martes, 19 de noviembre de 2019

Atenea y el mochuelo

En la mitología griega, Atenea​ (del griego ático Ἀθήνα, transl. Athēnē, o Ἀθηναίη, Athēnaiē), también conocida como Palas Atenea (Παλλὰς Aθήνα), es la diosa de la guerra, la civilización, sabiduría, estrategia en combate, de las ciencias, de la justicia y de la habilidad.​ Fue una de las principales divinidades del panteón griego y una de los doce dioses olímpicos. Atenea recibió culto en toda la Grecia Antigua y en toda su área de influencia, desde las colonias griegas de Asia Menor hasta las de la península ibérica y el norte de África. Su presencia está atestiguada hasta en las proximidades de la India. Por ello su culto tomó muchas formas e incluso tuvo una extensión considerable hasta el punto de que su figura fue sincretizada con otras divinidades en las regiones aledañas al Mediterráneo. En la mitología romana se la adoraba con el nombre de Minerva.


La versión más tradicional de su mito la representa como hija partenogenética de Zeus, nacida de su frente ya completamente armada después de que se tragase a su madre. Jamás se casó o tuvo amantes, y mantuvo una virginidad perpetua. Era imbatible en la guerra, ni el mismo Ares pudo derrotarla. Fue patrona de varias ciudades pero se volvió más conocida como protectora de Atenas y de toda la región del Ática. También protegió a muchos héroes y otras figuras míticas, y aparece en una gran cantidad de episodios de la mitología.


En el panteón olímpico Atenea aparece como la hija favorita de Zeus, nacida de su frente ya completamente armada después de que se tragase a su madre, Metis.​ La historia de su nacimiento aparece en varias versiones. Homero llama a Atenea hija de Zeus, sin alusión alguna a su progenitora o a la forma en la que llegó a existir,​ mientras la mayoría de las tradiciones posteriores coinciden al afirmar que nació de la frente del dios. Ya en Hesíodo la madre de Atenea es la oceánide Metis, la primera esposa de Zeus.​ Tras yacer con ella, Zeus temió inmediatamente las consecuencias, pues había sido profetizado que Metis alumbraría hijos más poderosos que él.​ Para impedir tan graves consecuencias, siguió el consejo de Gea y Urano y «la encerró en su vientre»,​ pero Metis ya había concebido una hija, Atenea, que brotaría de su frente. Píndaro añade que Hefesto abrió la cabeza de Zeus con su hacha minoica de doble hoja, el labrys, y que Atenea saltó de la cabeza completamente adulta y completamente armada, una afirmación de la que se dice que Estesícoro fue la autoridad más antigua;​ «y llamó al ancho cielo con su claro grito de guerra. Y Urano tembló al oírlo, y la Madre Gea...»​ Otros cuentan que Prometeo, Hermes o Palemón ayudaron a Zeus en el nacimiento de Atenea y mencionan al río Tritón como el lugar del suceso.


El carácter de Atenea ocupaba un lugar intermedio entre el masculino y el femenino, por lo que en un himno órfico se la llama ἄρσην καὶ ϑἣλυς,​ y por tanto es también una divinidad virgen,​ cuyo corazón es inaccesible a la pasión del amor, y que rechaza el matrimonio. Nunca tuvo consorte o amante, y fue conocida como Atenea Partenos, ‘Atenea la virgen’, título del que procede el nombre de su templo más famoso, el Partenón de la Acrópolis ateniense. No se trataba de una mera observación de su virginidad, sino de un reconocimiento de su papel como encargada de hacer que se cumplieran las normas de la modestia sexual y el misterio ritual. Este papel se expresa en varias historias sobre ella. 
Atenea compitió con Poseidón por ser la deidad protectora de Atenas, que aún no tenía nombre. Poseidón golpeó el suelo con su tridente e hizo que brotara una fuente de agua salada. En cambio, según algunas fuentes tardías, lo que hizo surgir Poseidón con el tridente fue un caballo. Por su parte, Atenea plantó un olivo.​ Zeus, o los doce dioses olímpicos, o uno de los primeros reyes del Ática, (Cécrope, Erisictón o Cránao) juzgaron que el olivo había sido plantado en primer lugar y con ello Atenea consiguió el patronazgo de Atenas.​ 

Robert Graves opinaba que «los intentos de Poseidón por tomar posesión de ciertas ciudades son mitos políticos» que reflejaban el conflicto entre religiones matriarcales y patriarcales.​ Atenea fue también la diosa protectora de otras ciudades, notablemente de Esparta. Una variante de este relato es que los propios atenienses eligieron por votación a uno de los dos dioses para que diera nombre a su ciudad. Todas las mujeres votaron por Atenea y todos los hombres por Poseidón. Ganó Atenea por un solo voto y Poseidón inundó la región. Para calmar la cólera de Poseidón desde entonces las mujeres dejaron de tener derecho al voto y los hijos no podrían tener nombres derivados del nombre de la madre.
Atenea tenía una relación especial con «Atenas», como demuestra la conexión etimológica de los nombres de la diosa y la ciudad,​ un nombre plural porque aludía al lugar donde presidía su hermandad, las Athenai, en tiempos anteriores.


Algunos autores creen que en tiempos antiguos, la propia Atenea era un mochuelo, o una diosa pájaro en general.​ En el Libro III de la Odisea, Atenea adopta la forma de un pigargo o águila marina. Estos autores arguyen que abandonó su máscara de mochuelo antes de perder las alas. «Atenea, para el momento en que aparece en el arte,» señaló Harrison, «se había despojado completamente de su forma animal, reduciendo las formas de serpiente y pájaro que una vez tuvo a atributos, pero ocasionalmente sigue apareciendo con alas en vasijas pintadas de figuras negras.»​ Algunos autores afirman que las borlas de su égida podrían ser los restos de alas.​
El epíteto homérico más común para Atenea, glaucopis ("γλαυκῶπις"), suele traducirse como ‘de ojos brillantes’ y es una combinación de γλαύκος glaukos (‘brillante’, ‘plateado’, y posteriormente ‘garzo’ o ‘gris’) y ὤψ ôps (‘ojo’, o a veces ‘cara’). Es interesante advertir que γλαῦξ glaux, ‘mochuelo’,​ tiene la misma raíz, presumiblemente por sus característicos ojos. El pájaro que ve bien de noche está estrechamente relacionado con la diosa de la sabiduría: en representaciones arcaicas, Atenea suele ser representada con un mochuelo posado en su cabeza. En tiempos antiguos, Atenea bien pudo haber sido una diosa pájaro, parecida a la diosa desconocida representada con mochuelos, alas y garras de pájaro en el relieve Burney, una terracota mesopotámica de principios del II milenio a. C.



Este ave nocturna, serena y observadora, además de por Atenea (griegos), también fue compañera de otras diosas como Mnerva (etruscos), Minerva (romanos), Neit (egipcios), Lilith (Mesopotamia), todas ellas diosas de la sabiduría, la estrategia y la guerra justa, la mayoría nacidas de la cabeza de sus dioses padresLa luna es símbolo de conocimiento indirecto, discursivo, progresivo, frío. La luna, astro de las noches, evoca metafóricamente la belleza y también la luz en la inmensidad tenebrosa. Pero no siendo esta luz más que un reflejo de la del sol, la luna es sólo el símbolo del conocimiento por reflejo, es decir, del conocimiento teórico, conceptual, racional; por ello se relaciona con el simbolismo de la lechuza.Es decir el mochuelo de Minerva/Atenea es una lechuza pequeña sin cuernos llamada Athene noctua, que mide 27 cm., pesa 200 gramos. 

Anteriormente a Atenea le acompañaba una corneja pero apartó un día a la corneja parlanchina de su compañía para evitar que los hombres confundieran la parlotería con la sabiduría, entonces adoptó a un mochuelo.
El mochuelo europeo​ o mochuelo común (Athene noctua) es un ave strigiforme de la familia Strigidae. Está muy difundida por toda la mitad sur de Europa y el norte de África, puesto que es típica de ecosistemas mediterráneos con abundancia de olivos. Tiene unos 25 cm de longitud de pico a punta de la cola.
En la Antigua Grecia era el animal sagrado de la diosa Atenea, de la cual toma su nombre científico, y símbolo de la ciudad de Atenas.​ Por ello, muchas monedas acuñadas llevaban en su reverso la imagen de este animal. El filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel la adoptó en el siglo XIX como símbolo de la Filosofía.​ En la cultura romana era originariamente un ave que anunciaba muerte y, por influjo de Grecia, se convirtió, también, en el ave de Minerva.
La cultura griega consideraba al búho un animal que representaba la sabiduría, ya que era el compañero inseparable de la diosa Atenea, responsable de conceder a los humanos el don de la sabiduría y el aprendizaje. Algunas monedas recuperadas en yacimientos arqueológicos de esta época, al igual que durante el Imperio Romano, representan al búho por ser símbolo de riqueza. También se usaba como señal de que alguien tenía una posición elevada, por encima de los demás. En la antigua Roma se creía que colocar una pluma de búho en el cuerpo de una persona dormida le permitiría descubrir todos sus secretos.


El olivo es el árbol de la Luna, símbolo de la paz, de la purificación y del premio, las sacerdotisas de la diosa dormían sobre hojas de olivo para que, a través de su árbol predilecto, les infundiera el saber oracular de la luna que todo lo ve; esto habla de una tradición anterior donde el olivo era considerado representación telúrica de la Madre Tierra. Las sacerdotisas adivinas tenían una noche perfecta para el oráculo: dormir en verano en un olivar entre las argénteas hojas de sus árboles, dejándose llevar por la magia de la luna llena y el canto agudo de la vigilia nocturna de los mochuelos.
Pero hay otro aspecto del simbolismo de la lechuza que menciona Guénon y que, por su importancia, no podemos pasar por alto: la lechuza es un animal nocturno…  Vinculado, por tanto, a la luna.  Ésta es la iluminadora de la noche…  Por reflejo de la luz del sol que permanece oculto.  El sol simboliza a la luz que procede directamente del Creador, mientras que la luna se asocia al reflejo de lo divino en lo creado, a la propiedad simbólica de la creación, a la posibilidad de la mente racional de captar un indicio de Dios y ascender, mediante una hermenéutica adecuada o una gracia especial, a su directa contemplación.

Merece la pena destacar la relación con el mochuelo o lechuza con el olivo (árbol de Atenea) y el aceite, así lo vemos en expresiones como “cada mochuelo a su olivo”, o incluso en Diccionario de la lengua castellana, vulgo de autoridades (1726-1739) la etimologia que se daba a lechuza era que procedía de Lecytusa del nombre griego Lecytus, que significa Aceitera, porque se bebe el aceite de las lámparas. La imagen de la lechuza que bebe el aceite de las lamparillas aparece en literatura castellana como en esta poesía de A. Machado
Por un ventanal,
entró la lechuza
en la catedral.
San Cristobalón
la quiso espantar,
al ver que bebía
del velón de aceite
de Santa María.
La Virgen habló:
Déjala que beba,
San Cristobalón.
Sobre el olivar,
se vio la lechuza
volar y volar.
A Santa María
un ramito verde
volando traía.


Wikipedia



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