miércoles, 20 de septiembre de 2017

Viva VERDI!

Durante la época de la unificación de Italia, en los territorios administrados por el Imperio Austro-húngaro en la península italiana empezaron a verse pintadas aparentemente “musicales” en las paredes de muchas ciudades: "Viva V.E.R.D.I.!" pero no era más que una treta para engañar a los ocupantes austríacos. También era un grito que se empleaba para aclamar al rey de Piamonte-Cerdeña. Su significado era "¡Viva Vittorio Emmanuele Re D'Italia!". Mientras que las autoridades austríacas creían que se refería al gran compositor, Giuseppe Verdi, en realidad era un grito nacionalista a favor de la unión de todos los territorios italianos bajo el mando del rey piamontés. 


Giuseppe Verdi

El Risorgimento fue el movimiento de resurgimiento nacional de Italia, que apareció a principios el siglo XIX, cuyo objetivo era la unidad del país, en esos momentos bajo dominio e influencia de las grandes potencias europeas. Sus principales inspiradores fueron Giuseppe Mazzini, periodista, político y activista, que fundó el grupo Joven Italia en 1831, y que fue apodado como “El alma de Italia”; Giuseppe Garibaldi, militar y político y el conde de Cavour, ministro del Piamonte. La monarquía de Saboya, que reinaba en Cerdeña y el Piamonte, y era el Estado italiano más poderoso, lideró este proceso de unificación.
Giuseppe Garibaldi (1807 - 1882) quien al mando de los Camisas Rojas, conquistó el Reino de las Dos Sicilias (sur de Italia) lo entregó al rey piamontés. Por el hecho de ser el primer rey de una Italia unida y por ser muy popular en la población, Víctor Manuel II fue apodado el "Padre de la Patria" (Padre della Patria). En un esfuerzo por mantener la continuidad dinástica, y a pesar de ser el primer Rey de Italia, el soberano conservó el número "II" ordinal bajo el cual había gobernado como Rey de Cerdeña. Esta decisión generó malestar en los recientemente unificados territorios del sur.
Cuando hablamos de la Unidad de Italia, sin embargo, deberíamos especificar “bajo el reinado de los Saboya” que, por cierto, no llegaron a mantener su posición en el trono ni un siglo, puesto que lo perdieron tras la Segunda Guerra Mundial, el 2 de junio de 1946, cuando el pueblo italiano, liberado del fascismo, en su primer sufragio optó por la actual república.



En este contexto, encontramos una circunstancia muy especial: el papel que la Ópera va a jugar como medio de expresión del nacionalismo italiano en las figuras de Verdi y Rossini principalmente, transformándose en un vehículo de expresión del pueblo, calando hondo en los ánimos populares y civiles. Muy en concreto, la obra de Giuseppe Verdi se convirtió en seña de identidad de la Italia del siglo XIX. Las óperas que compuso a lo largo de su dilatada carrera –como "Nabucco" o "Don Carlos"– se convirtieron en uno de los principales estandartes del proceso de unificación italiana.


El rey Vittorio Emmanuele II

Nacido en 1813 en el pequeño ducado de Parma –por entonces bajo dominio napoleónico– y muerto en Milán en 1901 –centro económico de la recién unificada Italia–, pocos artistas han sido tan glorificados en vida por sus compatriotas como lo fue Verdi. Y eso casi desde el principio, pues en 1846, cuando sólo tenía 33 años, su fama y el éxito de sus óperas ya daban para que el escritor Benedetto Bermani publicara una biografía suya. 

El coro de los esclavos de la ópera "Nabucco" de Verdi, estrenada en 1842, en pleno dominio austriaco, fue considerado por los italianos como un canto contra la opresión extranjera que vivían. Lo sigue siendo y se ha convertido en un símbolo del nacionalismo en Italia. Cuando se representa la ópera en los teatros italianos el público lo suele escuchar en pie y terminar con el grito ¡Viva Italia!.



