jueves, 31 de octubre de 2019

El gato y sus orígenes. Domesticación.

Mucha gente, con más o menos buena fe pero mucha ignorancia, atribuyen al gato unas aspiraciones románticas totalmente antropomorfizadoras, dejando que vivan libres en la calle y alegando que tenerlos viviendo en pisos o casas es coartar su naturaleza y su libertad. 
Pero nada más lejos de la realidad. El gato doméstico es, como su nombre indica, doméstico, de domus, casa. Es un animal que ha evolucionado de otras especies salvajes por la influencia del ser humano hasta ser otra especie nueva que vive en el entorno urbano y en las inmediaciones de los sitios donde hay humanos. Por lo tanto, al estar domesticado y distar de sus antepasados salvajes, estos animales están vinculados a nosotros, a nuestra Historia y cultura como Homo sapiens y a nuestras vidas, nos guste o no. Por ellos somos responsables de cuidarlos y de darles las mejores vidas posibles dentro de sus características domésticas.

Se cree que la domesticación del gato comenzó entre el 7500 a. C. y el 7000 a. C.
El gato doméstico pertenece al género Felis desde que Carl von Linneo describió por primera vez en 1758 como Felis catus en la trigésima edición de su Systema naturae, pero su posición en la clasificación de los seres vivos cambió mucho.

Los gatos actuales comparten un antepasado común que probablemente esté relacionado con los miacis. Estos pequeños carnívoros de los bosques aparecieron hace alrededor de 60 millones de años y tenían la velocidad y la talla de las jinetas actuales, con un cuerpo alargado y una larga cola. Quedan pocos fósiles en el hemisferio norte. El origen de los felinos está mal documentado en el registro fósil ya que los antepasados de los félidos vivían normalmente en zonas tropicales, que no ofrecen buenas condiciones para la fosilización. Las especies desaparecidas consideradas más cercanas al antepasado de los felinos serían el proailurus (pequeño carnívoro europeo y arborícola aparecido hace 40 millones de años) y el pseudaelurus que vivió hace de 8 a 20 millones de años en Europa y en Asia, y de los que se separaron los felinos actuales hace 10,8 millones de años.
Unos diez millones de años a.C. formaron la raíz de los félidos modernos, favorecidos por las estepas y las sabanas, ricas en presas herbívoras. El linaje de pequeños y grandes felinos aparece hace cinco millones de años; originarios de Asia, se dispersan por todo el mundo en el plio-pleistoceno, excepto en Australia y Madagascar.



En 2006 se realizaron trabajos sobre los cromosomas sexuales y el ADN mitocondrial de todas las especies de felinos, conjugados con investigaciones paleontológicas, que revelaron que el linaje del gato doméstico (Felis catus) ha divergido verdaderamente hace 3,4 millones de años, en el plioceno, en los desiertos y bosques densos de la cuenca mediterránea. En 2007 se llevó a cabo otro estudio molecular sobre 979 individuos de gato de las arenas y de gatos salvajes de diferentes subespecies en el que el gato doméstico ha permitido mostrar los vínculos entre el gato salvaje africano (Felis silvestris lybica) y el gato doméstico: éstos se habrían separado hace alrededor de 130.000 años.
Los primeros descubrimientos paleontológicos sitúan los primeros focos de domesticación del gato en Egipto hacia el 2000 a.C., pero el descubrimiento en 2004 de los restos de un gato al lado de los restos de un humano en una tumba en Chipre aplaza el inicio de esta relación de 7.500 a 7.000 años a.C. Esos datos indicaban que esta se había producido durante el Neolítico en Oriente Medio y la región conocida como el Creciente Fértil, donde se originó el cultivo de los cereales. 
Hubo cinco domesticaciones distintas del gato del desierto, hace entre 8.000 y 10.000 años. El gato doméstico no es la única especie entre los Felinae usada como animal de compañía, el gato del desierto y el puma yagouaroundi están o estuvieron domesticados para cazar ratones y ratas.



