jueves, 2 de julio de 2020

Aplausos a los sanitarios: un gesto hipócrita e inútil

Los sanitarios no queremos aplausos motivados por el miedo y el aburrimiento.
No queremos ser héroes ni lo somos.

Somos personas que también sufren y enferman, que trabajan en condiciones extremas y precarias, que en aras de la vocación y la ética tenemos que aguantar lo inaguantable y para colmo, todo el mundo (incluidos nosotros mismos) asume que esto es así y que se nos puede exigir llegar hasta el límite de lo humano cuando a la vez se nos tacha de "poco humanos y poco empáticos".

Ya sabemos que las condiciones laborales en general para todas las profesiones son cada vez más precarias, y con el ámbito sanitario es exactamente igual. La sanidad pública y la privada tienen sus características diferenciales en cuanto a la precariedad de los contratos y los salarios y las deplorables condiciones de trabajo, pero coinciden en la exigencia de sacar el trabajo como si estuviéramos haciendo churros y sin medios suficientes en cuanto a tiempo, logística, material, organización, etc...

Para mí lo más grave es que aparte de que tanto el sistema como los gerentes son cada vez más despiadados y valoran menos nuestra profesión, los propios pacientes/usuarios empiezan a ser cada vez más exigentes, maleducados, irrespetuosos y agresivos.

Pero no importa, porque como tenemos una vocación (esto es muy discutible, pero bueno) y una ética de trabajo se nos puede hacer el chantaje moral de que tenemos que aguantarlo todo, que el cliente (ya no paciente) siempre tiene la razón y que no tenemos derecho a ser humanos.

Parece que los sanitarios somos robots y que se nos exige serlo, pero a la vez y de forma paradójica, perversa y enloquecedora se nos exige también que seamos amables, simpáticos, empáticos, tolerantes, que siempre estemos ahí en la consulta disponibles para todo lo que el usuario y el empresario requieran, y todo esto sin cometer fallos ni dudar siquiera. 

Luego nos sorprende que las cifras más altas de suicidios sean entre profesionales sanitarios, que haya altos niveles de alcoholismo y depresión, que muchos adopten mecanismos de defensa psicopáticos. Porque esto se plantea como un "ellos o nosotros", o la salud de los pacientes o la nuestra. Y la nuestra no cuenta, muchos menos la mental.

Yo no merezco aplausos, soy una trabajadora precaria con un exceso de responsabilidad y de carga laboral, con unas exigencias y expectativas bestiales por parte de la sociedad y de los pacientes y sin apoyo por parte de las instituciones, los compañeros y los jefes.

Perdonen que me enferme, soy humana, y si pudiera volver atrás jamás elegiría esta profesión.




PD: no he estado en "primera línea" durante la pandemia del covid19, pero sí llevo toda mi vida profesional sintiéndome en las trincheras. No tengo tanto mérito como quienes han estado ahí expuestos al virus y a la mala gestión que llevamos años arrastrando y que nos ha explotado en la cara.
Ellos menos que nadie se merecen que los intenten acallar con unos aplausos de mierda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario