martes, 20 de junio de 2017

Verano, ya me voy


Verano
Verano, ya me voy. Y me dan pena 
las manitas sumisas de tus tardes. 
Llegas devotamente; llegas viejo; 
y ya no encontrarás en mi alma a nadie. 

Verano! Y pasarás por mis balcones 
con gran rosario de amatistas y oros, 
como un obispo triste que llegara 
de lejos a buscar y bendecir 
los rotos aros de unos muertos novios. 

Verano, ya me voy. Allá, en setiembre 
tengo una rosa que te encargo mucho; 
la regarás de agua bendita todos 
los días de pecado y de sepulcro. 

Si a fuerza de llorar el mausoleo, 
con luz de fe su mármol aletea, 
levanta en alto tu responso, y pide 
a Dios que siga para siempre muerta. 
Todo ha de ser ya tarde; 
y tú no encontrarás en mi alma a nadie. 

Ya no llores, Verano! En aquel surco 
muere una rosa que renace mucho...
César Vallejo

César Abraham Vallejo Mendoza (Santiago de Chuco16 de marzo de 1892 – París15 de abril de 1938) fue un poeta y escritor peruano. Es considerado uno de los mayores innovadores de la poesía del siglo XX y el máximo exponente de las letras en su país.
Publicó en Lima sus dos primeros poemarios: Los heraldos negros (1918), con poesías que si bien en el aspecto formal son todavía de filiación modernista, constituyen a la vez el comienzo de la búsqueda de una diferenciación expresiva; y Trilce (1922), obra que significa ya la creación de un lenguaje poético muy personal, coincidiendo con la irrupción del vanguardismo a nivel mundial. En 1923 dio a la prensa su primera obra narrativa: Escalas, colección de estampas y relatos, algunos ya vanguardistas. Ese mismo año partió hacia Europa, para no volver más a su patria. Hasta su muerte residió mayormente en París, con algunas breves estancias en Madrid y en otras ciudades europeas en las que estuvo de paso. Vivió del periodismo complementado con trabajos de traducción y docencia.
En la última etapa de su vida no publicó libros de poesía, aunque escribió una serie de poemas que aparecerían póstumamente. Sacó libros en prosa: la novela proletaria o indigenista El tungsteno (Madrid, 1931) y el libro de crónicas Rusia en 1931 (Madrid, 1931). Por entonces escribió también su cuento más famoso, Paco Yunque, que saldría a luz años después de su muerte. Sus poemas póstumos fueron agrupados en dos poemarios:Poemas humanos y España, aparta de mí este cáliz, publicados en 1939 gracias al empeño de su viuda, Georgette Vallejo. La poesía reunida en estos últimos volúmenes es de corte social, con esporádicos temas de posición ideológica y profundamente humanos. Para muchos críticos, los Poemas humanos constituyen lo mejor de su producción poética, que lo han hecho merecedor del calificativo de «poeta universal».

No hay comentarios:

Publicar un comentario