martes, 19 de enero de 2016

Ridi, Pagliaccio

Vesti la giubba e la faccia infarina. 
La gente paga e rider vuole qua. 

E se Arlecchin t'invola Colombina 
ridi, Pagliaccio e ognun applaudirà! 
Tramuta in lazzi lo spasmo ed il pianto; 
in una smorfia il singhiozzo e 'l dolor... 

Ridi, Pagliaccio, sul tuo amore infranto, 
ridi del duol che t'avvelena il cor!



(Ponte el traje / y la cara enharina./ La gente paga y quiere reírse / y si Arlequín te birla a Colombina,/¡ríe, Payaso, y todos te aplaudirán!/ Muda en pantomimas la congoja y el llanto;/ en una mueca los sollozos y el dolor. ¡Ah!/¡Ríe, Payaso,/ sobre tu amor despedazado!/¡Ríe del dolor que te envenena el corazón!)



Este aria de la ópera "Pagliacci", de Leoncavallo, me ha resultado siempre bastante insufrible. El protagonista, un actor de la Commedia dell´Arte que representa el papel del marido cornudo, es en la vida real un marido engañado por su esposa, Nedda, precisamente la Colombina que sobre las tablas se burla de él junto con su amante.
Canio se lamenta de esta ironía, de que sobre el escenario se repita lo que ocurre en su propia vida y de tener que soportar las risas de los espectadores sin inmutarse. No puede aguantar el despecho y la humillación de que su mujer le sea infiel. Esta ópera se centra en el punto de vista del doliente marido engañado y humillado, que al final asesina a la mujer y a su amante. 
Nadie habla de la adolescente que se ve forzada a casarse con un hombre extraño y que comete el error de enamorarse de un joven de su edad. Esa es la auténtica tragedia aquí, porque ella es la que muere junto con el hombre que usurpa la propiedad ajena del marido, ella es la que es tratada como una cosa en una sociedad profundamente machista que no le permite elegir qué ser ni cómo vivir,  
Ese marido no me da pena, ese aria no me conmueve. Si el dolor te envenena el corazón, Pagliaccio, aléjate con tu amargura y déjala vivir.




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