viernes, 27 de octubre de 2017

La venus de Rodas

"Detrás y a través de ella, toda la idea de Grecia resplandece con un brillo triste, como un roto capitel, como los fragmentos de un precioso jarro, como el torso de una estatua a la esperanza". Lawrence Durrell en Reflexiones sobre una Venus marina



La belleza ha quedado inmortalizada en las esculturas de Afrodita (Venus) peinándose, quizás la más destacada pieza de este museo arqueológico, y en la Afrodita Púdica (siglo II a. C.), en la que se puede observar la huella del efecto del mar que sirvió de inspiración al escritor y filoheleno Lawrence Durrell en su obra "Reflexiones sobre una Venus marina".

En Rodas los días van cayendo con tanta suavidad como la fruta del árbol", escribe Lawrence Durrell en Reflexiones sobre una Venus marina. Y tiene razón este enamorado de las islas griegas que residió en Rodas entre 1945 y 1947, que prefirió fijarse en la inquietante estatua de Venus moldeada por un escultor anónimo, casi sin rostro y por muchos años hundida en el fondo del mar. Durrell vio cómo una grúa la sacaba de las aguas del puerto, cubierta de algas tras la segunda guerra mundial. Se halla en el bello edificio medieval del Museo Arqueológico, donde vive protegida por una vitrina y con la cara medio borrada por el mar.
La Rodas que se nos describe es la de la inmediata posguerra, sin gatos, con prisioneros alemanes, alambradas, el aeródromo con sus aviones chamuscados y aún con playas minadas.  Durrell llega desde Egipto (“hervidero de sabandijas”) como oficial de información de las fuerzas de ocupación británicas tras cuatro años de exilio de su querida Grecia. Inmediatamente entra en un éxtasis Egeo con el reencuentro y se pone bajo la advocación de la Venus de Rodas, la bellísima estatua de la diosa pescada en el mar y genius loci de la isla.  El periódico que lanza Durrell tiene sumo éxito por la falta de papel para envolver los pescados. “Eso sitúa al periodismo en su perspectiva correcta”, anota.
 Durrell hizo una sabia reflexión sobre el Coloso, el más famoso símbolo de la isla: "En el siglo VII fueron vendidos los restos de la estatua a un judío de Siria y transportados en camellos a Oriente Próximo para ser fundidos. Es de suponer que la estatua fue transformada una vez más en implementos para una nueva guerra. Ése es el tipo de poesía a la inversa con que vivimos".

La celda de Próspero (Corfú), Reflexiones sobre una Venus marina (Rodas) y Limones amargos (Chipre) constituyen la Trilogía mediterránea de Durrell, la cual reivindica una cierta “islomanía”, como la define uno de los personajes de Reflexiones sobre una Venus marina, una “dolencia del espíritu” que afecta a las personas para las que las islas resultan irresistibles. “El simple conocimiento de que se encuentran en una isla, un pequeño mundo rodeado por el mar, las llena de una indescriptible embriaguez”. Los islómanos natos serían descendientes directos de los atlantes, “y durante toda su vida isleña su subconsciente tiende hacia la perdida Atlántida”.

En conjunto, estos libros 3 de islas, llenos de caiques, pescadores de esponjas, baños en aguas frescas y transparentes de un mar “que enreda y desenreda sus mallas de plata”, veladas con gentes inolvidables. Hay historia, atravesada de mito, leyenda y folclore ("destruye nidos de golondrinas y te saldrán pecas", advierten en Rodas); hay formidables descripciones de paisajes, llenas de un lirismo arrebatador que entra a menudo en el campo de la poesía, hay una riquísima galería de personajes y sucesos; hay política (la ocupación aliada en Rodas al final de la II Guerra Mundial, el conflicto de la enosis, la aspirada unión con Grecia de la comunidad grecochipriota, en Chipre, que nos muestran a Durrell en su avatar de funcionario del Foreign Office), y hay aventura.



http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/escenarios/venus-durrell_517526.html
https://elpais.com/cultura/2012/08/23/actualidad/1345723266_009314.html

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