lunes, 24 de mayo de 2021

4 meses sin Baco

Han pasado ya 4 meses desde que te fuiste. No sé cómo ha podido pasar tanto tiempo y cómo me voy acostumbrando a que no estés. Es verdad que tus hermanos me ayudan a no sentir tanto el vacío que has dejado, y que voy aceptando que lo que pasó tenía que pasar y que por muy culpable que me sienta por no haber hecho las cosas de otra manera en realidad nada habría podido evitar tu muerte.

Miro tus fotos y tus vídeos de cuando eras tú, de cuando estabas bien, gordito y mimoso. Y me parece que estás ahí, que no te has marchado. Veo tu cara, tus miradas, tus manazas tiernas, tu barrigota enorme y no siento que hayas desaparecido. Te veo en las fotos, en tus hermanos, en tus cosas, en cada rincón que habitaste, hasta en mí misma estás tú. Permaneces eterno en todos esos lugares.

Sigo sin perdonarme tu larga enfermedad. Una parte de mí cree que te alargamos el sufrimiento, que tendríamos que haberte dejado marchar antes, pero creo que eso no nos ayuda a ti ni a mí. Creo que hicimos todo lo que pudimos, siempre con la mejor intención y siempre pensando en ti. En ningún momento me olvidé de que tu sufrimiento era lo que más contaba y no el mío. Que no te quería alargar la agonía, que tendrías un final digno. Pero sabes que soy débil y cada comentario de cada persona cuestionando todo lo que hacíamos me sembraba la duda. ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Estoy pensando en él o en mí?. Pero tus ojos me miraban con ganas de seguir, tu mirada intensa seguía brillando en ellos, volviste a comer, tu cuerpo aguantaba, no podía decidir tu final cuando las veterinarias no se lo planteaban y creían que había esperanza. Tú sabes que lo hablábamos, que yo sabía lo que había en juego y varias veces pensamos en si valía la pena seguir o no, pero ellas también te veían luchar y creían en ti y en la ciencia.

Pero hasta para morirte fuiste terco y orgulloso, tu eres un ser único y hasta el final lo fuiste. Te agarraste a la vida con fuerza, en contra de todo pronóstico, dejándonos desconcertadas a las que te cuidábamos, hasta que ya lo dejaste claro, y las palabras de tu veterinaria fueron cristalinas "ya no puede más, no es justo hacerlo esperar". Hasta para morirte fuiste especial, hasta tu marcha fue extraña y única, yo con el coronavirus y sin poder estar contigo, sin ver tu cuerpo inerte. Quizá las cosas fueron así porque no querías que te viera sin vida, porque querías que te recordara siempre con tus más de 9kg y tu vitalidad y tu amor. No como al final, no muerto.

Creo que con Simba pude aceptarlo mejor porque estuve con él, porque la decisión no fue tan abrupta, fue un final sereno y dulce como él lo fue. Y tu final fue diferente, porque tú eras tú. 

Te prometo que no voy a culparme más, que no voy a seguirle dando vueltas a si debí insistir en hacer tal prueba o tal tratamiento, que lo voy a aceptar. Nunca es fácil asumir una pérdida y una responsabilidad así, decidir una muerte al final. Solo espero que estés bien allá donde estés, que tu final fuera digno y que tuvieras una buena vida junto a mí.

Baco, mi fiel escudero. 




No hay comentarios:

Publicar un comentario