En el marco de las mitologías budista, hinduista y jaina, un preta es un tipo de espíritu atormentado, el alma de un fallecido. En la mitología budista, el reino de los pretas, también conocido como el «reino de los espíritus hambrientos», se basa en el estado de ser posesivo y en el deseo. Se cree que un preta fue una persona envidiosa o avara durante su vida previa como ser humano. Como resultado de su karma, padece un hambre insaciable de una sustancia determinada o por un objeto (tradicionalmente, algo repugnante o humillante, como cadáveres humanos o materia fecal, aunque en historias más recientes puede ser cualquier cosa estrambótica).
Los pretas generalmente son vistos como pequeñas molestias causadas a los mortales, a menos que su deseo se dirija hacia algo vital, como la sangre. Sin embargo, en algunas tradiciones, los pretas tratan de evitar que otros satisfagan sus propios deseos, valiéndose de la magia, las ilusiones, o los disfraces. También pueden volverse invisibles o cambiar sus caras para asustar a los mortales. Están representados con pequeños cuellos escuálidos y enormes barrigas, plagados de poderosos deseos que nunca podrán satisfacer. Los pretas generalmente son considerados como seres dignos de compasión. Así, en algunos monasterios budistas, los monjes les dejan comida, dinero o flores antes de las comidas.
Como los pretas, los seres humanos nos encontramos en una constante búsqueda de algo, en este caso de libertad, paz y felicidad interior. Sin embargo en la sociedad en que vivimos orientada a los logros externos, el hedonismo mal entendido y a lo material solemos buscar fuera de nosotros mismos la realización de estos deseos. Así, nos embarcamos en la búsqueda incesante del placer y en alejarnos del dolor, pero lo único que hace esto es ocasionarnos más sufrimiento. Nos obsesionamos con sustitutos o satisfacciones inmediatas que no pueden llenar ese vacío dentro de nosotros. Como beber agua salada para saciar nuestra sed, los sustitutos nunca satisfacen las necesidades más profundas. Nos obsesionamos con el éxito, la belleza, el dinero, el poder, el consumo, la aprobación y el prestigio, que no son cosas duraderas y que tampoco pueden hacernos verdaderamente felices.
Resulta necesario transformar la relación que tenemos con el deseo y también con el dolor, ya que la incapacidad de aceptar el dolor inevitable de la vida nos lleva a refugiarnos en deseos no saludables que terminan por producir mayor sufrimiento.
https://es.wikipedia.org/wiki/Preta
http://www.psy.co/descondicionamiento-de-los-fantasmas-hambrientos.html
https://psicologiaymente.com/psicologia/apego-al-deseo
https://www.psico.org/articulos/deseo
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