martes, 9 de enero de 2018

Elogio de la mediocridad

  • Porque esto es lo que yo más odiaba, detestaba y maldecía principalmente en mi fuero interno: esta autosatisfacción, esta salud y comodidad, este cuidado optimismo del burgués, esta bien alimentada y próspera disciplina de todo lo mediocre, normal y corriente.
    • Herman Hesse, El lobo estepario (1927).
  • Los espíritus mediocres suelen condenar todo aquello que está fuera de su alcance.
    François de La Rochefoucauld (1613-1680) Escritor francés.
  • El hombre mediocre es una sombra proyectada por la sociedad.
  • José Ingenieros, El hombre mediocre (1913)
Sólo conviene la mediocridad. Esto lo ha establecido la pluralidad, y muerde a cualquiera que se escapa de ella por alguna parte.
Blaise Pascal (1623-1662) Científico, filósofo y escritor francés.



Algo mediocre es aquello que no alcanza su máxima expresión o perfección, es lo que se encuentra en un estado medio entre lo mínimo y lo máximo. Esto sería algo positivo, pues como decía Aristóteles, lo virtuoso es lo que se encuentra en el justo medio, entre dos vicios, siendo tanto malo lo que es excesivo, como lo que es escaso. Sin embargo, el término vulgarmente alude a algo o alguien de baja calidad o calificación, aludiendo a que sin ser totalmente malos, no son ni originales, ni creativos, ni interesantes. 

En 1913, José Ingenieros, médico y sociólogo argentino, diferenció al hombre mediocre del inferior y del idealista. El inferior es casi un animal humano, a quien le es difícil adaptarse al cuerpo social; el idealista sigue sus convicciones, progresa, cuestiona, y levanta las banderas por las que lucha, en busca de un ideal. El mediocre se encuentra en el medio, es un ser adaptado a la sociedad, a la que no cuestiona, sino que sigue las tradiciones culturales impuestas, sin pensar que existe algo más allá de ellas, o que lo que se le ha inculcado puede tener vicios o defectos; es aquel que no se diferencia de la masa popular, que dócilmente acata lo que políticos, religiosos o cualquier otra autoridad le impone como cierto. Es el sujeto ideal para la dominación, que no transforma el orden social, sino que tiende a su conservación
José Ingenieros dice que "no hay hombres iguales", y los divide a su vez en tres tipos: El hombre inferiorel hombre mediocre y el hombre superior; no arremete contra los dos primeros, sino que describe a los tres y exalta al idealista.

El hombre mediocre es incapaz de usar su imaginación para concebir ideales que le propongan un futuro por el cual luchar. De ahí que se vuelva sumiso a toda rutina, a los prejuicios, a las domesticidades y así se vuelva parte de un rebaño o colectividad, cuyas acciones o motivos no cuestiona, sino que sigue ciegamente. El mediocre es dócil, maleable, ignorante, un ser vegetativo, carente de personalidad, contrario a la perfección, solidario y cómplice de los intereses creados que lo hacen borrego del rebaño social. Vive según las conveniencias y no logra aprender a amar. En su vida acomodaticia se vuelve vil y escéptico, cobarde. Los mediocres no son genios, ni héroes, ni santos.

Un hombre mediocre no acepta ideas distintas a las que ya ha recibido por tradición (aquí se ve en parte la idea positivista de la época, el hombre como receptor y continuador de la herencia biológica), sin darse cuenta de que justamente las creencias son relativas a quien las cree, pudiendo existir hombres con ideas totalmente contrarias al mismo tiempo. A su vez, el hombre mediocre entra en una lucha contra el idealista por envidia, intenta opacar desesperadamente toda acción noble, porque sabe que su existencia depende de que el idealista nunca sea reconocido y de que no se ponga por encima de sí.
El hombre inferior es un animal bellaco. Su ineptitud para la imitación le impide adaptarse al medio social en que vive; su personalidad no se desarrolla hasta el nivel corriente, viviendo por debajo de la moral o de la cultura dominante, y en muchos casos fuera de la legalidad. Esa insuficiente adaptación determina su incapacidad para pensar como los demás y compartir las rutinas tan comunes que los demás, mediante la educación imitativa, copian de las personas que los rodean para formarse una personalidad social adaptada.

El idealista es un hombre capaz de usar su imaginación para concebir ideales legitimados sólo por la experiencia y se propone seguir quimeras, ideales de perfección muy altos, en los cuales pone su fe, para cambiar el pasado en favor del porvenir; por eso está en continuo proceso de transformación, que se ajusta a las variaciones de la realidad. El idealista contribuye con sus ideales a la evolución social, por ser original y único; se perfila como un ser individualista que no se somete a dogmas morales ni sociales; consiguientemente, los mediocres se le oponen. El idealista es soñador, entusiasta, culto, de personalidad diferente, generoso, indisciplinado contra los dogmáticos. Como un ser afín a lo cualitativo, puede distinguir entre lo mejor y lo peor; no entre el más y el menos, como lo haría el mediocre.
Algunas de sus categorías fueron tomadas y reformuladas dos décadas después, por el español José Ortega y Gasset, para construir su conocida antinomia entre el hombre-masa y el hombre-noble, realizada en su libro "La rebelión de las masas".

