viernes, 22 de julio de 2016

Lo dionisíaco y lo apolíneo

 La primera obra importante de Nietzsche se llamaba El Nacimiento de la Tragedia”. En ella exploraba los significados de lo trágico, lo apolíneo y lo dionísiaco haciendo un análisis del teatro griego.
En esta obra cuestionaba la valoración tradicional del mundo griego, según la cual la Grecia clásica era el momento de esplendor de la cultura griega y Sócrates y Platón los iniciadores de lo mejor de la tradición occidental.
F. Nietzsche

Frente a esta interpretación, Nietzsche da más importancia a la Grecia arcaica, la Grecia del tiempo de Homero, y sitúa en el siglo V a.C. el inicio de la crisis vital del espíritu griego.En el marco de su interpretación de la tragedia griega, Nietzsche considera que ésta representa un compromiso entre estos dos impulsos: las pasiones y la música son dionisiacas, mientras que el lenguaje y la dialéctica encarnan lo apolíneo. Esta interpretación cuestiona la imagen de Grecia transmitida por el cristianismo e idealizada por el romanticismo: una Grecia armónica, bella y equilibrada,  que elude hablar de los horrores de la existencia y la caducidad de la vida. Nietzsche defiende una concepción metafísica del arte: el valor del arte no está en la mera complacencia subjetiva que provoca en el espectador, no atañe solo a la esfera del gusto; es algo más profundo, puesto que con él una cultura expresa toda una concepción del mundo y de la existencia.  Dice Nietzsche que el pueblo griego antiguo supo captar las dos dimensiones fundamentales de la realidad sin ocultarse ninguna de ellas, dimensiones que este pueblo expresó de forma mítica con el culto a Apolo y a Dionisos. La auténtica grandeza griega culmina en la tragedia ática, género artístico con el que consiguieron representar de modo armónico lo apolíneo y lo dionisíaco de la existencia.


El dios griego Dionisos (Baco para los romanos) era el dios de la vida vegetal y del vino, fue muy importante para este pueblo, y a él rindieron culto las bacantes. Nietzsche hace una interpretación de este dios que va más allá de su significado ordinario, considerando que con esta figura los griegos representaban una dimensión fundamental de la existencia, que expresaron en la tragedia y que quedó relegado en la cultura occidental: la vida en sus aspectos oscuros, instintivos, irracionales, biológicos.
La inmoderación de las pasiones libera todo el poder del hombre sobre sí mismo y sobre los demás al quedar totalmente libre de toda atadura y compromiso que lo someta.Es admitir que  la vida  en su esencialidad es producto del azar y del caos. El espíritu dionisiaco simboliza una liberación vitalista que propone al antropocentrismo, con el cual el ser humano no rinde cuentas de sus actos, son libres mas allá del bien y del mal por que lo ayudan a lograr el poder y el dominio.

Dionisos

     Apolo era uno de los dioses más venerados por los griegos, le erigieron muchos templos y a su oráculo acudían cuando deseaban conocer el futuro o aspectos oscuros de su existencia. Los griegos lo consideraron como el dios de la juventud, la belleza,  la poesía,  y las artes en general. Pero, según Nietzsche, expresaba para ellos mucho más, un modo de estar ante el mundo: era el dios de la luz, la claridad y la armonía, frente al mundo de las fuerzas primarias e instintivas. Representaba también la individuación, el equilibrio, la medida y la forma, la racionalidad. En Nietzsche, la grandeza humana no se alcanza con la iluminación y la claridad del pensamiento sino por el contrario, el culmen humano esta en lo irracional, en la locura.
Apolo

Para la interpretación tradicional toda la cultura griega era apolínea. Nietzsche es contrario a esta interpretación pues afirma que es correcta para el mundo griego a partir de Sócrates, pero no para el mundo griego anterior, considerado por nuestro filósofo como el momento más característico del espíritu griego.  La auténtica grandeza del mundo griego arcaico estribaba en no ocultar la dimensión dionisíaca de la realidad, en armonizar ambos principios, en considerar incluso que lo dionisíaco era la auténtica verdad. Sólo con el inicio de la decadencia occidental, ya con Sócrates y Platón, los griegos intentan ocultar esta faceta inventándose un mundo de legalidad y racionalidad (un mundo puramente apolíneo, como el que fomenta el platonismo). El primero que lo traicionó fue Eurípides; en las tragedias de Eurípides lo terrible de la vida no es una condición esencial de está, sino que acontece por las elecciones que toman sus personajes, de modo que, según Nietzsche, el espectador de estas tragedias las contempla con cierta distancia. Pero los gran traidores del espíritu trágico fueron Sócrates y Platón y el cristianismo. A partir de ellos la vida no será constitutivamente trágica, sino que se inventará la “fantasmagoría” de  una  vida perfecta con el propósito de decir que todo lo malo no es en verdad real.
Acrópolis. Caffi

      En sus obras posteriores, Nietzsche recoge y desarrolla esta idea del inicio de la decadencia occidental en la Grecia clásica. Así, la crítica de Nietzsche a la cultura occidental se refiere a todos los ámbitos, pues "Filosofía, religión y moral son síntomas de decadencia" ("La voluntad de poder"), la filosofía por inventar un mundo racional, la religión un mundo religioso y la moral un mundo moral; en definitiva, la decadencia del espíritu griego antiguo supuso el triunfo de lo apolíneo sobre lo único real, según Nietzsche, lo dionisíaco.
Hay que tener presente que en todos los tipos cultura actúan fuerzas apolíneas en las que la realidad dionisiaca es a la vez rechazada y canalizada. En ese contexto, Nietzsche formula en la última sección de El nacimiento de la tragedia una especie de ley ontológica fundamental para la relación de lo apolíneo y lo dionisiaco. “De ese fundamento de toda existencia, del fondo dionisiaco del mundo, sólo puede penetrar en la conciencia del individuo humano aquella medida exacta que puede ser superada por la fuerza de transfiguración de lo apolíneo”.

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