viernes, 1 de abril de 2016

Mundo seco

Acabar con todo

Dame, llama invisible, espada fría, 
tu persistente cólera, 
para acabar con todo, 
oh mundo seco, 
oh mundo desangrado, 
para acabar con todo. 

Arde, sombrío, arde sin llamas, 

apagado y ardiente, 

ceniza y piedra viva, 

desierto sin orillas. 


Arde en el vasto cielo, laja y nube, 

bajo la ciega luz que se desploma 

entre estériles peñas. 


Arde en la soledad que nos deshace, 

tierra de piedra ardiente, 

de raíces heladas y sedientas. 


Arde, furor oculto, 

ceniza que enloquece, 

arde invisible, arde 

como el mar impotente engendra nubes, 

olas como el rencor y espumas pétreas. 
Entre mis huesos delirantes, arde; 
arde dentro del aire hueco, 
horno invisible y puro; 
arde como arde el tiempo, 
como camina el tiempo entre la muerte, 
con sus mismas pisadas y su aliento; 
arde como la soledad que te devora, 
arde en ti mismo, ardor sin llama, 
soledad sin imagen, sed sin labios. 
Para acabar con todo, 
oh mundo seco, 
para acabar con todo.

Octavio Paz

En este mundo seco y desangrado la soledad sin margen invade periódicamente a las almas más frágiles, y entonces vivir se hace insoportable. Salir a la calle se hace insoportable, ver a la gente escupir, empujarse en el metro, carcajearse sin pudor se hace insoportable.
Encerrarse en tu despacho es el único medio para salir indemne de tu jornada laboral, porque el contacto con otros seres humanos  cuyo único anhelo es salir a tomar un café o presumir de un color de lápiz de labios resulta insoportable.
Insoportable, insoportable todo.
Terriblemente insoportable y solitario.

No hay comentarios:

Publicar un comentario