martes, 7 de junio de 2016

Los incompetentes sabios

 «La ignorancia genera confianza más frecuentemente que el conocimiento»  Charles Darwin

“Gran parte de las dificultades por las que atraviesa el mundo se debe a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas” (Bertrand Russell)
B. Russell

He leído últimamente bastantes referencias sobre el "síndrome del impostor", y eso me ha llevado a buscar qué es exactamente y a qué se refiere. Al parecer este fenómeno, que no síndrome, fue descrito en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, que analizaron una muestra de mujeres con unos logros notables que eran incapaces de internalizar. Se puede resumir de esta manera: 
“A pesar de contar con logros académicos y profesionales extraordinarios, las mujeres que sufren el síndrome de la impostora están convencidas de que en realidad no son inteligentes y de que han engañado a quienes creen que sí lo son. (…) (Creen que) su éxito ha sido… cuestión de suerte y que (….) salvo que realicen un trabajo hercúleo (…) no podrán mantener el engaño”.
Las mujeres (y hombres) que experimentan este síndrome no quieren “correr el riesgo” de ser descubiertos en su impostura. Por lo tanto, no quieren hacer visible su talento porque, al no internalizar sus logros, desconfían de sus propias capacidades.
¿quién es el impostor?


Pero lo que me parece más interesante es que buscando sobre el "fenómeno del impostor" he llegado a algo mucho más interesante y revelador, que vendría a ser el efecto contrario: el "efecto Dunning-Kruger", descrito por David Dunning y Justin Kruger de la Universidad de Cornell como un "sesgo cognitivo, según el cual los individuos con escasa habilidad o conocimientos en una materia sufren de un sentimiento de superioridad ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas, midiendo incorrectamente su habilidad por encima de lo real". Este sesgo se explica por una incapacidad metacognitiva del sujeto para reconocer su propia ineptitud. Por el contrario, los individuos altamente cualificados tienden a subestimar su competencia relativa, asumiendo erróneamente que las tareas que son fáciles para ellos también son fáciles para otros.
Tal como señalan Dunning y Kruger, esta percepción irreal se debe a que las habilidades y competencias necesarias para hacer algo bien son, precisamente, las habilidades requeridas para poder estimar acertadamente el propio desempeño en la tarea.
Lo curioso de este efecto psicológico es que, además, estas personas incompetentes “no solo llegan a conclusiones equivocadas y toman malas decisiones, sino que su incompetencia no les permite tomar conciencia de ello”, señalan Dunning y Kruger.
El troll de internet es el prototipo de incompetente sabio

No parece difícil encontrar ejemplos de esto en la vida real, de hecho es bastante habitual en redes sociales, en la televisión, en el mostrador de un bar, escuchar a incompetentes pontificar sobre temas  que requieren mayor o menor capacitación profesional o al menos un mínimo de conocimientos con la mayor desenvoltura, utizando términos técnicos discriminadamente de forma incorrecta y con su público extasiado aplaudiendo. Lo que a mí más me sorprende es la nula autocrítica de ciertos personajes. El efecto Dunning-Kruger puede explicar este extendido fenómeno en parte, aunque el narcisismo es una opción que hay que tener muy en cuenta y no descartar a la ligera...

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