En los mismos ríos entramos y no entramos, [pues] somos y no somos [los mismos]» (citado erróneamente, debido a una obra de Platón, como «Ningún hombre puede bañarse dos veces en el mismo río»)
Heráclito de Éfeso(550-480 a.C)
Sólo un autor tardío, Simplicio de Cilicia (Física, 1313, 11) atribuye a Heráclito la frase "Panta rei" tal como se la conoce y se la enuncia posteriormente.
Este apotegma (panta rei) ha pasado a la historia como el modelo de la afirmación del devenir. La filosofía de Heráclito de Éfeso se basa en la tesis del flujo universal de los seres. El devenir está animado por el conflicto: «La guerra es el padre de todas las cosas», una contienda que es al mismo tiempo armonía, no en el sentido de una mera relación numérica, como en los pitagóricos, sino en el de un ajuste de fuerzas contrapuestas, como las que mantienen tensa la cuerda de un arco. Para Heráclito el arjé (la sustancia primera de todo) es el fuego, en el que hay que ver la mejor expresión simbólica de los dos pilares de su filosofía: el devenir perpetuo y la lucha de opuestos, pues el fuego sólo se mantiene consumiendo y destruyendo, y constantemente cambia de materia. Ahora bien, el devenir no es irracional, ya que el logos, la razón universal, lo rige: «Todo surge conforme a medida y conforme a medida se extingue». El hombre puede descubrir este logos en su propio interior, pues el logos es común e inmanente al hombre y a las cosas
El fragmento sobre el río ejemplifica la doctrina heraclítea del cambio: el río —que no deja de ser el mismo río— ha cambiado sin embargo casi por completo, así como el bañista. Si bien una parte del río fluye y cambia, hay otra (el cauce, que también debe interpretarse y no tomarse en un sentido literal) que es relativamente permanente y que es la que guía el movimiento del agua. Algunos autores ven en el cauce del río el logos que «todo rige», la medida universal que ordena el cosmos, y en el agua del río, el fuego. A primera vista esto puede parecer contradictorio, pero debe recordarse que Heráclito sostiene que los opuestos no se contradicen sino que forman una unidad armónica (pero no estática). Es razonable, entonces, que la otra cara del agua sea el fuego, como él mismo lo adelanta en sus fragmentos.
Como podemos comprobar, la filosofía de Heráclito no es sencilla ni ingenua, como el uso generalizado que se hace de la frase que se le atribuye, "panta rei", todo fluye, en el sentido facilón y superficial de "nada importa, no le des vueltas".
La complejidad y la dureza de la no permanencia, del conflicto que anima al devenir de las cosas, nos da idea de que el duelo y la pérdida, la guerra, están permanentemente en contacto con la vida y con el río en que desnudos nos bañamos.
Sí, todo fluye, pero a costa de conflicto, pérdida y guerra.
Ya lo dijo Heráclito hace 2300 años.
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