lunes, 18 de enero de 2021

Lo difícil de ser vegetariana o vegana es la gente

Ser vegetariana o vegana no es un sacrificio, ni una moda ni una fase.

Es una forma de vivir con coherencia, con ética y con compasión. Compasión por los demás seres sintientes que habitan este planeta y que son explotados  y esclavizados brutalmente para que nosotros los animales humanos comamos sus cuerpos (carne, pescado) o sus productos (leche, huevos, cuero, etc...) innecesariamente. Y de paso, agotando los recursos del planeta, que ya está dando síntomas irrevocables de que está al borde del colapso.



Bueno, pues resulta que lo peor de ser una persona con conciencia es tener que aguantar los comentarios de mierda de la gente que sigue anteponiendo su paladar y su gula al sufrimiento de otros seres y al futuro del planeta. Nos tratan como a seres excéntricos e irracionales, con la condescendencia con que se trataría a un tonto o a un loco. 

El otro día se me dio una situación social en la que alguien enseñaba un jamón que le habían regalado. Para mí ver la pierna de un cerdo muerto es ver un trozo de cadáver descuartizado, la pata un animal que como un perro, un gato o un humano siente y padece y no merece morir. Me repugna y me horroriza de verdad, al igual que cuando paso por una carnicería o un pescadería y veo cadáveres o sus partes y huelo la muerte. Pues el regocijo y la alegría de todos los omnívoros ante el jamón me afectó, y sobre todo las bromas que hacían referencia al individuo muerto ("ese cerdo tuvo que estar bien a gusto", etc...) y dije finalmente que no me gustaba, que soy vegetariana (para qué decir vegana). 



Lo primero fue la incredulidad, "¿estás de broma o es en serio?" o sea, " no nos agues la fiesta que estamos aquí de coña hablando del jamón y de lo bueno que está y tú ahora sales con esas mierdas". Y entiendo las reticencias. Yo misma me mordí la lengua para no sacar el tema, por eso mismo, pero cuando ya el tema llegó a hacerme sentir mal decidí que no tenía por qué seguir callando para que los demás siguieran con sus bromas. 

Y tras la incredulidad llegaron las preguntas de mierda que todas conocemos: "¿y por qué?, ¿es más sano?, ¿y pescado comes?,  ¿y leche y huevos?, ¿y no lo echas de menos?, ¿y no te apetece un poco de jamón?", etc... Realmente las preguntas en sí no son tan molestas como el hecho inevitable de que no te dejen contestar ni razonar las respuestas. Son como un tiroteo a bocajarro, no dan tregua y no hay posibilidad de conciliación. Y acto seguido empiezan los comentarios despectivos y las bromas. Hay quien se calla y no dice nada, aunque sea por educación, y creo que es lo mínimo. Callarse y no juzgar o seguir con una broma que para mí es de mal gusto y cruel. La gente más osada e ignorante, los más insensibles, empiezan con los comentarios de tipo "pero si el tofu no sabe a nada", "donde esté una chuleta que se quite lo demás", "con lo bueno que está un quesito", etc... por no mencionar el cuestionamiento sobre tu estado de salud y tu buena nutrición.



La conclusión es que lamentablemente lo mejor es no decir nada para no aguantar tonterías, ir de tapadillo, como si estuvieras haciendo algo malo. Y cansa mucho. Pero cada vez somos más y no nos van a parar.


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