Amiga humana:
He nacido en lo que tú llamas la calle.
He parido en un rincón lleno de basura a mis hijos y los he visto morir.
He pasado hambre, dolor y miedo.
Pero ahora, en este momento, estoy bien.
No pienso en el pasado porque para mí no existe.
No pienso en el futuro porque tampoco existe.
Sé que ahora no tengo hambre, ni frío y ronroneo.
Creo que puedo confiar en tí. Aunque seas humana.
Perteneces a una especie cruel y egoísta.
Pero no he pasado hambre desde que vivo contigo.
No he sufrido dolor por tu causa.
No he pasado frío bajo tu tutela.
La lluvia y las inclemencias del tiempo no son más que un mal recuerdo para mí ahora.
Sé que no eres mala. Tampoco eres buena.
Porque eres humana.
Yo quería vivir en libertad con mis hijos y mis congéneres pero no puedo.
Porque tus congéneres lo han destruído todo.
Mi mundo ahora es el tuyo.
Me tienes en tu casa, en una cárcel de cemento.
Lo acepto, es el mal menor.
Pero no soy libre.
No soy yo.
Y sin embargo tú eres tú, humana, es tu naturaleza cruel y egoísta.
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