jueves, 1 de septiembre de 2016

Amistad

“Pero la amistad perfecta es la de los hombres buenos e iguales en virtud; porque éstos quieren el bien el uno del otro en cuanto son buenos, y son buenos en sí mismos; y los que quieren el bien de sus amigos por causa de éstos, son los mejores amigos, puesto que es por su propia índole que tienen esos sentimientos y no por accidente; de modo que su amistad permanece mientras son buenos, y la virtud es una cosa permanente”
Aristóteles, "Ética a Nicómaco"



El origen etimológico de la palabra amistad no ha podido ser determinado con exactitud. Hay quienes afirman que proviene del latín amicus (“amigo”), que a su vez derivó de amore (“amar”). Sin embargo, otros estudiosos afirman que amigo es un vocablo griego compuesto por a (“sin”) y ego (“yo”), por lo que amigo significaría “sin mi yo”. En todo caso, la amistad es una relación afectiva entre dos personas y una de los vínculos interpersonales más comunes que la mayoría de los seres humanos tienen a lo largo de su vida.
En griego “Filo” significa Amistad y Amor; en latín “Ami”, que proviene del Amor, significa Amistad.  Pero “Filo” también significa hilo o hijo, es decir, aquello que une, aquello que crece en uno, aquello que uno ve crecer y al que le aporta lo mejor de sí.
Aristóteles tenía un alto concepto de la amistad, tanto, que la consideraba una de las necesidades más importantes de la vidaEl concepto de amistad ocupa buena parte de una de las obras maestras de Aristóteles, “Ética a Nicómaco”. Para Aristóteles la amistad (philia) es una virtud porque es lo más necesario para la vida “nadie querría vivir sin amigos, aun teniendo todas las demás cosas buenas”.
 Según el sabio clásico, amistad es la condición de una vida feliz en comunidad, pues no hay vida humana feliz sin convivencia y la convivencia sin amistad no es convivencia plena y satisfactoria. Por eso el hombre feliz necesita amigos. Ahora bien, la amistad no solo es condición para una vida plena y feliz, es también complementaria a la justicia, en el sentido que en toda amistad hay consideración y respeto recíproco entre los amigos. Por eso entre ellos es difícil que cometan injusticia unos contra otros. Aristóteles defiende una amistad civil o política que se manifiesta como concordia entre ciudadanos y que es fundamental para la convivencia civil y base de la justicia. Hay concordia, nos dice, “cuando los ciudadanos están de acuerdo sobre las cosas que les convienen y las eligen, y llevan a la practica las cosas que acuerdan en común”.

Creía que un amigo se necesita más en épocas de riqueza que de pobreza, porque es imposible disfrutar de los bienes si no se los pueden compartir con quienes se aman, que a su vez son las personas más indicadas para ayudarnos a mantenerlos y a administrarlos.

También en la adversidad la amistad es un consuelo y una ayuda; cuando necesitamos un consejo que nos libere de cometer errores o cuando en la ancianidad las fuerzas nos abandonan.

Aristóteles consideraba a la amistad casi como una virtud pero reconocía que el amor es un sentimiento innato en el hombre que también existe en los animales.

Los verdaderos amigos tienen que albergar sentimientos de benevolencia recíprocos y ser personas virtuosas porque la virtud es algo sólido y duradero. Podrán tener confianza mutua, no desear hacerse daño y no acceder a la tentación de la calumnia. Esta es la amistad verdadera.

Los buenos amigos de esta clase también son útiles entre ellos y se agradan mutuamente, pero una amistad así es poco frecuente y lleva mucho tiempo lograrla.

La amistad tiene distinta forma y calidad cuando sirve al cumplimiento de algún objetivo. Querer a un amigo por interés o por placer es desear únicamente el bien personal y este tipo de relación es transitoria porque termina cuando dejan de ser útiles o placenteras.

Es igual al amor de pareja, los jóvenes se sienten atraídos hacia la pasión y el placer y caen de inmediato subyugados por ese sentimiento, pero así también cesan rápidamente de amar, porque esa es la forma en que se entiende el amor a esa edad.

Elegimos a nuestros amigos porque preferimos una forma de ser moral y porque tenemos la misma intención, que es la de hacerle el bien al otro y compartir cosas en común.

Aristóteles dice que no es posible tener muchos amigos de esta clase, igual que cuando amamos a una pareja tampoco se puede amar a muchas parejas a la vez; pero sí se pueden tener muchos amigos y también muchas parejas al mismo tiempo por interés.

La gran virtud de los amigos verdaderos es amarse mutuamente, la gran necesidad es que exista una relación de semejanza e igualdad entre ellos. La amistad por interés surge por contraste, precisamente para compensarse mutuamente lo que les hace falta.

La concordia entre amigos significa que los dos tengan la misma opinión en las mismas circunstancias porque comprende los intereses comunes y las necesidades sociales, al ser ambos voluntades de espíritus rectos que permanecen inquebrantables.

Se puede tener amigos verdaderos cuando uno es también amigo de si mismo, que es a quien por sobre todo se deberá amar.

Según Aristóteles el hombre de bien en cierto sentido es el más egoísta de todos los hombres, egoísmo noble muy diferente al que conocemos con otro significado.Quiere decir que haciendo el bien, ese hombre sin tener esta intención, obtendrá por añadidura un resultado que será de provecho propio, haciendo sólo lo que tiene que hacer, lo que su inteligencia y su razón le permite elegir.

Aristóteles desarrolló un concepto de amistad extenso y coherente con su cuerpo filosófico.
 De hecho, una de las bases de la amistad se basa en la comunión de intereses, si es amistad perfecta, que es la que consideramos como paradigma de la verdadera amistad, y esto ya no se tiene en cuenta. Las relaciones de amistad, al igual que la entera realidad, han quedado degradadas a simples relaciones de interés o utilidad.


De hecho, en una sociedad en la que prima el individualismo, la amistad queda reducida a un mero hecho, ya no necesario por la propia naturaleza del hombre que, tal como Aristóteles lo describió, es un “animal social por naturaleza”, sin un significado bien determinado y establecido, sino como una noción, que al perder su significación, ha quedado reducida a relaciones interesadas y utilitarias en las que el ser humano se ve reducido a lo que tiene y no a lo que es.
Por lo tanto, el problema que se ha radicalizado en la sociedad contemporánea es la pérdida del verdadero significado que implica una “amistad perfecta”, difícil de encontrar en días de utilitarismo e interés, en que un amigo es cualquier persona con la que compartir una borrachera o una noche de juerga, ya no es una relación íntima y duradera llena de virtud y justicia como describía Aristóteles, sino una impostura con la que fingimos no estar solos de cara a la galería, que es lo que realmente cuenta.
Pero al corazón no se le puede engañar...

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