domingo, 24 de junio de 2018

Redes sociales y narcisismo posmoderno


Las redes sociales son una catapulta para el narcisismo que se esconde en el corazón de cada ser humano de esta sociedad posmoderna en la que reinan el vacío y la incomunicación.
Las redes permiten dar una imagen engrandecida del yo, mostrando una persona que realmente no existe pero que nos gustaría ser, ajustada a las fantasías de grandeza del sujeto. 
Las fotos, los selfies, las frases bonitas y grandilocuentes que nos convienen y que se ajustan a la imagen pública que queremos dar construyen una identidad falsa e idealizada que muestran a otro yo más popular, más guapo, más altruista, más feliz, más amado, más aceptado y más socializado que el real.
Partiendo de la base de que no es necesario ser exhibicionista en la redes sociales, que se pueden tener perfiles privados y no mostrar fotos de uno mismo ni selfies, y que hasta se pueden tener sólo unos pocos seguidores seleccionados con los que mostrarse tal y como una es, es evidente que quienes eligen tener perfiles públicos para exhibir sus fotos y sus vidas lo hacen por algún motivo. Que ese motivo sean unos rasgos marcados de narcisismo/ histrionismo es algo que no es difícil de adivinar. Y esto per se no es malo ni bueno, es un rasgo de nuestro tiempo.


Damos por sentado que al otro le interesa qué estamos haciendo, qué cocktail estamos tomando, qué modelito estamos llevando, de qué color llevamos pintadas las uñas, con qué amigos estamos de juerga, qué libro estamos leyendo o decimos leer o qué estamos desayunando. No existe la privacidad ni la capacidad de compartir entre unos cuantos amigos una información relevante, y menos aún la confidencia cara a cara con una sola persona de lo que no es bonito ni valorado socialmente.
La distopía de "Black Mirror" de ser valorados socialmente como en las redes sociales con 1 a 5 estrellas está en marcha. Tantos seguidores tienes, tanto vales socialmente. Tantos likes tienes, tanta credibilidad tienes. Si una foto o un texto rompedor, o un chiste consiguen muchos likes o son compartidos muchas veces subes en el escalafón social y tu ego se ve reforzado.
Si eres capaz de no entrar en esa dinámica y eres capaz de meter el dedo en la llaga de los que intentan cosechar likes a costa de una imagen muchas veces irreal, caerás en picado.


Que haya influencers que viven sin tapujos de su imagen mediática me es indiferente dentro de este fenómeno del narcisismo posmoderno. No ocultan lo que son, viven de una imagen deformada y engrandecida de sí mismos y no sólo no lo ocultan sino que se envanecen de ello.
Sin embargo existe el "contrafenómeno" de los activistas de las redes que dicen ser seres superiores y estar por encima de todo este fenómeno ( feministas, ecologistas, animalistas, antifascistas, antiespecistas, etc...) que pretenden usar su espacio y sus seguidores como plataforma para hacer del mundo un lugar mejor y luchar por una causa noble pero que no dejan de ser influencers. Con sus selfies, con sus fotos en las manifas, con sus amigos comiendo ( y haciendo publicidad), enseñando los viajes que hacen, exhibiendo su bondad y sus logros. Muy bien, por un lado dando ejemplo, pero exhibiéndose también y a expensas de la colecta de likes. Y a veces a expensas de destruir a un rival que lucha por la misma causa en una despiadada lucha de egos. O a expensas de hacer chistes y gracias que pueden ser contradictorios con otras causas: la feminista que hace chistes especistas, el anarquista que hace comparaciones machistas, el antiespecista que hace bromas capacitistas, etc...

Y lo que pasa es que los narcisistas, ya sea en las redes o en la vida real, son dañinos, porque para ellos no existe el otro, ni sus necesidades, solo lo que le pueda aportar a su ego engrandecido y a su voraz necesidad de adulación. Y cuando se les señala que tienen los pies de barro o que en el selfie tienen un grano se enfurecen y muestran su verdadero rostro demoniaco, el del retrato del desván de Dorian Gray.



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