martes, 10 de octubre de 2017

Culpa y verguenza

“La liberación es no sentirse ya nunca más avergonzado de uno mismo” Nietzsche, F.

La culpa es la experiencia disfórica que se siente al romper las reglas culturales (tanto religiosas, como politicas, familiares, de un grupo de pertenencia, etc), o por el pensamiento de cometer dicha transgresión.Puede designar un estado afectivo consecutivo a un acto que el sujeto considera reprensible, pudiendo ser la razón que para ello se Invoca más o menos adecuada (remordimientos del criminal o autorreproches de apariencia absurda), o también un sentimiento difuso de indignidad personal sin relación con un acto Preciso del que el sujeto pudiera acusarse.

Por lo demás, el sentimiento de culpabilidad se postula en psicoanálisis como sistema de motivaciones inconscientes que explican comportamientos de fracaso, conductas delictivas, sufrimientos que se Inflige el sujeto, etc. En este último sentido, la palabra sentimiento sólo puede utilizarse con reservas, ya que el sujeto puede no sentirse culpable a nivel de la experiencia consciente.
Tanto en lenguaje especializado, como en el de uso ordinario, la culpa es un estado afectivo en el que la persona experimenta conflicto por haber hecho algo que cree no debió haber cometido (o de manera contraria, por no haber hecho algo que la persona cree debió hacer). Esto da origen a un sentimiento difícil de disipar impulsado por la conciencia. Sigmund Freud describió esto como el resultado de una pelea entre el ego y el superego. Freud describía otra, la fuerza del inconsciente del individuo que contribuye a la enfermedad. Freud llegó a considerar que “el obstáculo de un sentido inconsciente de culpa […] es el más poderoso de todos los que se tienen para llegar a la recuperación”.​ Para su posterior explicador, Jacques Lacan, la culpa es el acompañante inevitable del sujeto significante quien da cuenta de la normalidad en la forma del orden simbólico.

Alice Miller afirma que “mucha gente sufre todas sus vidas por este opresivo sentimiento de culpa, el sentimiento de no haber vivido a la altura de las expectativas de sus padres [...] ningún argumento puede superar estos sentimientos de culpa, pues estos tienen sus inicios en los períodos más tempranos de la vida, y es de este hecho del que derivan su intensidad.”​ Esto puede estar ligado a lo que Les Parrott ha llamado “la enfermedad de la falsa culpa[...] en cuya raíz está la idea de que lo que sientes debe ser real. Si sientes culpa, ¡debes ser culpable!"​
El filósofo Martin Buber subrayó la diferencia entre la noción freudiana de culpa, basada en conflictos internos, y la culpa existencial, basada en daños reales ocasionados a otros.​
La culpa es asociada comúnmente con la ansiedad. En estados de manía, de acuerdo a Otto Fenichel, el paciente logra aplicar a la culpa el “mecanismo de defensa de la negación por sobrecompensación [...] recreando el ser una persona sin sentimientos de culpa”.​
Las defensas contra la culpa se pueden convertir en un aspecto primordial en la personalidad del individuo.​ Existen múltiples métodos que se pueden utilizar para evadir la culpa. Estos incluyen lrepresión  y lproyección 
El sentimiento de culpabilidad fue encontrado al principio, sobre todo, en la neurosis obsesiva, en forma de autorreproches, de ideas obsesivas contra las que el sujeto lucha porque le parecen reprensibles, y Por último en forma de vergüenza provocada por las mismas medidas de protección. Ya a este nivel se puede observar que el sentimiento de culpabilidad es, en parte, inconsciente, en la medida en que la naturaleza real de los deseos que intervienen (especialmente agresivos) es ignorada por el sujeto.

El estudio psicoanalítico de la melancolía debía conducir a una teoría más elaborada del sentimiento de culpabilidad. Esta afección se caracteriza especialmente por autoacusaciones, autodesprecio y tendencia al autocastigo, que puede conducir al suicidio. Freud muestra que existe aquí una verdadera escisión del yo entre acusador (Superyo) y acusado, escisión que es el resultado, por un proceso de interiorización, de una relación ínter subjetiva.

