È strano! è strano!
In core scolpiti ho quegli accenti!
Saria per me scentura un serio amore?
Che risolvi, o turbata anima mia?
Null´uomo ancora t´accendeva
Oh, gioia
chío non conobbi,
esser amata amando!
E sdegnarla poss'io
per l´aride follie del viver mio?
In core scolpiti ho quegli accenti!
Saria per me scentura un serio amore?
Che risolvi, o turbata anima mia?
Null´uomo ancora t´accendeva
Oh, gioia
chío non conobbi,
esser amata amando!
E sdegnarla poss'io
per l´aride follie del viver mio?
Ah, fors´è lui che l'anima
sloinga ne´tumulti
godea sovente pingere
de´ suoi colori occulti.
Lui, che modesto e vigilie
all'egre soglie ascese,
destandomi all´amor!
sloinga ne´tumulti
godea sovente pingere
de´ suoi colori occulti.
Lui, che modesto e vigilie
all'egre soglie ascese,
destandomi all´amor!
A quell´amor ch´è palpito
dell´universo intero,
misterioso, altero,
croce e delizia al cor.
dell´universo intero,
misterioso, altero,
croce e delizia al cor.
Follie! Delirio vano è questo!
Povera donna, sola, abbandonata
in questo popoloso deserto
che appellano Parigi,
che spero or più? Che far degg´io?
Gioire!
Di vollutá ne´vortici perir!
Gioir!
Povera donna, sola, abbandonata
in questo popoloso deserto
che appellano Parigi,
che spero or più? Che far degg´io?
Gioire!
Di vollutá ne´vortici perir!
Gioir!
( ¡Es extraño, es extraño!/ En el corazón tengo esculpidas esas palabras / ¿Sería una desgracia para mí un amor serio?/ ¿Qué decides, oh turbada alma mía?/ Ningún hombre te ha inflamado hasta ahora / ¡Oh alegría / que no he conocido! / ¡Ser amada amando! / ¿Y puedo desdeñarla / por las áridas frivolidades de mi vida?/ /Ah, quizás es él aquel que mi alma / solitaria entre el tumulto / se complacía a veces en esbozar / en sus colores ocultos / Él, que modesto y solícito / subió a las habitaciones de la enferma / despertándome al amor // A ese amor que es el hálito / del univero entero / Misterioso, altivo / Cruz y delicia del corazón // ¡Locuras! Esto es un delirio vano / ¡Pobre mujer, sola, abandonada / en este populoso desierto / al que llaman París! / ¿Qué más puedo esperar?, ¿Qué debo hacer? / ¡Gozar!/ ¡Perecer en los remolinos de placer! / ¡Gozar!)
Traducción de Claire Leopardo
Violetta acaba de saber que Alfredo la ama, con un amor apasionado y que dice poder con todas las convenciones sociales. No importa que Alfredo sea un joven adinerado de buena familia y que Violeta sea una mujer de baja extracción y de mala fama, o eso dice él.
Violetta sabe que eso no es cierto, que ella no merece ser amada en paz y sin lujuria, que las mujeres como ella no pueden aspirar a eso. Y por eso en este monólogo al final de la primera escena de La Traviata se debate entre el deseo de vivir un amor apasionado y verdadero y la certeza de que no podrá ser.
Se siente sola en "este populoso desierto llamado París"; a ella sólo se acercan los hombres por su belleza y por el lujo de sus fiestas. No existen los verdaderos amigos. En los días de enfermedad y miseria nadie estuvo a su lado. En el fondo, aunque lleva una vida superficial y frívola, basada en su imagen, en el placer físico, en satisfacer los sentidos, siente la soledad y el vacío de un corazón hueco. Parece que ceder a la insistencia de Alfredo puede llevarla a conocer las loadas delicias de un amor romántico. Sería tan bonito...
Pero no... hay que ahogar los sentimientos tiernos, las debilidades, hay que ser dura y seguir adelante con el negocio.
Gozar, gozar de los placeres sensuales, sin mirar atrás, sin pensar, no permitirse soñar con lo que no está a tu alcance.
Ah, Violetta, ojalá no hubieras cedido... realmente, este bienintencionado pero débil enamorado no era digno de tí.
Traducción de Claire Leopardo
Violetta acaba de saber que Alfredo la ama, con un amor apasionado y que dice poder con todas las convenciones sociales. No importa que Alfredo sea un joven adinerado de buena familia y que Violeta sea una mujer de baja extracción y de mala fama, o eso dice él.
Violetta sabe que eso no es cierto, que ella no merece ser amada en paz y sin lujuria, que las mujeres como ella no pueden aspirar a eso. Y por eso en este monólogo al final de la primera escena de La Traviata se debate entre el deseo de vivir un amor apasionado y verdadero y la certeza de que no podrá ser.
Se siente sola en "este populoso desierto llamado París"; a ella sólo se acercan los hombres por su belleza y por el lujo de sus fiestas. No existen los verdaderos amigos. En los días de enfermedad y miseria nadie estuvo a su lado. En el fondo, aunque lleva una vida superficial y frívola, basada en su imagen, en el placer físico, en satisfacer los sentidos, siente la soledad y el vacío de un corazón hueco. Parece que ceder a la insistencia de Alfredo puede llevarla a conocer las loadas delicias de un amor romántico. Sería tan bonito...
Pero no... hay que ahogar los sentimientos tiernos, las debilidades, hay que ser dura y seguir adelante con el negocio.
Gozar, gozar de los placeres sensuales, sin mirar atrás, sin pensar, no permitirse soñar con lo que no está a tu alcance.
Ah, Violetta, ojalá no hubieras cedido... realmente, este bienintencionado pero débil enamorado no era digno de tí.
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