desarrollada en los años 1960 a partir del trabajo de Paulo Freire. El enfoque participativo surge en el campo del desarrollo de los años 1970; y consiste en "un proceso de reducción de la vulnerabilidad y en el incremento de las propias capacidades de los sectores pobres y marginados, que conduce a promover entre ellos un desarrollo humano y sostenible. "


La asertividad es un modelo de relación interpersonal que consiste en conocer los propios derechos y defenderlos, respetando a los demás; tiene como premisa fundamental que toda persona posee derechos básicos o derechos asertivos. Como estrategia y estilo de comunicación, la asertividad se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la pasividad, que consiste en permitir que terceros decidan por nosotros, o pasen por alto nuestras ideas; y por otro lado tenemos la agresividad, que se presenta cuando no somos capaces de ser objetivos y respetar las ideas de los demás.
El concepto de asertividad suele definirse como un comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos. Es también una forma de expresión consciente, congruente, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia. Contar con un criterio propio dentro de la sociedad es indispensable para comunicarnos de una mejor manera.

Aunque el empoderamiento es aplicable a todos los grupos sociales vulnerables o que sean víctima de la marginación, tanto su origen como su aplicación práctica más extendida se encuentra entre el colectivo de las mujeres. El concepto fue propuesto por primera vez a mediados de los años 1980 por DAWN (1985), una red de grupos de mujeres e investigadoras del Norte y del Sur, para referirse al “proceso por el cual las mujeres acceden al control de los recursos (materiales y simbólicos) y refuerzan sus capacidades y protagonismo en todos los ámbitos”. Desde este enfoque más feminista, el empoderamiento de las mujeres abarca desde el cambio individual a la acción colectiva, e implica la alteración radical de las estructuras y procesos que reproducen la posición subordinada de las mujeres como género.
El Diccionario Panhispánico de Dudas define «empoderar» como «conceder poder a un colectivo desfavorecido socio-económicamente, para que mediante su auto gestión, mejore sus condiciones de vida» y añade: «El verbo empoderar ya existía en español como variante desusada de apoderar. Su resucitación con este nuevo sentido, tiene la ventaja sobre apoderar, de usarse hoy únicamente con este significado específico».

De acuerdo con la Guía para el empoderamiento de la mujer, publicada por el Femeval, la búsqueda por eliminar las condiciones opresivas a las cuales se ha visto sometida la mujer durante muchos años, ha traído consigo la concepción de una ideología feminista, que ha impactado a millones de mujeres en todo el mundo. La cultura que se ha ido formando durante los últimos siglos, enfatizando el siglo XX, es una basada en movimientos sociales y políticos feministas, en los cuales la mujer ha logrado ser la iniciadora de una fuerte ola de democratización sin la cual la historia contemporánea no sería la que conocemos hoy en día. Gracias al comienzo de esta ideología, las mujeres del mundo han logrado una conexión que las ha llevado a una vida más participativa en la cual se busca forjar relaciones de equidad en la participación entre hombres y mujeres.

Como hemos visto, el empoderamiento es un proceso por el cual una comunidad o colectivo en principio desfavorecido toma conciencia de sus capacidades y las pone en marcha para reducir su vulnerabilidad y luchar por mejorar sus condiciones de desigualdad frente a otros colectivos. La asertividad es un estilo de comunicación que consiste en conocer los propios derechos, defenderlos y respetar los de los demás, partiendo de la base indispensable de que para comunicarnos de una mejor manera, contar con un criterio propio dentro de la sociedad es indispensable.
Así pues, empoderamiento y asertividad son conceptos estrechamente unidos, que en ocasiones se desunen y malusan, porque quienes están en situación de vulnerabilidad, quienes no tienen un lugar reconocido dentro de la sociedad, a veces no pueden expresarse con asertividad, sino de forma agresiva, pasiva, o carecen de empoderamiento o directamente no pueden expresarse.
Esto es legítimo y comprensible cuando hablamos de personas y de comunidades oprimidas y desfavorecidas, pero cuando personas formadas y con recursos intelectuales, dudosamente oprimidas, recurren al estilo agresivo o pasivo-agresivo de forma sistemática con personas que no piensan al 95% como ellas apelando a que están usando un discurso empoderado me resulta muy triste.
Caer en semejante falacia es un insulto para el interlocutor y para las víctimas reales.

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