miércoles, 17 de octubre de 2018

¡Cortesanos, raza vil y rastrera!

Cortigiani, vil razza dannata,
Per qual prezzo vendeste il mio bene?
A voi nulla per l'oro sconviene,
Ma mia figlia è impagabil tesor.
La rendete! o, se pur disarmata,
Questa man per voi fora cruenta;
Nulla in terra più l'uomo paventa,
Se dei figli difende l'onor.
Quella porta, assassini, m'aprite!

Ah! voi tutti a me contro venite …
piange
Tutti contro me! ...
Ah! Ebben, piango … Marullo ... Signore,
Tu ch'hai l'alma gentil come il core,
Dimmi tu ove l'hanno nascosta?
È là ... non è vero? … Tu taci ... ahimè! ...

Miei signori... perdono, pietate...
Al vegliardo la figlia ridate ...
Ridonarla a voi nulla ora costa,
Tutto al mondo tal figlia è per me.
Signori, perdono, pieta ...
Ridate a me la figlia,
Tutto al mondo tal figlia è per me.
Pietà, pietà, Signori, pietà.


Rigoletto, Verdi




(Cortesanos, raza vil y rastrera /¿a que precio vendisteis mi bien?/A cambio de oro nada os repugna,/pero mi hija es un tesoro impagable./Devolvédmela…o esta mano,/aunque desarmada, os podría herir;/nada en la tierra asusta al hombre/cuando defiende el honor de sus hijos./¡Abridme esa puerta asesinos!/¡Ah, todos estáis contra mí!/Sí, lloro,… Marullo… señor,/tú que eres noble de alma y corazón,/dime, ¿donde la han escondido?/¿Está ahí, verdad?/¡Calláis! ¿Por qué?/Señores, perdón, piedad…/devolved su hija a un anciano…/Nada os cuesta devolvérmela,/esta hija lo es todo para mí./Piedad, señores, piedad)




En plena desesperación, con la inmensa sospecha de que su señor y los cortesanos han raptado a su hija, Rigoletto se dirige al palacio del Duque de Mantua. Cuando las dudas se disipan, el bufón reclama, ante la estupefacción de los cortesanos, a su hija. El bufón da paso al padre que busca desesperadamente a la hija que le ha sido arrebatada, y se revuelve contra esos cortesanos a los que hacía reír, abriendo su corazón y dejando salir la rabia el dolor y el amor que siente.
Rigoletto, el bufón que se humilla ante el señor y sus cortesanos dándoles gusto en su vida ociosa e improductiva de nobles renacentistas, se rebela ante la idea de que las bajezas que cometen diariamente contra otros se las hagan a él. Pueden secuestrar y violar a adolescentes para que el señor se entretenga, eso a él no le importa, incluso lo alienta, pero en el momento en que la  afectada es su hija Gilda estalla su ira. Pero no porque le indigne lo que hacen con las chicas o porque tenga una conciencia de clase. No, porque es un egoísta incapaz de amar, parapetado en su disfraz de bufón y su joroba, y cuando atacan a su hija lo atacan a él. Ninguna injusticia le remueve en su nihilismo egoísta, le da igual que violen a otras mujeres o arruinen a otros por capricho, él sólo piensa en sí mismo y en su joroba. Es un ser sombrío y egocéntrico que ha ido amargándose con los años y que finalmente recibe un merecido castigo a su maldad en su pobre e inocente hija, víctima de la lujuria del duque y de la negligencia egoísta de su padre.


A principios de 1851, el teatro de La Fenice de Venecia invitó a Verdi a componer una nueva ópera para ser estrenada allí, en una época en que ya era un compositor bien conocido con un grado de libertad a la hora de elegir las obras que prefería orquestar. Verdi pronto dio con el drama francés Le Roi s’amuse (El rey se divierte), del escritor Víctor Hugo: «Contiene posiciones extremadamente poderosas... El tema es grande, inmenso, y tiene un personaje que es una de las más importantes creaciones del teatro de todos los países y todas las épocas». Era un tema muy controvertido y el propio Hugo había tenido problemas con la censura en Francia, que había prohibido producciones de esta obra después de su primera representación casi veinte años antes (y continuaría prohibida durante otros treinta años). La obra de Hugo representaba a un rey (Francisco I de Francia) como un seductor cínico e inmoral, algo que resultaba inaceptable en la Europa de la Restauración posterior a las guerras napoleónicas.

Desde el principio, Verdi era consciente del riesgo, lo mismo que Piave. En una carta, Verdi escribió a Piave: «Usa cuatro piernas, corre por toda la ciudad y encuéntrame una persona influyente que pueda obtener permiso para hacer Le Roi s'amuse». Incluso el amistoso Guglielmo Brenna, secretario de La Fenice, que les había prometido que no tendrían problemas con los censores, estaba equivocado.
A comienzos del verano de 1850, empezaron a difundirse rumores de que la censura austriaca iba a prohibir la producción. Consideraban la obra de Hugo en el límite de la lesa majestad, y nunca permitirían que una obra tan escandalosa se representara en Venecia. Tres meses antes del estreno llegó de nuevo la censura que vetó el libreto. Para no desperdiciar el trabajo, Piave intentó revisar el libreto y fue incluso capaz de sacar de él otra ópera Il Duca di Vendome. Verdi se manifestó completamente en contra de esta solución y en lugar de ello prefirió negociar directamente con los censores, argumentando cada punto de la obra. El asunto se resolvió gracias a la diplomacia de los administradores del teatro. Brenna, el secretario de La Fenice, ayudó para mediar en la disputa. Se trasladaron a Busseto y allí se pusieron de acuerdo con Verdi y el libretista para que se cambiasen al menos estos puntos: Trasladar la acción de la Corte de Francia a un ducado de Francia o Italia; y cambiar los nombres de los protagonistas inventados por Víctor Hugo.
Verdi aceptó estos condicionantes y el contrato se firmó. Así fue como nació la ópera Rigoletto que hoy se conoce. Verdi se propuso en esta obra conciliar la estructura tradicional del melodrama con la complejidad del protagonista, Rigoletto, y eso no lo pudo cambiar la censura con sus condiciones. El bufón Rigoletto es un personaje verdiano, que se mueve entre el afecto por su hija y el odio por el Duque y los cortesanos. Es exactamente lo que Verdi quería realizar.


Fuentes:
Wikipedia
http://caminodemusica.com/verdi/cortigiani-vil-razza-dannata
http://operamania.es/momentos-memorablescortigiani-vil-razza-dannata/
https://www.melomanodigital.com/rigoletto-giuseppe-verdi/

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