lunes, 1 de octubre de 2018

La timidez, qué es y de dónde viene.

La timidez es una sensación de incomodidad que experimenta la persona cada vez que se expone a situaciones sociales y que le impide disfrutar de sus relaciones y desarrollar sus habilidades interpersonales. Es una emoción o sensación de malestar.
Analizando el término desde una perspectiva etimológica, podemos decir que procede del concepto latino "timidus", que significa "temeroso". 

Detrás de la timidez se esconde un sistema de pensamiento muy severo en donde cualquier gesto de los demás puede ser interpretado negativamente. Esto significa que la timidez no responde a una situación específica sino fundamentalmente a un pensamiento negativo sobre sí mismo.
Se considera una pauta de comportamiento que limita el desarrollo social de quienes lo experimentan dentro de su vida cotidiana. No es una enfermedad, aunque si no se controla o modera puede llegar a ser patológico. 
La timidez puede variar su intensidad de unas personas a otras. Habrá personas que simplemente se sientan incómodas en algunas situaciones sociales como estar en grupos grandes o tener que hablar en público pero pueden desenvolverse en sociedad de una manera que no interfiere con su vida. Para otras, la timidez puede ser limitante a nivel laboral, académico, social y/o de pareja. En casos extremos, las personas pueden llegar a sentirse aterrorizadas ante cualquier situación social. Este terror puede llegar a paralizarlas, causar sudoración y temblores y ataques de ansiedad. Estos casos extremos son los que se diagnostican como fobia social.

Es importante saber diferenciar entre carácter introvertido y timidez. La introversión es una característica de personalidad que no tiene por qué suponer un problema. La persona introvertida se relaciona poco con los demás porque lo elige, por lo que no le provoca ninguna complicación ni sufrimiento. La persona tímida desea relacionarse pero no lo hace porque no puede y eso le provoca ansiedad, frustración e insatisfacción.
Aunque algunos especialistas consideran la timidez como un rasgo de personalidad que podría tener una base genética y que no puede cambiarse, hay otros muchos que piensan que es una respuesta aprendida desde niños y que, por lo tanto, puede variar. Las técnicas y tratamientos utilizados para vencer la timidez y que han demostrado su eficacia, apuntan que esta segunda opción es más adecuada.


Para Renny Yagosesky, escritor y orientador conductual, la timidez puede entenderse como una condición innata predisponente a la introversión social, o como una respuesta psicofísica aprendida, de intensidades variables, asociada con la expectativa de evaluación social negativa. Se manifiesta con cambios cognitivos, afectivos y conductuales, y que tiene como características asociadas, ansiedad, incomodidad vincular, estrés, inhibición expresiva, y tendencia a contactos interpersonales erráticos. Cuando es intensa o muy frecuente, suele estar acompañada de alteraciones psicosomáticas. 
La visión neurológica afirma que la timidez puede surgir y sostenerse por la modificación cerebral que causa la repetición de un comportamiento. Esto indicaría que pensamientos, emociones y hábitos reconfiguran áreas de nuestro cerebro y condicionan ya neurológicamente nuestras conductas futuras. Una de las formas más comunes de timidez es la que aparece frente a grupos, y que es mejor conocida como "fobia social".
La etapa clave en la que aparece la timidez es entre los cinco y los siete años de edad. En ese momento se manifiesta como miedo a uno mismo. Posteriormente, durante la adolescencia, se vuelve un mecanismo sistematizado; esto se debe a que el individuo tiene una mayor consciencia de sí mismo y comienza a actuar en consecuencia para conseguir una imagen favorable entre las personas con las que se relacione. En la timidez se produce un desdoblamiento del individuo: por un lado, el yo observador; por el otro, el yo actor. Este último es el que realiza una acción premeditada, cuyo objetivo es generar una opinión positiva en los que lo escuchan. De este modo el individuo consigue proyectar en los otros el concepto que él mismo tiene de sí mismo de una forma irónica y generalmente amenazante.



La tendencia suele ser que el tímido sobrevalore y tema el resultado de la opinión que otros tengan sobre él o sus acciones, lo que detona un círculo vicioso de ansiedad e inhibición que tienden a crecer si no se resuelve la causa de la reacción o si no marca una distancia prudencial con el estímulo o agente.
Denominamos "inhibición" a la una dificultad para poder manifestarse en el mundo exterior (para modificar la realidad según el propio proyecto de vida). Hay personas inhibidas en ciertos aspectos de la vida como el amor, el trabajo, el estudio, el sexo, y que, sin embargo, no presentan esa característica en otras áreas. Una característica propia de la inhibición muchas veces tiene que ver con que no acompaña a este estado ningún afecto, no se siente necesariamente triste ni abatido. La inhibición tendría que ver principalmente con la "no ejecución de tareas", con un "estancamiento" en la vida.




