viernes, 12 de enero de 2018

El gato en la ciudad

A un gato
No son más silenciosos los espejos 
ni más furtiva el alba aventurera; 
eres, bajo la luna, esa pantera 
que nos es dado divisar de lejos. 
Por obra indescifrable de un decreto 
divino, te buscamos vanamente; 
más remoto que el Ganges y el poniente, 
tuya es la soledad, tuyo el secreto. 
Tu lomo condesciende a la morosa 
caricia de mi mano. Has admitido, 
desde esa eternidad que ya es olvido, 
el amor de la mano recelosa. 
En otro tiempo estás. Eres el dueño 
de un ámbito cerrado como un sueño.
Borges


Los gatos son un buen ejemplo de la variedad de sentimientos que puede despertar una especie animal. Para los antiguos egipcios fueron dioses y para otros fueron y siguen siendo plagas a exterminar.
No importa si nos gustan mucho o poco, o si sólo nos gusta el gato que tenemos en casa y los de la calle nos dan mucho asco. La cuestión es que todos ellos tienen derecho a vivir. Todos ellos son habitantes de este planeta con el mismo derecho a poblarlo que nosotros los humanos o los linces, los pandas y los delfines. Da igual que sean bonitos, feos, bebés, viejos, sanos o enfermos. Su derecho a una vida digna es incuestionable desde un punto de vista ético y biológico. Son seres sintientes que pueblan nuestras ciudades y nuestras urbanizaciones. Nos han acompañados desde hace al menos 4000 años cuando dejaron de ser gatos salvajes africanos y se vinieron con  nosotros para cazar ratones a nuestros graneros y ciudades. Los domesticamos y desde ese momento en que dejaron de ser Felis lybica a ser Felis catus son dependientes de nosotros y por tanto nuestra responsabilidad. No vale buscar excusas y mirar para otro lado.
Tenemos como deber velar por su vida y es más, por su vida digna. No viven bien en nuestras calles, donde no tienen qué cazar y están expuestos a los atropellos y a los envenenamientos de los psicópatas de turno. Hemos de controlar sus poblaciones mediante el CES y buscarles hogares.
No pongamos más excusas. No importa que nos gusten o no. Es una cuestión de justicia y de ética.



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