Este descubrimiento de la noción de Superyo había de conducir a Freud a atribuir al sentimiento de culpabilidad un papel más general en el conflicto defensivo. Ya en "Duelo y melancolía" (Trauer und Melancholie, 1917), reconoce que "[...] la instancia crítica que aquí se ha separado del yo por escisión podría demostrar su autonomía también en otras circunstancias [...]"; el capítulo V de "El yo y el ello" (Das Ich und das Es, 1923), dedicado a las «relaciones de dependencia del yo», distingue las diversas modalidades del sentimiento de culpabilidad desde su forma normal hasta sus expresiones en el conjunto de las estructuras psicopatológicas. En efecto, la diferenciación del Superyo, como instancia crítica y punitiva, con respecto al yo, introduce la culpabilidad como relación intersistémica dentro del aparato psíquico: "El sentimiento de culpabilidad es la percepción que, en el yo, corresponde a esta crítica [del Superyo ]".

La psicopatología del sentimiento de culpa aparece cuando la culpa es agobiante y los hace fracasar en lo que emprenden, e implica un Superyo severo. Esto se ve en la melancolía y en la neurosis obsesiva. En la neurosis obsesiva el sujeto trata siempre, sin éxito, de recomponer algo, por ejemplo anulando una idea con otra, con el fin de ocultarse a sí mismo que el odio es más poderoso que el amor. En la melancolía la culpa se expresa como autorreproche, se hace cargo de todos los males, pero al hacerlo evita tomar contacto con su propia destructividad personal (temor a que el odio sea mayor que el amor).

La culpa que interesa, en psicoanálisis, es la culpa inconsciente. Es decir aquella de la cual el sujeto sabe nada (concientemente) y que se expresa como necesidad de castigo y que sólo un análisis psíquico puede descubrir la significación verdadera, de tal necesidad de castigo, y con ello aludir a la lucha intergeneracional amoroso-destructiva, con sus afectos incestuosos y criminosos y a la culpa inexorablemente acompañante que calificamos como inconsciente. Esto llevó a Freud, como hemos dicho, a recordar al “Edipo Rey” de Sófocles y, entonces, a llamar con el alusivo nombre de: edípico, a este conflicto prototípico, al que atribuyó universalidad, y en el que se involucraría, pues, inconscientemente todo ser humano.


De la misma manera la vergüenza, es la vergüenza inconsciente. Obviamente, y tal como la culpa, existen en su forma consciente pero no son de éstas de las que nos ocupamos especialmente los psicoanalistas.
La misma contradicción que le corresponde a la culpa, esto es, la de un sentimiento que no es sentido, le corresponde, también, a la vergüenza. Ambos sentimientos inconscientes se expresan por sus sustitutos o retoños, capaces de consciencia, y que conllevan cierta mortificación o desdicha. 




Para comenzar a señalar algunas diferencias, por lo pronto, la vergüenza es algo que le sucede preferentemente a uno con uno mismo. Desde luego que cuando decimos que le ocurre a “uno con uno mismo” tal cosa la imaginamos dentro de un universo de representaciones psíquicas que caracterizan a la psiquis humana pero en la que intervienen, en este caso, unos “otros significativos” (objetos/self) que han sido catectizados con libido narcisista. Es decir catexis narcisistas que dan significación narcisista, valga la redundancia, o sea que se espera de esos objetos/self lo mismo que se puede esperar de un brazo o una mano propias, es decir de una situación psicológica con muy poca discriminación yo-no yo e incorporados psíquicamente a la manera de instancias o representaciones ideales o especulares (polos del self bipolar) y frente a las cuales, (polos del self) justamente, nos podemos sentir en algún momento expuestos asimétricamente y por no concordancia con la comparación idealizada o por no lograr acceder a la especularidad necesitada se moviliza y subyace un sentimiento inconsciente, en este caso la vergüenza, que el sujeto no reconoce como tal pero que se expresa por sus retoños mortificantes como pueden ser el enojo, el silencio excesivo, la inhibición o retraimiento, hasta el enrojecimiento de la piel de la cara y / o en los casos severos, la furia narcisista.

Se dice: que lo activo del culposo lo lleva a confesar, en cambio lo pasivo del vergonzoso lo lleva a callar y a aislarse,




Wikipedia
http://www.angelfire.com/ak/psicologia/culpa.html
http://www.aperturas.org/articulos.php?id=0000356

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