miércoles, 5 de septiembre de 2018

Semblanza psicológica de "la vieja del visillo": proyección y envidia


Proyección
La proyección es un mecanismo de defensa por el que el sujeto atribuye a otras personas las propias virtudes o defectos, incluso sus carencias. En el caso de la proyección negativa, ésta opera en situaciones de conflicto emocional o amenaza de origen interno o externo, atribuyendo a otras personas u objetos los sentimientos, impulsos o pensamientos propios que resultan inaceptables para el sujeto. De esta forma, se «proyectan» los sentimientos, pensamientos o deseos que no terminan de aceptarse como propios porque generan angustia o ansiedad, dirigiéndolos hacia algo o alguien y atribuyéndolos totalmente a ese objeto externo. Por esta vía, la defensa psíquica logra poner estos contenidos amenazantes afuera. 
El recurso retórico poético de la «personificación» constituye también un verdadero proceso proyectivo que se ejecuta fuera de la psicopatología. El poeta no dice «yo estoy triste», sino «ese árbol llora la / tristeza de mis amores perdidos». Lo propio, es puesto afuera. 


A partir de la proyección, Melanie Klein describió en 1946 un nuevo concepto, la «identificación proyectiva». Esta modalidad de la proyección, que va más allá del mecanismo descrito por Freud. Surge en el contexto de sus investigaciones acerca de los mecanismos de defensa del yo en la infancia temprana, donde Klein lo relaciona con el sadismo infantil. Se trata de un mecanismo inconsciente de defensa que hace que partes del sí mismo se escindan y desprendan para ser proyectadas sobre otra persona introduciéndolas en el objeto, con el fin de tomar posesión de él y causarle daño. La identificación proyectiva constituiría, en palabras de Klein, «el prototipo de la relación de objeto agresiva».​ Este concepto fue desarrollado luego por Otto F. Kernberg en el contexto de sus aportes a la discusión sobre la personalidad limítrofe (borderline).

La vecina
Hablamos de ese clásico personaje rastrero y tiquismiquis cuyo hábitat natural es la escalera del bloque y que se nutre de las idas y venidas de los vecinos y de sus conductas en las zonas comunes; es la denominada "vieja del visillo", que por misoginia se representa en personaje femenino en el imaginario colectivo, aunque puede pertenecer al sexo masculino con la misma frecuencia que al femenino.
En donde yo vivo es una mujer en la sexta-séptima década de la vida y conocida como "la rata".
Sus motivaciones para maquinar sus intrigas y generar conflictos en la comunidad son principalmente el aburrimiento, la proyección tal y como se ha descrito y la envidia. Pasiones bajas del espíritu humano combinadas con sus malas relaciones intrafamiliares y que proyecta al vecino que más encarna su ideal del yo no reconocido.


Esta señora es una persona sin ocupación conocida más allá de controlar quién sube y baja por las escaleras, con quién, con qué y para qué. Su fijación son los olores que ella considera inadecuados, que no se riegue en las terrazas ni se caigan prendas de ropa por el tendedero del patio. El control animal también le incumbe de una manera principal, de modo que si algún vecino convive con no humanos ella lo tendrá registrado y estará especialmente empeñada en rastrear olores, fluidos corporales y ruidos relacionados con los mismos.
También siente preferencia por volcar sus frustraciones en las mujeres del vecindario, pues su machismo idiosincrásico le impide enfrentarse a vecinos varones, con especial fijación en las mujeres más jóvenes que no conviven con señores.
Dado que yo soy mujer, no convivo con machos y tengo gato, me he convertido en objetivo de su persecución escaleril fundada en unas envidias y proyecciones evidentes.



Haré un relato más o menos aproximando del incidente que viví con "la rata" en el día de ayer.
Estaba yo en mi casa a mis cosas a media tarde, cuando llaman al timbre de forma brusca y por la mirilla veo a una señora cuya cara no me es familiar. Asumo que es una vecina y le abro.
Ella, sin presentarse ni saludar, obviando las más elementales normas de educación, empieza a echarme en cara que soy "la única que tiene gato en el bloque" y que vaya peste y que qué verguenza. Deduzco por los retazos de información que me da que se debe de estar quejando de un pequeño rastro de arena de los gatos que se me puede haber salido de la bolsa de basura al bajar las escaleras y que quiere que la recoja.
Pero me siento divida entre decirle "disculpe, ya lo recojo y siento las molestias pero ha sido sin mala intención" y la indignación que me produce que una vecina sin identificar venga a gritarme y a juzgarme a MI CASA. Así pues opto por cortar su perorata y por decirle que no es necesario que me hable en ese tono y con esas formas y que además no la conozco y que se presente.


Su reacción es de mayor indignación al ver que no tengo registrado su rostro y que no me achanto ante su reclamación justa pero con unas formas que la descalifican. Por lo cual pasa a exponer el verdadero motivo de su visita, y es que cree que "no estoy haciendo las cosas bien". Al parecer mi mudanza le ha molestado y tendría que haber ido a su puerta a llevarle una ofrenda de paz y rendirle pleitesía en su status de dominatrix de vecindario. Pues  no, señora, las mudanzas son mudanzas y así como las obras de ambos bajos no le han resultado molestas, no es de recibo que se me queje de mis mudanzas.
-Tenemos que convivir y tolerar lo que hacen los otros vecinos y yo no he ido a su puerta a gritarle porque su hija fume en el descasillo, cosa prohibida por las normas de la comunidad, ni de los gritos que hay en su casa ni de que su nieta esté con sus amigas haciendo ruidos por las escaleras a la hora de la siesta.
-Pues claro que puedo gritar en mi casa, y tú que vives sola ¿con quién vas a pelearte, con el gato?

¡Touché! Aquí vemos asomar la patita de nuevo a la envidia y a la proyección. Cómo le gustaría a ella estar sin un marido impresentable y solita y a gusto en su casa sin nietas malcriadas que aguantar ni hijas que no la soportan...



En fin, por no alargar mucho el tema la conclusión es que le puse freno a la agresión injustificada de esta persona desequilibrada, sin autocrítica ni autocontrol que proyecta a saco sus miedos y sus inseguridades en quienes personificamos el estilo de vida y las cualidades que ella nunca ha tenido ni podrá tener...



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