El propósito de esta alegoría mítica que el romano Apuleyo recoge en su obra "El Asno de Oro" es ilustrar las tres etapas de existencia del alma: su preexistencia en un estado bendito, su existencia en la Tierra (con las pruebas y angustias que debe atravesar) y su futuro estado de feliz inmortalidad.
En la mitología, Eros representaba el poder sobrecogedor del amor, que por su fuerza puede también ser destructor. También representa y simboliza la fuerza misteriosa que coordina los elementos y asegura la perpetuidad de la vida. En el mundo romano recibió el nombre de Cupido.
En la mitología, Eros representaba el poder sobrecogedor del amor, que por su fuerza puede también ser destructor. También representa y simboliza la fuerza misteriosa que coordina los elementos y asegura la perpetuidad de la vida. En el mundo romano recibió el nombre de Cupido.
Amor y Psique. Canova |
El verbo griego psycho significa «soplar». A partir de este verbo se forma el sustantivo, que alude en un primer momento al soplo, hálito o aliento que exhala al morir el ser humano. Dado que ese aliento permanece en el individuo hasta su muerte pasa a significar la vida. Cuando la psique escapa del cadáver, lleva una existencia autónoma: los griegos la imaginaban como una figura antropomorfa y alada, un doble o eidolon del difunto, que generalmente iba a parar al Hades, donde pervivía de modo sombrío y fantasmal. Según cuenta muchas veces Homero, la psyché sale volando de la boca del que muere como si fuera una mariposa (que en griego se escribe también psyché).
Cuenta la historia que hace mucho tiempo existieron un rey y una reina de Anatolia que tenían tres hijas. La menor, Psique, de tan deslumbrante belleza, que era adorada por los humanos como una reencarnación de la diosa Afrodita. Incluso dieron en adorarla como a una diosa y no advirtieron que, al descuidar los ritos debidos a esta diosa estaban atrayendo sobre la bella y bondadosa joven un destino funesto. Venus, herida en su orgullo,le dijo a su hijo Eros: “Haz que Psique se inflame de amor por el más horrendo de los monstruos”
La belleza no había traído a Psique felicidad alguna. Los hombres la idolatraban, pero ninguno osaba acercársele ni pedir su mano. Sus padres consultaron al Oráculo de Apolo para determinar qué le depararía el destino a su hija. Lejos de encontrar consuelo, el Oráculo predijo que Psique se casaría en la cumbre de la montaña con un monstruo de otro mundo. Psique aceptó amargamente su destino, y obedeciendo al Oráculo, sus padres la llevaron hasta la cima de la montaña seguidos por una larga procesión, donde la abandonaron. Así la encontró el Céfiro (viento del Oeste), quien la elevó por sobre las montañas hasta depositarla en un valle colmado de flores. Al despertar, Psique se internó en el bosque cercano siguiendo el sonido del agua. Lo que encontró fue un hermoso palacio, de indescriptible lujo y belleza, y voces sin cuerpo susurrando que el palacio le pertenecía y que todos estaban allí para servirla. Esa noche, mientras yacía en la oscuridad de su nueva alcoba, un desconocido la visitó para hacerla su esposa. Su voz era suave y amable, pero él no se dejaba ver a la luz del día, lo cual despertaba la curiosidad de Psique que deseaba conocer su rostro.
La belleza no había traído a Psique felicidad alguna. Los hombres la idolatraban, pero ninguno osaba acercársele ni pedir su mano. Sus padres consultaron al Oráculo de Apolo para determinar qué le depararía el destino a su hija. Lejos de encontrar consuelo, el Oráculo predijo que Psique se casaría en la cumbre de la montaña con un monstruo de otro mundo. Psique aceptó amargamente su destino, y obedeciendo al Oráculo, sus padres la llevaron hasta la cima de la montaña seguidos por una larga procesión, donde la abandonaron. Así la encontró el Céfiro (viento del Oeste), quien la elevó por sobre las montañas hasta depositarla en un valle colmado de flores. Al despertar, Psique se internó en el bosque cercano siguiendo el sonido del agua. Lo que encontró fue un hermoso palacio, de indescriptible lujo y belleza, y voces sin cuerpo susurrando que el palacio le pertenecía y que todos estaban allí para servirla. Esa noche, mientras yacía en la oscuridad de su nueva alcoba, un desconocido la visitó para hacerla su esposa. Su voz era suave y amable, pero él no se dejaba ver a la luz del día, lo cual despertaba la curiosidad de Psique que deseaba conocer su rostro.
