miércoles, 2 de diciembre de 2020

La "conspiranoia", un error necesario

La Filosofía surgió a partir del momento en que salimos de la oscuridad en la que los seres humanos acudíamos a los mitos para explicar los sucesos del universo y comenzamos a hacer uso de la Razón para dar respuesta tanto a esas preguntas. Se trata del denominado “paso del mito al logos”. Por un lado el pensamiento mítico utiliza relatos protagonizados por seres sobrenaturales que son aceptados de manera dogmática, sin espacio para la reflexión crítica. La Filosofía supondría la existencia de un orden racional en el universo que el ser humano es capaz de conocer a través de su propia racionalidad y del análisis crítico. El universo deja así de ser un caos y pasa a convertirse en un cosmos ordenado según las leyes de la Naturaleza. La humanidad, gracias a la Filosofía, dejaba atrás el oscurantismo mitológico para descubrir la Razón y, consecuentemente, la Filosofía y la Ciencia.


Pero como veremos al ser humano le gusta de vez en cuando volver sobre sus pasos y entregarse de nuevo a los brazos del mito, que no deja de ser un viejo conocido que a veces puede dar explicaciones de la realidad más cómodas y agradables que las que dan la ciencia y la evidencia.

Las expresiones «teoría conspirativa», «teoría de conspiración» o «teoría conspiratoria» se usan para referirse a ciertas teorías alternativas a las oficiales que explican un acontecimiento o una cadena de acontecimientos, comúnmente, de importancia política, social, económica, religiosa o histórica, por medio de la acción secreta de grupos poderosos, extensos y de larga duración (por ejemplo como que la pandemia de coronavirus​ ha sido provocada por ciertas personas poderosas que quieren inocularnos a través de la futura vacuna unos nanochips que nos controlen a todos, entre otras versiones). La hipótesis general de una teoría de conspiración es que ciertos sucesos importantes en la historia han sido causados por conspiraciones ocultas misteriosas. Es aquí cuando el ser humano vuelve al cuento, al mito, para explicarse lo que su ignorancia no comprende o lo que su trauma no acepta.



En su trabajo de dos volúmenes «Las sociedades abiertas y sus enemigos, 1938–1943», Karl Popper usa la expresión «teorías de conspiración». Argumenta que el totalitarismo del siglo XX estuvo fundado en tales teorías, que recurrían a complots imaginarios conducidos por escenarios paranoicos predicados en el tribalismo o el racismo.  El término «conspiracionismo» fue popularizado por el académico Frank P. Mintz en la década de 1980. De acuerdo con Mintz, "el conspiracionismo satisface las necesidades de diversos grupos políticos y sociales en Estados Unidos y otras regiones. Identifica élites, las culpa por las catástrofes económicas y sociales, y asume que las cosas serán mejores una vez la acción popular las pueda remover de las posiciones de poder. Como tales, las teorías conspirativas no tipifican una época o ideología particular". De acuerdo con Berlet y Lyons, «El conspiracionismo es una forma narrativa particular de articular un chivo expiatorio, la cual enmarca enemigos satanizados como parte de un vasto e incisivo argumento contra el bien común, mientras que valora el chivo expiatorio como un héroe para la alarma resonante».​



De acuerdo con algunos estudios psicológicos, una persona que cree en una teoría conspirativa tiende a creer en otras y una persona que no cree en una teoría conspirativa tiende a no creer en otra.​ Esto puede deberse a diferencias en la información en que se basan las partes para formular sus conclusiones. La búsqueda de significado es común en el conspiracionismo y en el desarrollo de teorías conspirativas, y puede ser suficientemente fuerte como para llevar ella sola a la primera formulación de la idea. Una vez concebida, el sesgo de confirmación y la evasión de disonancia cognitiva pueden reforzar la creencia. 

Los psicólogos humanistas sostienen que, a pesar de que el "conciliábulo" detrás de la conspiración es casi siempre percibido como hostil, a menudo la idea de la teoría conspirativa tiene un elemento de tranquilidad para sus creyentes. Esto se debe, en parte, a que es más consolador pensar que las complicaciones y trastornos en los asuntos humanos son creados por los seres humanos mismos en lugar de por factores que escapan al control humano. La creencia en una conspiración es un dispositivo mental que el creyente usa para asegurar a sí mismo que ciertos hechos y circunstancias no son producto del azar, sino originados por una inteligencia humana. Si un "conciliábulo" está implicado en una secuencia de acontecimientos, siempre existe la esperanza, aunque débil, de ser capaz de interferir en los actos del grupo conspirador, o bien de unirse al grupo y ejercer un poco de ese mismo poder. Por último, la creencia en el poder de una conspiración es una afirmación implícita de la dignidad humana, una afirmación, a menudo inconsciente, pero necesaria, de que el hombre no es un ser totalmente indefenso, sino que es responsable, al menos en cierta medida, de su propio destino.



Así, el filósofo Santiago Alba Rico propone varias vertientes para explicar el florecimiento de teorías conspirativas en torno a la pandemia: "Una vertiente es atávica: siempre nos da más miedo una causa contingente incontrolable que una que tiene nombre y cuerpo. Necesitamos encontrar un culpable reconocible. La segunda tiene que ver con la sobrevaloración de la ciencia y la medicina. Creíamos que en occidente estábamos protegidos de la muerte, que la ciencia siempre encontraría el recurso. De pronto nos encontramos ante un virus incontrolable, por lo que tendemos a pensar que cualquier sorpresa tiene que proceder de la mano del hombre, porque ya habíamos vencido a la naturaleza".

En psicopatología se define "delirio" como una creencia que se vive con una profunda convicción a pesar de que la evidencia demuestra lo contrario (como las teorías conspirativas). El concepto de delirio suele usarse dentro del contexto neurológico o psiquiátrico. Algunos de los trastornos mentales que cursan con delirios son los enmarcados dentro del ámbito psicótico. 

En su libro "El delirio, un error necesario", Carlos Castilla del Pino, reputado psiquiatra español, sostiene que el ser humano vive en el error; esto es, que la interpretación de la realidad es necesaria e inevitable, de modo que la persona delirante necesita del delirio, que sería una realidad "paralela" que le proporciona la estabilidad y satisfacción que no le proporciona la realidad real. El ser humano necesita de la interpretación de lo desconocido o atemorizante para alejarse de ello y de la incertidumbre como hemos visto, elaborando teorías que van desde las conspiranoias hasta el delirio pasando por el mito. 




https://es.wikipedia.org/wiki/Teor%C3%ADa_conspirativa

https://chaime1987.wordpress.com/2013/07/16/breve-comentario-sobre-el-delirio-un-error-necesario-short-comment-of-the-delusion-a-necessary-error/

https://www.publico.es/sociedad/teorias-conspiracion-coronavirus-creemos-teorias-conspiracion.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Delirio

https://www.elsaltodiario.com/el-rumor-de-las-multitudes/el-paso-del-mito-al-logos-nacimiento-de-la-filosofia-eurocentrismo-genocidio

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