“¡Vuela pensamiento, con alas doradas,
pósate en las praderas y en las cimas
donde exhala su suave fragancia
el aire dulce de la tierra natal!
¡Saluda a las orillas del Jordán y a las destruidas torres de Sión!
¡Ay, mi patria, tan bella y abandonada!
¡Ay recuerdo tan grato y fatal!
Arpa de oro de los fatídicos vates [adivino, poeta],
¿por qué cuelgas silenciosa del sauce?
Revive en nuestros pechos el recuerdo,
¡háblanos del tiempo que fue!
Canta un aire de crudo lamento al destino de Jerusalem,
o que te inspire el Señor una melodía
que infunda virtud al partir.”
La segunda ópera de Verdi, "Un giorno di regno", estrenada en La Scala de Milán a comienzos de 1940, había sido un fracaso absoluto. Su corazón estaba roto por las recientes muertes de su mujer e hijos a causa de una meningitis, por lo que Verdi tenía sus facultades mermadas.
De este modo, cuando en un día de invierno de 1841, el empresario Giovanni Merelli le insistió para que aceptara poner música a un libreto del poeta Temistocle Solera, Verdi, al llegar a apartamento, tiró el manuscrito sobre la mesa. Afortunadamente, como él mismo contaría años después, «el libro se abrió en la caída y, sin saber cómo, di un vistazo a la página que yacía abierta tras de mí; tan sólo leí una línea, Va, pensiero, sull’ali dorate, pero desde ese preciso instante no pude alejar el Nabucco de mi cabeza». Verdi leyó tres veces la obra esa noche, «por lo que por la mañana conocía entero el libreto de Solera desde el fondo de mi corazón». El texto de Solera ahondaba en las vicisitudes padecidas por el pueblo judío bajo el poder despótico del tirano Nabucodonosor. Cualquier italiano podía leer entre líneas: el pueblo judío no era otro que el italiano, y Nabucodonosor un símbolo de la tiranía del Imperio austríaco.




Un año después, el 9 de marzo de 1842, el Nabucco se estrenaba en el teatro La Scala de Milán. Fue un éxito rotundo, llegando a ser representada en su primer año hasta 64 veces. Con Nabucco, Giuseppe Verdi consiguió enfervorecer el orgullo patrio de los espectadores, especialmente en el tercer acto, con el «coro de los esclavos judíos», cuyos emocionantes versos musicados –Oh mia patria sì bella e perduta– quedaron grabados a fuego en el imaginario colectivo. Y es que pocos coros han sido tan cantados y mitificados en vida de su autor como lo fue este, que se difundió rápidamente por toda Italia y se convirtió en el himno no oficial de los revolucionarios.
Desde Nabucco, Verdi tomó conciencia de la responsabilidad de su esta posición, pues los encargos florecieron, pero también la censura y la persecución. Afortunadamente, Verdi contó con la protección de la condesa Maffei y el círculo liberal que ella misma lideraba en Milán.
Al poco de estrenarse su siguiente ópera, I Lombardi alla prima crocciata (1843),Verdi tuvo el primer encontronazo con la censura austríacaEl cardenal y arzobispo de Milán Gaetano Gaisruk escribió una carta al jefe de policía en la que denunciaba el contenido de la ópera y amenazaba con escribir al emperador, Fernando I. Al día siguiente, la policía imperial comunicaba a la compañía que I Lombardi no podía ser representado en La Scala ni en ningún otro teatro imperial, a menos que se modificaran algunos pasajes. Ante la rotunda negativa del compositor a cambiar ni una nota de lugar –«Se dará así o no se dará de ninguna otra manera», dijo Verdi–, el propio jefe de policía aceptó no tocar ninguna nota de la partitura, pues «no seré yo quien corte las alas a este joven genio».



Verdi también intervino políticamente. En 1859 representó a su ciudad natal, Busseto, en la asamblea que decidió la anexión libre del ducado de Parma al poderoso Piamonte. Asimismo, a instancias de su ministro Cavour, Verdi aceptó convertirse en diputado del primer parlamento italiano, cargo que ostentó de 1861 a 1865, año en que se retiró para dedicarse de nuevo a su carrera musical. Cavour insistió y, finalmente, el huraño Maestro no tuvo más remedio, a regañadientes, que aceptar su candidatura y elección de senador. Fue otra astucia política, con la intención de que el primer gobierno ganara en respeto, confianza y credibilidad popular. Verdi tenía que sentarse en el senado. Afortunadamente pudo continuar dedicándose a sus dos actividades preferidas: la finca de Santa Ágata y mantenerse como un prolífico compositor.



Multitudinario entierro de Verdi en Milán

Fuentes:
Wikipedia
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/giuseppe-verdi-el-idolodel-risorgimento-italiano_7754/3
http://www.operaworld.es/viva-verdi-apuntes-de-historia-italiana/

No hay comentarios:

Publicar un comentario