No ha de extrañar que Aristóteles, hace más de 2.300 años, desarrollara como premisa inicial en su obra La Política, la sentencia de que “la sociedad es un hecho natural” ; esto lo enunciaba siempre y cuando dicha asociación tendiera al bien, es decir, a su accionar ético y moral. Desde allí todas las formas de gobiernos u organizaciones políticas son estudiadas bajo estas dos categorías, y por tanto, desde un plano ideal. 
En pocas palabras esto es lo que busca plantear Ingenieros, una sociedad que busca el bien y el progreso por medio de las dimensiones éticas y morales.
A José Ingenieros, reconocido intelectual argentino, le tocó vivir una gran experiencia dentro de la vida diplomática y política de su Nación, esto le permitió conocer de cerca los acontecimientos y relaciones existentes dentro de un sistema de gobierno. Experimentó la realidad gubernamental de Argentina a principios del Siglo XX, conoció sus vicios y virtudes y los tipifico principalmente en una de sus obras llamada el Hombre Mediocre, la cual es una crítica a la moralidad, ya que, Ingenieros, transitó su accionar político por medio de crisis institucional en el sentido de lo ético y moral.
El término mediocracia no es un concepto para José Ingeniero, es más bien un clima generado por varios factores; es el efecto que causa el accionar de un gobierno mediocres, es decir, que va en una escala, de lo medio a lo malo, pero nunca a lo superior. La mediocracia no es natural, los sistemas de administración nacional no tienden espontáneamente a ella, ésta es producida por dirigentes políticos y tácticas regimentadas, que bloqueando todo intento de superioridad, abisman a las sociedades a la más significante pobreza ética, moral, material, cultural e intelectual.



Para Ingeniero la perfectibilidad es la cima de la moralidad. Para llegar a ella hay que transitar por los escalones de la virtud y la justicia. La perfectibilidad es lo más contrario a la mediocridad, ella es un sentimiento que ayuda a crecer y dignifica. Quien tiende a la perfección, procura armonizar su vida con los excelsos ideales. Ingeniero, continua diciendo: “Toda perfección en el mundo moral, se concibe en función de la sociedad” . 
Para Ingenieros, la realidad está conformada por partes, él sostiene que “la armonía del todo, consiste en la perfección de las partes” , y esto lo va a mantener a lo largo de su teoría. Piensa que hay un segmento del mundo en primer plano, este, es visible y que a todos nos afecta y por la cual las individualidades se relacionan, en este ámbito están las sociedades y gobiernos; por otro lado de esta esfera, están las individualidades, la cuales también son parte del conjunto que conforman un Estado. En resumido caso, un Estado está conformado por individuos y los individuos viven dentro de un Estados, el mismo Estado representa la plataforma donde se desarrolla toda interrelación entre los hombres, por tanto, los afecta como realidad tangible. 


Las dos secciones (Estado-Hombre) de este primer ámbito de la realidad deben buscar la perfectibilidad, en consecuencia, si una de las partes se vuelve contraria a este ideal toda la realidad tiende a la mediocridad. Si un individuo camina en contra de la perfectibilidad se vuelve mediocre, pero si lo hace un Estado su gobierno se torna Mediocracia. 
Ingeniero realiza una advertencia, dice: “Los Estados se convierten en mediocracia; la falta de inspiración que mantenga alto el nivel de moral y de cultura” . El punto está, en que un gobierno puede condenar a un pueblo entero a la mediocridad, lo enajena al vicio, ejerciendo una fuerza tal que nivele a todos los individuos, impidiendo toda superioridad y particularidades en sus sociedades. Desarrollando sombras, hombres sin características propias, es decir: mediocres, todo esto con el fin de arruinar a la Nación tanto ética como material, ya que, esto beneficia a los dirigentes políticos sin méritos. 


Por otro lado, existe en filosofía de la ciencia un principio de mediocridad, que afirma que no existen observadores privilegiados para un fenómeno dado. Una manera simple de explicarlo es refiriéndonos a la tesis de Copérnico, que afirma que la Tierra no es el centro del Universo. Ni el planeta Tierra, ni la Humanidad, son algo especial a escala cosmológica. Humildemente, somos simple vulgaridad astronómica. Quizá sea por ello, que también a escala humana parecemos dominados por la mediocridad. La excelencia es algo desconocido para lo que podría llamarse mediocracia, ese imperio de la persistencia en la zona de confort, escondido bajo la apariencia de normalidad, bajo la consideración de comportamiento correcto. La simetría nos pierde. Aristóteles, como ya hemos visto, hablaba de lo correcto como el justo medio entre los opuestos, la media de todas las medias. Pero en realidad, el valor está siempre en la diferencia, en lo que sobresale, en lo que sobrepasa a la media, en la ganancia neta.



https://deconceptos.com/general/mediocre
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http://encuentrofilosofico959.blogspot.com.es/2010/06/el-hombre-mediocre-la-mediocracia.html

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