viernes, 2 de octubre de 2020

¿Qué es la felicidad?

"El bien de la humanidad debe consistir en que cada uno goce al máximo de la felicidad que pueda, sin disminuir la felicidad de los demás". Aldous Huxley (1894-1963) Novelista, ensayista y poeta inglés.

"La felicidad no consiste en adquirir y gozar, sino en no desear nada, pues consiste en ser libre". Epicteto de Frigia (55-135) Filósofo grecolatino.

"La verdadera felicidad consiste en hacer el bien". Aristóteles (384 AC-322 AC) Filósofo griego.

"Felicidad no es hacer lo que uno quiere sino querer lo que uno hace". Jean Paul Sartre (1905-1980) Filósofo y escritor francés.

"Desciende a las profundidades de ti mismo, y logra ver tu alma buena. La felicidad la hace solamente uno mismo con la buena conducta". Sócrates (470 AC-399 AC) Filósofo griego.


"¿Qué hace falta para ser feliz? Un poco de cielo azul encima de nuestras cabezas, un vientecillo tibio, la paz del espíritu". André Maurois (1885-1967) Novelista y ensayista francés.




La felicidad es una emoción que se produce en un ser vivo cuando cree haber alcanzado una meta deseada. Algunos psicólogos han llegado a definir la felicidad como una medida de bienestar subjetivo (autopercibido) que influye en las actitudes y el comportamiento de los individuos. Se entiende en este contexto como un estado de ánimo positivo. Es por esa razón (que es subjetiva y autopercibida) que la felicidad, a diferencia de otros hechos relacionados con el bienestar, se considera una situación subjetiva y propia del individuo. La felicidad frecuentemente se considera positiva ya que permite a los individuos sacar partido de las condiciones objetivas, favorece la actitud de abordar diferentes tareas llevándola al término propuesto. 



La pregunta sobre la felicidad es esencial en la historia del pensamiento humano. Los filósofos encontraron respuestas muy diferentes, lo cual demuestra que, como decía Aristóteles, todos estamos de acuerdo en que queremos ser felices, pero en cuanto intentamos aclarar cómo podemos serlo empiezan las discrepancias. En la filosofía oriental, la felicidad se concibe como una cualidad producto de un estado de armonía interna que se manifiesta como un sentimiento de bienestar que perdura en el tiempo y no como un estado de ánimo de origen pasajero, como generalmente se la define en occidente. Muchas veces confundida con la alegría de carácter emocional y efímero, la felicidad perdura en el tiempo y se identifica como una cualidad, tal y como ser alto, fuerte o inteligente una persona es feliz. Mientras que la alegría se concibe como un estado de satisfacción, la felicidad se considera un estado de armonía interna.

Según el Lama Rinchen, maestro de budismo tibetano, la felicidad es un estado interno de paz, de serenidad y tranquilidad. Nada que ver con nuestra concepción de felicidad. Rinchen afirma que vamos de un pico de alegría a otro. Así pues, la felicidad, desde el budismo, es un estado de quietud interna. Un estado que, pase lo que pase ahí fuera, no le damos el poder de influir en nosotros. De esta forma, el budismo afirma que la felicidad está en nuestras manos y no en aquello que ocurra en el exterior. 




Ese estado de placer que nos embriaga en situaciones concretas es la felicidad. Todos quieren alcanzarla, saber cual es el secreto para conseguirla y experimentarla el máximo tiempo posible. Si pudiésemos, los seres humanos intentaríamos estar felices todo el tiempo, pero esto no es más que una idealización sin  base en la realidad. La felicidad no es un estado emocional concreto, es una forma de vida. No hay que buscarla porque no existe en ningún lugar que implique búsqueda. Es decir, no está ahí afuera. De alguna forma, la sociedad en la que nos ha tocado vivir, nos ha desvirtuado esa búsqueda de la felicidad y nos ha  llevado a olvidar que es algo que está dentro. La ‘felicidad’ externa solo son momentos placenteros fugaces.




El economista Richard Easterlin comparó la evolución de los ingresos y la percepción de felicidad. Demostró que el aumento de riqueza lleva aparejado un incremento de satisfacción hasta un cierto umbral pero que una vez superado este, la felicidad no crece paralelamente, dando énfasis a la importancia de la felicidad social, que se da en entornos solidarios, equitativos, afianzados en la comunidad, con menor polarización social y violencia estructural, y que suponen calidad de vida de todas las personas. Para Michel Tomasello, psicólogo social: “El ser humano es altruista desde su nacimiento y sólo a través del entorno cultural se puede modificar su comportamiento hacia el individualismo”. El egoísmo supone ir en contra de nuestro comportamiento como especie y, por tanto, genera insatisfacción e infelicidad. La sociedad de consumo se alimenta del individualismo y de la competitividad, lo que en algunos sectores se ha denominado el darwinismo social, basado en la idea de la supervivencia del más apto para la sociedad de mercado. Sin embargo, numerosos autores consideran esto una falsedad científica. La intensa socialidad y el trabajo cooperativo de Homo sapiens, ha sido, y es, su éxito adaptativo como especie.



En cualquier caso existe la evidencia de que la vida social, el sentido que le damos a la vida, tener un proyecto vital ilusionante y disponer de tiempo libre para lo importante son factores fundamentales para ser felices, es decir, valores que dependen de nosotros mismos para hallarlos y no de la búsqueda constante, compulsiva y externa del placer momentáneo, que es lo que nos ofrece el mercado: individualismo, vidas vacías y tiempo para ir al centro comercial a consumir.

Cuando nos exigimos a nosotros mismos o nos sentimos presionados con que “debemos ser felices” y no conseguimos serlo porque nos empeñamos en dirigiros a esa búsqueda externa de lo material y lo placentero nos frustramos porque sólo conseguimos, en el mejor de los casos, pequeños momentos de alegría que rápidamente se esfuman y que nos llevan al deseo de volver a buscar para encontrar otro chute de ese placer que tanto nos recompensa. Sin embargo no necesitamos ir afuera para encontrar la felicidad, no precisamos de lo material ni de logros, sino de hallar ese estado de armonía y de paz interior que nos libra del anhelo y de la frustración de la forma de vida mercantil que nos exige producir, lograr y conseguir para figurarnos ser felices.

Fuentes:

https://es.wikipedia.org/wiki/Felicidad

http://www.filosofia.org/enc/fer/51640b.htm

https://www.elsaltodiario.com/saltamontes/el-consumo-de-la-felicidad

https://lamenteesmaravillosa.com/la-felicidad-esta-donde-tu-quieras/

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