Los investigadores han identificado cómo se propagó el felino a partir de una segunda ola de la domesticación que comenzaría en Egipto en la antigüedad (aproximadamente, entre los años 700 a.C. y 300 d.C.). Durante este período, el gato egipcio se convirtió en un fenómeno de moda debido a que su comportamiento se volvió más familiar. De acuerdo con los autores, ese gato se extendió hacia Europa mientras seguía a los humanos durante sus intercambios comerciales por tierra y mar. Lo volvemos a encontrar primero en Grecia, más tarde en el Imperio Romano y después en toda Europa. Los arqueólogos han descubierto un representante de la línea egipcia incluso en el puerto vikingo de Ralswiek, que funcionó entre los siglos VII y XI.



El proceso de domesticación del gato no causó grandes cambios morfológicos, fisiológicos, conductuales o ecológicos en el gato salvaje africano, a excepción del pelaje. A diferencia de los gatos monteses, a menudo atigrados, los gatos domésticos con frecuencia son moteados. Se trata de un un rasgo seleccionado que es visible desde finales de la Edad Media. El gato se distingue pues claramente de otras especies domesticadas, como el perro, que presenta numerosos caracteres diferentes respecto al lobo. Lo mismo se constata si se comparan los genomas actuales de las subespecies salvaje y doméstica: se observan pocas diferencias, probablemente porque se producen muchos cruces entre ambas.


Los asentamientos agrarios y el mantenimiento de ganado implicaban la presencia de graneros y establos, y el ratón, Mus musculus, rápidamente se adaptó a este medio. En esta misma época, los ratones aborígenes se convirtieron en ratones comensales que vivían en las casas. Protegidos así de sus depredadores habituales, podrían haberse convertido en una plaga problemática a juzgar por las cantidades masivas de esqueletos de ratón halladas en los sótanos de asentamientos en yacimientos arqueológicos de oriente medio Un investigador murino ha sugerido que es posible que el gato fuese domesticado para combatir las epidemias de ratones. Esta teoría, aunque posible, implicaría más propósito en la acción del hombre del que probablemente tuvo. Es posible que se criasen gatitos en cautividad, dependiendo de cuanto se hubiese adaptado el gato al hombre. Es sencillo postular que los gatitos más mansos de entre todos estos gatos se quedaron, mientras que los más salvajes se escaparon, y así el gato entró en la domesticación. Es imposible dar fechas concretas, pero el concepto anterior implica que debió ser un proceso irregular y probablemente extendido durante un período largo de tiempo. También es posible que un gato semi-salvaje encerrado en un granero controlase la actividad de la población de ratones.


La ruta biológica que siguió la domesticación del gato puede ser una o varias de las siguientes: (1) una forma de neotonía en la   que las características juveniles persisten en el adulto, particularmente las que tienen que ver con el comportamiento, haciendo al animal proclive a la dependencia de otros, (2) Una modificación del equilibrio hormonal, principalmente mediante la reducción en el tamaño de las glándulas adrenales y de sus secreciones, y (3) una reducción en el tamaño del cerebro, disminuyendo la sensibilidad  del animal a los estímulos no congeniales. Es posible que las rutas (1) y (3) estén correlacionadas, así como la existencia de una interrelación de las tres en mayor o menor grado.

El primer inventario de razas de gato fue efectuado por el naturalista sueco Linneo, en él distingue cuatro grandes razas de felinos: Catus domesticusCatus angorensisCatus hispanicus y Catus coeruleus. Esta clasificación permanecerá hasta la mitad del siglo XIX, cuando la felinotecnia moderna, en Inglaterra, modificó este orden. El tratado de zootecnia especial de Cornevin de 1897 añade a la lista una raza de gato chino de orejas caídas, que se parecía al Scottish Fold, pero que ya ha desaparecido, una raza de Japón que se parecía al actual bobtail japonés, y una raza sin cola, llamada hoy en día Gato Manx.La raza española desapareció a principios del siglo XX, y se incorporó al gato doméstico. Pero se añadieron las razas persa y abisinio. El número de razas no dejó de aumentar hasta ahora, ya que pasamos de tener ocho razas en 1900 a tener de 25 a 30 en 1989, y cerca de cien a principios del siglo XXI.
Felis Sylvestre Lybica

Referencia: «The palaeogenetics of cat dispersal in the ancient world», C. Ottoni et al., en Nature Ecology & Evolution, vol. 1, artículo n° 0139, 2017.

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