«Los dioses habían condenado a Sísifo a transportar sin cesar una roca hasta la cima de una montaña, desde donde la piedra volvía a caer por su propio peso. Pensaron, con algún fundamento, que no hay castigo más terrible que el trabajo inútil y sin esperanza»
-Albert Camus-
Cuando era pequeña y miraba cómo mi abuela recogía y metía los platos en el lavavajillas, me intrigaba mucho qué quería decir con que eso era la "maldición de Sísifo".
Ya hemos visto que autores como A. Camus han hablado del mito de Sísifo como una metáfora de lo absurda que es la vida moderna. El trabajo en una fábrica o en una oficina es una tarea repetitiva, pero lo cierto es que el trabajo de un ama de casa es igual de inacabable e inútil en el sentido de que no hay un final ni un reconocimiento, y menos una remuneración.
Como Sísifo mi abuela tenía que llenar y vaciar el lavavajillas a diario, sin hallar un final a esa tarea repetitiva y tediosa, como todas las de la casa. Todas son labores con un resultado fugaz. La limpieza tiende inevitablemente a desaparecer y la suciedad reaparece inexorablemente. La comida se prepara, se come y hay que volver a comer, todo es un ciclo de repetición sin fin, con una gratificación momentánea y resultados casi inadvertidos.
Las amas de casa conocen el castigo del mito, y Camus lo traslada al "hombre absurdo"que trabaja en la sociedad moderna y que es finalmente un héroe. La labor interminable de las mujeres que siempre han llevado a cabo la ímproba tarea de hacer funcionar un hogar no es heroica ni es una metáfora, ni siquiera es reconocida.
Camus dice que "cuando Sísifo es capaz de reconocer la inutilidad de su labor, y tiene la certeza de cuál es su destino, se libera para notar lo absurdo de su condición, llegando al estado de aceptación, en la que “todo está bien y hay que imaginarse a Sísifo feliz"". Es cierto que en general la aceptación ayuda a llevar situaciones difíciles sin sufrir, pero no tengo muy claro que el destino de ningún ser humano sea trabajar en una oficina, en una fábrica o ser ama de casa. Sísifo mereció un castigo, ¿por qué los humanos tenemos que aceptar el castigo de las labores inútiles e interminables de la sociedad capitalista?, ¿acaso debemos aceptar nuestro destino como sociedad?
Desde luego, lo que sí sé es que a mi abuela llenar y vaciar el lavavajillas le parecía un castigo, como a la mayoría nos lo parece también.
El motivo del castigo al que fue sometido Sísifo no es mencionado por Homero, pero otras fuentes indican que Sísifo había revelado al dios fluvial Asopo que el autor del rapto de su hija Egina había sido Zeus; o que el castigo había sido a causa de su impiedad; o bien se debió a su hábito de atacar y asesinar viajeros. En el inframundo, Sísifo fue obligado a cumplir su castigo, que consistía en empujar una piedra enorme cuesta arriba por una ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la piedra siempre rodaba hacia abajo, y Sísifo tenía que empezar de nuevo desde el principio, una y otra vez. Así se cuenta en la Odisea. También se dice que aun viejo y ciego seguiría con su castigo.
De acuerdo con la teoría solar, Sísifo es el disco del sol que sale cada mañana y después se hunde bajo el horizonte. Otros ven en él una personificación de las olas subiendo hasta cierta altura y entonces cayendo bruscamente, o del traicionero mar. Welcker ha sugerido que la leyenda es un símbolo de la vana lucha del hombre por alcanzar la sabiduría. S. Reinach sitúa el origen de la historia en una pintura, en la que Sísifo era representado subiendo una enorme piedra por el Acrocorinto, símbolo del trabajo y el talento involucrado en la construcción del Sisypheum. Cuando se hizo una distinción entre las almas del infierno, se supuso que Sísifo estaba empujando perpetuamente la piedra cuesta arriba como castigo por alguna ofensa cometida en la Tierra, y se inventaron varias razones para explicarla.
En el siglo I a. C. Lucrecio interpretó el mito como los políticos que aspiran a un cargo, con la búsqueda del poder como una "cosa vacía", se asemeja a rodar la roca arriba del cerro. Albert Camus consideraba a Sísifo personificando el absurdo de la vida humana, pero Camus concluye que «uno debe imaginar a Sísifo feliz», como «la lucha de sí mismo hacia las alturas es suficiente para llenar el corazón del hombre». Albert Camus menciona poéticamente que la razón de su castigo obedece a su ligereza con los dioses, revelando sus secretos y prefiriendo "la bendición del agua a los rayos celestes".
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