Con el paso del tiempo Psique quedó embarazada y comenzó a sentir desasosiego a sentirse sola. Extrañaba a sus hermanas, a quienes no veía desde hace tiempo y esto le causaba tristeza. Imploró entonces a su esposo que le permitiera recibir la visita de sus hermanas, pero éste le advirtió que ellas tratarían de incitar su curiosidad y la alentarían a intentar desvelar la identidad de su marido. Él le advertía una y otra vez que no se dejara persuadir por sus hipócritas hermanas, ya que el día en que ella viera su cara no lo volvería a ver y sería el día en que acabaría su felicidad.
Finalmente, Eros cedió ante las intensas y apasionadas súplicas de Psique y pidió al viento Céfiro que acercara a las hermanas al palacio. Éstas, ante la visión de tanto lujo y belleza, ardieron de celos y envidia ante la buena fortuna que había tocado a su hermana. Secretamente, cada una de ellas comenzó a desmerecer lo que a ellas mismas les había tocado en suerte, sus ancianos maridos, sus mezquinas riquezas. Se fueron del palacio planeando cómo castigar a su hermana y en su retorno, la convencieron de que su marido era una enorme y monstruosa serpiente que esperaba al acecho para devorarla. Le sugirieron un detallado plan de acción, que se basaba en esperar que el sueño venciera a su marido para luego acercarse a él con una lámpara y un puñal y cortar su cabeza de serpiente.
El rapto de Psique. Bouguereau. |
Esa misma noche, Psique esperó a que su marido se durmiera junto a ella y encendió su lámpara para observarlo. A quien vio fue al más hermoso de los dioses, el mismísimo Eros. El cuchillo cayó de sus manos y mientras observaba extasiada esa imagen gloriosa, una gota de aceite proveniente de la lámpara cayó en el hombro de Eros. Éste despertó y librándose del abrazo y los lamentos de Psique, expresó su decepción por la traición de Psique a su amor. Le contó que él mismo desobedeció las órdenes de su propia madre al enamorarse de ella, pero que ya todo estaba arruinado. Y así desplegó sus alas y se fue.
Psique comienza entonces una búsqueda desesperada por encontrar a Eros que culmina en su llegada al templo de Afrodita. Ésta, llena de ira y deseos de venganza, rasga las vestiduras de Psique y le encomienda cuatro tareas imposibles como clasificar miríadas de semillas distintas. Psique recibe ayuda de distintos dioses y fuerzas de la naturaleza que hacen posible que complete estos desafíos. Afrodita entonces inventa un nuevo castigo para Psique: internarse en el Hades en busca de Perséfone, reina de los infiernos, para rogarle que le diera un poco de su belleza dentro de un cofre. En el camino de regreso, sin embargo, quiso ella misma ponerse un poco y, al abrir la caja, un sueño insoportable se abatió sobre ella. Y habría muerto, de no ser porque Eros, su enamorado, acudió a despertarla: “Lleva rápidamente la caja a mi madre, que yo intentaré arreglarlo todo” dijo, y se fue volando. En la morada de los dioses, a petición de Eros, Zeus determinó que los amantes podían vivir juntos. Así que Hermes raptó a Psique y la llevó al cielo, donde se hizo inmortal. Y fueron juntos felices Eros y Psique y a su debido tiempo tuvieron una niña a la que en la tierra llamamos “Hedoné”, que significa Placer.
Como ya se ha explicado más arriba, Psique significa alma, pensamiento o espíritu y Eros es el amor. Se puede decir que este mito nos enseña principalmente la importancia de los sentimientos en el alma humana y cómo ellos nos movilizan psíquicamente en el conocimiento del mundo, del alma y de nuestra propia conciencia.
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