El conflicto del tímido se relaciona con sensaciones de inseguridad y/o vergüenza hacia la exteriorización franca de algún componente de su personalidad (justamente en situaciones en que algo de sí mismo quedó al descubierto ante la mirada de los demás). La timidez viene con la sensación de estar incurriendo en alguna acción incorrecta, indecorosa. Si la inhibición tiene que ver con un no-hacer algo que se debería realizar para sentirnos más plenos con nuestra propia vida, la timidez se emparenta con un "quedar al descubierto" sin poder defenderse exitosamente. 
Cabría preguntarse si acaso la timidez y la vergüenza realizan la misma contribución, cuando podría pensarse que no son idénticas entre sí.  Si en la vergüenza el acento recae sobre el avergonzado de modo directo frente al sentimiento de sentirse mirado, en el pudor es precisa una condición suplementaria: que el otro actúe una forma de transgresión (incluso cuando dicho acto no sea más que la realización de un deseo). De este modo, el asco (el ataque al pudor) es un efecto de la presencia ante un modo de satisfacción en el otro, un supuesto goce en el Otro, que no puede reconocerse como propio. En la vergüenza, en cambio, la división del sujeto tiene la dimensión de lo" in fraganti", de una revelación súbita de la intimidad, en la que es sorprendido un goce escondido o un deseo inesperado. En este punto, la vergüenza es un indicador de la presencia del deseo, como lo demuestran el rubor, bajar la mirada, en definitiva, no saber detrás de qué esconderse, cuando el sujeto se siente mirado desde todos lados.


La presencia del otro no necesariamente requiere de su presencia física. Uno puede avergonzarse ante una fotografía, un sueño, o ante el recuerdo de ideales instalados desde la infancia. Vergüenza ante la idea de quedar mal, de no conseguir lo que uno se propone, de no lograr lo que esperan de nosotros… El juicio y la mirada ajena están siempre presentes, y pueden manifestarse en soledad.

La timidez y la vergüenza pueden derivar fácilmente en inhibiciones, como se ha mencionado, es decir, en limitaciones o imposibilidad para realizar determinada tarea o enfrentar alguna situación. La persona transcurre su vida inhibida con el objetivo de evitar la vergüenza, y así l aparición de la ansiedad. De esta manera encontramos personas estancadas, en reserva, o siempre tanteando, ensayando y evaluando garantías antes de dar un paso en la relación con los demás.


La timidez es resultado de una serie de inseguridades que remiten a componentes íntimos de la personalidad. Aquello que atemoriza y genera ansiedad en la persona con timidez, suele relacionarse con aspectos no reconocidos/aceptados de la forma de ser.
El sujeto con timidez suele atribuir a los demás cosas que no poseen, perdiendo de vista los propios atributos que lo singularizan. Aquello que proyecta en los otros es la propia mirada negativa que recae sobre sí, ya que no posee fundamentos reales para sostener que toda la gente podría tener una mala concepción sobre su persona. No podemos agradar a todo el mundo, del mismo modo en que no nos agradan por igual todas las personas; e incluso hay seres que nos desagradan. Lo esencial a retener es que la persona tímida proyecta y generaliza percepciones internas.
A diferencia del miedo a lo desconocido, la timidez se refiere a un miedo a lo conocido pero no valorado de sí mismo. En este sentido, la timidez disfraza y oculta lo más auténtico de cada uno; transformando situaciones que podrían ser agradables en un verdadero calvario.

Para vencer la timidez, será cuestión de flexibilizar el sistema severo de pensamiento que critica, compara, juzga sin cesar. Por otra parte, es necesario quebrar el imaginario que dice que los demás son mejores y están en condiciones de calificarnos. En realidad, todos tenemos la labor de enfrentar distintas dificultades, por este motivo ninguna persona estaría en condiciones de evaluar la personalidad de nadie.  Hay que recordar que cualquiera puede hacer el ridículo en público, pues “nadie es perfecto”.
Pero lo principal será reconocer lo singular que nos caracteriza y valorarlo por encima de cualquier tipo de comparación o evaluador externo. Dejar de tener miedo de mostrar, compartir o intercambiar lo que somos, ya que si actuamos desde un lugar de autenticidad la mirada de los otros pierde relevancia.





Fuentes:
https://definicion.de/timidez/
http://www.latimidez.com/superar-timidez-grupos
wikipedia
http://marcelococholilopsicoanalista.blogspot.com/2011/06/timidez-e-inhibicion-dificultades-para.html
https://www.pagina12.com.ar/88330-el-goce-del-vergonzoso
https://psicologoscordoba.org/timidez-verguenza-e-inhibicion/
http://psicologapaulalucero.blogspot.com/2016/02/vencer-la-timidez.html

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