martes, 20 de diciembre de 2016

Flora Tristán

"El nivel de civilización a que han llegado diversas sociedades humanas está en proporción a la independencia de que gozan las mujeres".
"Todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer".
 Flora Tristán

Flora Tristán nació en París el 7 de abril en 1803, en plena época napoleónica. Fue hija del coronel Marino Tristán y Moscoso, coronel peruano de la armada española  y de la francesa Anne Laisney, aunque su padre nunca llegó a reconocerla legalmente como hija, hecho que determinó en gran parte el devenir su vida.
Durante los primeros años de su vida, Flora no se vio privada de nada y creció en un hogar siempre concurrido por visitas del nivel de Simón Bolívar y grandes figuras de la época.
La muerte de su padre cuando Flora sólo tenía 4 años sume a la familia en la pobreza, pues el estado francés revolucionario no reconoce a la viuda ni a los hijos, negándoles cualquier bien o derecho. Por este motivo, Flora comienza a trabajar como obrera en un taller de litografía. Con apenas 17 años, se casa con el propietario de éste, André Chazal, y tiene tres hijos (uno de ellos, Aline, será la futura madre del pintor Paul Gaugin). Su marido la sometió a malos tratos físicos y era terriblemente celoso, por lo que comienza a trabajar como criada de una familia inglesa y debe marcharse a Inglaterra. Se inicia entonces una lucha legal por la custodia de los hijos que duraría 12 años y una persecución incesante, que llegaría hasta el punto de recibir un disparo por parte de su marido, que sería condenado a trabajos forzados.
 Viaja por varios países donde realiza trabajos de toda clase, tomando conciencia de su condición de "paria" por su doble opresión como hija natural y mujer separada.
 En 1833 decide viajar a Perú para reclamar la herencia que le corresponde de su padre, pero solamente consigue una pensión mensual. La etapa que pasa en Perú donde asiste a la guerra civil y ve la gran diferencia entre las distintas clases sociales será significante para su futuro.
En 1844 fallece víctima del tifus con solo 41 años, dejándonos plasmadas sus ideas y sus vivencias en su prolífica obra, de la cual destacan "Peregrinaciones de una paria", "Paseos en París", "Selección de Cartas", una recopilación de cartas del Libertador Simón Bolívar, "Unión Obrera", "Mi vida".



Publica en 1840 La Unión Obrera, en donde clama por la necesidad de los trabajadores de organizarse y aboga por su "unidad universal" .Defiende que la emancipación de los trabajadores debía ir unida a la emancipación de la mujer, siendo la creadora de la consigna "Proletarios del mundo, uníos". Se convierte así en la primera mujer en hablar del socialismo y de la lucha de los proletariosEn Unión Obrera, manifiesto político que terminó en 1843, un año antes de su muerte, aparecen dispersas sus reflexiones sobre la situación social de la mujer. Figura la crítica que hace a un postulado fundamental de la Revolución Francesa, el supuesto de que todos los ciudadanos son iguales ante la ley y de que sus derechos son inherentes a la naturaleza humana. Flora sabe por experiencia propia que los Derechos del Ciudadano no coinciden con los Derechos de la  Ciudadana. El capítulo III de Unión Obrera se ocupa especialmente de este contrasentido. Flora lo presenta como "Por qué menciono a las mujeres".
En su introducción a" Feminismo y Utopía", en el texto La Sagrada Familia (escrito conjuntamente por Marx y Engels) en el capítulo IV, escrito solamente por Engels, se hace una defensa de la feminista comunista Flore Celestine, que se supone que es Flora Trsitán. Este es el único reconocimiento al aporte de la pensadora al sistema marxista.


El feminismo de Flora Tristán enlaza con la Ilustración y presupone por tanto unas reivindicaciones y un proyecto político que sólo pueden articularse a partir de la idea de que todos los seres humanos nacen libres, iguales y con los mismos derechos, pero toma cuerpo en el periodo inmediatamente posterior a la Revolución Francesa. Manteniendo la continuidad con el pensamiento de autoras anteriores (Mary Wollstonecraft, entre otras), Flora Tristán le da a su pensamiento un giro de clase social, que en el futuro daría lugar al feminismo marxista. Al tiempo, se emparentaba con las corrientes críticas a las que se ha denominado "socialismo utópico", pero teorizando ya la necesidad de una Unión Obrera, de un partido obrero.

En Unión Obrera describe cómo "el mejoramiento de la situación de miseria e ignorancia de los trabajadores" es fundamental, porque "todas las desgracias del mundo provienen del olvido y el desprecio que hasta hoy se ha hecho de los derechos naturales e imprescriptibles del ser mujer". Para Flora la situación de las mujeres se deriva de la aceptación del falso principio que afirma la inferioridad de la naturaleza de la mujer respecto a la del varón. Este discurso ideológico hecho desde la ley, la ciencia y la iglesia margina a la mujer de la educación racional y la destina a ser la esclava de su amo. Hasta aquí el discurso de Flora es similar al del sufragismo, pero el giro de clase comienza a producirse cuando señala cómo negar la educación a las mujeres está en relación con su explotación económica: no se envía a las niñas a la escuela "porque se les saca mejor partido en las tareas de la casa, ya sea para acunar a los niños, hacer recados, cuidar la comida, etc...", y luego "A los doce años se la coloca de aprendiza: allí continúa siendo explotada por la patrona y a menudo también maltratada como cuando estaba en casa de sus padres.” Flora dirige su discurso al análisis de las mujeres más desposeídas, de las obreras. Y su juicio no puede ser más contundente: el trato injusto y vejatorio que sufren estas mujeres desde que nacen, unido a su nula educación y la obligada servidumbre al varón, genera en ellas un carácter brutal e incluso malvado. Para Flora, esta degradación moral reviste la mayor importancia, ya que las mujeres, en sus múltiples funciones de madres, amantes, esposas, hijas, etc... "lo son todo en la vida del obrero", influyen a lo largo de toda su vida. Esta situación "central" de la mujer no tiene su equivalente en la clase alta, donde el dinero puede proporcionar educadores y sirvientes profesionales y otro tipo de distracciones.

En consecuencia, educar bien a la mujer (obrera) supone el principio de la mejora intelectual, moral y material de la clase obrera. Flora, como buena "socialista utópica", confía enormemente en el poder de la educación, y como feminista reclama la educación de las mujeres; además, sostiene que de la educación racional de las mujeres depende la emancipación de los varones. Hecho que hasta la fecha se sigue recogiendo en las declaraciones de principios de los movimientos feministas.
Su discurso apela al sentido de justicia universal de la humanidad en general y de los varones en particular (ya que son los depositarios del poder y la razón) para que accedan a cambiar una situación que, a su juicio, acaba volviéndose también contra ellos. "La ley que esclaviza a la mujer y la priva de instrucción, os oprime también a vosotros, varones proletarios. (...) En nombre de vuestro propio interés, varones; en nombre de vuestra mejora, la vuestra, varones; en fin, en nombre del bienestar universal de todos y de todas os comprometo a reclamar los derechos para la mujer.”

Una precursora del socialismo como Flora Tristán, relegada a ser "la abuela de Paul Gauguin", la posible hija natural de Simón Bolívar, sin embargo una brillante crítica del pensamiento Ilustrado, silenciada por el mismo Marx, una mujer sepultada por la palabrería masculina una vez más.
¡Mujeres del mundo, uníos!

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